Partida Rol por web

Tras un largo viaje al fin habiais llegado a vuestro destino. Todos y cada uno de vosotros habeis sido convocados a la orbita baja de Escitilia, por orden inquisitorial. Algunos ya os haceis a la idea de por que se os a invocado, otros pensais que lo sabeis y otros... Simplemente sabeis que si la inquisición requiere vuestros servicios no puede ser nada bueno y tan solo quereis no pensar en ello.

De unos pasillos y de otros veis surjir a unos y otros con los cuales pareceis compartir destino. El grupo al completo parece constar de 7. Llegais a una enorme puerta y un ojo cristalino artificial parece observaros con detenimiento. Finalmente una mecanica voz anuncia.

-"El inquisidor Vloss les espera, por favor avancen."

La puerta se abre y comenzais a caminar por un pasillo que huele a lejia y a asepsia. El pasillo consta de 3 luces cada medio metro aproximadamente, luces que se van encendiendo mientras caminais y se apagan tras de vosotros de forma desconcertante.

El caminar parece eterno, y no podeis evitar la curiosidad de curiosiar a vuestros compañeros y ver su actitud.

Quintos observó con atención el orbe cristalino, escuchó la voz, pero detrás del mundano sonido percibió el siseo de la electricidad, el esfuerzo del metal, el lamento del silicio.

Avanzó junto a sus compañeros, aunque no les prestó mucha atención. Solo eran mortales de carne y hueso, y poco le importaban a él tales seres; era un elegido del Omnissiah y como tal conocía el secreto del Maquinus, el Ser Verdadero.  

Lucius avanzó por el interminable pasillo apoyándose en su bastón y respirando con dificultad. Sus cansados ojos se centraron en sus acompañantes: ¿Por qué diablos van ha hablar con todos a la vez? Creía que iba a ser una reunión privada. ¿Qué tenía que ver él, un Psíquico Imperial Autorizado con tan dispares humanos? Su mirada se detuvo unos instantes en la despampanante mujer de pelo negro. Nunca había sentido atracción alguna por ninguno de los géneros de ninguna raza de la galaxia; pero no le parecía la vestimenta adecuada para un lugar como este.

Vloss... ¿Dónde había oído ese nombre? Maldita sea. Estaba cansado del viaje y su mente no podía pensar con claridad.

El psíquico introdujo su mano izquierda en uno de sus bolsillos y acarició algo que había allí; aquello le daba tranquilidad. La túnica raída que vestía onduleaba con cada paso de su encorvado cuerpo. Sobre esta, lucía un abrigo con más de un remiendo. El frío del espacio no era de su agrado; le calaba los huesos y le permanecía allí durante días. Las extrañas luces que se enciendían y se apagaban reflejaban las horribles y diminutas cicatrices que recorrían las escasas partes visibles de su cuerpo.

Arelix avanzaba por el pasillo con calma como quien suele pasear por un lugar que ya conoce. Al cruzarse con el resto de visitantes esta no media palabra, sin embargo no puede contener una sonrisa de medio lado al ver a uno de sus antiguos hombres y compartir una mirada de complicidad.

El aspecto de la asesina seguía siendo el mismo, pelo blanco por el constante estres y peligro de muerte que vivía a lo largo de su vida aun tratándose de una mujer joven. De verdes ojos felinos y colmillos afilados, aunque esto ultimo no se percibía a no ser que sonriera, cosa que no resultaba nada alentador pues era signo de que su retorcida mente tramaba algo.
Su rostro parecía mas cansado tras el trauma sufrido en la mina. En realidad, de quienes consiguieron volver, ninguno fue el mismo de antes...

Mas engendros deformados. Aun recuerdo aquel tecnosacerdote que no paraba de ajustarse sus conectores cerebrales... Veremos si estos son mas inteligentes que el difunto Algus o si correrán la misma suerte...

Devi vio a otros miembros del supuesto equipo, no conocía a nadie, pero eso a la inquisidor le daba igual, la cuestión era que actuaran como un equipo, como un puño golpeando al hereje, al demonio o lo que fuera en cada momento, yo no tenia otra posibilidad, o me unía o me eliminaban, así que me uni, que sino, al menos había salido de aquel agujero que llamaba mi hogar, pero que cuando Litius se fue, casi dejo de serlo, aunque aun lo llevo conmigo y espero que me proteja desde allá donde este pienso mientras me palpo el medallon que llevo en el pecho.

Veo pasar un hombre maquina, no había visto nunca uno, pero había oído hablar de ellos, se decía que se quitaban partes humanas por piezas metálicas, debían de estar muy locos para hacer una cosa así, pero bueno, era su cuerpo no el mio.

Después pasaron mas compañeros, entre ellos una chica que tenia una mirada muy fría, contrastando con la miá, pero bueno, tenían una reunión que tratar, así que me abrocho hasta arriba la chaqueta de cuero, donde rezaba por detrás “Las águilas de acero”, identificación de donde venia, era el único recuerdo de mi vida pasada junto a el medallon con mi querido Litius.

sin mas me encamine detrás de algunos que habían empezado a andar, mientras intentaba recordar quien era esa persona que nos había llamado, pero no lograba recordar si lo había oído alguna vez.

