Partida Rol por web

El País de los Sueños

Episodio 2 - Bandidos En El Camino

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02/11/2009, 22:18
Director

No mucho más allá del campo de los empalados, después de girar una curva, nuestros héroes se encontraron con su primer peligro real de toda su gesta.

El primer monstruo que encontraron era gordo y tenía dientes excepcionalmente feos y putrefactos. Lo encontraron en el camino, poco después del campo de los empalados, dónde junto a sus compañeros monstruosos, algunos desertores del ejército de Lucer Grey, habían parado un coche de caballos, y habían arrastrado de éste una muchacha, quizás de trece años, quizás menos. Sus compinches habían matado al cochero de la caravana de una forma rápida y brutal, mientras el gordo rasgaba la ropa de la chica, gritando que ya era tiempo oportuno para que ella conociera a un hombre de verdad.

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02/11/2009, 22:38
Henry Sullivan

Henry caminaba delante de Leo, con una flecha preparada en el arco. Lo de antes le había puesto muy nervioso, y darse cuenta de que los otros habían estado hablando y decidiendo que hacer mientras él estaba distraído mirando hacia otro lado le había hecho enfadarse consigo mismo. Su mirada buscaba en el camino cualquier cosa que se moviera, cualquier elemento fuera de lo común.

Y lo encontró. No sabía si había sido el primero en verlos. Posiblemente no, iba casi cerrando la marcha. Pero fue el primero en actuar; recordaba los tiempos en que era guardia, y su cuerpo se movía solo, impulsado por la fuerza de la costumbre. De un par de zancadas, adelantó a Gauldoth y Kaia. Después, se puso junto a Rolan, delante de Hanna, mientras levantaba el arco y tensaba la cuerda hasta que sintió la madera doblarse, y la cuerda temblar. Le bastó una mirada para apuntar. Uno de los tipos que estaba de pie; no quería dar a la chica.

- Tiradas (1)
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03/11/2009, 00:12
Leo Bukharin

 Leo caminaba en tensión. No iba tranquilo. Aunque mirar el grupo que formara le hiciera sonreir de vez en cuando por lo extraño de sus miembros. Lo extraño y especial, pues todos ellos eran especiales. Y Leo intuía que conforme más pasaran los días con ellos, más cariño les cogería. E incluso trataría de salvar esa pequeña desconfianza que en él despertaba Gauldoth. Cuando Rolan desenvainó su arma y descolgó su escudo, él hizo lo mismo con su espada bastarda y su escudo de cometa. Avanzaba a paso lento, aunque sus zancadas le hacían avanzar lo mismo que unos rápidos pasos de sus compañeros. Sobretodo si se compara con Kaia. Eso siempre le divirtió. Y ahora le sacó una sonrisa divertida que le ayudo a olvidar el encuentro de los cadáveres empalados.

 Pero la sonrisa, los recuerdos felices, duraron poco. A él le sacó de sus pensamientos el chillido de la joven de trece años que iba a ser violada por los bandidos. Sin duda, no había monstruo más despreciable que el ser humano. No era la primera vez que se encontraba con una situación así. Ni la primera vez que atacaba sin previo aviso, jugando con el factor sorpresa. En silenció avanzó en un par de zancadas hasta donde estaba Roland y Henry ya tensando el arco. Sabía que el resto de sus compañeros eran tan capaces. Pero sabía que cada uno aportaría sus conocimientos y cualidades al grupo, desempeñando funciones distintas. Leo se conocía. Y sabía que su función era proteger al resto, darles tiempo para poner a punto sus habilidades.

 Entonces la flecha de Henry silbó en el aire. Leo hizo una señal a Rolan, para que corriera paralelo a él con el fin de rodear a los bandidos. En silencio, Rolan alzó su espada bastarda, que brilló pulida, plateada, clara como un lago en una mañana invernal de su tierra natal. La espada describió un arco descendente cuyo único objetivo era tajar la espalda del hombre gordo que había rasgado las ropas de la chica. Ya el factor sorpresa estaba roto. Así que... Leo se dispuso a provocarles.

 - Hijos de una puta puerca bastarda. Pelead con alguien de vuestro tamaño putas nenazas. - Profirió mientras descargaba el golpe al gordo.

