Partida Rol por web

Al fin, a lo lejos, saliendo de los respectivos hangares, ocho cazas, vuestros cazas. Tras años de entrenamiento, de clases prácticas y teóricas, de horas y horas en simuladores, en realidad virtual y en vuelo con pequeños aviones a reacción de entrenamiento y en diferentes cazas, ya os convertíais en pilotos de las fuerzas aéreas rusas. No habría celebración, ni graduación, ni vuestras familias y amigos en un bonito palco aplaudiendo. 

Pasaríais a formar el escuadrón de Бездна (Bezdna, "abismo"). Un nombre muy apropiado, justo donde enviaríais a la flota americana. Al abismo de la fosa del pacífico. Al fin y al cabo, sabéis que tras el entrenamiento de hoy se os enviará a la guerra. Sois los mejores de vuestra promoción, los que han demostrado mejor práctica, mejor manejo, poco menos que un don. Ahora os tocará demostrarlo en el campo de batalla. 

Contempláis como los controladores conducen poco a poco a los cazas, aún apagados, a través del asfalto hasta la pista. Contempláis, más allá de los muros de metal y hormigón del complejo las montañas nevadas, el paisaje ruso del Norte del Gran Cáucaso. Hace frío, mucho frío. El General invierno se prepara, como toda Rusia, para la guerra que ya ha empezado al oeste, pero que no tardará en llegar, pese al optimismo de la propaganda militar. 

Revisáis el equipo. El mono, la chaqueta, guantes, casco, memo... Todo en su sitio. Al fin os indican que podéis subir. El instructor, el Mayor Orlosky, os mira. Es un hombre ya mayor, con la experiencia y el cansancio marcados en su rostro. Sin embargo, pocos quedan que no estén ya luchando, y necesitan hasta los viejos veteranos retirados como él para entrenar a los pilotos.

-Esta no será una misión de combate, así que no os emocionéis. No veremos hostiles, ni veremos aliados. Con suerte, no veremos a nadie. Solo quiero comprobar si realmente estáis listos para poneros al mando de vuestro propio aparato o no.- Su acento, claramente del norte, de Moscú, se combina con una expresión fría y dura, severa, pero tranquilizadora. 

-Venga, arriba todo el mundo. Despegaremos de uno en uno, quiero ver como lo hacéis.- 

Irina acaba de equiparse, sube por la escalerilla a su avión y, tras el chequeo prevuelo de rigor, mira al mecánico, que levanta el pulgar. Asintiendo con la cabeza, arranca motores y procede al chequeo operativo. Una vez satisfecha de que todo está en verde, levanta a su vez el pulgar indicando al mecánico que todo está bien. Sólo entonces habla por la radio: Yatagan a Control de misión. Chequeo prevuelo completado. Solicito permiso para despegar.

Una vez concedido el permiso, Irina hace rodar lentamente al MiG por el taxiway, haciéndose con todos los mandos, y se detiene al inicio del runway, fuera aún de la pista de despegue. De nuevo sigue el procedimiento al pie de la letra: Yatagan a Control. Preparada.

Tras recibir el permiso final, Irina da un poco de gas, coloca el avión dentro de la pista, y adelanta despacio la palanca del gas. El avión empieza a rodar por el runway, cogiendo velocidad. Irina escruta una y otra vez los controles en busca de la más leve señal de problemas: será la única vez que se le permita un despegue tranquilo. Una vez alcanzado un tercio de la pista, con la velocidad adecuada para despegar, Irina da gas a fondo, tira del volante y el MiG despega como un ave de presa, surcando el aire, amenazador.

Una vez a altura de crucero, Irina hace girar el caza y lo estabiliza. Yatagan a Control. En posición.

Con paso chulesco, el casco en una mano y la sonrisa en su rostro se fue acercando hacía su aparato. Confiaba en los mecánicos y demás miembros de la dotación; pero se sentía más seguro si el mismo comprobaba todo. Miró las toberas, las alas, comprobó el estado de alerones y flaps, los enganches de las armas... todo...

En cuanto acabó se colocó el casco sin abrochar y subió por la escalerrila de metal. Se sentó con dos rápidos movimientos y se abrochó al asiento y el casco. Ahora tocaba comprobar la avionica, la electrónica y demás sistemas de vuelo, y eso fue haciendo. Uno a uno comprobó todo hasta la ultima cosa de siempre, la radio... Se acercó el respiradero del casco a su boca y la "chequeo" - Krasnye Orly, empezando a rodar por pista - y dicho eso cerró la cabina y encendió motores.

