Partida Rol por web

Los espíritus que la Shamana invoca revolotean alrededor del enano caído, lentamente las heridas se cierran y un nuevo aire de vida llega a sus pulmones.

El enano recupera la consciencia y se encuentra tumbado entre las nieves y las calaveras, de entre las cuales hay alguna otra araña diminuta que pasea por aquí ajena al combate.

No.

Puedes gastar uno de tus esfuerzos curativos (healing surge) y ganar tu valor de esfuerzo curativo (healing surge value) +1d6 puntos de golpe.

Aparte de eso, has recuperado la consciencia en el turno de Shana y aún no habías actuado este turno, por lo que - por voluntad del director - te dejo actuar en ese momento de iniciativa como si tuvieras todo tu turno.

(recuerda que te tienes que levantar del suelo)

Ahi están mis tiradas, y son tan malas como se esperaba. XD

Asumo por orden de iniciativas que el enjambre me golpea antes de mi turno, por lo que aplico el daño directamente a mis HP.

Entonces está bien, porque igual no tenia entonces temp HP. XD

Y sé algo o soy tan ignorante como imaginaba?

Sabes lo justito:

Los enjambres son vulnerables a los ataques de área y resistentes a los ataques dirigidos. Son criaturas de escasa o nula inteligencia, con lo que el fuego podría espantarlos si los enjambres están lo suficientemente dañados.

Los cascarones vacíos son otro cantar, lucharan hasta ser derrotados, pero parecen estar controlados por la Ella la araña. Quizá si la matáis ... los cascarones ya no se muevan ...

Pero todo son mas conjeturas que nada.

Poco a poco el maltrecho enano empezó a notar el frío, pero no el frío de la muerte, si no el frío de la nieve en la que estaba recostado. Su mente era un torbellino de sensaciones y la memoria le volvía por momentos.

Vió sangre, su propia sangre y la memoria le volvió por completo: La trampa, la risa burlona del monstruo y la promesa a Lord Kennegan de proteger a Shelkis. Promesa que estaba a punto de romper.
Encegado de rabia se levantó con su hacha en las manos ignorando el frío y los gritos de sus compañeros. Su objetivo estaba cerca, no hacía falta que se preocupara de nada más.
-¡¡¡¡Yaaaaaaaagh!!!!

El ataque del enano pilla por sorpresa a la araña y su hacha se estampa en la cabeza de la criatura partiendo quitina y arrancándole un ojo en el proceso. El enorme monstruo suelta un agudo chillido inhumano de dolor que se clava en vuestros oídos mientras se agita violentamente para sacarse al enano de encima.

Ante el grito de su madre, los enjambres salen de sus nidos y empiezan a avanzar hacia vosotros, pero aún están enlentecidos por el hechizo de Shelkis y no pueden llegar muy lejos. El cascaron que aún no había actuado, salta sobra el espíritu oso de la shaman, pero su golpe apenas es capaz de atravesar la dura piel del oso.

Shelkis retrocedió un paso, imponente ante un enemigo mucho más poderos que ella. No solo era débil cuerpo a cuerpo sino que ahora la magia no acudía a ella como en otras ocasiones. El arcano arte lo era todo para la maga, era su amigo, su aliado, su consejero... Cuando un hechizo surgía sentía una calidez que le hacía sentir orgullosa y protegida, pero esta vez su magia parecía un amante cruel que la abandonaba cuando más lo necesitaba.

Shelkis retrocedió un paso, imponente ante un enemigo mucho más poderoso que ella. No solo era débil cuerpo a cuerpo sino que ahora la magia no acudía a ella como en otras ocasiones. El arcano arte lo era todo para la maga, era su amigo, su aliado, su consejero... Cuando un hechizo surgía sentía una calidez que le hacía sentir orgullosa y protegida, pero esta vez su magia parecía un amante cruel que la abandonaba cuando más lo necesitaba.

Desesperada intentó una débil onda de choque, esperando al menos alejar  así al monstruo y ganar algo de terreno.

La onda atronadora de Shelkis manda a la enorme araña hacia atrás levantando una nube de nieve y astillas de huesos.

El monstruo chilla confuso, con la cabeza que aún mana sangre de la herida que le ha causado Ûrahit. Las heridas están empezando hacer mella en ella.

A Sargon continúan comiéndoselo el enjambre y la carcasa vacía que había estado hostigando a Ûrahit, golpea a traición a Shana por un flanco.

Intento recuperar el aliento para continuar con mi lucha, y despues de un insignificante momento, ya estoy en condiciones de volver a luchar. Me he recuperado lo rapido que solo un enano puede.

Luego de eso lanzo mi golpe más fuerte contra el enjambre, pero fallo al no acertar en ninguno de los aracnidos que velozmente se mueven. Pero esto no se acaba, y lo más rapido que puedo, reuno las fuerzas que me quedan para atacar otra vez, lanzandole uno de los ataque que tanto me estimulan, esperando escuchar a aquellas criaturas aplastarse bajo el peso de mi atarraga, lamentablemente, su movimiento aun es demasiado veloz para alcanzarlas y mi golpe solo estrella al suelo.

Me muevo para acercarme a Shelkis ahora que nos estan rodeando. Debo protegerla, porque es debil y porque es la unica que puede salvarnos de aquellas plagas.

 - "Shelkis, haz eso mismo del trueno con estas arañas pequeñas. Tu poder puede vencerlas mejor que mi arma. Hazlo antes de que nos maten a todos. Yo te protegeré."

Me mantengo firme para detener al enjambre hasta que Shelkis lo haga explotar con su poder de trueno.

Efectivamente los ataques de Sargón no parecen hacer mella en el enjambre de pequeñas arañas que lo están picoteando por todos lados. Si alguien hubiera usado un ataque de área encima de ellas, probablemente ya estarían muertas a esta altura, pero matarlas una a una a golpe de atagarra no era precisamente optimo.

Ella la araña, enfadada ante tantos ataques mágicos, se abalanzó de nuevo hacia el grupo ... su voz hacia rato que se había vuelto incomprensible, un chillido agudo medio bestia, medio insecto que perforaba vuestros tímpanos.

Cuando se puso en medio del grupo de héroes, estos notaron su pérfida presencia demasiado cerca.

Grande, oscura e imponente, con demasiados ojos observando mas allá de vuestra piel y ansiando vuestras almas. Todos sentís un miedo irracional y aunque Shana y Shelkis se ven horrorizadas y paralizadas en el lugar, Sargón y Ûrahit no pueden evitar realizar unos pasos hacia atrás perdiendo el control de sus acciones momentáneamente.

Ahora que las dos mujeres habían quedado sin guardia, el enorme monstruo empezó su ataque, lanzando dentelladas que las mujeres bloqueaban como podían con su bastón y lanza.

El olor a carne putrefacta emanaba de las mandíbulas el gran arácnido, recordando, por si no fuera ya obvio, que su dieta estaba formada de los caídos en combate.