- Amigos... nadie nos vigila. -, digo susurrante. - Al parecer están todos concentrados en la pelea. ¿Qué hacemos? No hay nadie en las chozas. -, termino susurrando aún más.
Mi arco está preparado para atacar, pero debo esperar. Estoy ansioso por entrar en batalla, y mis nervios se encuentran a flor de piel, listos para estallar cuando sea oportuno.
Asdrubal recibe el golpe con dolor, pero le da otro golpe en respuesta a ese tratando asi de anular a su enemigo
Tirada: 1d100
Motivo: Golpe
Resultado: 20
Tirada: 1d20
Motivo: lugar golpe
Resultado: 18
Tirada: 1d4
Motivo: daño
Resultado: 3
Hago un gesto, indicando a mis compañeros que esperen un instante, y cargo a la joven con el botín que adquirimos de nuestro primer enemigo. Dos dagas célticas y unas cuantas monedas.
- Luego repartiremos - digo en un susurro. Luego me señalo la pierna herida- A esta distancia mis lanzas arrojadizas son tan efectivas como vuestras flechas, y os podría estorbar al acercarme. Estoy herido. Pero aceptaré el orden que decidamos. Alguien debería pensar en estas cosas y ser nuetro líder. No podemos discutir todo lo que hagamos.
- Abdurkat tiene razón... necesitamos a alguien que nos guie y al cual obedecer... si vamos todos por libres nos masacrarán a la primera de cambio. -
- ¿Quién de vosotros se propone como lider? -, les susurro a mis compañeros. - Daos prisa para decidirse que estos no estarán mucho tiempo más entretenidos. -
Mientras mis compañeros se van preparando, Busco el lugar adecuado para encender un pequeño fuego.
Finalmente, logro distinguir un par de piedras detrás de un tronco bastante grueso.
Me acerco hasta la piedras y, al abrigo de estas, cavo un agujero con una de mis dagas.
Hecho esto, recojo del suelo madera seca, pues es la que menos humo y olor desprenderá, y a continuación, cubro la madera con hojas también secas.
Agarro de nuevo mi daga y hago un pequeño corte en la corteza del tronco del árbol.
Mientras brota la savia del árbol, me acerco hasta la muchacha. Hago un gesto tranquilizador y agarro la capa que obtuvimos del celta.
La voy haciendo jirones mientras vuelvo al lugar del agujero y entonces, cojo esos jirones y los voy impregnando de savia.
Hecho todo esto, digo.
Cuando prenda fuego a esta pequeña hoguera, me gustaría que tuvierais preparadas las flechas. Pasadme algunas los arqueros. Yo os enrollare los trozos de tela pegajosos por la resina. En cuanto tengais las flechas listas y ardiendo, lanzad sobre las cabañas de paja. Y una vez que comiencen a arder. Propongo que los demás ataquemos mientras nuestros arqueros nos cubren.
Miro entonces a Abdurkat y añado.
No te preocupes por tu pierna. Mantente detrás de la primera linea de combatientes. Intentaremos que ningún enemigo pase.
Pues si estáis de acuerdo, que el master decida cuantas flechas puedo preparar.
Personalmente, opino que cuantas mas mejor. Je,je,je.
Si dais el visto bueno, enciendo el pequeño fuego.
Escucho las palabras de Bagarok con atención mientras pienso en alguna otra posibilidad. De repente, como un rayo, una idea aparece en mi cabeza.
- Bagarok. amigo, -, le digo mirándolo a los ojos. - ¿Para que destruir las casas que pueden tener objetos valiosos? Además, si incendiamos la aldea es muy probable que el enemigo vea el incendio y mande refuerzos. Creo que lo mejor es atacar con una andanada de flechas normales, ya que podremos disparar un par antes de que se den cuenta y después entrar en equipo para masacar a los supervivientes. -
Como queráis si es esa la opinión general. Pero ten presente un detalle, Sirius. Nos las vamos a ver con todo un grupo de Celtas dispuesto a combatir hasta la muerte por su tierra y su hogar. Y ya dije en otra ocasión, que estos celtas pueden ser unos enemigos formidables.
Miro de nuevo hacia la aldea. Hasta a mi llegan los sonidos producidos por los espectadores del combate a muerte.
Y yo diría, que ya están bastante excitados. Creedme. Solo hay una cosa peor que un celta con ganas de pelea. Y esa cosa es dos celtas con ganas de pelea.
Hemos de aprovechar la sorpresa y toda la ventaja que podamos obtener. Después de la batalla, ya nos preocuparemos del botín.
Mientras escucho de fondo la conversación de mis compañeros miro repetidamente hacia el poblado y los alrededores. Examinando la situación y dando trabajo a mi cabeza pensando una solución.
- Creo que debemos dividirnos en tres grupos de dos, cada uno atacara desde un lado, atacaremos desde la maleza y asi creeran que somos mas de los que somos. Tendremos entonces la sorpresa del ataque a nuestro favor, y la incertidumbre del enemigo al verse atacado desde tres zonas distintas. Puedo preparar con las tres antorchas que tengo un cebo, encendiéndolas entre la maleza en puntos que sean visibles desde el pueblo, así crearemos aun mas incertidumbre y creeran que es una autentica emboscada y que están rodeados por 6 zonas.
