Partida Rol por web

-ya no le hagas caso a tu abuelo, no le cae muy bien mi hermano... pero ya verás que no es mala persona pequeña - te dice susurrando, y siguió mirando el blanco paisaje. Ya estaban en la cuidad, y la carreta se encaminaba hacia la plaza principal. Les dijeron que los estarían esperando, pero no ven nada, es mejor esperar aquí.

- que obstinado muchacho, sólo harás que te maten.... no sé como Freud y Mark aún te acompañan en las burradas que haces...- exclama cansado el hombre mientras se masajea el entrecejo. Freud era  jefe de los forajidos a los que te uniste luego de conocer a Mark y a los que se les unió Sharon - esta última sólo para molestar a su padre- Freud era mayor y te tenía mucho aprecio, fue adoptado por Robin Hood luego de que el bosque de Sherwood fuese pacificado, y usaba su apellido. Ambos compartían el interés de sacar a la reina roja del reino,aunque por razones distintas.

- ¿asuntos?... pues...- se puso de pie, le había llegado  una carta y se preocupó demasiado, demasiado realmente, y siguió acariciando su mentón dudando si decirlo o no.

- es tu madre - se gira hacia ti y te mira a los ojos muy seriamente - recibí noticias de ella, más bien de tu hermana... ella tuvo dos hijos más, y ambos corren peligro,el gobernador de Imlambris, Dimitri,  los caza, y me pide que ayude a su hija,a Anna...-  levantó las cejas - sé que no es tu asunto realmente, que nada  les debes a ninguna de las dos,pero... ella nunca se dejó de preocupar por ti, siempre me escribía para saber como estabas, pero jamás tuvo el valor de contactarte, y ahora.. suplica por ayuda...-sabe lo doloroso que debe ser para ti saber esto, y espera tu decisión final.

Se sigue riendo, y te queda mirando pasando su dedo índice por su ojo, limpíandose las lágrimas, realmente le ha parecido muy gracioso lo que has dicho, un muy buen chiste sin dudas. Como si fueras de su gusto, aunque te quedó mirando unos segundos, y luego miró al cielo, carraspeando un poco.

- pues mi nombre es Mark, encantado - le hace una reverencia, y camina hacia ti,  no lleva armas en sus manos ni nada,pero algo te hace pensar que un sujeto así hasta sin armas es peligroso - vamos habla o te dejo acá a merced del  Koschéi que anda por acá - levanta las cejas, parece dispuesto a ayudarte - porque no creo que seas amiga de la reina... algo me lo dice,  no te veo con un alma malvada, ni tampoco eres tan estúpida como llevarle el amen- casca su  barbilla.

te acercas a por los matorrales y ves a una pareja con una situación algo tensa, él ríe y la chica parece demasiado molesta, sientes el peso de Alba sobre ti que saca la brújula  y pega un chitito.- Sir Optumis, es una de las elegidas, es la princesa Anna,sí sí!! - exclama con felicidad, y sale volando, dejando colgando de tu cuello la brújula que   estaba roja, apuntando hacia la cara de la cica.

Ves aparecer desde atrás de Mark una estela de luz brillante que llega hasta ti,  y se para el orbe de luz, delante de tus ojos. Abres los ojos, es una pequeña chica, con un vestido amarillo y alas pequeñas como las de una bilelula que se mueven muy rápido, soltando un polvillo dorado, tiene una piel muy blanca y no es más grande que tu palma. 

- te hemos encontrado, princesa Anna... te hemos encontrado - parece muy feliz dando unos brincos y luego fijándose en el chico que está contigo, al verlo, sus alas se vuelven rojas,y rie - eh... vamos sir Optimus... venga -llama a alguien, realmente la pequeña hada estaba muy feliz. 

Sharon te sigue mirando de mala manera, sujetada del brazo del chico, él en cambio, posa sus ojos de manera muy neutral sobre ti,es muy alto y tiene buen porte aunque en algún momento se separa un poco de la chica, como si le molestara, igual, la chica era algo cargosa, ahí, tan pegada a él. Arruga el ceño y mueve la cabeza de una manera muya arrogante, si tu hermano era el jefe de una resistencia y forajidos, no se le notaba para nada.

-se lo recomendaré sólo una vez, no es conveniente que ande con una máscara en esta ciudad, es muy mal visto además de que despierta profundas odiosidades -  te vuelve a mirar a los ojos, - es solo una recomendación, así no recibiría malas miradas ni malos tratos, además, de que si lo encuentra el alguacil Rocheforf, seguramente él mismo le arrancará la máscara - no es tan descabellado lo que te dice,después de todo luces igual que el gobernador de Imlambris,  un demente que solo ha traído desgracia a la gente, sin contar que es muy sospechoso.

