Partida Rol por web

El señor Vanzetti comienza a ruborizarse ante la velada reprimenda del rector.
Sss... señor Mattieson, yo... yo, eh... no era mi intención... uffff, no... comprenda que...
Finalmente se hace el silencio en sus labios. Con rostro pálido e indispuesto, se agacha a recoger su sombrero del suelo, y se lo vuelve a calar profundamente. Pasado un rato, cuando se siente más tranquilizado, comenta:
[b]Y diganos, señor Mattieson, ¿dice que el Dr. Jones no contribuye mucho a calmar nuestros recelos? Dice que no todos nosotros hemos sido sometidos a un análisis, ¿cree que habría alguna posibilidad de verle ahora? ¿Y qué me dice de someternos a sesiones de hipnosis regresiva, se ha dado el caso, o se podría practicar?

al conocer la terrible história, me cubro la cara con las manos y comienzo a llorar.
buaa, buaaa, pero ¿por qué? ¿quién puede querer hacernos esto?, buaa, buaa

Al escuchar al rector el nombre de una señora Davourier me quedo muy sorprendido y mi cara muestra una total falta de color ...

Como dice señor que hay una señora Davourier , ¿ y donde esta ? , no la recuerdo , ¿es mi hermana , mi mujer , mi madre , mi hija ? , como no la recuerdo ...

esta revelacion me deja perplejo pero aún así reuno fuerzas para preguntar

Señor dice que llevamos un tiempo aquí que los demas ya han comenzado a investigar pero ¿que hemos hecho nosotros en este tiempo ?
o es que cada dia olvidamos todo o hemos estado durmiendo todo el tiempo ... creo que seria necesario poder hablar con todos a ver si podemos poner en común lo que han descubierto... eso o bien comenzar nosotros a investigar en esos objetos a ver que nos llevo a ir a buscar algo en Mexico

La historia ha vuelto a dejarme sin habla, el horror del tatuaje en mi piel hace que me entren ganas de arrancarme la piel, pero mis manos solo consiguen agarrar el cuello de mi camisa y apretarlo, como queriendo esconder la marca de mi pecho:

-Sr. Mattieson, pido mil disculpas por mi anterior comportamiento. Si toda la historia es cierta, y me parece más inverosimil que alguien pueda inventar algo semejante, usted y la universidad se han comporado como ninguna otra institución lo hubiera hecho. Creo que hablo por todos nosotros al agradecerle toda su ayuda y la que está dispuesta a ofrecernos con la investigación de nuestro caso.

Me quedo por un momento pensativa:

-Lo que no entiendo muy bien es algo que mi... tío- dirijo una tierna mirada a Gianni Vanzetti -ha dicho, los demás parecen habr recuperado la memoria, ¿porqué nosotros seguimos así de estancados? no cre que sea por negarnos a un chequeo por parte del Dr, Jones.

Me quedo sin habla durante un rato, al escuchar hablar sobre el tatuaje noto como mi sangre fluye por mi pecho y al llevarme la mano siento la marcas debajo de la blusa.

...bueno...otra más...no creo que esa preocupe a la gente más que las de mi cara...

- Dis...dis...disculpe el comportamiento de...de...de mi...¿hermano? - al decir esto agarro la mano de Gianni con la poca fuerza que tengo, me siento más segura - Esto es...es...muy difícil de asimilar...

Desorientado ante los súbitos sollozos de Fátima, Gianni duda por un momento si acerarse a consolarla, pero finalmente pierde la atención en ella cuando el rector responde a la pregunta del señor Homburg.

El súbito contacto de Anna sobre la deteriorada piel de su mano le hace sentir incómodo, y por un instante hace un ademán de apartarla. Sin embargo, acaba agarrándola también con fuerza.
Esa es una buena pregunta, señorita Vanzetti... ehm o, quiero decir... Anna...- dejando estar el desafortunado comentario, se dirige hacia el señor Mattieson- ¿No hemos investigado nada por nuestra cuenta en estos días, ni hemos recuperado ni un sólo recuerdo de nuestra anterior vida? En mi cuarto, y creo que en el de cada uno de nosotros, había una libreta. No puede creerme que en todo este tiempo no haya escrito ni una sola anotación... Deja caer esto último penstivamente, más como un comentario que queriendo mostrar escepticismo realmente.

El sr. Vanzetti está relajado mientras te dice esto, y tiene una increíble sangre fría al respecto; crees que es muy buen mentiroso. Pero lo has calado cuando ha entornado los ojos a la izquierda mientras hablaba: estaba inventando (es un acto reflejo del cerebro cuando aumenta la actividad en dicho lóbulo --> el de la imaginación). Eso unido al leve sudor frío que adviertes en en nacimiento de su cabello, te dice todo lo que deberías saber.

Por otra parte el brazo supuestamente herido lo tiene agarrotado. Sí que parece quealgo le cause dolor o malestar en esa zona. Aun así, no lo lleva exactamente en cabestrillo: es como si aun fuera funcional.

