Partida Rol por web

A Alexei se le congeló el gesto cuando Allure hizo referencia a su corazón. ¿Qué demonios era? El joven muchacho respiró profundamente intentando recuperar la compostura y lo había hecho de no ser por el chirriante golpe que volvió a agitarlo.

—No lo sé, aunque es el mismo sonido de la cosa que hizo que el suelo se hundiera bajo nuestros pies.

El joven guerrero pensó. El sonido repetitivo podía indicar que fuera algún tipo de mecanismo lo que perforaba el suelo. Eso limitaba las opciones a enanos o engendros tenebrosos. O las limitaría de no ser que fuera algún tipo de bestia desconocida.

Más vale que sean enanos.

—¿Dónde está tu gema Allure?—preguntó al “espíritu”— Tenemos que buscar a los demás.

La angustia apretaba el pecho del corazón. La última vez que hubo un desprendimiento y se separaron alguien murió. Esperaba que esta vez no se repitiera la historia.

—Tenemos que devolverte al Velo lo antes posible —dijo Gabrielle, aunque no tenía ni idea de por dónde empezar.

Miró en derredor.

—Los dalishanos poseían magia antigua y olvidada. Pero lo que acabamos de ver era una suerte de guardián del templo. Mi teoría es que eran las raíces de un árbol gigante.

—La tiene Lynn por supuesto—respondió Allure—. O Evelynn. O como sea. ¿Cuál es el oficial?

Hizo un gesto vago con la mano hacia el otro lado de la sala. Al seguir aquello con la mirada, divisaste entre las nubes de polvo en suspensión que había un bulto en medio de los escombros.

—Antes de que preguntes: sí, me cansé de darle con el palito. No funcionaba.

Al acercarte comprobaste que, en efecto, no estabas sólo en aquel sitio. La clériga del grupo había ido a parar allí también y estaba tan cubierta de polvo y arañazos como seguramente lo deberías estar tú.

Había aterrizado boca abajo y un pedazo de suelo roto bastante grande le había caído sobre la espalda. Por suerte, no tan grande como para espachurrarla porque no veias ningún charco de sangre pero sí parecía pesar lo suyo.

Al tocar una de las manos encontraste pulso. Lo preocupante era que casi no respiraba.

—¡LYNN!—gritó al ver a la clériga.

El joven guerrero apartó el pedazo de roca y se habría calmado al comprobar que tenía pulso de no ser por su débil respiración.

—No. No. No—dijo para sí mismo—. Vamos Lynn despierta.

Alexei recordó el día que el señor Wylis casi muere ahogado y como la hermana Clarel le salvó la vida haciéndole algo que llamó "respiración asistida". No era algo que hubiera hecho antes pero no perdía nada por intentarlo.

Después de insuflarle aire en tres ocasiones y ver que no tenía efecto, el joven guerrero se acordó de las pociones que llevaba encima. Rápidamente se llevó la mano al cinto, cogió uno de los frascos, lo descorchó con la boca y se lo dio de beber a Lynn.

—Vamos... vamos... —dijo sonando más a súplica que a ánimos.

Tiro por primeros auxilios con resultados catastróficos. Después de mi catastrófico error gasto una poción de curar heridas leves.

Asthan no dijo nada en lo referente a devolverlo a su lugar de origen. Probablemente él debía tener la misma idea que tú sobre cómo hacer tal cosa.

—Oh, ahora nos atacan hasta los árboles. ¡Y después es en el Velo donde pasan cosas raras!—dramatizó en lo que debía ser un intento de quitarle hierro al asunto. Se puso en en pie cautelosamente y como vió que no ocurría nada, te ofreció una mano para que te levantases—. Busquemos una forma de salir de este sitio. O a los demás. Si no están aquí deben haberse quedado por el camino en la caída. 

Tras una inspección local, concluísteis que, en efecto, allí no había nadie más que vosotros.

En la sala en la que os encontrábais tan sólo había dos túneles transitables y de uno provenían los intermitentes sonidos del guardián de modo que elegísteis ir por el otro. Además, era cuesta arriba y de arriba habíais venido.

El pasillo parecía haber sido construido como una parte subterránea del templo puesto que aún quedaba algún vestigio de mosaico por las paredes y desde luego los túneles no daban la impresión de ser naturales pero parecía tan antiguo... Un intenso olor a humedad y cerrado flotaba en el aire que se movía por primera vez a vuestro paso tras a saber el Hacedor cuánto.

Y por el camino no dejábais de oir los sonidos del guardián que parecían venir de todas partes, buscando, buscándoos...

