Partida Rol por web

Asdrubal había muerto. Poco después y casi de forma instantánea, la vida de Reena también termina por extinguirse, dada la pérdida de sangre. Además, otro de los enormes pedruscos acaba deslizándose hacia abajo, aplastando esta vez a Himilko. Otro muerto más, en tan poco tiempo.
Justo entonces, los arqueros y honderos siguen lanzando sus proyectiles sin piedad contra el ejército de Aníbal. Por vuestro lado, los bárbaros parecen han comenzado la carga y el choque se produce. Los miembros y las cabezas comienzan a volar aquí y allá, y la matanza comienza sin más dilación. Afortunadamente, estáis bien protegidos y en el caos de la batalla la carga ha pasado casi desapercibida para vosotros. No obstante, tras los confusos instantes, todos tenéis delante a un fiero enemigo al que arrebatar la vida con vuestras armas.
Pero el caso de Hanón es especial. Montado en su elefante, si no carga o lo tranquiliza, puede desmadrarse, pues los celtas se han fijado en él y parece ser que lo consideran más peligroso, razón por la cual se adivina que lo van a atacar con especial interés.

¡Maldita sea! ¡Asdrubal! Grito al mismo tiempo que tenso mi arco con otra de mis flechas.

Pero la flecha sale disparada en cualquier dirección, no en dirección al enemigo...

Inconscientemente trato de hacer fuerza para desviarla con la mirada, como si de un mago se tratase...

Pero la flecha sigue su curso...

Su curso mortal...

YA ESTAN AQUIII!!!!
Vienen vociferando gritos de batalla, algunos caen por efectos de las flechas...
En cuanto choca con mi escudo, clavo los pies en el nevado suelo y aguanto el empujón. Cuando disminuye la presion para otro envite, es cuando ataco por encima del escudo.

Al ver a su enemigo el libio no dudó. El combate estaba demasiado abierto como para que una formación cerrada marcase la diferencia, con lo que tenía que enfrentarse a su adversario únicamente pensando en golpearle con fuerza, con sus mejores armas. Y eso implicaba la maza de guerra, con la que dirigió un potente ataque contra su adversario

En medio del caos del combate, salto por encima del cadáver del celta al que le he destrozado la cabeza y, ante mi, aparece otro guerrero empuñando una lanza.
Alzo mi escudo y logro desviar el lanzazo a un lado.
Me agacho entonces y descargo un tajo sobre la pierna derecha del celta. La sangre salpica cuando el filo de mi falkata muerde la carne y el hueso de mi rival.
Y yo, mirándolo a los ojos, sonrio torvamente.
Pues tanto mi enemigo como yo sabemos lo que va a ocurrir a continuación.

Parece que Arbaces tras las bajas sufridas por sus compañeros apunta mejor y alcanza con una flecha a uno de los honderos que les estan acechando.

Busco al primer enemigo que tengo enfrente, y le arreo un espadazo que lo atraviesa de parte a parte.

Agarrando fuertemente las correas de cuero que sirven de riendas, impulso al animal a la carga contra los atacantes, intentando que agache la cabeza para aumentar la embestida.

La flecha de Sirius atraviesa con una velocidad impresionante la cabeza de Kratos por la boca. Este se queda algo atontado y mira a su alrededor. Comienza a toser de manera compulsiva, a la par que echa sangre por la boca como si de una fuente se tratara.
Pero el choque ha sido inminente. Telémaco ha sabido protegerse bastante bien con el escudo.  En cuanto la presión ha bajado, el soldado púnico, con una perfección casi innata, clava su lanza en el cuello del bárbaro con un movimiento cargado de violencia. La sangre del bárbaro se alza en el cielo, a la par que este cae hacia atrás*. Sin embargo, a pesar del golpe casi mortal, el celta se levanta del suelo, con el pecho y el cuello lleno de sangre. La rabia y la furia le puede, y se lanza colérico contra Telémaco.
Maneja la espada con violencia y a pesar del golpe, con una gran destreza, le hace un buen corte en las piernas. Parecía imposible, ya que el escudo estaba clavado, pero el celta ha hecho un esfuerzo increíble. Algunos dirían que ha sido extraño, otros que ha demostrado una destreza increíble. Afortunadamente, eso no quita que el escudo haya absorbido parte del impacto, aunque poco.
Sin embargo, tras la muestra de esfuerzo sobrehumano para el celta, que se tambalea, moribundo, ante Telémaco. Apenas puede mantenerse en pie.

Crack. El brazo del guerrero celta se ha roto ante el violento golpe de maza propinado por Abdurkat. El grito de rabia y dolor hace eco en toda la batalla. Pero es un guerrero celta, ha sido entrenado para resistir al dolor, y teme a la muerte. Es por ello que con su espada, se prepara para lanzar una estocada a su adversario. Sin embargo, no está muy acertada, pues la espada pasa cerca del libio, sin hacerle daño alguno.