Erick caminaba mirando de reojo a sus acompañntes de pasillo. Una sonrisa cruzó de lado a lado su cara cuando vió a Arelix, nunca supo nada de ella cuando acabaron la anterior misión, y sin embargo allí estaba. Los demás eran aburrido hombres de palabras, escepto uno que parecía que también era un Guardia Imperial, posiblemente nos llevemos bien, pensó el robusto hombre.

Pero sus ojos se posaron en la chica que llevava esos grandes melones. Su sonrisa se hizo mas amplia. Tuvo que contener el impulso de soltarle algún piropo, estaban cerca de la reunión, y debía de seguir el protocolo.

Ya era hora de volver a la acción. - Dijo susurrando, como pensando consigo mismo.

Que variopinto grupo... o tal vez sea solamente la falta de costumbre, tantos años en el Mundo Forja. Quintos observó con maleducada fijeza a la mujerzuela, quien incómoda se sube el cierre de la campera. Algo se revolvió en su interior, algo primitivo que creía desterrado al renunciar a la carne. Recitó para sus adentros el Rito del Bloqueo (conocido como La Pantalla Azul frente a tus Ojos, el origen del nombre perdido en el olvido de los tiempos), mientras volvía sus circuitos neuronales hacia el hombre que los esperaba. 

El hermano Nicholas se ajustó los pesados guantes por enésima vez. El viaje desde la estación orbital había sido largo y tedioso, y aunque lo había soportado con gusto como una prueba más de su devoción por el Emperador, no podía evitar sentirse algo molesto porque su eminencia el inquisidor Vloss hubiese creido conveniente reclutar a aquella cuadrilla de blasfemos arrogantes

Deben de estar mal ajustados En general el novicio desconfiaba de todo aparato mecánico que necesitase de más de un botón para encenderse o de un gatillo para disparar. Cierto era que a veces algunas de esas maravillas de la tecnología eran útiles, pero aquellos de fe débil corrían el riesgo de salirse del verdadero camino del Señor, corrompiéndolo y mancillándolo con aquella insana adoración a las máquinas Quizás aún estén a tiempo de salvarse...

Su elaborada túnica ondeó tras de él cuando aceleró el paso para ponerse a la altura del tecnosacerdote. De un sólo vistazo pudo comprobar que, aunque su altura era similar, sus hombros eran mucho más anchos y su pecho más musculoso que el de su perdido homólogo Brazos fuertes fruto del trabajo duro, no esos atrofiados injertos neumáticos que tanto veneran los hombres como él

Hermano, ¿Quieres que recemos juntos? -le abordó con amabilidad al observar que este movía los labios en una silenciosa plegaria- Tus ojos están empañados por el humo de las máquinas a las que tantos ruegos dedicas, pero yo puedo guiarte de nuevo a la gracia del Emperador

Quintos se vuelve hacia el clérigo que caminaba a su lado. Su voz, sonando como una radio mal sintonizada mientras una uña se desliza por una pizarra, rebotó innumerables veces en las desnudas paredes del pasillo.

# Hermano, que dicha encontrar a alguien de Fé en este lugar.# Sus ojos se dirigieron rápidamente hacia los demás, mitad recelo, mitad autosuficiencia. #Pero se equivoca, Hermano, mis ojos no están nublados. Solo veo al Grandioso Emperador en su faceta más pura, como el dador del Omnissiah a la Humanidad.#

Inclina la cabeza en señal de saludo, la capa roja revolotea ligeramente a su espalda. #Pero parece que he perdido mis modales. Mi nombre es Quintos Ignace, hijo de Ignace, Servidor del Omnissiah, Adepto del Mechanicus, Mecartesano de Belatane.#

 Inquisidor Valdruk Vloss del sagrado Ordo Xenos.

Es uno de los mas jovenes y recientes Inquisidores, por lo que muchos dicen que aun se esta esforzando por mantener y demostrar que su ascenso al cargo estaba mas que merecido. Entrenado en las artes del Asesinorum, es un psiquico autorizado, por lo que fue un arma excelente para erradicar a los Xenos que se consideraban peligrosos.

Segun cuentan, aunque en batalla sus tacticas parecen un tanto inefectivas, inexplicablemente al final terminan por funcionar.

Por fin el largo pasillo, termina frente a una puerta metalica que se abre sin el menor de los sonidos. Ante vosotros podeis ver un despacho que en contraste con el pasillo parece enorme. Por toda la habitacion montones de objetos levitan de un lado para otro, desde servocraneos hasta placas de datos que van de unas estanterias a otras. En el centro del pasillo tras una mesa adornada con el Aguila Imperial se encuentra Vloss.

Su mirada no parece prestaros demasiada atencion mas entretenido en el ir y venir de objetos. Su ojo izquierdo es un implante cibernetico, bastante parecido a una mezcla entre el ojo humano y a un objetivo de un camara. Otro rasgo a destacar es su brazo derecho, la punta de los dedos de cada una de su mano parecen ser terminaciones mecanicas, como si la piel solo fuese un guante puesto sobre una mano metalica, esta mano no deja de mover los dedos en diferentes patrones que suponeis es lo que orquesta el movimiento de objetos por la habitación.