Tras toparos incluso con escaleras y algunos desvíos que llevaban a ninguna parte, llegásteis a una sala cuadrada con las paredes cubiertas aquí y allí por raíces y enredaderas pero en estas los mosaicos tenían mejor aspecto, podías ver figuras. Un trozo de techo roto arrojaba la única tenue luz que iluminaba el lugar. En el centro de la misma había una estatua, o lo que en su momento debió ser una estatua porque estaba abierta en segmentos por alguna razón. Y estaba hueca a ojos vista.

—¿Qué es esto?

El "elfo" miraba la sala totalmente desconcertado.

No pudiste evitar fijarte en que Allure se había sentado a cierta distancia, mirándote entre extrañada y curiosa. Por una vez no hizo ningún comentario. Quizá no tenía la más remota idea de lo que estabas haciendo. O quizá era otra cosa.

A saber.

Le hiciste beber a Lynn hasta la última gota de poción que fué con la que pareció atragantarse porque se puso a toser descontroladamente. Desconocías por completo si el pedrusco le había roto alguna costilla y por eso no respiraba bien, o le había dañado un pulmón, o si el problema era otra cosa diametralmente distinta. Pero te daba lo mismo, ¡tu idea funcionaba!

—¿Alexei?—atinó a decir con voz estrangulada en un momento en que consiguió entreabrir los ojos entre espasmo y espasmo—. ¿Dónde... ?

Luego le dió otro ataque de tos.

Lynn: Amistad (+5)

No veías a nadie a tu alrededor.

Te encontrabas en una especie de caverna enorme, al mirar arriba podías ver lo que parecía ser el agujero a lo lejos por donde habíais caido, a la vez que un montón de raices y enredaderas que cruzaban de un lado a otro. También divisabas multitud de túneles en los pisos superiores como si alguien hubiese cortado un hormiguero por la mitad ¿Te encontrabas en alguna especie de estancia inferior del templo? ¿En una cueva subterranea situada debajo? Y continuaba porque en cierta parte de la sala también había un socavón enorme. Las paredes parecían tener restos casi desintegrados de mosaico en algunos puntos, a tu alrededor yacía desperdigado un mar de sillares, pedazos de losa rota, piedras y arena. Y el polvo en suspensión estaba por doquier.

Se sintió un nuevo temblor provocado por un golpe de... lo que fuese que os había despeñado por allí, y un nuevo rugido chirriante y lejano que parecía provenir de un enorme tunel situado al oeste de la estancia. Luego, silencio.

En ese momento descubriste que puede que no hubiera "alguien" ahora pero sí lo había habido. Porque justo a tu lado yacía algo: la máscara de arlequín de Aline.

Tenía un pequeño vial lleno de líquido rójo y un nota dentro:

Volviste a escuchar otro sonido pero no era uno de aquellos golpes monstruosos contra los muros. Eran una serie de gruñidos y resoplidos que provenían de algún lugar de la sala, tras una montaña de escombros.

Quizá no estabas tan solo.

Reconoces ese tipo de viales por cierto: es una poción de curar heridas leves.

Cedric estaba asustado, pero retrasó el moverse o empezar a soltar gritos hasta tener una idea de dónde estaba y si sería peligroso hacerlo o no. No es que fuera fácil. La única opción que se le ocurría era que el suelo se hubiera desplomado bajo sus pies y estuvieran en algún tipo de subterráneo. Malas noticias, pero al menos no tenía necesariamente que haber sido una trampa deliberada, lo que significaba que tal vez lo peor hubiera pasado.

O tal vez lo peor fuera morir de hambre o sed en un hoyo sin salida.

—¿Ayla?— arriesgó, y luego un poco más fuerte —¡Ayla!

Si creyera que podía estar malherida estaría haciendo algo al respecto, pero a primera vista la muchacha parecía en no peor estado que él mismo.

Además, no se acercaría a ese bastón más de lo imprescindible.

Gabby esbozó una sonrisa de medio lado e intentó hacer lo propio por quitarle hierro a lo que acababa de pasar.

—Tú eres el Espíritu de Astucia, ¿no? 

Ensanchó la sonrisa y se acercó a la estatua para examinarla más de acerca.

—Yo...

Descubriste varias cosas a cada cual más chocante.

Lo primero que, pese a estar abierta, era posible mover las "piezas" de la estatua para devolverla a su posición original. Cmo si el desconocido mecanismo que la abría y la cerraba hubiese quedado inerte y ya no opusiera ninguna resistencia. Aquel pequeño rompecabezas de piedra parecía más una creación enana que elfa. Aunque cuando la cerraste constataste que se trataba de una efigie de Mythal.

