Partida Rol por web

La ceja de Reedie se arqueó al ver al mediano pasear por toda la celda. Primero observando y toqueteando la puerta, luego hablando con un ser repugnante y finalmente su curiosidad por esa palanca.
El singular bardo se levantó y hablo con el jorobado feo y deformado.
Monstruo, ¿acaso no te dejan abrir la puerta? ¿Tan en baja estima te tienen? ¿A que te dedicas a limpiar las celdas? Creo que con ese palo podrías dar una paliza a ese mediano o mira también tienes a un enano al que apalizar. ¿A cuántos enanos tendrás la ocasión de apalizar? Ojalá yo tuviese un palo...

Miro desde el fondo de la celda toda la escena, conversación incluida, pero cuando Galbin empieza a maquinar doy un paso al frente y me dirijo en tono amable.

- No creas que yo no estoy cansado tambien de estas cuatro paredes, y que mi fe en la justicia de gondor mengua con cada minuto que paso aqui, pero si traspasamos esa puerta por nuestra cuenta seremos culpables de fuga, demostremos mas tarde o no que somos inocentes del asesinato. Pensemoslo bien compañeros.

Tras decir esto me cruzo de brazos esperando las opiniones de los demas, hemos llegado aqui juntos y decidiremos como proseguir de la misma forma.

El individuo peculiar apenas se había alejado, y ya se Oyen ruidos de placas repicando, en poco un regimiento de Guardias se presenta ante vosotros, para evitar problemas de manera organizada os van sacando uno a uno y os conducen a un transporte un carro de madera con una caja en la que apenas caben sentados en la que solo hay alguna grieta.

Las ganas de golpear del Fongo son recompensadas según pasa el mediano y el enano les golpea con ganas resultado del recién incitado soneto.

Los pjs han pasado todo el día en el improvisado calabozo cuando varios soldados de
Gondor, con peores pulgas si cabe que los de la posada, los sacan poco menos que a
patadas de allí. Sin apenas mediar palabra, los soldados suben a los pjs a unas carretas
que estaban preparadas en la puerta de la Hostería Vieja.
El traqueteo de la carreta es molesto. Las empedradas calles de la Ciudad Blanca
parecen no estar adaptadas a ese tipo de vehículos. Una pequeña rendija que hace las
veces de ventana permite ver a los pjs cómo la carreta accede al segundo nivel de la
ciudad. Allí, entre las miradas curiosas de los lugareños, la carreta accede a un edificio
con un amplio patio. Los pjs bajan de la carreta con la escolta de los soldados. Unos
cuantos guardias del edificio se acercan extrañados a los soldados que han traído a los
pjs. Ante la atónita mirada de éstos, los soldados comienzan a atacar a los guardias.

Los guardas nos escoltan hasta el carruaje, por el camino el deforme individuo golpea al mediano y al enano. Parecía que si que tenía ganas de golpearlos Uy dice Reedie, sabiendo que el tenía parte de culpa. Cuando golpea al enano una risita se le escapa. Adios deforme! se despide cortesmente el bardo. Perdona mediano. Esos palos no quedarán sin recompensa. Susurra sutilmente al oído del mediano. Sintiéndose un poco culpable. Al enano no le daba tanta importancia, la vida ya le daba muchos palos y seguro estaba acostumbrado. Además como bien le dijo en la taberna... no quedaría sin castigo sus amenaza. 

Cuando llegan los individuos comienzan a atacar a los guardias. Reedie mira al enano y le dice. Bien, ¿no querías pelea? ¡Aquí la tienes maese Dwalin! Esperando que este se desahogase todas sus fuerzas contra alguno de sus captores.

Y tras nuestro transporte... ¡Sorpresa!.
De pronto, en lo que parece el patio de una de las fortificaciones del primer nivel, se arma un combate. Nuestra escolta, a la que ya miraba con franca desconfianza, comienza a atacar a los defensores del bastion.
Y por mi parte, ya no son necesarios mas estímulos.
¡Que nuestros escoltas, sean nuestro objetivo!
Y sin mas preámbulos, aprovechando que uno de nuestros guardias se halla enzarzado en combate con uno de los defensores, cargo contra el con la intención de estamparlo contra el suelo.

