Partida Rol por web

Tu espada provocó que un reguero de sangre corrupta, tan oscura que prácticamente era negra, empapara tu hoja y chorrease en el suelo a los pies del Chillido que emitió un gorgoteo y se desplomó como un fardo entre espasmos. Mientras tanto, Nolan esquivaba una nueva arremetida de una de las dos criaturas que lo atacaban.

El orlesiano estaba visiblemente preocupado por Vartan pese a que el herrero parecía tener controlada la situación en la carreta (ya había logrado acertarle dos veces al engendro que trataba de buscar sin mucho éxito un hueco en su defensa) Soltando una maldición digna de taberna enana, golpeó con su espada y hundió la hoja trazando un profundo corte que entró por el hombro izquierdo de uno de los Sharlocks y salió por la cadera derecha.

La erupción de sangre fue inminente y Nolan tuvo que agazaparse tras su escudo para no verse salpicado mientras su letal pero frágil oponente caía al suelo.

—Son gruñidos... —jadeó el hombre de armas casi con sorpresa al ver aquello—. ¡Son gruñidos de Sharlock!

No tenías ni idea de qué puñetas significaba aquello, pero a juzgar por el atisbo de ánimo que impregnaba la voz de Nolan, debía ser bueno para vosotros.

Chillido B ataca a Nolan pero falla.

Nolan ataca al Chillido A, le hace 8 puntos de daño y lo mata.

El monstruo restante que quedaba asediándote no pareció ni si quiera inmutarse por la caída de su congénere, es más, creiste ver que el brillo maligno de sus ojos chispeaba con ansia ante la perspectiva de que ahora tuviese más espacio para atacar.

Se abalanzó sobre ti pisoteando a su camarada caído, cosa que le hizo tropezar estúpidamente y provocar que el zarpazo errara su objetivo por mucho.

Chillido C ataca a Sion pero falla.

Pobres bichos, menudas tiradas están sacando xD

INICIATIVAS

1. Chillido A
2. Chillido C
3. Chillido D
4. Sion
5. Chillido B
6. Nolan

El chillido tropezó estúpidamente con su compañero muerto, un error extremadamente grave, Sion no era un caballero, ni creía en los duelos de honor ni combates limpios, había sobrevivido a Ostagar peleando con todo lo que estaba a su alcance, utilizando cualquier ventaja con tal de preservar la vida y la de sus camaradas, en aquella ocasión no sería distinto.

Aquella criatura ni siquiera pudo recomponer la guardia, la espada del pícaro se incrustó en el costado con un ruido desagradable, hundiéndose con facilidad a medida que el acero seccionaba la carne y órganos del gruñido, con un horrendo estertor la criatura se derrumbo mientras la sangre brotaba de su costado abierto.

- Eso es para que me confundas con un postre, ¡aguanta amigo! -

Sion rodeo a Nolan a medida que buscaba una posición ventajosa para apuñalar al engendro en la espalda, pero los veloces movimientos del monstruo no le permitieron encontrar la espalda.

Movimientos: g14->h14->i14->j13->i12

Si algo podías constatar era que aquellas cosas o eran increíblemente estúpidas, o sus ansias estaban volcadas en la matanza e ignoraban cualquier instinto de conservación. Fuera lo que fuese, el caso era que el Sharlock restante no parecía amedrentado si no todo lo contrario; parecía tener la absurda convicción de que ahora había "más presas para él" o algo así.

Aprovechó que Nolan acababa de descargar aquél demoledor golpe contra su congénere para lanzarle una malintencionada cuchillada a la cabeza. El guerrero, sorprendido, encogió el cuello como una tortuga refugiándose en su caparazón y evitó que le rebanase el gaznate pero no pudo evitar que la punta del arma le raspara dejando una fina linea roja que iba del extremo de una de las cejas hasta el centro de la frente y que no tardó en comenzar a sangrar.

Chillido B ataca a Nolan y le hace 3 puntos de daño.

—¡Hijo de perra!—barbotó Nolan cerrando el ojo cuando la sangre le goteó.

Blandió su espada y la incrustó hasta la mitad en la garganta del Chillido, cortándole el característico alarido de golpe y sustituyéndolo por un gorgoteo ahogado. La criatura manoteó el aire y cuando el orlesiano tiró de la espada, un surtidor de sangre negra indicó que estaba condenada. El Sharlock murió antes de tocar el suelo.

Si mirabas hacia la caravana, podrías observar que, grata y sorprendentemente, el engendro que había estado batiéndose con Vartan había corrido la misma suerte. El herrero jadeaba con el hacha sangrienta en la mano pero no parecía herido.

