Partida Rol por web

Ya con los soldados atados, medio aturdidos, pero sin poder hablar con sus calcetines en las bocas. Dereck había hecho un gran trabajo, era momento de retomar el viaje, pero ahora en caballo, gracias a Ava y su imprudente acción, pero que dio buenos resultados. Subieron en los caballos, Dereck desocupó uno de los morrales y subió a Sir Optimus mientras que Alba se puso delante del caballo, dejándo más atrás a Dereck con Ava. 

Antes de irse, dejaron uno de los caballos cerca, para que si alguien pasara pudiera encontrar a los soldados, tampoco querían que murieran ahí en medio del frio y la nieve.

El viaje fue menos agotador, pero era más largo de  lo que creyeron y ya cuando la noche estaba cayeron llegaron al fin al Puerto del Rey, les había costado, y debieron deshacerse de las piochas o distintivos de los soldados para que no supieran que los cabellos eran de la reina  roja, y además, encontraron algunas monedas de oro y plata, lo que era bueno para ustedes.

Se movieron por las calles, y Alba fue donde Optimus, y sacó la brújula, y comenzó a buscar a las personas que están, pero soltó una exclamación, porque a todos los que necesitaban, estaban en el mismo lugar. Era mejor apurarse. Apuraron el paso, ya bajándose de los caballos que dejaron en los establos de una posada porque podrían serles útiles más adelante. y dieron con el lugar que buscaban...

"El ruiseñor, inventores asociados"; así pregonaba el cartel que estaba afuera, del edificio de tres pisos, Mark les sugirió buscar una puerta trasera y así lo hicieron, rodearon el edificio y dieron con una puerta trasera,  a la que se acercaron sigilosamente para tocar dos o tres veces.

Se queda parada durante un momento, pero reacciona al ver salir al Príncipe de la habitación. No sabe en que están metidos Didac y Selina y tampoco tampoco sabe quienes son Yorinda y Yoringuel, pero si les están buscando por eso quizá son personas importantes... en contra de la reina.

Toma una chaqueta y se cubre con ella, sin ponerse los zapatos y abrazando a Púa, sale tras los pasos de Edwards.

-Prín... - se lo piensa mejor - ¡Edwards! Parad, parad... si os encuentran será peor.

Trata de seguirles el ritmo y menos mal que tiene el cuerpo un poco acostumbrado a hacer ejercicio, pero no tanto como el de ellos. Al menos va más rápido que el pequeño enano.

Eizhan se acerca con paso firme hacia los hermanos....

¿ Sois descendientes de Yorinda y Yoringuel?, os he he estado buscando. Vuestros padres eran aliados de los Guardianes de Landover. También eran los Guardianes de una misteriosa y mágica flor, que podría ser la cura o al menos parte de ella , para romper la maldición del hechizo  que tiene cautiva a la Reina Blanca. Según mis investigaciones, a la muerte de vuestros padres, se perdió la pista de dicha flor. Es de vital importancia de si sabéis algo de ella, la  tenéis  en vuestro poder o tenéis el conocimiento de saber donde encontrarla, la protejáis y la confiéis a los Guardianes de Landover. - se dice explicando la situación a los hermanos, en un tono que también lo escuchen el resto de los integrantes del grupo.

Tal vez esa flor sea el remedio o parte del remedio, para liberar a la Reina Blanca de su Prisión de Hielo. Aquí no estáis seguros, si yo he sabido de esa historia y os he localizado, la Reina Roja tardará en dar con vosotros, no parara hasta destruir todo conocimiento y prueba de esa flor, para que nada se interponga en su reinado de terror. Debéis confiar en mi, aquí ya no estáis seguros y la Reina Roja no deja títere sin cabeza, eliminando cualquier persona que tenga conocimiento de lo que os he dicho.- dice ultimando sus palabras, al mismo tiempo que desvela el secreto de su presencia y la importancia de ver a los hermanos.

- Vale, vale... para el carro.

Me entretengo un momento en mirar a todos los que se encuentran en la sala. 

¿Cómo han dicho? ¿Guardianes de Landover? Algo había escuchado pero no conozco la historia al completo.

Me tranquiliza el hecho de que Sommar esté con ellos y nos diga con total serenidad que son aliados. Jamás desconfiaría de él, aunque me apena que se haya enterado de nuestro pasado de esta forma. Ya intentaré explicarme más tarde, en privado.
 

- ¿Có... cómo conocéis nuestro pasado? ¿Por qué conocéis la existencia de dicha flor?

