Partida Rol por web

Esta... bien. dice Rainer mientras sujeta a Eldarendil, ayudandole a caminar. ¡Vamos viejo amigo! No podran con nosotros...

Por el camino hacia las cloacas Rainer hace algunas paradas que solicita Eldarendil para descansar.

Con la presteza que las heridas lo permite os dirigís hacia las cloacas, la cuesta es cada vez más empinada y húmeda, hasta que llegáis a un lúgubre y oscuro conducto de cloacas, cuyos olores son repugnantes y hasta vomitivos, que es exactamente lo que ocurre. Sólo el elfo parece tener el estómago fuerte. Pues el ladrón es el primero en vomitar en el ya de por sí asqueroso suelo, casi al instante Wolfgang le acompaña, y el clérigo pese a que en un primer momento tenía dibujada una media sonrisa también expulsa el contenido de su estómago a las cloacas.

Os alejáis todo lo posible en dirección al Ebro, llega un punto en el que la oscuridad es casi total. Rainer recuerda que tiene una antorcha y la enciende...nada que ver, sólo más cloacas en una ligera cuesta hacia abajo que se pierde a la vista, y breves sonidos inidentificables...

Debemos estar atentos -anuncio- Quizás por las cloacas se esconda algun tipo de pasadizo o salida oculta. Cuanto antes salgamos de aquí, mejor que mejor. Personalmente, este olor no es que me agrade mucho, así que si nos damos prisa en dejar este lugar mejor. Estoy convencido de que por alguna de estas paredes, debe de haber algún ladrillo, o algo parecido que nos conduzca a un pasadizo, que a su vez nos conduzca a la base de los Valantina. Seguro estoy. Y estoy tan seguro, porque estos tipos actuan como ratas, y todo el mundo sabe que a un ratón, por un solo agujero rápido se le caza. Bueno, los ratones y las ratas no tienen mucho que ver, pero para el caso es lo mismo. Ahora, vayamos despacio, y estad atentos a cualquier cosas que nos pueda surgir por las paredes, suelo, esquinas, o cualquier cosa similar.

El descenso hasta las cloacas es duro, tanto por las heridas como por el hedor repugnante que emana de ellas. El subidón de adrenalina producido por el combate va remitiendo y noto como mi pierna herida comienza a doler.

Aun cojeando tengo que seguir - pienso - por lo menos hasta que estemos a una distancia segura.

El dolor en aumento y la peste hacen que me maree. Por un momento creo que voy a vomitar, pero hago acopio de voluntad y me contengo.

Necesito, que digo, necesitamos un descanso para tratarnos las heridas.

Rainer, cuan... - comienzo a exponer mi parecer, pero soy interrumpido por el vomito que vuelve con fuerzas redobladas - ¡Bluargghh!

Dejo caer la ballesta y me arrodillo mientras expulso bilis y los restos de la cena a medio digerir. Había cedido ante las náuseas pero, como vería en breve, no sería el único.

Una vez se me pasan las arcadas y mientras recojo y preparo la ballesta, termino la frase que comencé:

- Rainer, cuando estemos seguros de que no somos perseguidos necesitaríamos que echaras un vistazo a nuestras heridas, incluida la tuya. Estos humores hediondos no pueden ser nada buenos.

Tras unos minutos, me detengo e intento escuchar los posibles sonidos de persecución que unos tileanos furiosos harían.

Wolfgang tiene razón,- pienso al escucharle - si hay una entrada secreta a la base de los Valantina seguro que está en las cloacas.

- Estemos atentos pues, - contesto al charlatán - si existe ese pasadizo entre todos podemos encontrarlo.

Miro en todas direcciones intentando recrear mentalmente el camino que hemos seguido en nuestra huida, para así saber si podemos estar cerca de la base Valantina. O si no lo estamos, para saber qué dirección seguir hasta situarnos en algun corredor paralelo o inferior a la base de los tileanos.

Una vez orientado, sigo caminando ésta vez a un ritmo más pausado a la vez que busco posibles entradas secretas.

Rengueando, dolorido, aún después de haber sido vendado por Rainer, camino tras mis compañeros en las cloacas.

El olor es fétido, pero logro cerrar mis sentidos a él, tal como cuando había estado acechando a una fiera del bosque, un Thelag, cubierto de carne putrefacta para ser tomado como presa por dos días completos. El olor sigue estando, pero no le prestas atención.

Mis compañeros no tienen tanta suerte: el repugnante hedor que se cierne sobre nosotros como una niebla viscosa, los obliga a doblarse sobre sí mismo y expulsar el escaso contenido de sus estómagos.

Hago una pausa, para esperarlos, mientras mantengo los ojos bien abiertos en busca de alguna señal de una entrada a la guarida de los Valantina.