- pues, a quien buscas está en un edificio amarillo con ventanas azules, tiene un cartel que dice "Inventores Asociados -  Sharon lo jala de las ropas llamándole la atención por lo que te ha dicho, pero el mantiene la compostura.-en fin, espero que os vaya bien - levanta las cejas y te hace una reverencia,para seguir su camino, jalando a Sharon, que no se quería ir.

No creo que les haga gracia ver mi cara desfigurada por un incendio, se que es peligroso ir con la mascara, pero tampoco tengo nada de que ponerme en la cara "para no incomodar" a la gente, por mi rostro al descubierto.- esperaba que la mentira fuera efectiva, la verdad que bien mirado tenia el problema de que tenia una mascara parecida a el gobernador de Imlambris, era evidente.

Eizhan se queda pensativo, si que realmente , si se deja la mascara, tendria problemas, pero a la misma vez, podria librar de Landover de las fuerzas hostiles de la Reina Roja estando de incógnito.Hace una reverencia a la pareja,para  encaminarse hacia el sitio donde le ha descrito Freud.Intentara pasar desapercibido, marchando sobre sitios que no haya gente que le moleste, sobretodo guardias o el alguacil.Pero antes, se dirige al joven, acercandose un poco.

Si tiene alguna idea de como tapar mi rostro, seria bien acogida, para sustituir "esta llamativa mascara"- su voz sonaba muy fría y extraña, dejaba claro que no tenia la culpa de tener una mascara parecida a la del gobernador.

Derek lo penso un momento. Todo el asunto de su madre era espinoso, solo la conocia por ser nombrada, nisiquiera recordaba su cara. No podia culparla dadas las condiciones que llevaron a su naciento pero sentia que para ella no era mas que otro animal como su padre.
El muchacho habia oido que habia tenido mas hijos despues y no podia evitar sentir celos por aquellos niños que sabian lo que era recibir un beso de su madre, asi que evitaba incluso oir hablar de ellos. Imaginaba que aquellos crios tampoco habian oido hablar de el.
Ahora su madre pedia ayuda a su bastardo para salvar a sus niños queridos. El lado oscuro de Derek queria mandarlos al infierno con tantas ganas que le dolia.
- Ire.- dijo escuetamente.- No por compartir sangre. Jure proteger a los inocentes y aquienes ataque la reina roja. Es mi deber.- añadio para que querar claro que en su accion no habia ningun sentimiento fraternal.- ¿Donde se encuentra?.

Se queda pensativa con las respuestas de ambos. Su abuela no está muy convencida sobre eso y su abuelo no está muy contento con el encuentro que se va a dar en breves instantes. Pero entiende el planteamiento de ambos: su abuela ve con buenos ojos a su hermano, ¿cómo podría ser de otra forma?; y su abuelo plantea argumentos más reales, como que nunca ha ayudado a su hermana en los momentos difíciles, salvo ahora.

Ya en la ciudad, mira en todas direcciones pues nunca ha estado más allá de los límites del pueblo y mucho menos se ha acercado nunca a una ciudad tan grande y con un puerto como aquel. Seguro que hay muchas cosas interesantes que hacer, pero primero hay que esperar a que el hermano de la abuela vaya a buscarles para poder instalarse donde quiera que se deban instalar.

-No se habrá olvidado, ¿verdad? Quizá al retrasarnos habrá pensado que no veníamos al final...

Con su sólo ojo los analiza,  mientras cada cual habla lo suyo, sobre todo el sujeto de ropas extrañas que comenzó a hablar de poemas y de espias, carraspea un poco, y luego se fija en el otro chico, que pretendía largarse, entorna sus ojos, el tal Tommy tenía apuro en irse, y el sujeto con olor a mar pretendía verle la cara de estúpido.

- espere ud señor...- detiene al chico, y los hombres los rodean,  - curioso lo que menciona... señor...¿escritor?,pero su rostro se me hace muy conocido... demasiado conocido - pasó su mano por su barbilla, mientras uno de sus soldados se le acerca y le murmura en el oído, y el hombre parece sonreír.

- pero cómo pude haberlo olvidado, capitán Hook, es el vivo reflejo de su padre - saca su espada y apunta al cuello del capitán  ¿en realidad creyó que no sería reconocido con sus ropas de pirata y su cara sin ninguna máscara?- atrápenlos... a ambos - ordena a los hombres que lo acompañan y se abalanzan sobre ambos.

Este cartel está en algunas esquinas:

Trato de borrar la sonrisa de mi cara pero la gracia en su reverencia lo hace difícil.

- ¿Así que tampoco eres amigo de la desgraciada? – Mi padre se rehusó a llamarla Reina. Lo mismo pienso hacer yo.

Todavía observo con cuidado sus movimientos, el enemigo de mi enemigo quizá, pero aun así trato de mantener una distancia y prudencia. Alzo las cejas al escuchar “Koschei”. Nikolay me habló de él, durante su viaje mi padre y él se lo encontraron y por poco no logran escapar.