Miro desconcertada a mi hermano. Esto no me lo esperaba. Esta misma mañana estaba trabajando como hago todos los días y de repente... toda nuestra vida se desmorona y nos encontramos ante un enorme peligro.

- No... no la tenemos. Ni siquiera sabemos dónde está. Hace muchos años que desapareció, tras la muerte de nuestros padres. Nosotros... nosotros no tenemos nada que ocultar. No sé por qué ha llegado esta historia a oídos de nadie.
¿Te... tenemos que huir de aquí? Es decir, si vosotros habéis dado con nuestra pista... ¿seguimos estando seguros aquí?

Me tambaleo un poco y me siento con cuidado en el suelo de la pequeña estancia. Estoy algo mareada y completamente sudada, pese al frío que hace en la bodega.

Miro a todos los individuos de la sala con cierto asombro. Mi hermana se nota nerviosa por lo que intentaré mantener el temple. Me alivia pensar que Sommar está tranquilo, sé a ciencia cierta que si estuviéramos en peligro el hubiera hecho lo necesario para que escapáramos.

-Entonces... ¿Conocíais a nuestros padres?- cualquier persona que les conociera de buen agrado no puede ser nuestro enemigo así que destenso mi cuerpo y hablo más relajado. -Como ha dicho Selina la flor desapareció la misma noche que nuestros padres fueron vilmente atacados. Lo único que supimos hacer como críos que eramos fue correr y ya desde ahí Sommar junto a sus hermanos nos acogieron- miro a Sommar con gratitud y a la vez con ganas de pedirle perdón por ocultar nuestra procedencia.

-Desde entonces aquí estamos... pero si corremos peligro, debemos irnos. Incluso vosotros, Sommar, debéis iros. No quiero que os pase algo por nuestra culpa. Debéis iros a Oz o donde esteis a salvo.

Me dirijo al tipo con pintas de pirata. -Usted es el Capitán James ¿verdad? Le conozco, siempre ha armado buen revuelo en contra de la reina.- hago un gesto para estrecharle la mano

Después hago un gesto de saludo al resto y me arrodillo ante mi hermana. -Selina ¿estás bien? quizá sea este el momento, nuestro momento...

_Si vuelves a poner en riesgo la vida de alguno innecesariamente, estás fuera -susurró Sir Optimus mientras esperaba que abrieran. No lo dijo a nadie en particular, pero todos sabian a quién se refería-.

Le devolví el saludo a Didac estrechando también su mano. Aunque su aspecto era bastante estrafalario, supe que nos acabaríamos llevando bien. - Quizás deberíamos empezar a investigar desde la última pista que tenemos. Hay que averiguar quien, por que, donde y cuando fueron vuestros padres atacados. Tal vez así consigamos alguna pista, o al menos un indicio por el que empezar. - Finalmente la flor es el misterio que se traía entre manos Eizhan, que pena que durara tan poco la intriga... - Me acerqué a la pelirroja hermana de Didac - Un placer Selina. - Dije tendiendo mi mano esperando que también la estrechara.

Bajé la mirada, evadiéndola después de algo que podría tomarse como una confesión. No sé si lo entendería, solo…

La sensación de sus dedos en mi nuca me hace interrumpir mis pensamientos y antes de reaccionar tengo sus labios en mi frente.

Por un momento se me escapa el aire. Mi respiración se suspende por un segundo, el segundo que pasa antes de que termine el contacto y se separa de mí. Y durante ese segundo toda respiración, todo sonido acaba, se para en el tiempo, haciéndome sentir una extraña paz. Cierro los ojos, justo lo que dura ese segundo, antes de sentir de nuevo el frio que me hace abrirlos.

Mantengo la vista fija en él incluso cuando va hacia Sir Optimus y la princesa Alba, todavía sorprendida de lo que acaba de pasar. Siento aun el beso como si continuara ardiendo en mi frente, en contraste con el viento invernal que se repliega entre nosotros.

Continuo así unos minutos, aun con la impresión de lo que acaba de pasar, las palabras que me dijo.

Los otros no lo entenderían, pero es un alivio saber que él sí.

Me pasé el resto del viaje rehuyendo la mirada de los demás. Ganamos caballos, dinero, pero aun así estuvo a poco de acabar mal. Una parte de mi quiere disculparse, decirles que lamento haberlos expuesto así, pero la otra se retiene al pensar que no servirá de nada, o que al recordárselos de forma tan vulgar solo van a enfadarse aun más.