- Tiradas (1)
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03/11/2009, 01:05
Gauldoth

Durante el viaje, a Gauldoth le había inquietado la reacción que sus compañeros podrían tener ante sus dones. Ya sospechaba por sus observaciones que al menos Hanna disponía de capacidades vagamente similares a las suyas, pero ni ella ni él las habían exhibido abiertamente. Los días de marcha los había pasado meditando cómo revelaría su don (no, su Don; como decía el Maestro, había dones, y había el Don), si haría uso de él en caso de verse en peligro real antes de poder explicárselo a sus compañeros, o si sería más conveniente fingir ser un cobardica totalmente inútil en combate.

Todas sus elucubraciones, planes y contraplanes acabaron hechos trizas ante los desesperados gritos de la muchacha mientras aquella bola de grasa repugnante intentaba forzarla.

Gauldoth no sabía mucho de violaciones, como no sabía mucho del mundo en general (salvo que se tratara de asuntos relacionados con el Srte de Artes y el ocultismo, materias en las aque se defendía de sobra), pero aquellos chillidos desesperados y las crueles carcajadas de los desertores eran un latigazo de electricidad en algún rincón de su alma que albergaba sus instintos primarios. Al oír ese sonido, sus ojos se entrecerraron, y su faz se contrajo en una mueca de odio asesino bajo la máscara.

Sus brazos ejecutaron los pases mágicos sin que su mente fuera consciente de los movimientos, mientras de sus labios salían las sílabas arcanas. Una ráfaga de viento hizo ondear su capa, que revolaba a su espalda como las alas de un ángel vengador.

- ¡Solenus...!

En su mano derecha se formó una esfera de un verde brillante y enfermizo, en cuya superficie se adivinaban rostros parecidos a calaveras, aullando de rabia. La mente de Gauldoth apenas registró la flecha que Henry disparaba hacia el grupo de bandidos y la carga de Leo contra el repulsivo gordo violador.

- ¡... SAMATKA!

Con un ademán similar a un empujón, Gauldoth envió la esfera hacia el miembro del grupo que estaba más cerca de donde Leo combatía. El gigante hedense había elegido ya a la víctima de su justa ira, y su deber era asegurar que los amigos de aquel ser despreciable no estaban en condiciones de prestarle ayuda alguna.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Lo de la capa y todo eso ha sido para que se note que tengo Estilo :P

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03/11/2009, 08:25
Kaia Narugi

 

La joven caminaba tranquilamente, con cierto aire de despreocupación. ¿Qué se podían encontrar? ¿Bandidos? Pero por si las moscas, iba con sus sais en la mano, en la formación que tantas veces habían practicado antes, aunque a ella le parecía una tontería puesto que si atacaban, ella saltaría por encima y rompería la “formación” Y estaba segura de que Leo y todos lo harían. A demás, no sabía que puñetera manía tenían de ponerla en medio, ni que no supiera luchar.

Entonces, al girar una curva, un grito la despertó de sus divagaciones. Eran tres, no, cuatro bichos repugnantes que habían matado a una persona y que iban a… ¡Oh, dios! ¿Iban a violar a una pobre chiquilla? Aquello era imperdonable. Y más que imperdonable era un acto atroz y asqueroso. Kaia se quedó paralizada durante unos instantes, ni si quiera vio la flecha de Henry cruzar la distancia entre el grupo y los seres silbando. Solo recordó qué debía hacer cuando Leo pasó cargando a su lado, reclamando la atención del norne para que le ayudara. La ryuan chocó las manos cerrando los ojos durante un momento para empezar a acumular energía, después empuñó sus armas y salió corriendo como una flechalanzando un grito de guerra contra el segundo bicho más cercano. Cuando corría, vio pasar a su lado algo muy extraño, como una bola de energía, pero lo ignoró.

Trató de clavar el primer sai en las carnes del monstruo, después giró sobre si misma lanzando un segundo ataque con el otro arma y finalizó con una patada en el aire quedando de cuclillas en posición defensiva.

 

- Tiradas (5)

Notas de juego

Acumulación de Ki turno 1-

Fue-    1
Agi-     4     
Con-    1    
Des-    4     
Vol-     1      
Pod-    2

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03/11/2009, 15:27
Rolan Gerviev

Se mantenía alerta por lo que pudiera pasar, si de verdad las historias eran ciertas en aquellas tierras cualquier cosa podía saltar de la oscuridad para atacarte... pero ese no era el caso. No había nada en la oscuridad en aquel momento (nada que les fuera a atacar), pero sí algo que ellos debían atacar.