—Joder—bufó Nolan llevándose los dedos a la frente y limpiando la sangre con una mueca de dolor—. Ese cabrón casi me saca un ojo.

Se volvió hacia ti.

—¿Estás entero, amigo?—dijo. Luego esbozó una sonrisa jadeante—. Peleas como un maldito mabari de presa.

Lo habíais conseguido.

Sion: 200 PX

Cuando el corazón suavizo sus latidos y la respiración se volvió más lenta el dolor en la herida se hizo patente. No era un corte letal, pero tendría que atenderlo por un tiempo además dejaría una cicatriz posiblemente.

En otras circunstancias Sion revisaría los cadáveres en busca de algo de valor o que pudiera ayudarlo en el viaje. Pero en el caso de engendros tenebrosos prefería ni acercarse. Eran como una inmensa yaga infectada cuya única cura era un incineración cuidadosa y a distancia.

- Nada que un trago y un par de vendajes no puedan remediar, creo que a ti te vendrían bien igualmente . Buena esgrima Nolan, ¿fuiste regular en Orlais? Por tus movimientos parece que tienes buena instrucción, y buenos reflejos.

En cualquier caso arreglemos la caravana y larguémonos, no vayan aparecer más perros aullando. -

Nolan se apoyó en el soporte de la balista con un suspiro de alivio mientras la adrenalina volvía a bajar.

—No, vengo de una familia de granjeros—respondió—. Pero estuve en el infierno, es decir, en Ostagar.

Se agazapó para limpiar en un afloramiento de hierbas la hoja de su espada, al parecer albergaba los mismos pensamientos que tú en lo referente a tocar a aquellas bestias.

—Allí, partirle la cabeza a docenas de estos cabrones para salvar el trasero se convirtió en una constante... pero seguramente no te cuento nada que no sepas.

—¡Por la sangre de Andraste! ¿Cómo se os ocurre dejar que os hieran esas cosas?—bufó Vartan desde la carreta alzando ambas manos—. ¡Os necesito de una pieza!

Había una especie de tinte aliviado en la voz del herrero a lo que Nolan respondió levantando una mano con gesto cansado como para indicarle que todo iba bien.

—¡Tranquilo, viejo!—respondió—. ¡No es tan fácil librarse de mí ni de mis chistes malos!

Balaena por su parte parecía haber dominado a los aterrorizados caballos que, con el cuello muy rígido y la cabeza en alto, ahora resoplaban cansados por el forcejeo. La muchacha tenía los brazos agarrotados de tanto tirar de las riendas puesto que jadeaba en busca de aire pero tanto ella como su padre seguían enteros.

Vartan comenzó a caminar hacia donde os encontrábais todavía con el hacha ensangrentada en la mano, posiblemente con la intención de ayudaros a transportar el soporte puesto que la rueda de la carreta ya estaba lista para ser sacada.

Lo siguiente pareció ocurrir a cámara lenta.

De pronto, justo a sus pies, el suelo explotó en una nube de polvo. Una lanza fue escupida literalmente desde las entrañas de la tierra y se incrustó en el pecho del herrero con tanta fuerza que le salió por la espalda, Vartan se congeló en el sitio, abrió los ojos desorbitadamente y emitió un gruñido mezcla de dolor y mezcla de estupefacción dejando caer el hacha.

El alarido de terror que soltó Balaena hizo que los caballos volvieran a piafar y a relinchar inquietos. Nolan directamente se había quedado paralizado con el brazo en alto a mitad del saludo que hace tan sólo unos segundos acababa de hacer acompañado de una broma.

Cuando la nube de polvo se disipó, descubriste la explicación de por qué la lanza había salido de la tierra: Un engendro tenebroso.

La última de aquellas criaturas al parecer había esperado cobardemente bajo el suelo hasta haber tenido una presa en una posición insultantemente fácil y ahora sujetaba el asta de la lanza con un brillo malévolo en los ojos. Retorció el arma y Vartan ahogó un grito cayendo de rodillas al suelo para luego desplomarse. El Sharlock chilló con regocijo y desclavó la lanza mirando alternativamente al herrero y a la muchacha que gritaba junto a la carreta, horrorizada.

¿Rematar a una presa indefensa o cobrarse otra? parecía estar pensando.

Nolan dejó caer el brazo como si éste de pronto pesara veinte kilos

—N-No... —tartamudeó incapaz de asimilar lo que le mostraban sus ojos. Pero no duró mucho—. ¡NO! ¡¡NOO!!

Con un alarido que habría hecho estremecerse a un Guerrero de la Ceniza en plena furia berserker, el orlesiano se lanzó a la carrera espada en mano como un toro en plena embestida, cargando contra el Chillido. No quedaba muy claro si para triturarlo hasta que no quedase más que una pulpa sanguinolenta, si para tratar de proteger a Vartan, a Balaena, a los dos...