Lo último que recuerdas que ocurrió fue que Giani le estaba preguntando algo a Mark Simons, tras terminar de hablar con la Sra. Davourier, crees que sobre compartir información, cuando le dio esa especie de retortijón. No recuerdas nada relevante del momento a parte de ello.

El pañuelo que lleva en torno a la mano está demasiado ennegrecido, y es demasiado abultado como para advertir nada en particular; aunque tienes la sensación de que ha usado cantidades ingentes de tela para acolcharse la mano, que parece como la de Michelín. El pañuelo parece altamente poco recomendable e infeccioso, dada su suciedad; es como si lo hubiera manchado de algo entre tinta de calamar, cieno y brea.

Tienes la sensación de que tu historia ha colado.

No puedo evitar girar la cabeza al ver la mano de Gianni, al relatar el suceso con la camarera digo:

-Por eso se encontraba así en el comedor, ¿cómo que intentó matarte?, no parece una persona capaz de ello, antes me la imagino desmayándose del susto.

Después de que Pietro soltase toda esa teoría:

-Sr. Sacco, ¿no cree que es demasiado enrevesado?...- me quedo un momento meditabunda. -Aunque la verdad, esa teoría también encaja, pero me resulta imposible pensar que tan amables personas puedan haber hecho algo parecido.

Mi expresión refleja mi estado de ánimo: realmente abatida. Trato de asimilar todos los datos que la conversación me ofrece, pero a cada nuevo comentario me surgen mil dudas. Opto entonces por tomarmelo con calma y asiento a todos los comentarios que hacen Pietro y Patrick, ya que reflejan lo que quiero hacer yo, salir de la universidad e investigar la veracidad de la historia que nos cuentan.

Al ver el aspecto de Gianni, no puedo evitar dar una arcada e ir corriendo al baño, donde me encierro un rato. Al acabar de vomitar, me lavo la cara y me compongo un poco antes de volver a entrar en la habitación.
lo...lo..lo siento mucho, no sé qué me ha pasado ¿quién ha podido hacer algo así? lanzo algún que otro sollozo, a continuación me paso el resto de la conversación callada, abatida y con mal cuerpo.
Cuando oigo mi nombre, levanto la mirada buscando a Ilona
Por supuesto que quiero. Cuenta conmigo

-Si, bueno... el rector vino a dejar unas cartas este mediodía... este, las tramité hace un rato. Deben de estar en algún montón de aquellos.[B] - dice el hombre algo dudoso ante tu repentino torrente de palabras -[B]Pero, quién es usted, señorita?

-Vaya, señorita, lo siento... - dice como turbado, mientras le da vueltas a un aro dorado que rodea su dedo anular izquierdo - Ahora mismo me sería imposible recuperarlas sin pasarme alguna que otra hora dondo vueltas a eso... Dice señalando de nuevo las sacas atiborradas de cartas. No se preocupe; si la dirección está mal, se las remitirá de nuevo el cartero.

Entráis en el edificio y tratáis de buscar alguna referencia interesante, pero el estar pendientes de la puerta de incunables os resta bastante atención. Casi no habéis tenido tiempo de encontrar ningún dato válido, cuando la puerta metálica de la sección restringida de la biblioteca se abre con un lento chirriar, dejando paso a quien reconocéis como uno de los integrantes de vuestra extinta compañía, por sus ropas no del todo diferentes, de las de vuestros compañeros, y por haberlo visto anteriormente en el comedor del edificio Locksley.

El hombre es un anciano de cabello largo y cano, que viste un abrigo antediluviano del que sobresalen unas sarmentosas manosasidas a un retorcido baston artesanal de madera. Una expresión severa cruza su rostro encogido y arrugado, cerrado entorno a una mirada huraña y defensiva.todo en su figura resulta gris y apagado.

Cuando sale os dirirgís hacia él educádamente, pero parece reaccionar con recelo y como a trompicones.

- Pero abrase visto la niña? - dice agitando el bastón amenazador y haciéndoe temer por la seguridad de tu cabeza, mientras se suelta de ti-No vuelva a agarrarme o no respondo, señorita. Aquí solo puede entrar uno, y ese, hasta el final de la semana, soy yo. Si le pica, rásquese. Aunque si quieren que les diga la verdad, aquí no hay nada de interés. Solo papeles viejos y ya está. - dice mientras se arrastra hacia el mostrador de Ágata. -Yo de ustedes perdería el tiempo en otra parte - añade con una mirada mezquina.

El caso es que mientras habla, el hombre parece del todo sincero.

Mientras Emma termina esas últimas palabras, comienzas a sentir un sudor frío y extraño que no parece tener razón de ser. El estómago comienza a revolvérsete, posiblemente por efecto de las gachas que llevas comidas en las últimas horas, y un pequeño hormigueo comienza a extenderse por tu pecho.

De pronto comienzas a preocuparte ostensiblemente, cuando horribles punzadas de dolor abrasan tu piel, donde antes sentías un leve hormigueo. El suplicio es bastante insoportable, y crees que vas a vomitar, si no para. Desde luego no es como para quedarse parada.