Partida Rol por web

-Bien, estoy harto. Voy a jugarme el tipo, muchachas, no me gusta la inacción. Voy a ver si cazo a Smith, y lo secuestro. Literalmente. Veremos que pasa con ello, veremos que pasa con el libro de marras. Y con la Biblioteca. Creo que lo único que podemos hacer es intentar que los acontecimientos no se repitan, aunque ni idea de a qué puede llevar eso.

John se ha levantado, dejando los libros que consultaba encima de la cama, junto a sus compañeras.

-Mi... "trastorno" no me es difícil de ocultar, voy a ponerme lo más "discreto" posible, y saldré a la caza. ¿sabes dónde está el viejo, Fátima...? ¿quieres acompañarme? La idea es buena, y puede que necesite ayuida, ni que sea para vigilar. Mmmm.... ¿me llevo un buen tomo para arrearle y dejarle KO? Sí, creo que será lo mejor. Algo más contundente igual quebraría su mollera...

Mientras habla coge el abrigo de armario, y los pantalones del pijama. Se irá con ello al lavabo para ponérselos bajo los pantalones normales, ayudado por una toalla de "pañal". Y encima el abrigo. Espera que con esta indumentaria no se note nada.

Apoyando las palmas en el colchón, me levanto

Por supuesto. Lo cierto es que le tengo ganas al viejo.
Supongo que estará en su habitación, no sé, podríamos intentar ir a la enfermería a por cloroformo o una droga que lo inhabilite, tanto para regisrar sus notas como para intentar que mañana no vaya a la biblioteca y podamos entrar nosotros.

-Supongo que me tocará esperar, pero... por favor, tráelo aquí. Yo puedo encargarme de hacerle pasar dolor, todo el que estamos pasando nosotros.

Digo ausente y mirando las notas, como quien le dice a un amigo que no ve hace tiempo eso de: A ver si quedamos una tarde para tomar café. Los acontecimientos hace que las personas se comporten de manera que jamás hubieran pensado, aunque... a decir verdad, quién sabe como éramos antes de esto.

Así, dejando a las otras dos mujeres en la pesada atmósfera del cuarto de estudio que habían organizado, John acompañó a Jane, grueso volumen en mano, en pos deaquel anciano que tanos quebraderos de cabeza parecía haberles dado hasta el momento.

Espero que todo vaya bien. Si consiguen acceder ala información quizás podamos poner una pieza más en este enrevesado rompecabezas. – Ilona se enderezó un poco al tiempo que se pasaba la mano por el vestido para colocarlo bien.

Esto es una autentica pesadilla, a veces creo que me voy a  volver loca. – Dijo mirando a la baronesa con expresión apesadumbrada.  A veces tengo la sensación de estar viviendo una pesadilla de la que no puedo despertar.  Se paso una mano por la cara  antes de colocarla sobre su regazo para juguetear con la tela de su vestido

Los primeros minutos desde la partida de John y Jane transcurren con tranquilidad, mientras tratáis de poner algo de orden en lo que está ocurriendo y os relajáis observando por entre los cristales del cuarto cada cierto tiempo. En el jardín distinguís al principio a Wilbur y Ali, que se dirigen hacia el colegio mayor, apenas John y Jane han dejado el cuarto.

Pasan varios minutos sin que nada relevante llame vuestra atención, hasta que pocos minutos después Sonia Xibelnikova y Jane Summerson pasean juntas hasta el obelisco y se quedan a esperar allí. Instantes después, Ali aparece desde el colegio mayor, habla unos instantes con ellas y se aleja con Jane. Es entonces cuando os fijáis que su ropa parece mayormente cómoda, de trabajo, tal vez con cierto aire marinero.

Pasan unos 10 minutos durqante los que Sonia se impacienta en soledad, antes de que oigáis en el piso inferior lo que parece un grito desgarrador, amortiguado por las paredes del edificio. Era de hombre, pero de uno sufriendo realmente, sin duda.

Casi al instante al grito desgarrado se le sucede otro que bien podría ser de pánico. El centro comienza a dar la malsana apariencia de una casa encantada, pensamiento que os regala un escalofrío en la columna.

Por los clavos de Cristo! Qué demonios está pasando, y yo sin poder salir por miedo a que me vean. Por favor Ilona, ve y averigua qué está ocurriendo. Puede ser uno de los nuestros.

digo totalmente fuera de mí, al estar encadenada a ese sucio cuartucho, mientras la vida y la muerte se desarrollan a mi alrededor, totalmente ajena de cualquier intervención mía.