Con el Solar de la Capilla grabado.

Tampoco estaba totalmente vacía, al acercarte descubriste que alguien había dejado un trocito de pergamino dentro. Al recogerlo y abrirlo, te topaste con un mensaje.

Gabby enarcó ambas cejas.

—¿Artesanía enana en un templo de Mythal? —se preguntó a si misma en voz alta, mientras le tendía la nota a Asthan—. Mira, parece reciente. ¿Crees que estará dirigida a Ayla?

Mientras dejaba que Asthan le respondiera, fue a observar los mosaicos. Aquellas partes, que parecían mejor conservadas, quizá dieran alguna pista del por qué del símbolo de la capilla, o de la obra enana en un templo élfico.

La atención de Asthan parecía estar pardida en la habitación aunque cuando te dirigiste a él, tragó saliva, sacudió la cabeza y se acercó a ti.

—No lo sé, aunque supongo que es posible—titubeó—. No creo que pueda saber de quién es en un objeto con tan poca memoria, aunque igual hay algo. Si quieres pruebo a "leerla".

Gabby titubeó.

—Casi prefiero que leas la estatua. Quienquiera que la escribiera también manipuló la estatua.

Asthan tocó la estatua y arqueó una ceja.

—Para ser tan antigua casi no tiene memoria impregnada—dijo—. Noto determinación. Sólo una determinación muy fuerte por terminar de construirla. A la vez que un ansia reciente... por abrirla.

Ayla no respondió la primera vez que la llamaste. Cuando subiste la voz sin embargo, provocaste cierto eco que no esperabas. Pero fué suficiente para despertarla ya que la escuchaste gruñir.

Rebulló unos instantes y luego sacudió la cabeza. Al hacerlo creó una nube de polvo que le provocó un ataque de tos.

—Primero me tiran una cueva encima... luego me tiran una montaña... —masculló entre espasmo y espasmo—. Ahora un templo... ¡Qué será lo siguiente!

Fué sólo en ese momento cuando cayó en la cuenta de que había escuchado a alguien porque agarró rápidamente el bastón con la dos manos y miró en todas direcciones. Al localizarte a ti no pudo ocultar el suspiro de alivio.

— ... y veo que seguimos apañándonoslas para encontrarnos siempre después de que alguien o algo trate de matarme—añadió en lo que debía ser un intento por aliviar tensión no sabías muy bien si del ambiente o de ella misma—. Estaría bien que cambiásemos eso.

Le dió otro ataque de tos.

Cuando logró recuperar el aliento, trató de levantarse pero algo tiró bruscamente de una de sus piernas y se cayó panza abajo. Volvió a intentarlo con el mismo resultado. Al mirar atrás pareció darse cuenta de que tenía media pierna atrapada entre un cúmulo de escombros, cosa que la hizo soltar un gruñido frustrado.

Cuando te acercaste a los mosaicos descubriste que estaban muy maltratados por el paso del tiempo, pero podías divisar retazos de imágenes. Había cuatro.

En el primero parecía estar representado un castillo o algún tipo de edificio grande de aspecto puntiagudo, con extrañas figuras oscuras y aladas volando en torno a él.

En el siguiente había una figura de pie en medio de lo que parecía un bosque y... ¿otra arrodillada frente a ella? las teselas de este segundo mural casi habían desaparecido.

En el siguiente había muchas figuras representadas, parecían armadas para el combate, o al menos distinguías alguna espada. En medio de ellas había dos destacadas, una había perdido el rostro pero veías que tenía una mano alzando un arma alargada. La otra conservaba la cara, con sus orejas picudas de elfo, y permanecía protegiendo a la primera con un escudo en alto. ¿Era la representación de alguna batalla? ¿Arlathan quizá?

No tenías modo de saberlo.

El último representaba de nuevo una batalla. Había una figura de espaldas que reconociste como una de las del mural anterior, la del arma en alto. De hecho, la tenía de nuevo en alto. ¿Mythal? Algo dorado pálido ondeaba a su espalda, ¿una capa? ¿Otra cosa? No se veía bien. Parecía estar en medio del susodicho combate puesto que veías elementos como lanzas o flechas en ambos lados del mural pero la figura se mantenía sola de pie en el centro, mirando al fondo donde se veían a lo lejos una serie de edificios puntiagudos de aspecto ominoso.