Partida Rol por web

Miré de reojo al resto de compañeros.

Para mi pedir ayuda a aquellos despojos era casi una blasfemia, y no tenía ganas de acercarme mucho a ellas. Esperé a ver que hacía Zeno para mantenerme a dos pies por delante de ella y así cubrirla...

- Ya iré yo- se ofreció Tharas para ver lo que las tres brujas querían enseñarle-. Veamos lo que tenéis que mostrarnos y luego salgaos de aquí para hablar entre nosotros- dejo dejando a las claras que quería salir de ahí y que quería hablar con sus compañeros.

El elfo se acercó decididamente y al llegar a un paso del caldero se detuvo, miró a las tres y luego el contenido del caldero.

No sabía si había hecho bien con la petición de ayuda para identificar los objetos, pero sin saber para qué servían, no los podrían usar, y si iban a hacer frente a un reptil alado, cualquier ayuda sería poca. Miró hacia los lados nervioso y esperó a que Tharas les contase lo que había visto, poco más podía hacer.

Me quede mirando cómo se acercaba Tharas al caldero.

ME gustaría asomarme a verlo, pero un atisbo de miedo hacia las brujas me impidió hacerlo. Con lo que me quede esperando, preparado para marchar.

Te acercás, al caldero que burbujea y humea constántemente y las brujas te observan en cuanto te acercas pero sin mediar palabra alguna. Cuando estás a un costado del caldero sientes el aroma a rancio que emanan los cuerpos de las brujas y te obliga a fruncir el ceño forzando tu cuerpo a no dar una arcada involuntaria.

Pero tu atención cambia cuando por el rabillo del ojo vez algo que te llama poderosamente la atención. Una imagen comienza a dilucidarse en el medio del caldero donde va tomando tamaño y forma rápidamente. Vez en un principio un lugar nebuloso que es sin lugar a dudas este. La imagen avanza como si movieran un lienzo desplazándose más al Oeste pasando por un denso bosque de árboles altos y frondoso, luego viene abruptamente un acantilado y desde ahí un pequeño valle rocoso no muy extenso.

La imagen sigue desplazándose y vez ahora que hay un túnl, uno muy profundo que se pierde en la oscuridad. En ese túnel está un joven lagarto volador que ustedes llaman dragón blanco. No podemos llegar a él pero ustedes si. Llegó aquí buscando una cueva donde residir hasta crecer lo suficiente y no queremos que eso pase en nuestra isla. Tráiganlo viv y la recompensa será el portal a vuestra elección o muerto y será la costa del continente más cercana. Las palabras te llega directamente a tu cerebro, las brujas se comunicaron así ahora contigo y hablando de corrido.

Tharas se acerca al caldero  observa detenidamente mientras ustedes esperan para ver que sucede, que información podrá obtener y si vale la pena el riesgo. Algunos con temor, otros con indiferencia e incluso un poco de odio ven a las tres brujas que están junto a Tharas con muchas preocupación.

Sin bajar la guardia espero...

Me quedé quieto, alternando el peso de un pie al otro, esperando a que Tharas nos dijese lo que fuera y poder salir de allí lo antes posible. Me giré hacia Zenobia, no había vuelto a decir nada desde que hizo ver su enfado con la decisión del grupo de ayudar a las brujas con tal de salir de allí, esperaba que no se hubiese cabreado demasiado.

Tras lovisto y oído en mi interior, levanto la visto algo confundido y miro a las brujas sin hacer gesto alguno. Tras escasos segundos me doy la vuelta y me reuno con mis compañeros.

- Vayámonos y busquemos el equipo en la playa, lo necesitaremos- les insta Tharas a marcharse de ese lugar.

El elfo no tenía ganas de seguir cerca de las brujas y menos de hablar con sus compañeros mientras ellas estuvieran presentes. No, debían alejarse.

Una vez lejos del claro donde estaban las brujas y de camino a la playa, Tharas, que de vez en cuando seguía mirando hacia atrás por si acaso, tomó aire y les contó a sus compañeros lo que había visto en el caldero de las brujas.

- Ahora que estamos más cómodos sin la atenta vigilancia de las tres brujas ya puedo contaros lo que he visto en el caldero- comenzó Tharas a contarles.- Al principio vi un lugar nebuloso que era el claro de las brujas. Luego, la imagen avanza desplazándose al oeste, pasando por un denso bosque de árboles altos y frondoso, que termina abruptamente en un acantilado. Desde ahí la imagen sigue por un pequeño valle rocoso no muy extenso, que termina en un tunel. 

Tharas se paró, tomó energías y luego miró a sus amigos.- Es ahí donde reside el reptil alado...que resulta ser....un joven...un joven dragón blanco- Tharas hizo otra pausa para que todos lo asimilaran y luego continuó.

