Partida Rol por web

-Vayamos a la barra a tomar algo, capitán. Dejemos que Vic eche sus redes y a ver si pesca algo. - ya más tranquilo, intenta contagiar su calma al capitán.

-¡Jefe! - llama la atención del camarero - Pon dos de algo bueno y que caliente.

Girándose de espaldas a la barra, con los codos apoyados en ella, observa con disimulo como la mujer se mueve por el local. Tras dar un trago a su vaso, mira de reojo en la pantalla del restaurante el anuncio de un reproductor de música en miniatura.

-No está mal, aunque yo me esperaría un poco, dicen que Tahachi va a sacar un modelo con el doble de capacidad y con ecualización dinámica. Los niveles de agudos y graves se regulan en función del ruido ambiental para anularlo. - repite lo que recuerda de un artículo que leyó hace un par de semanas.

En realidad, a él no le importa demasiado estar a la última. Prefiere las cosas resistentes y prácticas, que duren mucho tiempo. Cuando era marine, podían pasar meses hasta que llegaran a un sitio donde poder cambiar o reparar algún aparato defectuoso. Pero, según Dante, la tecnología era una de las debilidades de Viktor.

-¡Yo ya tengo uno!- te dice el capitán dando unos sorbos a su propia copa. -La verdad es que cuesta mucho conseguir que me llegue uno hasta aquí, esos cabrones de la zona Capital lo tienen desde hace más de un año.-

Viktor te sonríe con cierto aire de camaradería y te guiña un ojo. Más animado, se vuelve hacia el camarero y en un alarde de candidez le dice. -Oiga, amigo, ¿ha oído hablar de un bar llamado Sociedad del Octógono?-

Dex casi se atraganta cuando escucha la pregunta. De todos modos, como a lo hecho pecho, espera la respuesta del camarero mientras observa si hay alguien más prestando atención.

-Ah, Hola, Capitán. -Una mirada "sorprendida", una sonrisa de simpatía y un leve y coqueto parpadeo- Pues... no busco a nadie... concreto. Me llamo Vic, por cierto, encantada. Soy parte de la tripulación de la Emperatriz Nicholle, una nave de carga en tránsito, por misión comercial. En realidad estoy un poco sorprendida por la cantidad de uniformes que hay aquí. Creí que este era un lugar, digamos, muy secundario en el gran tablero de los militares. Pero veo que no es así. ¿Qué me estoy perdiendo... Conrad?

No parece que le importe en absoluto la diferencia de edad, y mucho menos parece que su grado o su porte la intimiden lo más mínimo. No, Vic parece una mujer joven sin demasiados recovecos, llana y simple, curiosa. Y que se encuentra en un pequeño descanso, descanso que quiere aprovechar conociendo el lugar en el que ha ido a atracar su nave.

¿Nosotros vamos a ser el inicio de su viaje a su hogar o ya ha llegado hasta aquí con alguna otra nave? Y si ya le trajo la otra nave ¿cómo se llama si todavía está aquí?

-Bueno.. - dice el camarero -No sé cómo se llamaba antes, pero ahora, si estamos hablando del mismo sitio, se llama Planetfall Liberty. Está a varias manzanas de aquí calle abajo; pero les recomiendo ir después de cenar, que es cuando se anima. Y nosotros tenemos mejor selección de licores, por cierto.- os guiña un ojo.

Desde vuestra posición podéis ver cómo Vic se ha acabado acercando a un tipo de uniforme, serio y estirado, unos quince años mayor que ella, que lleva galones de capitán. Charlan un momento y este le ofrece asiento.

-Bueno, el problema es que este planeta se ha vuelto muy aburrido y la mejor forma para los militares que estamos varados aquí de conocer gente interesante es ir a donde suelen ir los extranjeros. Pero claro, eso hace que al final el sitio se llene de uniformes y no haya quien conozca a gente nueva..- Conrad te ofrece asiento en una mesa y pide dos copas mientras observas cómo Dex y Viktor se han acercado a la barra y están charlando con un camarero. Esta prece estar dándoles instrucciones sobre cómo ir a algún sitio.

-..por lo que considero que hoy soy un tipo afortunado. Cuéntame, ¿qué ruta seguís y con qué carga, si no es indiscrección?-

-Este está bueno, desde luego. - levanta su vaso hacia el camarero.

Cuando éste se aleja para atender a otros clientes, Dex se vuelve hacia Viktor mientras juguetea con el recipiente y se enciende un cigarrillo. Cubre con una mano la llama aunque no haya viento que pueda apagarla. Parece una especie de gesto inconsciente.

-¿Un bar? - enarca una ceja - Bueno, lo ha reconocido de todos modos. Iremos a echar un vistazo a ese Planetfall y les preguntaremos...joooodeeeeer, habrá que ser sutiles, y eso no es fácil. - añade sin vocalizar demasiado a causa del cigarro que cuelga de sus labios.