También se preguntó... ¿qué hacía un coche de caballos cruzando por allí? ¿Estarían huyendo de algún sitio antes de que aquellos desertores les atacaran? Bueno, no era el momento de pensar en eso, pues la vida de una niña estaba en juego. Además... el combate ya había empezado: no podía permitirse quedarse atrás.

Se sintió orgulloso al comprobar la rápida reacción de sus compañeros: eso significaba que iban mejorando, que empezaban a estar preparados para la lucha. Todos tenían mucho que aprender de los demás... aquel grupo tenía futuro, de eso no cabía duda.

Alzó la espada y empezó a correr al lado de Leo intentando desviar un poco su dirección para pillarles por otro lado. Aun así debían llevar cuidado de no hacer daño a la niña o el ataque habría sido en vano. Su espada se dirigió a uno de los compinches del que parecía el jefe para evitar que auxiliaran a su 'superior'.

- Tiradas (2)
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03/11/2009, 18:36
Hanna Svensson

Hanna tardó un tiempo considerable en reaccionar. Sus compañeros se lanzaron enseguida a la batalla, pero ella aún estaba conmocionada por la escena en general. ¿De verdad aquellos hombres iban a...? ¡Se le ponían los pelos de punta de pensarlo! ¡Si esa chica no era mucho más pequeña que ella! ¿Cómo podían ser tan malvados?

Pero aun así, la idea de dañar a otra persona no le gustaba y tomar la decisión de hacerlo le llevó unos segundos, unos preciosos segundos en los que sus compañeros se lanzaron al ataque. Ella no podía ser menos. No debía parecer una corbarde. No tenía miedo a morir, sino a matar. ¿No era eso comprensible?

La asher sacudió la cabeza y sacó la espada bastarda y el escudo y cargó contra aquel a quien Gauldoth había lanzado su ataque. Ni siquiera pensó en que se alegraba de que hubiese un hechicero entre ellos. Tampoco observó las posibles variantes en su ataque, como el uso de un hechizo o algo así. No, Hanna quería recuperar el tiempo perdido y defender a aquella jovencita, de modo que cargó con todas sus fuerzas, gritando a pleno pulmón algo incoherente.

- Tiradas (1)
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05/11/2009, 02:44
Director

Nuestra heroína oriental, Kaia, salió corriendo hacia el primer monstruo, a la izquierda. La pobre criatura, ni siquiera tuvo tiempo de ver quién se acercaba, pues el primer ataque del sai le alcanzó el estómago, y casi hizo que los ojos salieran de sus cuencas. El segundo ataque, fue el que le fulminó, pues la hoja del arma de la ryuan se hundió en su sien, provocándole la muerte instantánea. El cuerpo que Kaia pateó en su último ataque, ya era un cadáver.

Rolan también cargó contra otro desprevenido monstruo, y dejó caer su espada transversalmente desde el hombro hasta la cadera. La hoja pasó limpia, y la sangre salpicó el rostro del norne, haciendo que la criatura se rompiera en dos y cayera fulminada. Eso era la guerra.

La pequeña Hanna cargó contra el monstruo de al lado de Rolan. Y oh, pobrecilla Hanna. Seguro que no pretendía hacerle tanto daño. El bellaco no se esperaba el ataque de la muchacha, y ella, tan bajita, le acertó al muslo. La cara de Hanna se abría de par en par mientras veía que la hoja de su espada bastarda cercenaba del todo, y vio la extremidad separada del cuerpo de la criatura, que ahogó un grito y cayó inconsciente al instante.

A lo lejos, Henry vio como su flecha impactaba directamente contra la frente del monstruo, que cayó fulminado, y sonrió. La esfera de destrucción de Gauldoth lo único que hizo fue quemar carne muerta.

Un tajo de Leo fue suficiente para cercenar la columna vertebral de la bestia obesa, y romper la médula ósea, dándole muerte.

- Tiradas (12)

Notas de juego

Miedo de tiradas, Dios mío. Qué capacidad destructora. Lo que hace la Sorpresa.

