Partida Rol por web

Caín se acerca y pone la pistola en la sien del ser, contiene la respiración y aprieta el gatillo lentamente sintiendo como la explosión de la pólvora hace retroceder su mano. La bala penetra en el cráneo pero sale por un lateral haciendo saltar sangre y sesos.

Atellus decide esta vez disparar al psíquico y casi le chamusca el hombro.

Intento disparar a la cabeza esta vez, confiando en la suerte que le da la manipulación de la disformidad. Pero ésta no le ha acompañado...

-Gjjjjjjjrrrrruuuuummmm...

Chirría el vocofonalizador de Teccus al repetir ampliada la subvocalización del tecnoadepto lleno de frustración. Hasta ahora sus cálculos habían fallado, pero eso era imposible, su unidad aritmético lógica había sido implantada en Marte y la fiabilidad de la máquina estaba siempre por encima de la piel y fuera de sospechas, por lo que el fallo debía estar en alguna otra parte.

Teccus decidió analizar todas las variables que intervenían en el proceso del disparo, para discernir, cual era la que producía el fallo que llevaba al error al resto de la ecuación.

Su visor de puntería no podía ser, estaba consagrado al omnisiah y constaba de partes mecánicas...su pulso tampoco, gracias al tecnoseñor de la Forja Ignatus y las modificaciones que le había introducido, no tenía.

Así, sus análisis le llevaron a una inequívoca conclusión. La variable que fallaba era el objetivo y la conclusión lógica a la que llegó es que si eliminaba a ese imperfecto objetivo de la ecuación las matemáticas serían perfectas en su pureza.

Apuntó, fijó objetivo y disparó obteniendo un satisfactorio impacto en su objetivo de débil carne y poderoso metal.

Chachi. Gracias!

Albrek sigue probando con el martillo, y sigue fallando.

Los seres imitan a Albrek en sus fallos.

ASALTO 9

Caín se acerca y pone la pistola en la sien del ser, contiene la respiración y aprieta el gatillo lentamente sintiendo como la explosión de la pólvora hace retroceder su mano. La bala penetra en el cráneo pero sale por un lateral haciendo saltar sangre y sesos. Atellus decide esta vez disparar al psíquico y casi le chamusca el hombro.

Zaddion intenta disparar a la cabeza esta vez, confiando en la suerte que le da la manipulación de la disformidad. Pero ésta no le ha acompañado... Teccus apunta, fija objetivo y dispara obteniendo un satisfactorio impacto en su objetivo de débil carne y poderoso metal.

Albrek sigue probando con el martillo, y sigue fallando. Los seres imitan a Albrek en sus fallos.

Satisfecho por el éxito, una herida que hubiera acabado con cualquier ser humano, no dudo en disparar una vez más. Pero mi sonrisa se convierte en una boca abierta cuando el clic del arma, y dos clics más, me sorprenden. Nervioso, aunque haciendo lo que debo, abro el tambor y dejo caer los casquillos del arma, cuyo tintineo metálico apenas se escuchan por encima del jaleo del piso, y relleno los huecos con más balas.

¡Joder! ¡Joder! ¡Joder!

Atellus coloca apunta a la sien del individuo que ataca a Albrek y dispara un haz láser que le atraviesa la cabeza de lado a lado. Cae fulminado con un desagradable olor a quemado en el aire ¿así que los sesos asados huelen así? Pero su locura no hace más que acrecentarse a cada momento.

¡Maldita sea!

Sabiendo que me quedo vendido, debo recargar el arma. Mientras tengo un ojo puesto en lo que ocurre para intentar esquivar los ataques, pulso el botón que suelta la batería de iones y saco la otra colocándola en su sitio y preparando el arma para continuar el combate.