Miro alrededor, en medio de este bosque congelado, blanco y gris, pero lleno de peligros. Recuerdo todo lo que les pasó no solo a mi madre sino a mi padre aquí, ahora tuve suerte pero si me vuelven a sorprender así estoy muerta. Y creo que está claro por qué no pienso morir.

Pero antes de poder decir o hacer algo llega una especie de hada que comienza a hablar aun antes de que pueda decir yo algo más o detenerla. ¿De dónde salió?

Esperen, que alguien me diga que no me acaba de llamar como me acaba de llamar…

Retrocedo un poco, sintiendo que yo misma acabo de ponerme pálida. ¿Cómo supo quien era? Salto, ahora tratando de atraparla antes de que diga algo más aunque ya bastante me dejó en evidencia. Volteo a ver a Mark, quien ahora tiene que saber que “Anna” soy.

- Maldita sea…

- ey que haces?! -exclama la princesa, elevándose sobre la  cabeza de Ava cuando ve que la chica intenta atraparla - no haga eso... no... ay...Sir Optimus ! auxilio- grita pidiendo socorro.

Maldición

Sir Optimus nunca diría eso en voz alta a alguien de la realeza, pero le había disgustado el proceder de la Princesa Alba. El intentaba cuidarla y ser cauteloso, por eso el sigilo, mas ella en un rapto de entusiasmo se lanzó sola sobre la chica que ni siquiera la conocía, separándose de él. ¡No debía separarse de él! ¡El no podía volar! Y si bien no era la Princesa Anna a quien buscaban en ese momento, también a ella la necesitaban, y eso era empezar con el pie izquierdo.

_¡Guau guau!

El ñinero-guardián se había hecho presente de un salto y había ladrado a nadie en particular, solo le interesaba atraer la atención de todos para que dejaran de pelear. En cuanto vio oque ya la tenía, agachó el gesto en señal de reverencia hacia la chica.

_Su majestad, mi nombre es Sir Optimus, lamento si la hemos tomado desprevenida e interrumpimos su charla. Y ella es la Princesa Alba. ¿Y usted es...? -preguntó al hombre que se encontraba allí-.

¿Cómo??? ¿subo y me encuentro a mi hermana con un apuesto joven en la cama? -jaja ¡Selina no pierdes el tiempo! cuidado que a Sommar parece que no le hace mucha gracia.- intento quitar importancia al asunto para que el gruñón munchkin no se enfurruñe.

-Hermana, Var. Nos tenemos que ausentar durante un rato. Vendremos con visita así que haced caso a este pequeñajo. Atended al invitado, volveré en cuanto pueda.- dicho esto cierro la puerta del cuarto para que estén más tranquilos

-Vamos enano gruñón- miro a Sommar. Tienes que aceptar que Selina va teniendo una edad, tiene que traer hombretones a casa jajajajaja ¿no decías que tenía que buscarme novia? pues no soy yo el que se ha buscado pareja.- En realidad no sé quien era es chico, luego lo averiguaría, pero me encanta chinchar al pequeño munchkin porque entra al trapo en seguida y es un enfadica.

-¿Dónde tenemos que ir? ¿A quienes buscamos exactamente?- pregunto al hombrecillo mientras le ayudo a subir al carromato

Ahá, así que no era un poeta… ya decía yo que tenía pinta de marinero… es el hijo de Hook… vaya vaya… lo he visto carteles de se busca… 10.000 monedas… con eso podría vivir cómodamente… si es que Pascal tenía razón… como siempre…  este sitio es peligroso… pienso mientras intento alejarme disimuladamente sin mucha suerte, el alguacil manda atraparme… Creo que esto debe ser un malentendido, ¿yo? ¿por qué?… mejor será quitarse del medio cuanto antes… ¡calla y corre! ¿Hacia dónde sería mejor?... por allá… echo a correr intentando buscar un escondite o una aglomeración de gente donde pasar desapercibido… Como me digas “te lo dije” te te… le susurro a Pascal mientras corro sin parar…

Dejo de intentar atraparla, o mejor dicho, callarla, dirigiendo una mirada nerviosa a Mark. Ahora sí que me acaba de poner en evidencia.

Justo en eso escucho ladridos. Me doy la vuelta y encuentro a un perro en armadura que si bien se ve… tierno… acaba de terminar por despejar cualquier duda sobre mi identidad.

-  Bueno, al menos ahora sé que estoy entre… - ¿cómo definirlo…? – no enemigos…

Princesa Alba, me suena. Princesa Alba…

Nos encontrábamos a la sombra de una de las encinas del jardín, justo al lado del castillo. Me había recostado allí, apoyando la espalda en el tronco, leyendo uno de los libros de la biblioteca de mi abuelo Vislav y escuchando los sonidos de las aves en el extraño silencio que se formó incluso cuando todos estábamos allí. Mamá y papá estaban a pocos metros de distancia, bebiendo té sobre una manta. Alexey se sentó justo al lado mío, hacía un buen clima y había insistido en salir.