Y para confirmar mis propias palabras, llegan las de Sir Optimus.

Escondo aun más la cara en mi capa. Intento distraerme observando el resto de la calle con especial atención, aprendí hace tiempo que identificar escondites desde antes de necesitarlos en caso de una persecución puede salvar tu vida. No por nada soy tan rápida, la experiencia tuvo mucho que ver. De nuevo siento curiosidad por aquellos a los que la princesa Alba anda buscando, especialmente para encontrarlos en como sea que se les llame a los talleres donde trabajan los inventores.

Bueno, para local El Ruiseñor no es tan mal nombre…

Sorprendes al príncipe detenido en medio de la cocina, habían tocado a la puerta, y vuelven a tocar, él te mira y se acerca a la puerta para ver quién era, apenas moviendo la cortina para ver, pero al hacerlo retrocede  y sus manos tiemblan, detrás aparece Var y mira por la puerta  y luego de meditar que hacer, la abre...

La puerta se abre, y pueden ver a una preciosa chica de cabellos blancos, es lo primero que ven y a un enano de ropas de colores brillantes, el que les había abierto, sin embargo sería Al joven que estaba con ellos al que Derek reconocería en el acto, era el príncipe Edwards, lucia algo delgado, y pálido, pero era él... 

- ¿que... que buscan? - preguntó receloso el enano, aún sin dejarles pasar.

- disculpe señor - un hada de lindo rostro salió de atrás de un hombre alto que los acompañaba, y voló hasta donde estaban las personas que estaban dentro - soy la princesa Alba... vinimos en nombre de la bruja buena del este... nosotros estamos buscando a los escogidos y me dicen que están aquí - en eso el hada mira a la chica de cabellos blancos y sonrie - Señorita Mary, es a ud a una de las que buscamos... sí...- dio una vuelta en el aire y se puso ante la chica, .- que felicidad, ya tenemos a otra persona... síiii

¡Pero esta niña no conoce discreción o límites! A este paso un día de estos se pondrá a gritar mi nombre, el de Mark, y todos los fugitivos de todo el reino en una plaza pública.

Me cruzo los brazos, tratando de evitar cualquier comentario de los que ya se agolpan en mi garganta antes de terminar de conjurar el odio de Sir Optimus o darle una buena excusa a Derek para sacarme del equipo.

Estoy a punto de intentar detenerla, cuando pienso en algo: si así de fácil pudo encontrarme a mí, que llevo años evadiendo bien a mi adorado tío, si con solo una brújula pudo encontrar a otra fugitiva y rastrearla aun estando del otro lado del reino…

¡Mierda!

Debajo de la capa acabo de ponerme pálida, solo de pensar en que el nombre “Alexey Karsavin” saltara a su vista y se pusiera a gritar que está vivo justo frente a una veintena de desconocidos. Si eso pasa y la noticia llega a oídos indiscretos puede viajar hasta Dimitry, y si eso pasa entonces no solo sabrá que no lo mató, sino que además sabrá cómo encontrarlo, y ni siquiera Nikolay puede combatir contra todo un ejército.

No, no lo puedo permitir. Antes de que pueda ver el nombre de Alexey tengo que hacerme con esa brújula, como sea.

Se cubre mejor con la chaqueta, como protegiéndose del frito que entra por la puerta abierta. No le inspiran mucha confianza esas personas que se presentan en medio de la noche buscando a la gente y menos hablando sobre elegidos e historias raras de esas.

Cuando el hada se pone frente a ella, da unos pasos atrás y se esconde tras Edwards. Quizá es una actitud cobarde, pero ella no es una persona valiente.

-No sé de que está hablando... pero tampoco es normal que vengan en medio de la noche.

La idea del capitán me parece bastante acertada pero aun no sé si mi hermana querrá arriesgarse y al fin poder buscar respuestas o querrá seguir nuestra vida como hasta ahora. Sin problemas.

-Capitán, me parece muy bien su idea de ir al sitio donde ocurrió lo de mis padres. Quizá sea lo más oportuno aunque no sé si desde entonces seguirá todo igual, ya hace mucho de aquello. Yo mismo puedo guiaros pero no estoy seguro de si debemos ayudarlos más allá de eso. Debo cuidar a mi hermana y también las vidas de Sommar, Var y Falla son en parte responsabilidad mía... debería pensarlo detenidamente.- me rasco la cabeza, estoy algo confuso. Mi corazón me pide aventuras, mi curiosidad también pero mi deber y responsabilidad dicen que debo mantenernos a salvo... -¿Selina, tú que opinas?