Oscuros pensamientos acudieron a su mente cuando escuchó aquel sonido desgarrador. Se levantó sin mucha convicción, con la cabeza baja y emitiendo un pequeño suspiro de resignación, avanzo un par de pasos sin rumbo fijo antes de levantar la vista

No te preocupes.- Le dijo, pero sonó mas bien que se lo decía para ella misma.- Ahora vengo, intentaré no tardar demasiado, no me hace mucha gracia dejarte sola aquí.- Tras decir esto salió por la puerta para ir a ver quien había proferido ese grito

Nada más abrir la puerta del cuarto, Virginia sintió como si un largo día de sol acabara de caer sobre su piel. Su brazo escocía como si irritadas quemaduras solares lo hubieran afectado, y el resto de su cuerpo no tardó mucho en escocer igualmente. Al darse cuenta del ominoso fenómeno, Miró a Leonora en busca de auxilio, pero el repentino respingo de la segunda indicaba que evidentemente sentía lo mismo.

otro grito desgarrado las sacó instantámeamente de su estupor, esta vez tan familiar, que a punto estuvo de pararles el corazón: era John, sin duda, y estaba muy cerca. Comenzó tan terrible como una sirena de barco y no tardó en quebrarse en un agudo alarido como de rotura de cristal, antes de la afonía: en la cercana escalera, quizá.

El subsiguiente golpe contra los escalones del inicio de la escalera tampoco fue mucho más tranquilizador... luego el silencio y unos suaves quejidos de agonía.

-Cielos.

Es lo único que acierto a decir antes de salir corriendo hacia el origen de la voz, empezando por la escalera. Voy a toda prisa, esperando encontrarme lo peor, y sin hacer mucho caso de lo que me rodea, pues no voy a devanarme los sesos buscando una explicación a un hecho tan extraño, cuando toda mi vida es una locura. No tiene sentido.

Mientras Leonora avanza más allá de la estupefacta Virginia, pasillo adelante, la picazón parece aumentar levemente por un instante, y luego cesa. Al llegar al nacimiento de la escalinata, Leonora...

... escucha algo desplomarse más abajo, como si una persona hubiera tropezado aparatosamente. Mas sus oídos no es lo que hace que la cabeza le gire; Aquello es más bien el cuerpo descarnado que, vestido con las ropas de John yace contra los duros escalones, a apenas un metro de la mujer. La sangre mana en finos regueros escaleras abajo, empujando lo que evidentemente son jirones de la pecosa dermis del infortunado militar al que parece que hubieran pelado allí mismo. El traje provisto por la universidad sigue en su lugar, a pesar de que su tela está anegada en fluídos vitales de todo tipo. Obviamente algo ha ido terriblemente mal... pero ni siquiera eso es lo más horrible de la situación: lo más horrible es ese huidizo ojo que se gira repentinamente en aquella cara sin párpado y mira enchido de angustia a la señora Bevan-Waverly.

-Aaaaahhhh!!!!  AAAAAAAHHHHHHH!!! Aaaahhhhhhhhhhh!!!! AAAAAAAAHHHHHHHH!!!!!!

Es lo único que acierto a decir presa del pánico y la desesperación.

Tras dos segundos de pánico, veo que John continúa con vida, o lo que sea, y sólo se me ocurre hacer un disparate. Corro hacia él y pongo mis manos, o mis garras, y le miro con tratando de que él haga lo propio conmigo y entonces canto la primera estupidez que viene a mi mente:

-Oh, corazón de mi ser, no atestigües en mi contra, no te rebeles contra mi antes de traspasar las puertas que velan los terribles guardianes, no hagas que mi nombre se ensucie ante los jueces!

Soy consciente de que lo que hago no tiene sentido, ni aunque fuera cierto lo que he leído momentos antes, pues no tengo los elementos mencionados, y estoy cantando y no escribiendo el salmo, pero no tengo otra solución, y me cocentro como si todo el mundo girara en pos de esas palabras, creyendo en ellas y haciendo caso a la intuición que me ha llevado a hacerlo.

La mole sanguinolenta, despellejada, descarnada, chirrió, intentando articular algún sonido comprensible.

Y ahora, consciente de la impresión que acababa de recibir Leonora, su conciencia sólo fue capaz de detener a ese cuerpo, mirarla con ese ojo agónico, y probar de decir apenas unas palabras. No eran una explicación. Eran un lamento...

-So... Jo... tro. Ay..ame... Lud... aghhh.... rás... Wil... Wil...?

Se giró, o lo intentó, proyectando la dolorosa mirada ahora hacia el lugar del que venía, allí donde algo debía haber caído, a juzgar por el sonido que escuchó...

Fue entonces cuando la mente de la baronesa no pudo más y se abandonó a la histeria, cuando de buenas a primeras, el vomitivo ser extendió su lengua eniesta por el suelo y aferró con la punta una porción de su propia piel para acercarla a sus inexistentes labios y masticarla. Estúpida y tñetricamente, sus manos descarnadas buscaban otros pedazos de su propia dermis, para deglutirlos a la menor oportunidad. La sangre chorreaba por sus encías en una horrorosa cascada oscura.