Viste un pesado uniforme negro claramente marcado con la "I" que le marca como un inquisitor. Sus ojos, cansados tras a saber cuantas noches sin dormir, os miran durante un instante casi atravesandoos.

-Por favor, tomen asiento, enseguida les atendere.

Efectivamente en la habitacion se pueden ver exactamente 7 sillas.

En silencio, observando atentamente a los servocráneos voladores y los artefactos maravillosos que posee Vloss, así como al Inquisidor mismo, Quintos se sienta en una silla acomodando con ceremonia los pesados ropajes. 

Erick se presentó, saludó marcialmente y se sentó a ver que es lo que tenían que hacer esta vez... Esperaba algo interesante que condujeran a tiros y sangre por todas partes...

Raven sonrió mirando al inquisidor, era una sonrisa  como de satisfacción que no podía ocultar, tambien había un ligero toque de diversion en su mirada. Parece que esta reunion aun le va a divertir, aunque no tiene pinta de ser muy listo.

Arelix sigue caminando asta el asiento mas a la derecha, pasando de largo los chismes que revolotean a su alrededor sin mirarlos.

¿Es su forma de impresionar a la visitas? Podría dejar de jugar de una vez con sus marionetas, no he venido asta aquí para ver su función...

La asesina se sienta posando una pierna sobre la otra y cruzándose de brazos esperando a que el Inquisidor se digne a empezar con la reunión.

El psíquico avanzó hasta la silla libre más cercana y saludó con la cabeza al Inquisidor antes de sentarse con un suspiro. Miró a sus variopintos acompañantes y se preguntó si el Inquisidor dejaría su "truco" y les explicaría que hacían allí. <<No me impresiona usted, Vloor- pensó Lucius-Yo también se hacer eso>>

Tras unos minutos de ir y venir de objetos todo queda por fin, aparentemente organizado y tan solo un par de servocraneos planean por el lugar atentos a todo cuanto ocurre y se dice en la habitacion.

-Siento haberles hecho esperar, al parecer su transporte se adelanto y yo tenia que finalizar una tareas, pero tampoco queria hacerles esperar asi que lo mejor sera que vallamos al grano.

Toma asiento en el sillon tras la mesa, su mano derecha no deja de mover los dedos como si estuviese contando algo, una compulsión un tanto molesta que hace que el ruido de fondo de su discurso sea un repetitivo "Click, click, click" producto del entrechocar de los metales en su mano.

-Imagino que se preguntaran por que estan aqui, todos y cada uno de ustedes a trabajado para mi con anterioridad. Algunos de forma consciente -Con un gesto de la mano señala a Erick y Arelix- y el resto de forma indirecta. La cuestion es que he seguido sus progresos... Mas bien me los han transmitido y les creo capacitados para realizar un encargo en pro del Emperador.

Toca uno de los botones de su escritorio y un holograma crea ante vosotros un informe, de forma que lo podais leer. El Inquisidor queda al otro lado del holograma de forma que adquiere un tono grisaceo al versele atraves del mismo. Prodece a resumiroslo.

-Los oficios inquisitiorales de Escitilia han recibido una petición formal de ayuda enviada desde el asentamiento de Desesperanza, en el planeta Iocanthos. Aunque vagos, el informe sugiere la proliferación de disturbios de naturaleza sospechosa, posiblemente causados por psiquicos o relacionados con la disformidad, en las inmediaciones de una nueva catedral en honor a San Drusus. La catedral se halla en el corazon del lejano puesto avanzado y su finalizacion contribuira a fortalecer la fe imperial en ese problematico mundo.

Se os pide... Se os exige -Rectifica- que viajeis al planeta Iocanthos, donde ayudareis a un agente inquisitorial de mayor graduacion, el vidente Aristarchus, a investigar estos incidentes y garantizar que la consagracion de la catedral proceda segun lo planeado. Vuestro principal objetivo sera recabar informacion sobre todo fenomeno acaecido y, si fuera menester, eliminar cualquier amenaza que encontreis. Mientras dure esta mision, Aristarchus tendra el honor de lideraros en mi nombre. Servidle bien y demostrale la misma lealtad que me mostrariais a mi, un inquisitor al servicio del Dios Emperador.

Se os obsequiara con unos pasajes para el carguero Cielo de Bronce, que partira de inmediato rumbo a Iocanthos, durante el viaje tendreis tiempo de conoceros mejor.

Es imposible aterrizar cerca del lugar de los incidentes debido a su localizacion geografica y la posible hostilidad de los nativos. En su lugar descendereis en Puerto Amargura, el principal puesto imperial avanzado en el planeta y os reunireis con Aristarchus alli. Los preparativos para transportaros de Puerto Amargura a Desesperanza se estan tramitando en estos momentos.

El holograma desaparecio y su mirada se quedo fija en cada uno de vosotros, estaba claro que negarse no solo no era aconsejable, sino que directamente no era una opcion.

-¿Alguna pregunta?