Partida Rol por web

Tras unos minutos de tensión esperando que estuvieramos en lo cierto, finalmente los leones abren la puerta de espinos. Mientras que mi cuerpo respira aliviado pienso en Eizhan... "habíamos dicho que decidiríamos todos juntos, como un equipo... ¿por qué Eizhan? ¿por qué te adelantaste?" pienso algo triste por la perdida de nuestra compañera. "Bueno si Mary fue capaz de sobrevivir al remolino...Eizhan es capaz de mucho más ¿no?" decido pensar positivo y seguir adelante.

-Eizhan se las apañará chicos, es fuerte y valiente. Su espíritu es el de una guardiana de landover, recordadlo- tras dedicar unos momentos a mis compañeros me giro hacia la sílfide.

-¿Eres realmente tu? ¿madre? ¿Qué clase de magia es esta?- digo entrecortando mis palabras por causa de mi estado de nervios de dirigirme a aquel mágico ser.

Anthony se siente impotente, últimamente apenas hacia nada y eso ya le había afectado. Solo tenia en la cabeza una cosa , no pensaba en nada mas, pero ya no era ayudar a Eolande , o no haber intentado cambiar de opinión a Eizhan. Ahora habían perdido a Eizhan.

Si al menos fuera mas fuerte, podría haber intentado convencer a Eizhan.- cierra los ojos y cierra los puños, con fuerza, al sentirse tan débil, debía de cambiar eso, si de verdad quería ser útil al grupo - Tenemos que ir a por la Flor.., ya no es solo por salvar a la Reina Blanca, ni para ayudar a todo Landover, también lo debemos hacer por ella, era también su misión como bien dijo - dice entristecido, con una mezcla de impotencia, debilidad y rabia.

Por su indecisión, había superado la prueba, pero, dado lo arrojadiza e  impaciente que era Eizhan, la habían perdido.

Aún no pueden creer lo que ha pasado, habían perdido a Eizhan, quién siempre mostró un mayor compromiso con la misión, pero ahora ella ya no estaba y la puerta se abría para que pasaran. El grupo completo entró y detrás de ustedes iba la sílfide que no había respondido a las súplicas de los hermanos, pero ahora había entrado con ustedes. Cuando el último ingresó en ese oscuro lugar, los arbustos que marcaban el límite con ese lugar se cerraron y todo acceso de luz y viento fresco desapareció, y se encontraron con un bosque oscuro, donde la luz apenas entraba y fuera del sendero de piedra que los leones le dijeron, habían lianas, y enredaderas. 

Se escuchaba un constante murmullo, un sonido que no es fuerte, pero que marea, como el murmullo de un lamento, de un sollozo agónico. El olor en ese lugar, en todo momento, es a muerte,  a desamparo, ese bosque estaba muriendo y ustedes estaban entrando en él, la última etapa de esa misión que tanto les había costado...

El espíritu de flores y viento avanzó entre ustedes y se quedó delante, sin salirse del sendero, incluso ella tenía miedo.

- eh... ¿puedo ir con ustedes? - pregunta encogiéndose de hombros - y no sé quien es madres... - le sonríe a Didac, pobre chico, en cada gesto de ese ser, puede ver a su madre - yo... lo guiaré, conozco este lugar, y puedo protegerlos de lo que aquí hay  - se encoge de hombros, esperando la respuesta de alguno de ustedes.

EL rey se incorporó de nuevo, y sus dedos aún helados pasaron su mano por el cabello blanco de la sirena, recogiéndolo detrás de su oreja.

- si no deseas hacerlo, puedes quedarte acá, simplemente...- susurra, deseaba ir con su hija, pero era evidente que no podría hacerlo, ni él por sus heridas, ni su enfermera porque no parecía estar convencida y el miedo era el peor enemigo en ese lugar.

En ese momento un viento helado entró por las ventanas y agitó las hojas del suelo, el rey quedó mirando ese gesto, y sus dedos se apretaron.

- alguien ha muerto...- murmuró con rabia y sus ojos se cerraron suplicando que no haya sido su hija.

¿ qué nos encontraremos por este lugar ? , además de muerte y tristeza.. - dice mirando a todos los lados, nervioso, la verdad que comparado a todos los sitios por los que había pasado, ese era el peor de todos.

Su Grillo estaba últimamente callado, hasta que echo un vistazo y este salto sobre su hombro.

Esperemos encontrar la flor,para hacer que vuelva el esplendor a este bosque.. - dice algo asustado, intentando demostrar valentía.

Debía de aprender a ser mas valiente, que su padre se sienta orgulloso de él.Con su mano nerviosa, tanteaba el extraño bastón que portaba.

