Ilona se detuvo al llegar hasta los restos de la puerta forzada. En ese momento se le ocurrió...
¿Y si no podía entrar en su habitación? No tenía la llave y seguramente estaría cerrada como las demás. De hecho tenía una llave, pero ya había comprobado que era demasiado pequeña para aquellas cerraduras. Además, tendría que cruzar sóla hasta el otro edificio y no era una perspectiva que le atrajese demasiado.
-Disculpen, ¿alguno de ustedes podría indicarme algún lugar donde podría descansar esta noche?
A veces era mejor dejarse guiar por el consejo de quienes obviamente sabían más que ella.
¿Y cómo se me ocurrió a mí pensar que Ilona podría volver a entrar en su habitación después del encuentro con Tobías? ¡¡Que iluso!!
Si es que... gallifante para mí!
A ver si lo entiendo, y siento ser tan zote.
¿Las puertas de las habitaciones han aparecido todas cerradas? No lo estaban hasta ahora, Pietro ha entrado y salido de la suya cuanto ha querido. ¿Se sabe porqué?
Tengan cuidado.
Todos teníamos llaves de nuestras habitaciones respectivas. La mía se la di a los que se quedaban dentro así que supongo que la tiene Gianni o alguna de las que están en la enfermería.
Yo ya no sé en qué habitación dormí la última vez...
Uff... Patrick con la puerta reventada, Kurt con la llave en poder de uno de los atrapados,
quedamos solo Ludmilla y yo...
Propongo que durmais en una de ellas, o en la de Patrick atrancando la puerta por dentro. Eso si no está fuera de los goznes, claro...
A ver, recuerdo que la puerta reventada es la de mi habitación que era donde se quedaban los apestados. Yo debo tener en mi poder (más que nada porque la noche anterior la pasé allí) la llave de la habitación de Patrick o Gianni (he intentado bucear por las escenas pero no encuentro qué habitación es) así que por cuarto para dormir yo, no sería problema.
Dormiste en la de Patrick, kurt, y efectivamente la llave de tu habitación está missing, aunque ya no importa: no hay cerradura.
Ilona, ahiora que todos están hablando de habitaciones, se pregunta poderosamente: ¿pero cuál es mi habitación? En una universidad de esta época los edificios no son mixtos, por cierto...
Si, por la descripción del recinto universitario ya me percaté de que había un edificio para las habitaciones de las mujeres, pero como que no me hace mucha gracia irme sóla por ahí a explorar.
He preferido preguntar por sí alguien aportaba alguna solución. Si no recurriré a Ludmilla a ver que dice.
Sino que te deje Ludmilla su llave , por lo menos podras refugiarte en algún sitio .
Gracias, señor master :-)
Pues entonces yo me voy al cuarto de Patrick a intentar conciliar el sueño...
Puesto que Kurt se va a dormir al cuarto de Patrick, me giro hacia Ludmilla.
-Creo que lo mejor es acompañar a Ilona hasta tu habitación, y que se quede allí esta noche, ¿no te parece? Luego seguimos los tres hasta Arkham.
Se lo digo mientras recojo junto a Patrick linternas y cuerdas y las meto también en una de las mochilas, además del resto del equipo adquirido en el almacén.
Si será lo mejor , acompañemos a Ilona al dormitorio de las mujeres y que allí se acomode , para luego encaminarnos hacía el sanatorio , a ver si podemos averiguar algo de nuestros compañeros encerrados allí . Dice Patrick terminando de recoger los utensilios que compraron .
Venga vamos a asaltar el hospital ... o a reservar cama para mi .
-Les estaría muy agradecida caballeros si me acompañasen - Ilona asiente visiblemente aliviada de no tener que andurrear por ahí ella sóla -. Muchas gracias por dejarme pasar allí la noche Ludmilla.
Bueeeeeeeeeno, está bien. :-D
Dejaré que estos amables caballeros me acompañen a la habitación.
Tras ponerse de acuerdo todos, la curiosa comitiva abandona la habitación de Kurt, que los deja en el cuarto de Patrick tras una breve despedida.
Kurt a su escena particular.
Descendéis hasta el jardín sin incidentes, y atravesáis la distancia que os separa de un edificio no muy distinto de este, distinguido por el cartel "Dormitorio Femenino" en su entrada.
