Partida Rol por web

Heinrick cansado de esperar a que vuelva Gianni , le deja una nota en la recepción del hotel por si pasa por allí y decide ir a ver a Howard Lock , para ver si puede ver el libro en árabe forrado en piel tintada de rojo .

Pregunta en recepción por la dirección donde vive el tal Howard .

¿Perdon sabe como puedo ir a Louis XVII Avenue s/n; C.P=589 ?. Pregunta al empleado en recepción y se encamina hacía la dirección indicada .

Con una mirada que sopesa rápidamente la indumentaria y apariencia de su cliente, el encargado del hotel parece analizar los motivos de que el hombre que tiene delante vaya a dicha zona de la ciudad y queda satisfecho. Así, el recepcionista responde sin demora:

-Lo cierto es que tiene un buen paseo hasta allí. La calle está en el borde este de Boston, donde los hombres importantes de la ciudad tuvieron a bien levantar sus mansiones, señor. Si espera poder ver las construcciones, sin embargo, debe saber que no están abiertas al público... esos hombres son reservados. Sin embargo, si aun así desea intentarlo... - explicó el recepcionista antes de darle las referencias pertinentes a Heinrick.

Heinrick se encamina hacia la dirección que tiene del actual poseedor del libro , espera poder convencerlo para que le preste el libro o al menos se lo deje ver a ver si viendolo es capaz de recordar algo , pero sobre todo espera que no haya ocurrido lo mismo que en los anteriores visitas , dos muertes cuando ellos iban a ver los objetos , no pueden ser casualidad .

Una vez allí busca la casa y observa que nada extraño haya ocurrido por allí .

Una larga caminata, aunque amena, de no ser por sus ominosas preocupaciones sobre el destino de Steve, llevan a Heinrick a la esperada dirección del aparentemente afamado ricachón. De entre las ostentosas casas de esta apartada avenida de Boston, una destaca sobre las demás por su cuidado jardín, e imponente fachada de estilo barroco. Tétricas gárgolas vigilan la verja que niega el acceso a la casa, demostrando los excéntricos gustos del dueño. Todo está innaturalmente tranquilo (y, por supuesto,cerrado).

Heinrick , observa la casa , sin sorprenderse confirma lo que lleva algún tiempo sospechando , el lugar parece deshabitado , pero ... ¿quien sabe? , piensa . Busca un llamador , un timbre una campana o cualquier cosa que pueda usarse para llamar y lo pulsa esperando que por una vez sus sospechas no sean correctas .

Mientras espera intenta observar la casa , buscando ventanas rotas , forzadas , cualquier cosa que le pueda indicar que la casa ha sido asaltada recientemente .

Si esperado un tiempo prudencial no recibe respuesta , probara en la casa de los vecinos para preguntar por Howard Lock , si ha salido de viaje , cuantos días hace que no se ve actividad y demas .

Heinrick llama un par de veces, sin ningún éxito, espera un tiempo prudencial y prueba otras tres veces, esta vez más seguido e insistente. Es obvio que, o no están en casa, o no piensan abrirle. Sin embargo, no desespera y echa un vistazo en derredor, advirtiendo que todas las luces parecen apagadas, y las cortinas parecen corridas.

Es entonces cuando repara que, sin embargo, la puerta de servicio está evidentemente abierta y en uno de los muros vecinos... ¡Oh cielos! Una de las cortinas del interior tiene una sombra rojiza, una que en una leve ondulación de una oportuna corriente se revela como lo que Heinrick no puede por menos que confirmar: una silueta carmesí en forma de mano... muy posiblemente, sangre sobre la nívea tela. Algo ominoso ocurre o ha ocurrido en este lugar, y sin embargo, el silencio lo llena todo.

Heinrick pese a esperarse el hallazgo se sorprende . Luego mira alrededor , dudando entre llamar a la policia y no enterarse de nada o colarse dentro investigar y depende de lo que descubra llamar a la policia .

Heinrick da vueltas a la absurda idea de colarse dentro y ver que ha ocurrido ... si como parece los que sean que quieren recuperar los artefactos se han vuelto a adelantar y han matado al propietario , lo mejor seria buscar una excusa y llamar a la policia , pero mejor antes mirar a ver que puede encontrar , por que en cuanto llegue la policia se acabo el fisgar .

Heinrick intenta mostrar una seguridad que no siente y como si fuese lo mas natural del mundo , se cuela por la puerta de servicio , intentando no hacer mucho ruido .

Heinrick consigue colarse en el jardín, evitando los afilados remates de la valla, si bien el ruido que hace al caer estrepitosamente sobre unos setos habrá advertido sin duda alguna a cualquier acechador. Aun así, tras unos tensos instantes de espera durante los que nada ocurre, el presunto señor Bevan reúne el valor suficiente como para proseguir su andadura.

Aproximándose a la casa, el avezado salteador puede observar desde la puerta y ventanas del exterior cómo salón tras salón, y arcada tras arcada, ostentosas decoraciones y ominosas obras de arte extienden sus dominios por toda la mansión. El palacete entero permanece oscuro y en silencio, excepto por una titilante luz en una doble puerta de madera (que parece dar a un comedor). Tras esa puerta, sombras parecen moverse lenta y desorganizadamente; pero no se oyen ni voces ni pasos; solo un lento chirriar de metal, cristal, y algo tirante, en una sala que, a decir por las luces, se adivina con las cortinas echadas.