Shhhhhhhhh -digo con un dedo en los labios- estad atentos de todo. Cualquier ladrillo, cualquier animal, cualquier corriente de aire... ¡Todo puede ser importante!, ¡no debemos de dejar de buscar nada!. Sobre todo estad atentos. La corriente puede conducirnos hacia alguna salida, e incluso cualquier pequeña brisa, por mi hedionda y pestilente que sea, nos puede indicar alguna entrada secreta. De todas formas... ¿Habéis pensado que haremos si no encontramos nada? ¿Intentaremos entrar otra vez por la fuerza? ¿O quemaremos el lugar? ¿O quizás fuese mejor dejar la búsqueda y marcharnos a otraa ciudad? Recordad que aquí somos forajidos. Aunque encontremos la gema, tendremos que dejar de todas formas este sitio. No quiero que me apresen, y menos por una cosa que no hicimos. Aunque, quizás una vez que el Conde tenga la gema, quizás ya nos dejen de buscar. ¿No creéis?...

Mientras hablo, intento buscar y estar atento de cualquier cosa que pase a mi alrededor.

Tras superar las náuseas del primer momento ya os sentís algo más acostumbrados a este olor, el cual a buen seguro ya forma parte de vuestro cuerpo. Casi a cada metro encontráis una o dos ratas que os apresuráis a apartar con el pie, pues es por todos sabido que transmiten enfermedades infecciosas...y a veces letales.

Aunque todos estáis tensos y atentos es Johannes el que os informa de que alguien os está siguiendo, un grupo de al menos media docena de personas, que si bien permanecen callados algún ruido hacen; tambíén ha encontrado, junto con Eldarendil, un subtúnel a vuestra izquierda que conduce a una cavidad en cuyo suelo hay railes de los que usan las vagonetas de carga. Más adelante , en la misma dirección que estáis siguiendo hay una reja que si bien no muy resistente es posible que retrase un tiempo vuestro avance...

Vamos a las vagonetas esas... aver si con suerte... susurra Rainer a sus compañeros un poco molesto por el ambiente tratando de evitar hacer mucho ruido por nuestros perseguidores.

Wolfgang, si hablas por favor se breve... no queremos que no escuchen

La lújubre atmósfera de las cloacas y su hedor penetrante se reforzaban mutuamente para dar a luz la sensación de que estábamos metidos en la gargante (o en los intestinos) de un monstruo  hambriento, y que cada paso que dábamos nos adentrábamos mas en la mierda. Además, Johannes nos informa que tenemos compañía, al menos seis.

-Creo que primero deberíamos deshacernos de quienes nos siguen.-le contesto a Rainer.

-Es un peligro dejar que estén detrás nuestro.-continuo para reforzar mi idea.

-¿Que os parece?-pregunto finalmente, mirando alternativamente a todos.

Quizás sea una idea tonta, pero no me agrada ser perseguido..

Pero... es imposible que podamos con ellos. Estamos gravemente heridos. Sigamos por ese camino dice señalando los railes con suerte se cansaran de buscarnos amigo.

No podemos con ellos ahora mismo, son mas y no estan heridos... piensalo.

Como pensaba estamos siendo perseguidos. Rapidamente informo al grupo de las malas nuevas mientras pienso en alguna escapatoria.

El elfo quiere enfrentarse a nuestros perseguidores. Otro día habría estado de acuerdo con él, pero no en estas circunstancias. - pienso arrugando la nariz por el olor - Son más que nosotros y estamos heridos.

- Por mucho que no me guste dejar enemigos a nuestra espalda, me temo que no podemos enfrentarnos a ellos. - digo en un tono de voz muy bajo, para que los tileanos no nos puedan escuchar - Aunque les pilláramos por sorpresa, estamos heridos y ellos nos superan en número. No, - concluyo - aún es demasiado pronto, debemos tratar nuestras heridas.

Pronto llegamos a una bifurcación, al frente tenemos una reja y a la izquierda un pequeño tunel que conduce a lo que parece el inicio de una mina.

¿Que hará una mina aquí? Que raro...

- Quizás podamos despistar a los tileanos por ahí. Con un poco de suerte no encontrarán la entrada a este tunel y se darán por vencidos.

Mas nos vale...

- Si nos vemos obligados a luchar, lo mejor será esperarles con la antorcha apagada - señalo la antorcha que lleva Rainer - en buenas posiciones de tiro. Ellos también llevarán una fuente de luz, así podremos detectarlos cuando lleguen y ellos a nosotros no.

Sigo a Rainer al interior del túnel rezando que los tileanos no lo encuentren, ni que dejemos un rastro por nuestras heridas.

Suspiro, entre el alivio y el miedo. No sabía cual de las dos emociones se encontraba mas cerca de mi pecho, si el alivio por no tener que luchar tal como estaba, o el miedo de dejar a enemigos detrás mío, mientras me interno en un lugar desconocido.

Asiento con la cabeza a las propocisiones de Johannes, y susurro:

-Yo veo algo mejor que vosotros en la oscuridad, asi que quizás pueda guiaros, de haber suficiente luz.-salen mis palabras de los labios apenas abiertos, como sigilosos bandidos en la noche dispuestos a no ser encontrados, pero buscando sus blancos.