O todo a la vez, por materialmente imposible que aquello le resultara a él solo.

Nolan carga contra el Chillido.

Que aquellas cosas pudieran improvisar tal emboscada no dejaba de ser sorprendente. Puede que aun conservaran una brizna de inteligencia, o a lo mejor la maldad que las impregnaba les otorgaba una astucia retorcida y maliciosa a la hora de causar el máximo daño a los inocentes.

Fuera lo que fuera aquello era un acto miserable y ruin, incluso para las perspectivas de un engendro. Sion corrió hacia aquella criatura adelantando a Nolan en su frenética carga vengadora. Su ligera armadura le daba una pequeña ventaja de velocidad respecto al orlesiano.

- ¡Te voy a cortar los huevos! -

Voy a t12

Tu movimiento tal vez salvó la vida de Balaena puesto que llamó toda la atención del engendro que rápidamente olvidó su duda y se abalanzó sobre ti soltando uno de aquellos estridentes chillidos.

La criatura resultó ser endiabladamente rápida y sentiste cómo las afiladas cuchillas superaban tu guardia y te volvían a cortar con su fría mordedura. Aquello fue más de lo que pudieron soportar los caballos que se encabritaron y lanzaron patadas al aire con sus cascos delanteros. Balaena esquivó de milagro una que de seguro le habría reventado el cráneo pero la segunda la alcanzó en el costado, lanzándola por los aires varios metros hacia atrás.

La muchacha aterrizó cual larga era en el camino de tierra, soltando un gruñido ahogado cuando el aire escapó de golpe de sus pulmones por el batacazo y tan aturdida que no atinaba a levantarse. Los animales por su parte corcovearon y trataron de salir a la carrera pero al hacerlo, como Vartan había dejado la rueda sin anclajes, ésta se soltó y salió dando botes descontroladamente. La caravana escoró hacia ese lado, incrustando el eje desnudo en el suelo e impidiendo a los equinos que fuesen a ninguna parte con lo que los relinchos aterrorizados aumentaron de volumen.

Chillido ataca a Sion y le hace 4 puntos de daño

Nota: Tu personaje es el heraldo de la suerte.

Los ojos de Nolan llameaban casi literalmente conforme se acercaba al Chillido, cuando éste te hirió, lanzó un juramento tan vulgar que le habría provocado un infarto a la Divina de Orlais pero entonces el estruendo de la carreta y los caballos llamó su atención.

Vartan yacía en el suelo y uno de sus brazos se estiraba débilmente sobre la tierra como si tratara de volver al carromato que temblaba bajo los tirones frenéticos de los caballos en su intento de huir sin éxito. Los animales piafaban, golpeaban el suelo con los cascos y lanzaban coces al aire, aterrorizados.

Nolan intuyó lo que pasaba por la cabeza del herrero y tras un instante de vacilación, gruñó frustrado al ver truncada su sed de venganza; en lugar de pararse a atacar, descargó mientras corría un potente escudazo contra la cabeza del Chillido provocando un sonido tan reverberante que quedó flotando en el aire. Supiste que era una ayuda, te dejaba el monstruo a ti.

Porque él continuó sin detenerse en linea recta hacia la carreta para hacer lo que Vartan no podía: sacar a su hija de allí.

Nolan usa Escudazo en el Chillido y lo aturde durante 1 asalto. En el siguiente saldrá corriendo hacia la carreta.

Nota: Joder, y los Chillidos son los heraldos del infortunio :_D

El chillido babeaba tras el tremendo escudazo a la cabeza, semejante impacto tenía embotados sus sentidos mientras el cráneo intentaba poner todo en su sitio de nuevo.

Pero el tiempo solía ser un lujo en cualquier combate a muerte, cuando el chillido intentó girar la cabeza y encararse de nuevo al pícaro se encontró en su lugar con la hoja incrustada en la cavidad ocular. El cuerpo del engendró comenzó a temblar en violentos espasmos hasta que Sion retiró el arma de la cabeza provocando que el chillido se derrumbará inerte al suelo con una espantosa herida en el cráneo.

Muevo a u11

El Chillido estaba ya muerto antes de tocar el suelo debido a tu estocada maestra. Mientras tanto, Nolan se había acercado a la carreta escudo en ristre y como había podido había arrastrado a Balaena fuera de la zona peligrosa en torno a los caballos. La muchacha gemía agarrándose un costado con el rostro crispado de dolor pero trató de ayudarle como pudo para que no tuviera que hacer todo el trabajo él.

Vartan había dejado de moverse pero tú percibías un ligero temblor en el cuerpo del herrero tendido de lado que pudiste identificar como el movimiento de una trabajosa respiración.