Esas habían sido mis palabras, sinceramente era un ataque arriesgado y el mas minimo detalle cuenta para ganar al adversario.
- Tienes razón en lo de los celtas... -, le digo a mi amigo sin dejar de mirar la aldea. - Tu has el fuego que nosotros nos encargamos de que no quede nadie en pie. -
Le paso algunas flechas para que las convierta en flechas incendiarias mientras voy eligiendo mis objetivos con la mirada.
Master, ¿sé cuatos prisioneros hay mas o menos?
La idea de Melkart me parece la mas acertada - digo taciturno
Bien, cuantos arqueros somos? tres o cuatro? que la mitad lancen flechas de fuego y la otra mitad sin fuego y todos simultaneamente.
se podrian disparar dos o tres flechas con un solo arco simultaneamente?
- Cuando me digáis... -, les digo a mis compañeros tensando el arco apuntando a la multitud. - Yo ya estoy preparado para lo que sea.-
Finalmente, Sirius me da tres de sus flechas.
Lo primero que hago, es untar de resina la zona de la punta del astil. Después enrollo jirones de capa alrededor tratando de no desequilibrarlas.
Las dejo a un lado y de mi zurrón saco la yesca y el pedernal.
Froto los componentes encima de la pequeña hoguera y no tarda en saltar una chispa.
Sonrió y digo.
Siempre fui afortunado en esto. Creo que el dios del fuego esta complacido conmigo.
A continuacion, vuelvo a mirar a mi alrededor. Pero el fuego no provoca ni mucho humo ni demasiado olor.
Prendo las tres flechas y añado sin alzar la voz.
¡Listo!. Procurad elegir bien los blancos. Sembremos el caos antes de nuestro ataque. Arqueros, os deseo suerte y puntería.
Tiendo las flechas a mis compañeros por si mas de uno quisiera ocuparse del disparo. Y espero a que las cojan.
¡Vamos!. Seamos rápidos. Es ahora cuando somos mas vulnerables. La luz del fuego podría delatarnos.
Y mientras digo esto, apago con mi bota derecha el fuego que he encendido.
Tirada: 1d100
Motivo: Yesca y pedernal
Dificultad: 87-
Resultado: 23 (Éxito)
Tres flechas. El máximo aprobado por el master. Por mi, todo dispuesto.
Dos flechas salen disparas con exito hacia los objetivos, en cambio la tercera cae a pocos metros de donde nos encontramos.
Las flechas vuelan veloces hacia los enemigos, mientras yo me apresuro para volver a cargar el arco con flechas normales.
Tirada: 3d100
Motivo: Ataque
Dificultad: 79-
Resultados: 53, 13, 97
Exitos: 2
Rápidamente tome las antorchas, y desde la maleza comencé a rodear la aldea, colocando las antorchas encendidas en los puntos estratégicos, alejados de donde mis compañeros atacaban.
Cuando terminase de repartirlas buscaría a un compañero para atacar.
Tres flehcas salen de mi arco en direccion a las gentes que estan presenciando la pelea.
Tirada: 3d100
Motivo: ataque a 3 aldeanos
Dificultad: 74-
Resultados: 11, 48, 47
Exitos: 3
¿Cuantas lanzas arrojadizas puedo lanzar?
Pregunto lo mismo que Abdurkat me espero hasta entonces para atacar.
Las seis flechas lanzadas por Sirius y Arbaces en total impactan en las cabañas y en algunos aldenos. El fuego rápidamente se extiende entre los aldeanos y las cabañas... el caos se empieza a apoderar de la aldea, pues observáis como los campesinos van de aquí hacia allá, confusosos, agitando sus armas primitivas, y cómo confusamente intentan apagar el fuego... aunque quizás sea demasiado tarde para ellos. Por ahora, debido a la confusión que reina en la aldea, no parecen tener intenciones de salir a atacaros...
Respecto a las lanzas, igual que las flechas, si no es un objetivo humano... en ese caso, solo una.
Y por favor, no marquéis en los mensajes aún a Canan o Asdrubal.
Asdrubal vuelve a dar un fuerte puñetazo en la pierna de Culuchain. Este flaquea y está a punto de caer, pero se dirige furioso a atacar de nuevo a Asdrubal...
Justo entonces, la aldea comienza a ser incendiada. Varias flechas han impactado en cabañas y en aldeanos, y el fuego se propaga rápidamente. De repente, todos los campesinos parecen olvidarse de vuestra pelea, y corren rápidamente a intentar apagar el fuego. Están muy confusos, y algunos solo corren de aquí para allá, agitando sus armas, procurando encontrar a quiénes han lanzado las flechas... Belenos intenta imponer algo de orden, pero no lo consigue, y su silueta se pierde entre el caos creciente. Sería una buena oportunidad para escapar, de no ser porque Culuchain sigue fijándose en ti, furioso, te lanza de nuevo un puñetazo, sin embargo, el celta no logra hacerte tanto daño como tú le haces a él. Eso le enfurece mucho, le hace perder los nervios y la concentración...
Tirada: 1d100
Motivo: Pelea
Dificultad: 78-
Resultado: 62 (Éxito)
Tirada: 1d20
Motivo: Localización
Resultado: 12
Tirada: 1d4
Motivo: Daño
Resultado: 2