- Nos han pedido que lo llevemos allí, preferiblemente vivo...de hecho nos interesa muchísimo llevarlo vivo, pues nos ahorraríamos muchos sías de viaje y cantidad de dinero en comida, transporte, alojamiento...no sé, mucho. He aquí la cuestión. Nos han pedido que lo llevemos vivo. Sé que los dragones saben hablar idiomas, si conseguimos que vaya por su propia voluntad donde las brujas habremos hecho la misión...aunque puede que entonces las brujas decidan no pagarnos con el viaje si no con porrazos de los enanos gigantescos...No lo sé, solo sé que si queremos salir de esta isla debemos ir a buscar al dragón blanco y llevárselo a ellas. Eso o construir una patera a modo de palos y cuerdas e intentar llegar a algún sitio.

La mente de Tharas  era un hervidero de ideas y todos eran malas y acababan mal, así que decidió callarse y calmarse un momento. Al poco siguió.

- Ahora lo que es primordial es encontrar nuestros enseres en la playa como nos han dicho las brujas- sentenció alejando de momento los demás pensamientos.

Sedelon seguía a los demás hacia la playa.... ¡¡¡un dragón blanco!!! El mundo se estaba volviendo loco, ¿cómo se suponía qué iban a hacer eso? Si se enfrentaban a él, veía pocas posibilidades de ganar, y engañarle tampoco le parecía fácil. Pero si no lo intentaban, tampoco podrían salir de allí. No era nada fácil, a no ser que en la playa tuviesen el arma definitiva contra los dragones.

Y encima estaba de acuerdo con Tharas, nada les aseguraba que de lograrlo, cosa que dudaba mucho, las brujas fuesen a cumplir con su parte del trato. Buff, la solución no era sencilla.

Con la información provista por las brujas Tharas transmite lo que piensa sobre todo el asunto y el resto del grupo sólo escucha guardando para si sus preocupaciones. Sus pasos los llevan a la playa donde se ponen a buscar lo que las brujas llamaron "más que suficiente". Se separan para abarcar más terreno y ver de encontrar todo lo que indican, algunos restos llegaron y revuelven entre los mismos.

La tarea no es sencilla porque revisar entre los restos sumados a que entre ellos hay partes de cuerpos carbonizados hace que más de una vez se piensen el irse dejando algo y la primera en hacerlo es Zenobia harta de andar hurgando entre partes de cuerpos decide seguir adelante y menos mal que lo hace porque a lo lejos ve a la damisela que se quedó sola en el campamento esperando por el regreso del grupo y no das más de los nervios yendo y viniendo esperando encontrar algún indicio del ausente grupo. Cuando ve a Zenobia se lanza en una rápida carrera que termina en un abrazo incómodo para la mística donde nota que la mujer llora todavía en silencio por los nervios, quizás cruzó por su cabeza que de nuevo estaba sola otra vez y encima en un lugar totalmente desconocido para ella.

El resto sigue buscando pero después de un buen rato se cansan de hacerlo Lignindor y Tharas que se van a juntar con Zenobia y la mujer quedando en la playa sólo dos. El más tosudo es Sedelon que no quiere saber nada con irse sabiendo que hay magia muy poderosa dando vueltas y eso tiene que valer algo. Tras un buen rato el cuarteto que se había alejado ve como la pareja de requisadores vuelven gritando de alegría, no dan cabida sus bocas para festejar como lo están haciendo. Traen sobre un pedazo de lona gruesa diversas cosas apoyadas sin mucho orden por la emoción. Una armadura que Sedelon y Tharas saben que es de origen élfico apenas la ven, una armadura de placas con un trabajo de ornamentación fabuloso, una túnica que tiene símbolos como los que suelen tener los magos en los lomos de sus libros y los hilos son de oro al parecer con un detalle nunca visto por casi todos con excepción de Zenobia. Dos collares y tres anillos con gemas incrustadas que de seguro valen muchísimo ya por el trabajo que tienen de orfebrería. Una pequeña bolsa con distintos elementos dentro que Zenobia y Kilder identifican como componentes para algunos conjuros pero que ahora no podrían precisarlo con exactitud. Una espada bastarda y otra larga con ribetes y decoraciones que hacen que sus actuales armas parezcan de juguete. Dos pares de botas suntuosas y con un trabajo del cuero dignos de un rey al igual que unos tres pares de brazaletes y para terminar un carcaj con unas flechas con unas puntas realmente trabajadas que Tharas reconoce como las de largo alcance usadas por cierto tipo de arqueros expertos por el grado de dificultad de uso y más por el coste de las mismas.