Las cruces rojas, muertos. La barra roja, inconsciente. Las líneas escarlatas representan con qué enemigo está enzarzado cada uno. A partir de ahora, en las batallas, tened en cuenta las posiciones, y señaladme por Notas contra qué enemigo va el ataque, según su nombre en el mapa, el cual pondré antes del comienzo de cada una. Lo demás creo que está claro.

Preciosa batalla, chicos. Felicidades.

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05/11/2009, 03:29
Director

¿Por qué lo hicieron? Quién sabe...Quizás esperaban ver a la muchacha en lágrimas de gratitud por sus salvadores, besando sus manos, pero lo cierto es que la muchacha, que había sido salpicada con la sangre de su opresor, devolvió y le entró un ataque de histeria, y cuando se le acercaron, se desmayó.

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05/11/2009, 09:28
Gauldoth

La decepción de Gauldoth porque su contribución al enfrentamiento había sido mínima era una gota de agua en un océano de cruel satisfacción al ver que aquellos monstruos con piel humana caían como cebada al paso de la guadaña del segador. Si sus compañeros hubieran podido ver debajo de la máscara, se hubieran encontrado con una cómica sonrisa de oreja a oreja que casi partía en dos el rostro del brujo; aunque lo más posible es que hubieran estado demasiado ocupados vomitando de terror ante la visión de su cara como para preocuparse de si sonreía o no. Volviéndose hacia Henry, hizo un gesto de dos pulgares hacia arriba, intentando así hacerle ver su admiración por el certero flechazo con el que había abatido a su objetivo.

Entonces fue cuando oyó un ruido de algo que caía donde estaba Leo, y al mirar vio que la muchacha a la que acababan de rescatar se encontraba inconsciente. Abriendo los ojos en un gesto de alarma, Gauldoth se acercó a zancadas hasta estar junto a su compañero de grupo y contempló la figura de la joven, inerte salvo por un leve movimiento de respiración en su pecho.

- Joder. -por un momento, no supo qué más decir ante la situación -Deberíamos... deberíamos apartarla de los cadáveres para que no se asuste, ¿no crees, Leo? Y agua; también tendríamos que darle algo de agua. ¿No es así como se hace en estos casos? -se quedó mirando a su compañero con ojos en los que se adivinaba una mezcla de interrogación y súplica.

Notas de juego

Supongo que también habrá que empezar a hacer tiradas de iniciativa, para ver quién pega primero a cada cual, ¿no?

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05/11/2009, 09:57
Kaia Narugi

Kaia miró fijamente con sus ojos azules cómo el cuerpo de aquel ser caía inerte en el suelo. ¿Qué demonios era? Todavía de cuclillas y en posición de defensa, se incorporó lanzando un suspiro de alivio y cerró los ojos durante unos instantes tratando de recobrar la compostura. Sitió un leve pinchazo en el diafragma, así que descargó la mochila que todavía tenía a la espalda y rebuscó un pañuelo con el que limpiar su arma de sangre. Enfundó de nuevo tras otear los alrededores en busca de más enemigos, y se acercó a Leo, que estaba con la muchacha que se acababa de desmayar. Normal, ella también lo hubiera hecho si la hubieran intentado violar. Solo de pensarlo un escalofrío recorrió su cuerpo.

Acababa de cobrarse su primera víctima real y gratuita desde que había salido de casa. Bueno, no era una persona, tampoco un animal del que alimentarse, realmente solo era un monstruo repugnante que habría colaborado en una violación a una cría de trece años… si ellos no llegan a aparecer. Miró de reojo a Leo, quien había abatido con suma eficacia al más gordo de todos y le dio unas palmadas en el brazo por su buen trabajo.

- Creo que… ya está, ¿no?- murmuró la ryuan mirando el cuerpo de la chiquilla.

Titubeando al ver que los demás no se decidían, se agachó junto a ella levantándole la cabeza con suavidad, y le limpió la cara con el pañuelo que todavía tenía en la mano, dejándole un rastro rojizo en la piel.

- Oh, mierda. Espera… Si, agua… agua estaría bien.- dijo tirando el pañuelo de tela a un lado y mirando a Gaul.

Nunca había salvado a una damisela en apuros. Bueno, realmente nunca había salvado a alguien en apuros, así que no sabía muy bien qué hacer o cómo sentirse. Había matado y su abuelo decía que eso estaba mal, pero que evitar una desgracia era honorable. Aquello debía ser honorable, pero no se sentía del todo satisfecha consigo misma.