- ¿Volviendo a leer sobre Koschei? – me preguntó divertido. Quité la vista del libro, preparada a soltarle un “¿qué te importa?” cuando vi que a pesar de su sonrisa respiraba agitado, y eso me preocupó bastante. Pasé un brazo por sus hombros y lo atraje hacia mí, tratando de calmarlo aunque me decía que estaba bien. Guié su cabeza a mi hombro, dejando con la otra mano el libro a un lado antes de rodearlo con mis brazos y comenzar a arrullarlo. Levanté la vista y vi que mamá nos veía preocupada. Con la mirada le dije que estábamos bien, y al ver que ya me hacía cargo volvió a sonreír y seguir platicando con papá. Volví a centrarme en mi hermanito.

- Apenas ayer tuviste otro ataque…

- Estoy bien – dijo simplemente, aunque cerrando los ojos y dejando que le hiciera mimos.

Comencé a acariciarlo del cabello, que era del mismo tono de mi padre. Es un niño muy lindo, sonrío al pensar en cuantos corazones va a romper cuando crezca y su mirada culpable cuando se dé cuenta de que ha enamorado a medio Imlambris.

Los gritos de alguien me hicieron volver a levantar la cabeza.

- ¡Zareviche Iván! ¡Zareviche Iván! – un hombre en traje de gala llegó corriendo hacia ellos, haciendo una reverencia aunque se notaba la urgencia que traía.

Mamá y papá se miraron preocupados cuando llegó uno de los emisarios de mi abuelo. Alexey comenzaba a respirar mejor, no me levanté por no agitarlo, pero agudicé el oído y alcancé a escuchar lo que el emisario dijo, tan grave que hizo levantarse de un salto a papá y cubrirse la boca horrorizada a mamá.

– Majestad, Los gobernadores de Ciudad del Paraíso han sido atacados.

La Princesa Alba de Ciudad del Paraíso, localizada justo en el otro extremo del continente que Imlambris. Los gobernadores de esa ciudad cayeron poco antes que nosotros los Karsavin por culpa de un hechizo. Miro con nuevos ojos a la que hasta hace medio segundo creía un hada, preguntándome como pudo escapar aunque presintiendo que su nuevo tamaño tuvo algo que ver.

- Lo siento... - suelto con un hilo de voz a la pobre princesa, aun apenada. Vuelvo a voltear a Mark, sea cual sea su afiliación por su bien más le vale no delatarnos a ninguna de las dos.

Ignoré por completo las palabras del muchacho según lo llevaba a la habitación, no era momento de compensaciones y ni si quiera me consideraba su salvadora. Solamente soy una chica a la que le gusta ayudar a la gente en apuros y si son chicos guapos !con más razón!

Mientras que cuido de nuestro inquilino aparecen Didac, Var y Sommar por la puerta. En seguida el primero de los munchkin enciende la chimenea y empieza a ayudarme, siempre fue el más servicial. Didac en cambio empieza a burlarse y a hacer bromas sobre la situación mientras que el último se enfada. "¡Pero hombre! ¿no ven que el chico está malherido?"

-Si, mejor iros si no vais a ayudar aquí.- en cuanto salen de la puerta me giro hacia el munchkin que está en la chimenea, se que es el más humanitario y confiable.- Oye Var, ¿te has fijado de sus magulladuras de las manos? parecen marcas de grilletes. será mejor que no hagamos mucho eco de esto hasta que el joven se ponga bien.

Miro otra vez al joven deseosa de que despierte. Aparto su pelo de su cara y pongo otro paño frío en su frente. -Tranquilo aquí estás a salvo.

- Vaya, veo que aún no está ciego del todo señor Rochefort, aunque solo le quede un ojo - Le contesté al infame lacayo de la Reina al tiempo que desenfundaba dos de mis más fieles pistolas. Fué un instante reconfortante sentir de nuevo el contacto con la madera de nogal de la empuñadura. - Por cierto, el poema en realidad se titulaba "La hermosa flor blanca sobre la Roja sangre". - Y mis dedos apretaron el gatillo de ambas pistolas que escupieron dos balas de plomo en dirección a aquel tuerto rufián.

James sabía que aquello era una acción suicida, lo mejor que podría pasarle después de esto sería acabar acurrucado en el suelo frío y humedo de un abandonado calabozo. Pero tenía una corazonada, saliera bien o mal, había una posibilidad aunque pequeña de que aquella locura le acercara más a la Reina... además crearía distracción suficiente para que aquel pobre muchacho escapara.