Os recibe una vacía recepción, gemela de la que abandonasteis, si bien impolutamente conservada, a diferencia de la polvorienta oficina de Tobias. Las escaleras ascienden por dos pasillos prácticamente iguales a los del dormitorio masculino oeste, hasta una hilera de habitaciones marcadas con números del 13 al 24, muy similar a aquella de la que venís.
Al llegar a la habitación 14, Ludmilla señala, indicándole a Ilona que es la suya. Pietro prueba la puerta, para advertir que está abierta. La abre rápidamente, para comprobar que todo está en orden, y encuentra la llave de esta tras la cerradura. Parece que su ocupante se la olvidó allí la última vez.
Al acceder a la habitación, Ilona contempla una cama comenzando en el rincón contrario a la puerta y a lo largo de la pared de enfrente. A la izquierda de la cama hay una pequeña mesilla de madera vieja, con un burdo cajoncillo con pomo de color broncineo apagado. Sobre esta reposa una medio vacia (¿o tal vez medio llena?) lampara de aceite apagada. Junto a la mesilla, a apenas un brazo extendido de la cama, hay un robusto armario de doble hoja a juego con la mesa, con sus puertas fuertemente asidas por una fria cerradura de hierro colado. A los pies de la cama, junto a la ventana, un escritorio abandonado, flanqueado por dos toscos cajones, espera vestido en colores caoba. A su derecha e inmediatamente seguida del armario, la puerta (de caoba también) en la que se encuentra, con una simple cerradura de la que sobresale una llave. A pesar de no parecer haber extrañado mucho a Pietro, la cama está desecha, llena de manchas negruzcas, de tierra y de berdín. Lo cierto es que las sábanas están echas una pena.
Os dejo turno de réplica despedida y durante el primer momento que tenga sábado/domingo cierro y escribo, que hay mucho trabajo atrasado por aquí y va a estar movidita la cosa.
Doy un rápido vistazo, compruebo que todo está en orden. Un orden relativo, naturalmente, pero puesto que Ilona ha sufrido una recaída, debo tranquilizarla.
-Ilona, querida, esta es tu habitación, y tu cama. Las sábanas están así por tu mutación, ya habías dormido aquí, aunque no lo recuerdes ahora. No te preocupes por eso ahora, ¿de acuerdo? Descansa, y mañana... será otro día.
Tras lo cual dejo que los demás se despidan también, y respiro profundamente, preparado para la aventura...
Tras asegurarse de que la muchacha está a salvo en su cuarto, la comitiva de incursores nocturnos se despide y se aleja escaleras abajo. Ilona se queda en su solitario cuarto, al comienzo del desconocido abismo de su vida... ese espacio de vacío en su mente.
Ilona a su escena personal, y los demás aquí.
Cruzáis Arkham con paso ligero, ávidos por saber algo de vuestro compañero olvidado. Ya casi a las afueras de la ciudad se alza el deslucido y amenazante edificio de aspecto desolador. Desde la distancia comienzan a oirse gritos y quejidos de dudosa procedencia e intranquilizante significado, apenas acallados por los altos muros de adobe que circundan el lugar. Un simple nucleo hospitalario de cemento encalado separa dos alas de habitaciones enrrejadas desde las que de vez en cuando asoman manos, pies, muecas y llantos, entre sombras amenazantes. Una berja de un negro macizo corta el paso a los intrusos... y a los residentes.
Hay un coche de policía aparcado aún en el interior, frente a la puerta, y varias luces encendidas dentro del edificio. Desde la berja puede observarse de pasada el imponente agujero de cerca de un metro de diámetro que horada la pared lateral del semisótano de la institución, a la altura del suelo.
Vosotros diréis...
Patrick observa la situación , buscando algún lugar discreto por el que saltar la verja , observa así mismo si hay patrullas por el exterior , si hay alguna ventana que parezca de un pasillo o de algun despacho , no solo de habitaciones .
Bueno ya estamos aquí , ahora veamos como podemos entrar y encontrar a nuestros amigos , les susurra a sus acompañantes .
-De acuerdo, veamos. No querría acabar en manos del amigo Doctor a la primera de cambio. O de las de la policía. Aunque no sé qué es peor...
Pietro se pone a reconocer el terreno con su pericia probablemente militar. Empieza a recorrer la verja en silencio y con discreción.
Permanezco callada y a la espera de instrucciones. Sin duda estoy fuera de lugar, y sólo podré hacer lo que me manden. Espero.