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05/11/2009, 14:21
Leo Bukharin

 Un bronco ronquido de satisfacción salió del pecho de Leo cuando vio caer, inerte, el cuerpo del agresor. El pobre diablo ni tiempo tuvo de darse la vuelta cuando el acero del joven le cercenó por completo la espalda. En un santiamén Leo estaba salpicado de sangre. Sangre que no era suya. De su hoja goteaba más sangre. Pero no la limpió, simplemente la dejó caer al suelo cuando vio a la muchacha. Había que hacer algo con ella. Se agachó cuando se desmayó y giró hacia Gauldoth y Kaia que ya venían en su ayuda. Nunca se le habían dado bien las mujeres, mucho menos cuidar de una niña. 

 - Kaia, Gauldoth, ¿podréis encargaros de la niña? Dadle agua y... Tomad... - Leo se descolgó la mochila. Había luchado con ella sin impedimento alguno. - Dadle cecina, y tortas de maíz, yo como poco... - Cuando pasó junto a Kaia, que le palmeó el brazo, él apoyó su mano en el hombro de la joven. - Bien hecho. Me alegra tenerte a mi lado. 

 Avanzó un par de pasos, comprobando una cosa. Se acercaba a los cadáveres y les daba la vuelta, espada en mano. Les ponía la mano bajo sus fosas nasales y la boca para comprobar si todos estaban muertos. El que quedó inconsciente, con la pierna cercenada, fue empalado por la espada de Leo. Una vez rematados todos los atacantes, el joven limpió su espada en las ropas de un muerto. Se dirigió al grupo, procurando que Henry le viera directamente los labios.

 - Bien hecho, chicos. Bien hecho. Me alegro de que formemos el grupo. Sois personas muy valientes. Gauldoth, Hanna, necesitó que hagais una cosa. ¿Sabeis leer? Bueno... buscad en el carro alguna documentación de los viajeros. Quienes fuera que viajaran allí. Rolan, Henry, mientras el resto registra el carro y cuida de la pequeña, ¿os importaría que vigilaramos? No me fío de estas tierras lo suficiente como para bajar la guardia. - Se acercó al sordo, despues de ver un cuerpo del que sobresalía una flecha de la frente, un cuerpo chamuscado. - Buen tiro, compañero. Tienes buen ojo.

 Y se dispuso a vigilar junto a sus otros compañeros, echando un ojo de vez en cuando a Kaia y a Gauldoth, y a la pequeña que cuidaban. Sus ropas aún goteaban de la sangre del asaltante.

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05/11/2009, 14:56
Director

Notas de juego

Tirada de Frialdad. Que lo que acabas de hacer es más propio de un carnicero que de un caballero que salva damiselas.

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05/11/2009, 14:58
Director

Notas de juego

Tirada de Frialdad. Dejaste a un hombre cojo, y Leo acaba de matarlo.

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05/11/2009, 15:04
Leo Bukharin
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

Todo tuyo, master narra una buena menos pifia

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05/11/2009, 15:06
Director

Una voz resuena en tu interior.

¿Qué acabas de hacer, Leo? ¿Dónde quedó tu compasión? ¿Qué demonios te enseñaron en casa de los Narugi? Eres... Eres escoria. Ese hombre ya había pagado lo suficiente por su vida, habiendo perdido una pierna, y tú te ensañaste. Lo mataste, Leonid. ¿Qué clase de autoridad tienes para decidir quién debe morir y quién no debe hacerlo? ¿Quién te crees? Vas a pagar por esto, y vas a arrepentirte. Vas a aprender que el honor es lo más importante para un hombre. Te estaremos vigilando.

La sensación de pesar que queda en tu interior, es terrible. De alguna manera, no puedes evitar el girarte y soltar una lágrima. ¿Cuándo te torciste del camino, Leo?

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05/11/2009, 15:53
Henry Sullivan

Hizo una mueca de disgusto. Parecía que se le había ido la mano; el que había pretendido ser un disparo de advertencia, en el pecho o en una pierna, había derribado al blanco. Le había ocurrido algunas veces, en la guardia. Siempre lamentables accidentes. Pero tras él, en esta ocasión, otras cuatro personas se lanzaron a la carga. Cuatro, mas una bola de energía verde que terminó de rematar al que había recibido su disparo, si es que no estaba muerto ya, y que se dio cuenta de que venía de Gauldoth.