Los caballos permanecían asustados pero al parecer el cese de los estridentes chillidos de los Sharlocks había sido un aliciente para que dejasen de dar coces al aire y comenzaran a calmarse. Cuando estuvo seguro de que no había peligro, Nolan se colgó el escudo a la espalda, cogió a Balaena en brazos (que parecía estar mascullándole algo solo que no le salía la voz) y empezó a volver.

Aquella situación le era dolorosamente familiar. Su cabeza no dejaba de machacarle con el mismo pensamiento: "- ¡¿cómo me puede estar pasando lo mismo por segunda vez?!-" El pícaro parecía un imán para las muertes cobardes, solo que el nunca era el objetivo de ellas, solo un mero observador impotente.

No se molestó en rematar a los engendros, estaban bien muertos. Aquel que se había escondido les había tomado el pelo en la más cruel de las bromas, Vartan lo había pagado muy caro. De aquí en adelante Sion tomaría aun más precauciones, semejante astucia en esos monstruos era muy peligrosa, sumada a una crueldad natural las consecuencias eran siempre funestas. La Ruina aun no había acabado para muchos.

Sion se arrodilló al lado del herrero, no necesitaba mirar de cerca la herida, era mortal. Atravesado por ambos lados, si quitaban la lanza lo más probable era que las tripas se esparcieran alegremente por el suelo junto con la sangre manando a borbotones. Habría que ser el mejor cirujano del reino para tratar esa herida, o en su defecto un mago, aunque dudaba que un mago cualquiera pudiera hacer algo con esa herida, se necesitaría un verdadero maestro para restañar semejante lanzazo.

- No puedo hacer mucho por ti, salvo ahorrarte sufrimiento. -

Ver morir a un camarada sin poder hacer nada era un recuerdo que perseguía de por vida, tener que rematarlo para que no sufriera aunque fuera un acto piadoso que el propio pícaro esperaba que hicieran con el si llegaba el momento era otro recuerdo que le perseguiría hasta la tumba, que el Hacedor tuviera piedad de su alma y la de un padre valiente.

- Si podéis obrar milagros este es un buen momento, no tengo conocimientos médicos, lo siento. -

Cuando te acercaste a Vartan, trató de buscarte con la mirada, sus ojos estaban algo vidriosos pero parecía reconocer las cosas porque en cuanto te encontraron, se clavaron en los tuyos. Supiste de algún modo que aquél hombre compartía tus pensamientos.

El herrero se enfrentaba a la Parca con una dignidad encomiable, no viste en aquellos ojos miedo a la muerte, sino preocupación. Preocupación que no era propia, sino ajena. Una de las manos se agarró con una firmeza inesperada en alguien agonizante a la caña de una de tus botas.

—M... Mi... hija—masculló con voz rasposa. Le vino un espasmo de tos y escupió un chorro de sangre considerable que le empapó la barbilla—. ¿D... dónde está... mi hija? ¡Dónde... está mi niña!

—Aquí.

La voz de Nolan sonó como una luctuosa campanada hueca en medio del sepulcral silencio que habían dejado los Sharlocks tras abandonar el reino de los vivos. El orlesiano se acercaba con Balaena en brazos y la muchacha prácticamente se habría arrojado de estos al suelo de no ser porque la agarró para evitar que se partiese la crisma.

—¡¡PADRE!!

La desgarrada exclamación sonó como un gemido agónico. Balaena rápidamente se arrojó junto a su padre, agarrándole la mano libre entre las suyas y llevándosela al rosto para besarla y apretarla con tanta desesperación que parecía querer aferrar a toda costa aquello que se le estaba yendo. Cojeaba porque debía dolerle el costado pero aquello debía ser lo que menos le importaba en aquel momento.

Sendos rastros de lágrimas hacían brillar sus ojos azules, mojaban las mejillas ahora pálidas de la joven y se mezclaban con el polvo del camino dándole un aspecto más desdichado todavía mientras ella trataba de contener a duras penas los sollozos a fuerza de apretar estoicamente la mandíbula.

Vartan acarició la mejilla de su hija emitiendo un tembloroso suspiro de alivio con la mano que ésta le cogía porque simplemente no podía levantarla por si solo.

Nolan se había quedado  agazapado junto a ti y al hacerlo te había dado una palmada en el hombro. Intuiste que aquello era algo mitad agradecimiento por tus intenciones, mitad aprobación por haber hecho un trabajo impecable con el Chillido.

—Nolan... — gruñó Vartan haciendo notorios esfuerzos por empujar la voz más allá de su garganta. Un nuevo reguero de sangre le escurrió por la comisura del labio—. Prométeme que...