"Maldito bastardo" Pienso al notar el golpe de Fongor, me rasco la cabeza tras ello. Al parecer nos transportaban para ser juzgados, bueno ahora veriamos cual seria nuestro futuro. Nos llevan en una carreta algo deteriorada pero que hacia su trabajo. En el recorrido no puedo evitar cierto nerviosismo, que futuro tendriamos con un juez o jurado de esta ciudad si ya habiamos sido acusados y casi declarado culpables por toda la gente con la que nos hemos cruzado, seguia ensismismado en mis pensamientos cuando de repente se para la carreta."Ya hemos llegado".

Al bajarnos tardo unos segundos a acostumbrarme a la luz, pero a los pocos segundos veo que estamos en un patio de algun edificio, unos hombres se acercan a los guardias e increiblemente les atacan. "¿Pero que pasa aqui? ¿Que hacen esos locos?, a lo mejor era gente que queria tomarse la justicia por su mano, pues conmigo que no cuenten." Pienso rapido cuando veo que nuestra escolta va hacer frente a los atacantes trato de hurtar un arma del mas cercano a mi "Una daga o algo que sirviera de arma me vendrda de perlas." Y luego claramente que me esconderia bajo el carro aprovechando este ligero caos, al menos hasta comprobar la situacion y buscar una posible salida.

Sigo la estela de Eldacar y le cubro las espaldas propinando un puñetazo al primer guardia que se nos aproxime.

- No entiendo del todo cual es la situación, pero estoy contigo gondoriano.

Que no se diga que no me apunto a una buena pelea.

Soov espetó a sus compañeros mas beligerantes: Locos, ¿estar desarmados y querer combatir? Mejor buscar armas y coger posadero y cara-orco de palo y dar merecido. Soov se pasó el dedo por el cuello de forma siniestra cuando dijo lo de "dar merecido"

Dicho lo cual miró a su alrededor buscando la ocasión de escapar o de conseguir un arma que les pudiese valer a alguno de sus compañeros o a el.

En cuanto entran en la plaza el líder de los guardias de la Torre blanca, que son los que os custodian, grita.

Son los Lobos de Harad, ¡acabad con ellos!

Empiezan a caer de ambos bandos y pronto la sangre corre es cuando os dais cuenta que tanto escapar, como unirse a algún bando os puede veneficiar mas que no quedarse sin hacer nada.

alguna espada ancha y escudo caen por el suelo y las fuerzas de ambos lados parecen equilibradas.

Un guardia da un grito diciendo que son los lobos de harad, ni idea de quienes son esos, pero si veo que se esta produciendo una carniceria, gente de ambos bandos caen soltando armas en el suelo, con un poco de suerte quizas pueda hacerme con una de ellas y luego ver que hacer, estaba claro que en un mano a mano lo pasaria mal asi que trataria de tomar alguna ventaja, pero lo primero era tomar un arma si era posible a distancia sino lo que fuera. "No habia sobrevivido a tanto por enfrentarme cara a cara al enemigo si podia elegir una opcion mejor."

Reedie escucha paciente a todos sus compañeros. Calmémonos, no creo que debamos... Uy! Este tiene un arco una espada ancha. Mira que bien. El elfo elegante y sosegadamente se acerca a unos de los soldados muertos, coge su arco y le quita su carcaj ¿Me la prestas? Yo creo que sí. Le dice con una sonrisa... Reedie se espera a ver que hacen sus compañeros, sin duda no quiere ser el que se ponga a dar palos sin venir a cuento. Lo que si que hace es alejarse de la acción ponerse detrás de todos su compañeros, así si alguno de los lobos o de los soldados quiera zurrarle tenga que pasar por todos sus compañeros antes de llegar a él. Observa el entorno en busca de un sitio de privilegio para lanzar flechas, que cueste acceder sin recibir una flecha. Si es en alto mejor.

Soov se deslizó hacia un lateral y después avanzó sigilosamente hacia uno de los cadaveres al lado del cual se tiró pretendiendo estar muerto también. Mientras todo el mundo combatía a su alrededor el le rebuscó de arriba a abajo en busca de algo que pudiera servir para defenderse.

Su estratagema tuvo éxito y sacó una espada ancha y un escudo del cuerpo exánime. Pero enseguida pensó ¿Por que quedarnos aquí? Puede tener algo más de valor. Y registró más a fondo el cuerpo en busca de la bolsa o algun otro objeto que pudiera ser valioso.