Selina se encontraba en medio de aquel bosque muerto y desolado sin saber por qué le abandonaban todas las personas que en alguna ocasión habían llegado a importarle.
¿Dónde está su amiga Mary?

¿Acaso seguía cuidando al padre de Eolande encerrada en aquella fortaleza?

¿Y Eizhan? ¿Habría realmente muerto o sería una cruel broma del destino y la volvería a ver algún dia cual sirena emergiendo de los mares a lomos de un hermoso tritón?

Inmersa en todos esos pensamientos, solo puede mirar a la sílfide que quiere acompañarles.

- Señora sílfide, sería un placer para nosotros que nos acompañara en este bosque. Veo en su rostro bondad y me recuerda a mi madre. Mi madre desapareció y nunca volví a saber nada de ella, aunque jamás perderé la esperanza de volver a encontrarme con ella algún día.

Me acerco hasta la sílfide y acaricio una de sus mejillas mientras mis ojos se llenan de lágrimas.

- Venga chicos, sigamos hacia adelante.

Me enjugo las lágrimas y me apreto el cinturón, dispuesta a recomponerme para que mis compañeros vean lo decidida que puedo llegar a ser.
Al pasar al lado de Anthony me fijo bien en el chico y vaya... no está nada mal. Además, últimamente está muy hablador y simpático.

Secretito; me está comenzando a gustar un poco. Ya sé que lo de Eizhan está muy reciente pero tampoco me voy a estar lamentando tooooda una vida!

Las puertas cerrandose y el grito resonarón no solo en el bosquecillo si no tambien en mi corazón. En el pasado habia perdido a compañeros, por causas incluso más nímias que esta, pero nunca habia dejado de doler.

Quizás era una de las cosas que impedia que me convirtiera en alguno de mis padres.

A las palabras de Selina solo asenti

-Sigamos- dije laconicamente.

Tenía que mostrarme fuerte y seguro. No solo porque no podía dar muestras de debilidad en el combate si no porque nuestra fuerza habia decrecido enormemente.

Contaba con la fuerza y el arrojo de Eizhan para compensar si en algún momento yo caía o no podía estar. Pero ahora no estaba.

Y aunque los demás tenían dones magnificos como los nuestros el combate les venía demasiado grande. ¿Podrían conseguirlo si caía yo tambien? ¿Serían mayores sus posibilidades que las mías si tuviera que llevar la misión solo?

No sabía la respuesta y no quería saberla. Había que cumplir la misión y asegurarse de la supervivencia del resto del grupo.

Para el resto ya habría tiempo. El oceano todo lo perdonaba y se llevaría mi culpa con él.

Tras adentrarnos en el bosque y a pesar de lo oscuro y tenebroso que este es, un hilo de alivio invade mi cuerpo. Me doy cuenta que la sílfide nos sigue y sin demorarse mucho tiempo nos pregunta si puede acompañarnos y hace desparecer ese alivio que me daba pensar que sabría algo de nuestra madre.

-Claro que puedes acomañarnos. ¿Puedo preguntarte tu nombre?- me dirijo amistosamente al ser sobrenatural con gran parecido a mama. Las palabras de mi hermana me reconfortan cada vez más, la veo centrada en la misión pero no deja su humanidad de lado, además se ha sobrepuesto a la imágen de la sílfide muy rápidamente... sin duda ella lo pasó peor con la muerte de nuestros padres pero ha sabido superarlo mucho mejor que yo.

Pua mientras que caminamos por el bosque no sale del zurrón, algo de aquel lugar le perturba su impasible tranquilidad y aún no sabemos lo que es...

-Iré... solo es que tengo miedo de perderme por el bosque. Si corren peligro, alguien tiene que prevenirlos...

Comienza a preparar algunas hierbas y remedios más porque teme que el viaje hacia donde quiera que esté el lugar de la flor será largo y no quiere dejar desatendido al padre de Eolande. Quizá tarda un poco más de lo recomendable, pero tiene que hacer una buena cantidad de medicamento.

-Ya esta todo preparado... - dice dejando los dos recipientes junto al hombre.

Ahora solo tiene que esperar que él le indique como llegar y que tiene que hace una vez esté allí.

- ¿mi nombre? - preguntó, realmente parecía no saber a que se referían - no sé mi nombre, me llaman primavera, o flor... me llaman brisa o pétalos, nunca he tenido un nombre... o eso creo - suspira el espíritu - aunque a veces creo haberlo tenido - musita con tristeza, volando para ponerse delante del grupo.