Condujo su aeroplano por la pista hasta que llegó al inicio de esta. Desde ella saludo a quien estuviera cerca para verlo y en cuanto recibió el permiso para despegar accionó la palanca del acelerador... las toberas se dilataron, el fuego salió... y el avión comenzó a acelerar.

500 metros...

...300 ...200...

Isaac tiró de la palanca de control hacía si mismo y el morro se levanto con suavidad comenzando a surcar los cielos. Retrajo el tren de aterrizaje y comenzó con la maniobra de sobrevolado esperando que el resto de miembros de su escuadrilla estuvieran listos para despegar y volar hacía su nuevo destino... pero antes de ello no pudo evitar, como siempre, realizar una arriesgada maniobra como siempre hacía... un loooping antes de empezar, que la adrenalina le subiera hasta la raíz del pelo...

- Krasnye Orly listo para clavar las garras - indicó una vez estuvo en formación con Yatagan

Al fin lo he conseguido... - pienso mientras subo con agilidad la escalerilla de acceso a la carlinga, tras haber comprobado visualmente apenas que el avión tenía dos alas y parecía poder rodar por la pista - Бездна, Бездна..., pronto miraré al abismo a los ojos, ya estoy más cerca...

El "viejo" parece preocupado, es raro ver demostrar sentimientos a ese fósil... - saludo con un gesto displicente con la mano al Mayor Orlosky, acomodándome en el asiento y conectando con un facilidad el memo al ordenador del caza, mientras ajusto las pantallas de chequeo, con gestos prácticamente automáticos.

El motor ruge como un verdadero demonio cuando el ordenador lo arranca - Chequeo completado, Control. Bezdna 2 solicitando permiso para despegar - antes de obtener la previsible respuesta, el caza ya está en marcha por la pista. No es necesario esperar, me toca a mi.

Me encanta este trasto, hace honor a su nombre. Avispilla, daremos mucho trabajo a esos yanquis... - le digo al Pchela, sin poder evitar sorprenderme por lo rápido que es, como siempre me ocurre cuando lo piloto - vamos a bailar un poco...

Despegando como una exhalación, maniobro con rapidez a un lado y al otro de la formación que ya se encuentra en el aire, jugueteando por encima y por debajo de ellos hasta colocarme en el lugar que debo ocupar.

Bezna 2 en posición, sistemas comprobados. Todo parece funcionar correctamente... - comunico al Control, adelantándome a las seguras recriminaciones por mi balandronada.

Daniil sale del hangar, con aspeto bonachón y muy seguro de si mismo.

Llega hasta su rinoceronte volador (o foca voladora, según como vaya el día) y se da una vuelta alrededor, en teoría para asegurarse de que todo está bien, en la práctica para regodearse en la belleza de sus curvas con marital adoración. Saluda a su mecánico, que le ayuda a ajustarse el paracaidas y a subir a bordo. Su mecánico, Boris, le guiña el ojo al notar el ya familiar bulto bajo el mono de vuelo .

-Será un largo vuelo, Boris.

Cierra la carlinga y ajusta el colimador, se abrocha los cinturones y se prepara para el despegue.

Un bramido ensordecedor anuncia el próximo despegue de un peso pesado. Algunos ojos del personal de tierra del aeródromo no pueden evitar girarse a rendir con su mirada la pleitesía debida a semejante aeronave.

El bramido se convierte en rugido cuando la furiosa mole alza el vuelo, desafiando a la gravedad, y se equilibra en el aire siguiendo el rumbo establecido, quizá no muy gracilmente, pero si con la fuerza y determinación que le infunde el saberse señor de los aires.

Una vez comprobado que todo funciona, siguiendo el check list que tantas veces ha repetido y que ya se sabe de memoria, Daniil desenfunda una lata de Dr. Pepper y un familiar chasquido inunda la cabina:

- Un día de estos me van a pillar ... pero vaya, para algo bueno que han inventado estos putos yankis ...

Sonríe con autosuficiencia y satisfacción, y se enjuaga la boca con el brebaje.

Irina escruta el cielo en uno y otro sentido, para acostumbrarse al entorno de la cabina, mientras el resto de compañeros va despegando, sin dejar de vigilar el radar.

De repente, una luz roja se enciende en el cuadro de mandos y un avisador sonoro atruena el reducido espacio: MEEEEEEC, MEEEEC, MEEEEC.