-Yo me lo imaginaba más como un club privado o secreto. O como una secta de locos avariciosos. Desde luego, no como algo tan conocido. Un bar...- asiente pensativo, entrecerrando los ojos y dando una calada.

-No sé. ¿Y si no sabe de lo que habla? Quiero decir que puede que sea un sitio con un símbolo de un octógono y que no tenga nada que ver.. Quizá deberíamos haber ido a ver a un estudioso o..- pensativo, Viktor se acoda en la barra y saborea su copa mientras intenta arrancarle a las botellas que tiene enfrente alguna idea tan cristalina como ellas.

-¿Indiscreción? Niega con la cabeza. No, ninguna. La carga es de componentes electrónicos, creo. En realidad no estoy muy segura, soy mecánico, y lo mío son los entresijos de la nave, no su carga. Pero vamos de salto en salto como cualquier carguero pequeño, dejando algo ahí, cogiendo allá, y procurando sacar algo de dinero con ello. Nada espectacular, me temo.

Se encarama en su silla, y acepta la copa con simpatía, y ganas. Un trago, mientras juguetea con el tallo de la hoja de algo que, Vic no lo sabe muy bien, o adorna o forma parte del combinado. Apura un sorbo más, y prosigue, con una expresión cómplice, aunque sin grandes gestos. Se nota a la legua que es una mujer más bien discreta.

-Verás, mi caso es algo raro. O quizá sea típico, no sé. La cuestión es que he estado años trabajando para las Líneas Oberlindes, un trabajo fijo, seguro y... que ha acabado por ser rutinario. ¡Soy joven! Y tenía ganas de salirme de esa rutina, ¡un poco de aventura! ¿entiendes? Algo que me diera perspectiva, viajar no siempre siguiendo una ruta preconcebida, conocer lugares nuevos, mundos distintos. Por eso me enrolé en la Emperatriz, cuando una casualidad me la puso en mi camino. Y aquí estoy. Buscando emociones, leyendas, ¡descubriendo secretos! Le guiña el ojo. -¡Buscando un tesoro escondido! Se ríe con una risa cristalina, pero suave. -¿Sabes de alguno...?

Un nuevo trago, esperando su respuesta mientras sus ojos le miran por encima del arco de cristal de la copa, de un azul cobalto brillante. Ojos con una perfecta mirada de la más pura y genuina inocencia entusiasta...

-Sí, este es mi primer salto. Estoy de permiso en Jenghe, pero tengo que regresar y he gastado en mi permiso algo más de dinero del que esperaba y me he ido más lejos de lo que querría, así que tengo que volver así, de esta forma.. económica.-

-Jajaja. Hablas como un paleto solomani recién llegado del interior, buscando la emoción de la frontera. ¿Qué clase de tesoros y aventuras buscas? Por experiencia sé que lo que para algunos es rutina para otros es aventura y lo que para unos es basura, para otros, una joya.- Conrad te observa juguetear con la bebida, sonriente, confiado. Incluso se permite adelantar su copa para brindar con la tuya.

ante la sra vederech jared procura ir al grano, resultar cortés y discreto.

- nos han informado de que está interesada en un transporte y se lo podemos ofrecer. ¿de cuanto equipaje hablamos? por supuesto la privacidad de los pasajeros y de sus pertenencias está grantizada...

basicamente, jared responderá siempre lo que piensa que la sra está deseando escuchar...

Dex, sentado junto a Viktor en la barra, aprovecha un instante en que su mirada se cruza con la de Vic para darle a entender que están a la espera de que ella termine. Y, por supuesto, que están atentos por si su conversación pudiera derivar en alguna complicación.

Vic hace un imperceptible gesto hacia Dex para indicarle que no hay peligro, y que ellos sigan su ruta. ¿Parece que piensa que ese oficial puede darle alguna información...? En todo caso, probablemente sea cierto que no reviste riesgo. Pero ellos deben decidir...

El gesto ha sido casual, imposible de determinar si ha sido una señal, o un simple cambio de pose. La mujer parpadea, como si el comentario de su contertulio la hubiera avergonzado un poco. Pero sonríe, y mientras choca su copa con la que le está tendiendo, baja la voz, para decirle en tono cómplice:

-Pues voy a contarte un secreto. Verás, en mi familia siempre hemos tenido algo de aventureros en la sangre. De hecho, una de las reliquias familiares, conservada y pasada de generación a generación como un tesoro, es una edición faccímil de un libro. ¡Sí! De un libro terrano, una reproducción, evidentemente, no es que tenga valor... pero sí que tiene significado. Y, ¿sabes cual? Nada menos que una de las obras de aventuras que marcó la cultura terrana hace mucho, mucho tiempo. Moby Dick, se titula. Bien, pues es en ese tipo de aventuras en las que sueño. Tesoros como la Piedra Filosofal, el Rayo Verde, el Cerro del Crepúsculo. ¿Quién no ha oído hablar de ellos...? ¿Sabes algo de alguno de ellos, amigo mío...?

Y un nuevo guiño alegra su rostro ilusionado...