- ahora... la verdad, jóvenes, no sé que hay en este sitio, cuando nací, la maldad ya estaba en este lugar y los leones me decían que tuviera cuidado, que una bruja poderosa ocultó algo importante, y que su magia oscura envolvió este sitio que era sagrado... de aquí nace la bruma de las hadas, y que nos protege, pero con la magia oscura y el eterno invierno, la magia se ha ido corrompiendo, si la bruma desaparece, nuestro mundo también lo hará - suspira, mientras ustedes caminan y se dan cuenta de que el frío en ese sitio es terrible, como el aliento gélido de un cementerio. A medida de que caminan copos de nieve comienzan a caer...

Anthony levanta la cabeza, y se da cuenta que unos ojos rojos lo observan, unos segundos, pero luego desparecen, lo mismo sucede con James, tragaron saliva, y siguieron caminando, cuando de pronto se vieron todos rodeados por sombras que no se acercaban, pero sus ojos rojos debajo de una capucha de sombras...

- ¿qué hacen aquí?...¿que buscan? - sus manos se movían, eran de esqueletos y largaban sus manos hacia ustedes, incluso uno llegó a rozar el cabello de  Selina.

- debemos correr! - exclama la silfide y comienza a avanzar, ella no tiene pies, pero de todas formas avanza rápido, esos seres parecen que en cualquier momento los van a atrapar...

El hombre se sienta de nuevo, arrugando el ceño, Mary era valiente, lo podía ver en sus ojos, de hecho, tenía un parecido enorme a su esposa, la madre de Eolande.

- debes seguir el camino de piedra, este te llevará mas allá de la cuidad, hacia el bosque, y llegarás a un claro, en donde el camino termina, ahí... te encontraras con tres Leones que te harán tres preguntas... responde con calma, debes hacerlo con mucha calma, sino podrías morir... y de ahí, encontrarás el bosque sagrado, en donde la reina Roja escondió algo importante... no sólo... lo que ustedes buscan, ahí encontrarán otra cosa que ella ocultó, yo la vi, pequeña, al reina Roja está encerrada en ese sitio, por lo menos.. parte de ella, ella no siempre fue malvada, a maldad en este mundo sólo tiene un nombre, el Hacedor de Sombras.... temo que todo lo que sucede... es parte de esa guerra que creímos terminada...- tomó aire, y tosió un poco más - aun puedes quedarte conmigo... y esperar lo mejor - le dice al final, tomando las  manos de Mary  y esperando su resolución.

-Camino empedrado... leones... - repite memorizando las instrucciones.

Cuando escucha lo de la Reina Roja sabe que ha acertado con lo que pensaba de ella. En algún momento hizo ese cambio. Aunque no la conociese antes, está segura que nadie que puede ver la belleza de ese mundo quiera congelarlo y quedarse solo en los páramos helados. Sin duda, algo malo le pasó para volverse así.

-Entonces tenía razón. La Reina Roja no siempre fue mala... sabía que alguien que congela este mundo con la belleza que hay en él es que realmente no puede verlo.

Ahora tiene un dilema. Es importante encontrar la flor, pero también es importante encontrar la parte buena de la Reina Roja. Con las dos cosas, podrán parar todo eso. Con solo una de las partes nunca serán capaces de terminar con el sufrimiento de todos.

-¿Qué debo advertirles?

- si... yo la conocí, desde niña,, ella es la melliza de la reina blanca, y ambas eran niñas muy amables y dulces, pero ella... fue corrompida en algún momento, intenté impedirlo, creo que por eso se vengó como lo hizo de mí - suspiró,  inclinándose hacia delante - yo... yo la amé, estaba casado, pero la amaba... y ella no me aceptó, pero aquella noche, cuando llegó a aquí, sus ojos eran distintos, todo en ella, su magia tranformó a toda la gente en piedra, y asesinó a mi mujer, convirtiéndome en la bestia que conociste... imagino que  aun recordaba los sentimientos de ambos - suspiró, recordando aquellos pasajes de su vida.

- debes advertirles sobre la verdad de la reina, dudo que lo sepan... y debes tener cuidado por el sendero, en ese bosque enfermo hay una magia poderosa, si son atrapados por las espinas, se convertirán en piedra.. además, está maldito, verán ahí sus peores miedos y pueden perder el camino y morir... ve, ve con cuidado por favor - mordió su labio inferior y sujetó tu cara besando tu frente.

-Intentaré encontrarlos lo más rápido que pueda. Haré lo posible por no perderme en el bosque. Usted procure descansar. Le dejo comida, agua y las medicinas al alcance de la mano para que no tenga que levantarse.

Se separa de él y le muestra una sonrisa tímida y sincera.