Cuando ven la suma de todos estos objetos se dan cuenta a que hacían referencia las tres brujas con lo de que no necesitaban más que lo había en la playa. Estos objetos si son lo que las brujas les dijeron que sería es algo totalmente fuera de sus sueños el haberlo conseguido de una manera tan sencilla sin tener en cuenta la feroz tormenta. No hubo que saquear el tesoro de ningún dragón, ni conquistar una torre llena de peligros para hacerse con el tesoro antiguo. Sólo se limitaron a mantenerse apartados mientras dos grandes fuerzas se destrozaron y mataron para juntar los restos.

Sedelon miró las armaduras con ansiedad, se sentía desnudo desde que había tenido que dejar la suya en el fondo de aquel mar para salvar la vida, era cierto que su vida valía más que cualquier armadura, pero desde entonces se sentía desprotegido sin ella, y enfrentarse a una cría de dragón blanco sin estar protegido era más una locura que otra cosa.

Se acercó disimuladamente y esperó a que los demás eligiesen, pero él no estaba dispuesto a dejar pasar esa oportunidad así como así.

- Amigos, a mí. si nadie se opone, me gustaría vestirme una de las armaduras, la élfica quizás sea más de mi agrado, pero me amoldo a lo que sea. Enfrentarme sin protección a un dragón me parece de locos.

¿Podrían averiguar para qué servían sin necesidad de recurrir a las brujas? No sabía cómo, pero estaría bien poder hacerlo.

Observaba los objetos con mas curiosidad que ambición y los examinaba uno a uno dejándolos luego otra vez en su sitio. Parecía mas que estuviese en un mercadillo chafardeando.

Luego me senté en el suelo, cogí un palo y pinché a Lig para que fuese a ver las cosas, sabía que a el le encantaba todo esto...

Sin saber que hacer con todo lo que han encontrado deciden que lo mejor es llevar todo con las brujas sin tampoco haber decidido que les van a dar para el trueque para por averiguar el poder y como se usan los diferentes objetos. Pero eso no los detiene como tampoco el volver a ver a los tres especímenes que resultaron ser las tres brujas.

A regañadientes acepté que ellas examinasen nuestro botín de guerra, pero no teníamos mucha mas ayuda en esa isla.

-Ahora seguro que nos piden algo mas y siempre estaremos debiéndoles cosas -susurré a los compañeros...-

Ya  con el equipo que habíamos encontrado, mas mis compañeros que yo, me sentí algo mejor.

Pero el pensar que lo que nos separaba de escapar de aquella isla era un dragón blanco, hizo que me recorriera un escalofrió por todo el cuerpo.

Nuestro siguiente paso, volvía a pasar por aquellas tres brujas, que tan poco me gustaban. Aunque era necesario para averiguar qué es lo que habíamos encontrado.

No quise decirlo, pero…. pensaba un poco como Kilder, quizás nos exigirían algo que nos atara mas de pies y manos.

Había que salir de aquel sitio, y si para ello tendríamos que “pasar por el aro” de lo que dijeran las brujas, lo mejor sería actuar con inteligencia.
Por mi mente siempre rondaba la idea de poder, de alguna manera, dialogar con aquel dragón blanco, aunque  en realidad no sabía si era un ser inteligente o solo actuaba como un animal, que en cuanto se sintiera acorralado nos atacaría sin piedad para defenderse,  o quizás ni siquiera eso, podría ser un ser malvado que nos intentara matar a la mínima oportunidad.

Todo eso bajo mis ánimos, con lo que seguí caminando siguiendo a mis compañeros con la cabeza gacha mirando al suelo.

Se dan cuenta de que van llegando al claro cubierto por la eterna niebla que no deja hueco alguno donde su manto no estè presente. La misma luz de también una eterna hoguera los guía como llamándolos hacia ese punto donde las tres brujas los esperan al parecer muy tranquilamente. De los enanos no hay noticia pero no es algo que les preocupe como para ponerse a intentar divisarlos entre la espesa niebla.

- Bueno... - Dice la del centro. - Bueno... - La repite la que está a la izquierda. - Bueno... - Cierra la que está a la derecha. Y se acuerdan que hablan en partes de esa manera tan molesta hasta el punto que les gustaría más mandarlas a pasear que tener que seguir soportando esto. - ¿Qué nos traen? - Pregunta la que está a la izquierda. - ¿Qué quieren dejar a cambio? - Dice la que está a la derecha. - Y veremos si aceptamos lo que nos ofrecen. - Dice la del centro y las tres a la vez enarcan la ceja buscando acentuar el veremos.

Yo no tenía nada que ofrecer a aquellas brujas a cambio de una información, aunque por un momento se me pasó por la cabeza dejar a... me quedé mirando fijamente a Lig...

- Por supuesto que dejaremos algo a cambio. Somos gente de palabra- dijo muy seguro de sí Tharas-. Dejaremos la palabra de hacer la misión cueste lo que nos cueste.

- En un principio nos ofrecisteis la opción de hacerla o no...bien, pues la realizaremos- recordó el elfo.