Maldita sea, ¿qué cónnio pasa?, se interroga Irina mientras chequea los mandos. Mierda, eso va ser la puta sonda de temperatura, esa que da problemas día sí y día no, razona a toda velocidad. Suspira, acciona la radio y dice simplemente: Bezdna 1 a Control. Mayday. Avería motor. Desciendo. Preparen recambio de la sonda de temperatura.

Y con una suave maniobra, deja caer el pesado caza en una curva a la derecha que la coloca en línea con la pista de aterrizaje, donde toma tierra en unos instantes. Conduce el avión hasta el hangar, donde ya la esperan los mecánicos, para los motores, e indica que esperará en la cabina hasta que cambien la sonda, rechazando la escalerilla.

Tres minutos más tarde, Dimitri el jefe de mecánicos le hace con el pulgar la señal de OK, y en cuanto se han apartado todos, arranca motores, sale flechada hacia la pista de despegue y ejecuta un despegue de combate, sin detenerse ni medio segundo: llega a cabecera de pista, mete el morro del avión en la línea, da gas a fondo y, en cuanto el pájaro empieza a levantar el morro, acciona el posquemador con lo que el avión sale catapultado hacia lo alto a 2G. Una vez de vuelta a la formación, Irina, que ha permanecido en silencio hasta entonces, golpea con el puño uno de los lados de la cabina. Con el cabreo que lleva se le ha olvidado apagar la radio y todo el mundo puede oír: ¡Job tvoiemad*! ¡Como me hagas otra vez esta putada te desmonto yo misma con un destornillador oxidado, pájaro de los cojones!

Después, respira hondo y dice por la frecuencia general. Bezdna 1 a Control. Decíamos ayer...

El Mayor os mira despegar, sin variar la expresión, en absoluto. Sigue con la vista a los aparatos, uno tras otro. Finalmente, una vez ya estáis en el aire, asiente. Lo habéis hecho bien, salvando la pirueta de Isaac, cosa a la que ya está harto acostumbrado. Después de todo, con suerte durará una semana antes de ser derribado, así que que se emocione si quiere. 

Finalmente, es Orlosky quien despega, y se os une a la formación. Básicamente, Orlosky os simula algunas situaciones, de combate en su gran mayoría, a través de los ordenadores de vuestros aparatos, y vosotros debéis responder a las diversas amenazas y problemas de forma lo más adecuada posible. Lo hacéis bien, es algo ya bastante aprendido y sabido, por lo que no hay demasiado problema. 

Sin embargo, cuando ya lleváis un rato, y estáis lejos de la base de Lipensk, volando hacia el este, una comunicación os interrumpe. 

-Aquí el AWACS Oka Nieba a todos los escuadrones al alcance de radio, necesitamos refuerzos en Marinovka, nos están atacando. Repito, a todos los escuadrones al alcance de radio, necesitamos refuerzos en Marinovka.- Orlosky alza una ceja, y niega. Activa la radio, la frecuencia del escuadrón, 106 Mhz. 

-Parece que tienen problemas en Marinovka. Está lejos, pero forzando un poco podríamos llegar en media hora, con combustible de sobras. Sin embargo, este todavía no es un escuadrón, y no tenemos permiso de Lipensk... Depende de vosotros.- 

Irina no se lo piensa demasiado.

Yo digo que los compañeros de Marinovka se merecen que les ayudemos. Como nosotros, luchan por la Madre Rusia.

Goluvoy* el último

Así que éste es el gran día..., qué inesperada sorpresa - pienso absolutamente feliz, al oir la radio - Бездна, Бездна, jodidos yankees.

Ya lo habéis oído. NO TENEMOS PERMISO DE LIPENSK..., ASÍ QUE NO SE A QUE ESPERAMOS!! - grito con entusiasmo. Luego, adoptando un tono más profesional, añado - Bezna-2 preparado para adelantarse al escuadrón y reconocer el terreno...

Por cierto Bezna 1, no sabía nada de las tendencias sexuales de Bezna -3. Gracias por el aviso. Tendré más cuidado cuando coincidamos en la ducha... - termino con sorna - Todos sabemos quién es siempre el último...

Mayor, dice Irina por la frecuencia del escuadrón. ¿Desde cuándo un soldado ruso necesita órdenes concretas para defender la Rodina*?

Le ruego que tome el mando de este grupo, o si le parece mejor, lo puedo tomar yo, que tendré la atenuante adicional de mi juventud, y vayamos a por los yanquis. ¡Uhrae Rossiya**!