-Seguro que cuando la Reina Roja vuelva a ser ella, recordará con nostalgia aquellos tiempos. Si fue un ser malvado quien la convirtió en lo que es ahora, no debemos culparla por sus actos. Lamento la muerte de su esposa... intentaré regresar lo antes posible con Eolande y los demás para que no se sienta solo.

No hay tiempo de coger nada así que abandona la ciudad de Avalon y comienza a seguir el camino de piedra hacia el interior del bosque. ¿Qué clase de preguntas le harán los leones? Espera que sean fáciles para poder avanzar lo más rápido posible.

Me gusta la idea de "Brisa de Petalos", ya tienes nombre.. - dice semi sonriendo, pero mas intentando disimular que estaba aterrado.

Anthony toma de la mano a Selina, para obligarle a que siguieran a "Brisa de Pétalos", todo lo rápido que podían.

Didac haz lo mismo con Eolande, James mejor que hagamos caso al hada, sabe lo que hace, aunque no somos tan rápidos como ella... - dice con dificultad, mientras intenta seguir al hada

Me extraña que no me hayas dicho nada de " te lo dije" o "no me gusta este sitio" - dice susurrando a su bolsillo, para que su grillo lo escuchara.

Estaba un poco ausente ¿Tan mal estaban las cosas? Desde la ciudad todo era distinto, ni siquiera me hubiera imaginado todo aquello. Caminando detrás del grupo, iba junto a Shea la cual olfateaba todo con gran curiosidad. En un par de ocasiones la miré sonriendo, pero no le hablé ni tampoco la molesté. Las dos estábamos cansadas y seguramente las dos echábamos de menos nuestro hogar. "Pronto todo pasará..." Como si hubiera leído mis pensamientos los ojos de la osa me miraron y yo solo le hice una indicación con la cabeza. Un gesto suave, elegante. Mis largos cabellos ahora trenzado se deslizó sobre mi hombro travieso. Pero lejos de apartarlo, tomé la trenza entre mis manos jugando con ella. 

Cuando todo empezó a volverse aún más siniestro, me coloqué en medio del camino, intentando que nada me agarrase, ni me tocase. Shea rozó mis piernas para después adelantarse un poco, apurando ella también sus pasitos. -Cuidado Shea... Cualquier cosa, tú solo corre-Le advertí antes de acercarme del todo a Didac, pero aún quedando por detrás del joven. Mi mano buscó la del joven, hasta que mis dedos se entrelazaron con los del hombre. Suavemente apreté la misma, intentando indicarle que se apurase, mis ojos iban hacia los lados, observando esos seres, estaba asustada y esa fue la razón de no soltarlo.

Te despides del rey, que promete tomar las hierbas que le has dejado, y dice que espera que tus palabras se escuchen y se cumplan, y tomas tus cosas, {debes decirme si tomas las cosas que el Hada te ha regalado} y comienzas el viaje hacia el centro de la isla de Buyan.

Tendrías que pasar la ciudad de Avalón, en cada calle había gente transformada en piedra, las enredaderas ya estaban subiendo por sus piernas, y rodeándolas, el tiempo era implacable con todas esas personas que fueron condenadas a tan triste fin. Por fin comprendías el calvario de Eolande, sola en ese lugar, rodeada de las estatuas de su seres queridos y su padre transformado en una bestia...

Siguieste caminando por las escaleras, porque Avalon estaba construida sobre la roca y eran muchas galerías las que bajaban y subían, pero ahora estaban al fin en el bosque de Buyan. Las leyendas eran muchas sobre esas extrañas tierras, en donde se dice que se ocultó el huevo que contenía el alma del Koshei, pero ahora al parecer ese huevo lo tenía alguien en el mismo continente, porque el koshei obedecía  a órdenes.

Seguiste el sendero, nada más, debiste enfocarte en él y pronto puedes ver la entrada al bosque mágico, un lugar sagrado de la isla, pero que ahora estaba lleno de criaturas misteriosas y peligrosas, Diste unos pasos más, y en medio del bosque había un claro, y luego, una entrada marcada por un sendero, en donde dos enormes leones de piedra custodiaban la entrada.

Escucho con atención las palabras de la sílfide, "realmente no es nuestra madre" pienso irremediablemente. Es entonces cuando empezamos a sentir sombras moverse a nuestro alrededor.

-Debemos apresurarnos- digo mientras tomo la mano de Eolande. Me aseguro de que mi hermana también tiene algo de protección y de que Pua sigue guarecida en mi zurrón y acelero el paso para no perder de vista a la sílfide ni a ninguno de nuestros compañeros. -Chicos debemos correr o nos atraparan- dicho esto comienzo a correr dando un tirón a Eolande y siguiendo a la sílfide. Miro a mi hermana, no permitiré que le pase nada.