La sangre del enemigo de Bagarok le salpica la cara. Ha sido un buen tajo en la pierna. El guerrero celta parece contener un grito de dolor y mantiene una breve mirada de osadía. Sin más dilación, coge su espada y ataca con furia, dispuesto a mandar al celtíbero a los abismos del infierno. Sin embargo, la furia le ha cegado, pues la espada choca contra el escudo del soldado de Aníbal, sin mayores consecuencias.

Una sola flecha de Arbaces basta para acabar con uno de los honderos. Puede que los honderos sean unos endebles y no estén bien protegidos, pues el hondero ha caído sin vida y has podido ver como su cuerpo se deslizaba por el desfiladero. Sin embargo, sus compañeros, no se han fijado en ti, de momento, por lo que siguen atacando.
Mientras, Brutus sigue a lo suyo. Con una estocada, la sangre brota exageradamente de la pierna de su enemigo. Sin embargo, el golpe de la mole no ha sido suficiente para terminar con su enemigo, que le escupe en la cara y responde descargando otro golpe en la pierna del vascón. Sin embargo, mira con cierto temor, pues sabe que la respuesta del vasco puede acabar con él.

El elefante, sacude brevementa la cabeza. Sin embargo, poco después, arrasa con todos los celtas que tiene delante, que vuelan aquí y allá. Otros, son pisados cruelemente ante la embestida del animal. Ante este ataque, una veintena de los celtas que están alrededor de Hanón, se reagrupan y comienzan a subir el desfiladero, asustados. Sin embargo, en consecuencia, uno de los guerreros más fuertes, hace sonar su cuerno de batalla. Ya puedes adivinar lo que significa eso. En breve, los honderos y arqueros celtas van a considerar a los elefantes el objetivo principal de sus ataques.
Y ahora, un par de bandidos, siguen ocupado lanzando predruscos. Otra de las enormes piedras acaba por aplastar a Kratos, que no había tenido suficiente con el ataque de su compañero Sirius. Bueno, quizás haya sido mejor así, y se le ahorrara sufrimiento. Pero ahora, Kratos es otro cadáver más aplastado...

Abdurkat se ve sorprendido por los gritos de los celtas y por el bramido del elefante, lo que malogra su concentración, haciéndole fallar

Escupo al suelo mientras preparo otra flecha más...

Espero darle a un enemigo, por que sino, me voy a quedar sin compañeros.

La flecha sale volando por los aires, esta vez, en una dirección más acertada, haciendo blanco en un enemigo...

Por fin. Pienso para mis adentros cuando veo manar la sangre del cuerpo del enemigo.

arbaces ha vuelto a intentar atravesar a otro ondero pero en esta vez la flecha sale desviada

No me doy cuenta del ataque hasta que doy el paso desisivo a rematar. La pierna izquierda adelantada no me responde y el dolor me dice que voy a caer. Entonces miro al celta a la cara y a la vez que caigo pongo el escudo en linea con su rostro,cuando caigo y lo golpeo, alzo la mirada y veo al siguiente celta que venía detrás.Un pequeño impulso y lo paro en seco.La lanzada le da de lleno en el brazo adelantado.
ARGHHH!!!
El dolor del movimiento y la rabia me hacen gritar, suelto la lanza y desenvaino la falcata, me preparo para defenderme y cortar piernas. El dolor me dice que sigo vivo, aprieto los dientes y gruño como los lobos.

Rebota la lanza del celta sobre mi escudo. Y ese es el momento que aprovecho para adelantarme y desgarrar el brazo derecho de mi oponente con un tajo vertical sobre su hombro.
Por unos instantes, el estupor se refleja en la cara del celta mientras contempla su brazo caído en el suelo.
Tan solo unos instantes después, el guerrero se derrumba sobre su brazo.
Pero yo no estoy para perder el tiempo. Detrás de mi queda el nuevo cadáver mientras avanzo a la búsqueda de nuevos oponentes.

Con una sonrisa, levanto mi espada, y antes de dejarla caer, digo- Tu vida llega a su fin, celta. -Acto seguido dejo caer el acero, que tiene nefastas consecuencias en el cuerpo del celta, llenandolo todo a mi alrededor de sangre y vísceras.

Telémaco ha fulminado a su rival cortándole el brazo. Un exagerado grito de dolor, y la sangre brota de forma aún más exagerada si cabe. El celta, envuelto en sangre y sin energías, cae al suelo. Al menos ha caído, espada en mano. Es la muerte que todo el resto de guerreros desea tener.
Pero no hay tiempo para descansar. Otro celta aparece, dispuesto a plantar cara al guerrero de Aníbal. Con más furia y valor incluso que el anterior, descarga otro tajo hacia él. Pero es furia y valor; en eso se queda, pues el filo de la espada corta el aire en vez de la piel de Telémaco.