Heinrick decide entrar por la puerta de servicio ya que esta parece abierta , tomando las debidas precauciones ; es decir mirando alrededor por si hay mirones , y escuchando el interior por si se oyen ruidos ; entra decidido , dispuesto a descubrir lo que sospecha , y es que el inquilino esta muerto y el libro desaparecido ....

Sus pasos terminan llevando a Heinrick al único lugar en que parece haber algo de vida en toda la casa, a decir por sus sombras rielantes y un extraño crujido repetitivo y casi ¿marítimo? Al acceder a la estancia, puede apreciar una enorme mesa de roble que invade el centro del comedor de la casona. Sobre ella, una cena, ya fria, delicadamente colocada. Al fondo de la mesa, un hombre gordo y grasiento, vestido en llamativa seda roja y oro, reposa con el pecho abierto y reventado de dentro a afuera, con su corazón, ennegrecido y requemado, a pocos centímetros de él en una copa. Solo unos débiles candelabros alumbran la habitación, entrecortada su luz por el conserje, el mayordomo, la cocinera, la chacha y el chofer, todos ellos ahorcados y degollados, que penden de la lámpara de araña de cristal, vertiendo su sangre chorreante sobre la comida.

Heinrick se esperaba ver un cadáver , pero la imagen que se le mostro al entrar fue espeluznante . Sin poder evitarlo vomito todo el contenido de su estomago en el suelo .

Lo que estaba viendo no era un asesinato normal , era un acto de salvajismo , de una mente enfermiza , si es que vivido lo vivido era un acto realizado por una persona .

El frágil hilo que une la razón del señor Bevan con la realidad se rompe de manera abrupta , provocando insospechados efectos sobre él . El poco razocinio que obligaba a mantenerse a Heinrick en lo que creia que era la realidad se hunde bajo el peso de visión que se le muestra delante .

El miedo paralizó a Heinrick por un instante, mientras contemplaba la dantesca escena, que apenas podía asimilar. Su angustiado grito enmarcó la escena, tan desesperante y terrorífico que su mente lo relacionó directamente con el suceso y se cerró a los sonidos del mundo. Sin embargo los sonidos se fueron, pero el terror no, llevándolo despavorido a una esquina, donde permaneció aterrorizado durante unos instantes, antes de que su mente racional volviera a reaccionar y pudiera incorporarse, lívido, mareado y con nauseas, pero íntegro después de todo.

Heinrick no pudo evitar sentir terror ante lo que sus ojos le mostraron y su cabeza comprendió ... sus piernas respondieron al miedo y se acurrucó en un rincon intentando no vislumbrar la dantesca escena .

Pasado un tiempo , que no supo precisar ,una cierta paz le invadió . Ya mas calmado comprendió que quien había hecho esto ya no estaba en la casa , así que raudo e intentando evitar la visión directa sobre la terrible imagen que se le mostraba busco la habitación donde pudiese estar el libro que vino a buscar , sin esperanzas de hallarlo , pero deseando encontrar unas notas o algo que pudiese haber olvidado el salvaje visitante anterior .

La vida en la casa parecía haber terminado rápida e inadvertidamente. Apenas sí había algunas marcas de lucha aquí y allá, donde el evidente salvaje que había perpetrado los crímenes que Heinrick contemplaba había pillado a sus víctimas y les había robado el aliento. Algún arrastre esporádico indicaba que algunos de ellos tal vez no hubieran sido asesinados en el comedor, sino en alguna otra parte. Desde luego que todo apuntaba a una escenificación sin un fin claro, digna de un verdadero psicópata.

Algo más recompuesto al dejar la dantesca escena, Heinrick pudo recorrer temeroso la mansión, sin hallar un solo rastro de vida, y advertir que en la zona más apartada de la casa, dando directamente al mundo agreste, una gran cristalera iluminaba lo que parecía una biblioteca de recogimiento. Lo cierto era que dicho lugar le hubiera pasado completamente desapercibido, oculto como estaba con una pared camuflada, de no ser porque alguien parecía haber picado a través de la madera y fundido con algún tipo de ácido algunas zonas. En el interior, viejas glorias de la literatura de todas las épocas aparecían desparramadas por el suelo, arrancadas de los estantes y cristaleras en que se encontraban. Algunos de los muebles habían ido a parar al suelo, pero no el delicado atril que en un puesto de honor debía de sujetar, según el nombre que aún mostraba la plaquita de su base: “Fragmento del Testment of Carnamagos”.

Heinrick después de confirmar sus peores sospechas , abandona discretamente la casa y se vuelve a la estación , dispuesto como sea a volver a la universidad , con muy malas noticias .

Sin muchas dificultades, más allá de la aprensión de que volvieran a descubrirlo trepando la verja, Heinrick se alejó de nuevo hacia el centro de Boston, decidido a regresar a Arkham y contar a sus compañerois los terribles acontecimientos acaecidos en aquella pesadillesca ciudad.