Aunque intento no hablar es una cualidad muy impropia en mi, y soy incapaz, así que lo que hago, es amordazarme con un pañuelo, para no decir palabra. Aunque una mordaza no me impide intentar hablar- Grof grof graf ñom arg arg ñom ñom graf grof ñom, ñom arg ahr graf grof graf. Ñom arg arg ñom ñom, graf ñom grof ñom ñom, arg ahr graf grof graf graf ñom arg grof grof, arg ñom ñom. Graf grof ñom ñom arg ahr graf, grof graf ñom arg arg ñom ñom graf grof, ñom ñom arg. Ahr graf grof graf ñom. Arg arg ñom ñom graf grof ñom ñom arg ahr graf.

Mientras intento hablar, asiento a las ideas de mis compañeros. De momento, están desarrollando un buen plan.

Rainer coge una de las antorchas usadas y la arroja siguiendo recto el camino para despistar a los Valantina que los siguen mientras se interna en la caverna con railes con otra de las antorchas...

Vamos susurra a sus compañeros no tendremos mucho tiempo. No es preciso que hagas eso Wolfgang comenta Rainer mas irritado Necesitamos que nos ayudes peeeeeero que no hables "demasiado". A saber si nos estan oyendo o no esos tipos...

¡Protegenos oh Gran Ulric! Pues lo necesitamos

Os internáis por el pequeño subtúnel, la escasa altura del mismo os hace gatear, tocando con las manos y las rodillas sustancias muy desagradables. Uno a uno salís del asqueroso tubo y cada uno se limpia donde puede, ya sea en la pared o en la propia ropa que ya está sucia y maloliente...

Eldarendil se limpia la suciedad de la bota cuando mientras mira al suelo, ve un reguero de sangre que va desde vuestra derecha hacia la izquierda, donde a unos veinte metros hay una vagoneta parada y vacía...

Constantemente oís el ruido de ratas con sus inconfundibles chillidos...además del producido por la cloaca y el goteo del techo...

Rainer avanza siguiendo el reguero de sangre hasta el vagon ese y lo ilumina con la antorcha, vigilando todo a su alrededor

¿Que demonios habra pasado aqui? susurra a sus compañeros mientras se aproxima

-Compañeros, mirad aqui.-digo, señalando el reguero de sangre, en un susurro. Los chillidos de las ratas marcan un contrapunto a mi voz.

-Aquí ha habido violencia. O sea que podemos no estar solos.-continuo, aclarando detalles.

Termino de limpiar mis botas, y reviso el vendaje que Rainer me hubiera hecho. Al menos no hay olor a podredumbre, asi que creo que debe estar bien. Ajusto algo mas las vendas, cuidando de no ensuciarlas, y pregunto:

-¿Seguimos el rastro de violencia? ¿O continuamos hacia la derecha? Me parece más juicioso revisar la vagoneta que allí se encuentra.-finalizo mi alocución, masajeando suavemente la pierna que no está herida, pero se me está cansando por apoyar demasiado el peso en ella.

De mierda apestosa a mierda aun más apestosa - es lo que pasa por mi mente al cruzar por el tunel - Y encima tenemos que ir a rastras, lo primero que voy a hacer con la recompensa será comprarme ropa nueva y quemar ésta - pienso sin recordar que cuanto más nos internamos en las alcantarillas, más atras dejamos la base de los Valantina y por tanto el objetivo de nuestra misión.

- Si tienen algún sentido del olfato y de la dignidad no se arrastraran por esta inmundicia - susurro a nadie en particular, refiriendome a nuestros perseguidores.

Al final del tunel, cuando se ensancha lo suficiente, vuelvo a ponerme de pie y procuro sacudirme la mugre adherida al cuerpo. Echo mano a la ballesta que, para poder gatear con comodidad, he tenido que ponerme a la espalda, y la recargo en silencio.

- Esperemos que esos perros tileanos se den por vencido, - comento a mis compañeros - pero si no, éste es un buen lugar para acabar con ellos mientras salen gateando.

En ese momento Eldarendil nos avisa de la presencia de un rastro de sangre en el suelo.

Contrabandistas, asesinos...¿y ahora qué más? ¡Estas cloacas están más habitadas que la superficie!

- Mejor asegurarnos de que no hay nadie aquí. - susurro con un leve temblor en mi voz - No quisiera ser atacado por los Valantina y a la vez por algo desconocido. - alzo la ballesta y acompaño a Rainer duranto la inspección de la vagoneta - Te tengo cubierto, sacerdote. Veamos que sangra tanto...

Rainer y Johannes se dirgen hacia la vagoneta, despacio y con calma...

Rainer se acerca lo suficiente para ver unas piernas en el interior y se aparta precavido, saca sus armas y pide a Johannes que le cubra, el ladrón asiente. Rainer se acerca algo más y comprueba que las piernas pertenecen a un cadáver. Es uno hombre de unos treinta años junto a él una espada y la cabeza de un hombre de unos cuarenta años...Ambos "cuerpos" presentan varias docenas de heridas similares a pequeños mordiscos.

La vagoneta está sobre unas vías que se pierden a la vista y tienen un ligero descenso, hacia el río. Sobre ella hay una trampilla asegurada con un candado y una escalera plegable.

A vuestras espaldas el ruido de ratas se hace más intenso...