¿Qué opino?
Igual me he mareado un poco y he dado la impresión de ser una persona débil, pero mi hermano debería saber, que esta es la oportunidad que hemos estado esperando desde hace años.
Esta vida no iba a durar para siempre y éramos conscientes de que tarde o temprano la verdad saldría a la luz.
De acuerdo, todo ha ido más rápido de lo que esperábamos, pero ambos sabemos que no debemos desaprovechar la oportunidad que se nos está brindando.
Tenemos a varios aliados reunidos bajo el mismo techo y la oportunidad de esclarecer qué sucedió con nuestros padres.
Creo que tanto Didac como yo, sabemos perfectamente lo que tenemos que hacer.
Me levanto del suelo y me aclaro la voz.

- Hay que marcharse ahora mismo de aquí. Didac y yo os guiaremos hasta el sitio donde vivíamos anteriormente y... al sendero donde murieron nuestros padres. No creo que encontremos ninguna pista alli, pues ya ha pasado mucho tiempo. Sin embargo, hay un castillo en ruinas muy cerca del lugar, donde mis padres se enfrentaron a una bruja hace muchos muchos años. Quizá podamos encontrar alguna cosa husmeando por alllí.
Venga Didac, recojamos lo imprescindible y pongámonos en camino, rápido.

Cuando iba a salir de la bodega, recuerdo algo importante y me doy media vuelta.

- Por cierto... creo que todos deberíamos subir al piso de arriba. Tenemos un... un invitado especial que todos deberiais conocer. No sé por qué pero intuyo que querrá acompañarnos en este viaje. No os asustéis.

Salgo de la bodega esperando que el resto me siga.

No os preocupéis por vuestra seguridad, todos los de aquí os protegeremos.En cuando a vuestros cuidadores durante estos años, puedo indicarles un lugar secreto , escondido de los dominios de la Reina Roja.Ahí hay aliados de los Guardianes de Landover, los cuidaran bien. - dicho esto se acerca a uno de los cuidadores, al que los recibió para decirle al oído una cosa y entregarle una nota a escondidas.En esa nota figuraba el sitio seguro donde podrían esconderse él y los demás que cuidaron a los hermanos.

La nota era mágica, una vez revisada por una persona, mágicamente dejaba en la memoria de quien vio la nota a donde debía de ir o que debía recordar, para luego desaparecer el escrito y deshacerse el papel.Al ser una manera mágica de recordar sitios, no podría salir en una interrogación.Los guardianes de Landover usaban bastante ese tipo de notas, para mantener el anonimato y el secreto leído.

De acuerdo, subamos arriba.Cuantos mas aliados mejor. - dice con una sonrisa a los demás.

Derek no habia abierto la boca en todo el viaje, nisiquiera lo hizo cuando la pequeña hada entro en aquella morada sin ser invitada pero estaba de mal humor y discutir determinados temas con las puertas abiertas era peligroso.

- Mire señorita, hace mucho tiempo que nada es normal y demasiado hace que hablar segun que temas en la calle sea peligroso. No estamos aqui por gusto, creame.- añadio mirando de reojo a Ava.- La pregunta es ¿Nos va a dejar entrar o quiere que hablemos a voz en grito desde aqui.?.- la pregunta sono con tono de amenaza, el chico estaba cansado, astiado y del peor humor posible, bien pareciera que iba a lanzarse sobre el cuello de alguien en cualquier momento.

- No os interesa la segunda opcion, con la compañia que teneis.- susurro y miro al principe señalandole con la mirada. Le estaban buscando todos los soldados de la ciudad y solo mentar su nombre en alto podia atraer mas miradas de las deseadas. Si, era un chantaje en toda regla pero Derek no estaba con animo de galanterias y estupideces.

Ese chico aun da más miedo que toda esa situación, pero no quiere que vuelvan a encerrar al Príncipe Edwards en un calabozo o algo así. De todas formas frunce un poco el ceño porque no le gusta la actitud que está mostrando ese chico malhumorado, hay muchas formas de pedir las cosas y si va así por la vida se ganará muchas enemistades.

-Lo... lo siento... no es mi casa - mira a Var esperando que sea él quien les de paso pues el taller es de él y sus 2 hermanos. Tampoco están Selina o Didac para invitarles a entrar. Y ahora que piensa en ellos ¿dónde se habrán metido? No puede ser que se hayan evaporado como el agua.