No tuvo tiempo de sentir alarma; la matanza que se produjo en un instante le dejó totalmente aturdido. Vio a Leo acercarse para rematar al que aún seguía vivo. Alzó la mano para detenerle; a los bandidos y a los violadores se los entrega a las autoridades, se los juzga y entonces se los ahorca. Pero estaba lejos y no podía gritar.

Leo se acercó a él, pero Henry estaba demasiado distraído para leerle los labios, siquiera intentarlo. Al ver que le hablaba, se limitó a asentir con la cabeza, fingiendo que le había entendido.

Rodeó al chico (chico, le sacaba dos cabezas) y se acercó a Hanna y a Kaia. Un vistazo rápido a la ryuan le bastó para ver que estaba bien. Más o menos. Pero de Hanna no se esperaba lo mismo. Era una cría, por Abel Cristo. La cogió del brazo y tiró de ella, apartándola del hombre al que había cortado una pierna y al que Leo había matado justo después.

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06/11/2009, 01:52
Hanna Svensson

Hanna había quedado totalmente quieta después de cercenar la pierna. Se había frenado, incapaz de continuar causando más dolor y más muerte. La visión de la sangre la dejó pálida y habría hecho que vomitase de no ser porque no mucho antes había terminado con el desayuno en el suelo. Tendría que comer antes para poder vomitar.

Si la asher ya había quedado traumada ante los cadáveres, haber mutilado a alguien la dejó completamente catatónica. Si los contrincantes hubieran sido más o más poderosos, habrían podido matarla con total facilidad, dado que había bajado la espada y el escudo y miraba a un punto fijo en el suelo con los ojos hundidos y la boca desencajada.

Leo se dirigió a ella pero Hanna no consiguió entender lo que le decía. Henry tiró de su brazo y consiguió romper la línea entre la mirada de la asher y el cuerpo muerto (el hombre que ella había ayudado a matar). Aquello bastó para que Hanna se derrumbara. Las piernas le fallaron y la conciencia estuvo a punto de irse. Empezó a respirar con dificultad y las lágrimas le cayeron a borbotones por las mejillas. Soltó la espada llena de sangre, asqueada, y empezó a sollozar como un gatito.

Hay gente que no está preparada para hacer daño a otros. Hanna es una de ellos.

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06/11/2009, 15:04
Gauldoth

Al ver sollozar a Hanna, Gauldoth se sintió angustiado. Después de todo, era la que más amabilidad había mostrado con él de todos sus compañeros en lo que llevaban de viaje, y nunca es agradable ver que alguien que te apoya pasa por momentos duros. El problema es que no sabía muy bien qué hacer para mitigar ese sufrimiento, pus su experiencia a la hora de consolar a otras personas era más bien nula, al no haber convivido nunca con alguien que necesitara esa clase de atención.

Fue entonces cuando se le encendió la antorcha, y decidió emplear el método que el Maestro empleaba con él en sus años de niño cuando le daa por llorar sin consuelo. Arrodillándse junto a la sollozante joven, pasó su brazo derecho por los hombros e hizo que ella enterrara con suavidad su rostro en su hombro izquierdo, a la vez que le susurraba una y otra vez:

- Ssssssh... Ssssssh... Ya está... Ya está...

Por su propio bien, Gauldoth esperaba que nadie viera eso como alguna clase de comportamiento impropio. Por el de Hanna, esperaba que eso le ayudara a recuperar la calma.

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06/11/2009, 17:42
Rolan Gerviev

Rolan no pudo sino sorprenderse ante la rapidez con la que habían finiquitado a los bandidos. Ahora tenían a una niña histérica y a una Hanna en estado catatónico. Genial, pasto de bandidos, si es que quedaba alguno.

Él, aunque no le agradaba nada carnicerías como esa, a veces era necesario e inevitable. Aquella había sido una de esas veces. Vió a Gauldoth acercarse a Hanna y abrazarla para consolarla. Frente a eso sonrío: esperaba que un gesto así se acabara de ganar la amistad de aquellos del grupo que parecían recelar levemente del hechicero.

- Deacuerdo. Estaré vigilando, no os preocupéis. - el Norne avanza hasta alejarse un poco de la comitiva, oteando el horizonte