Partida Rol por web

Jaali, al lado de su camello, cruza una mirada con Bethel poniendose de acuerdo en el momento de actuar, como han hablado durante la semana en el desierto. La falta de tacto y malas maneras de Jaali suelen desaparecer cuando habla de magia con un igual, dando paso a un joven lleno de ilusion e interes por la magia. En cualquier otra cosa... Jaali intenta evitar al elfo. No solo es un mago con una espada (perdiendo el tiempo con juegos de niños en vez de tener un mayor poder magico, estos elfos no tienen ni puta idea) si no que ademas, Jaali tiene la impresion de no caerle demasiado bien. Algo que parece compartir con el resto del grupo, por algun motivo ignoto

Envidia, seguramente. - piensa el mago

Sin acercarse a los gnolls, Jaali extiande los brazos como si quisiese darles un abrazo y dice

Bueno, chicos, no se como os llamais, pero me caeis bien - dice con una sonrisa - No os preocupeis que no os vamos a hacer ningun daño, verdad compañeros? Aqui somos todos amigos. Bueno, menos ese - señala al muerto - Pero seguro que no os caia bien, siendo tan debilucho y todo eso. Por que no compartis alguna de nuestras provisiones? Como decia mi abuela: Cyfeillion am byth Byddaf bob amser yn eich ffrind

Mientras dice las ultimas palabras, Jaali hace un complicado arco con las manos, ejecutando el conjuro

En cuanto ve a Jaali empezar a hacer gestos con las manos entona su versión más simple y menos elaborada del conjuro sobre el otro gnoll - march repnos - sus trazos con las manos mas simples, pero espera no menos efectivos.

Como decía mi abuela, habráse visto escusa más tonta. Pero parece que los gnolls no tienen muchas luces. Será eso, no está dispuesto a admitir que casi se traga la mentira de no haber sabido de que iba el juego. Sacude la cabeza alejando este tipo de pensamientos mientras entorna los ojos mirando a los gnolls y tratando de ver si los conjuros han tenido el efecto deseado.

El más chulo de lo Gnolls escupe al suelo.

- Vuestros trucos no funcionan conmigo, mago - dice lleno de desprecio, el otro gnoll al escuchar las palabras mágicas se tapa la cabeza con miedo. Al cabo de unos segundos aparta sus brazos de la cabeza y mira de una lado a otro, claramente confundido como si algo no hubiera salido bien..

Cita:

Jaali se queda mirandolo con curiosidad.

Interesante. - Musita un poco para si, y se gira hacia Bethel, ajeno a los demas - Parece que Kalman tenia razon en su tratado sobre Encantamiento Aplicado. Sus investigaciones demuestran una perdida de alrededor de un 30% de efectividad contra objetivos con un patron mental distinto del habitual, en mi caso humanos. Una pena que ese infame Caric acabase con el laboratorio de Kalman en las Cavernas del Te... - Jaali mira alrededor dandose cuenta que todo el mundo, armas en mano, le miran. Tragando saliva, se encoge de hombros. - Una pena tambien no poder practicar con estos dos. Dorwas, son todo tuyos.

Morbo ni siquiera se había bajado del camello, llevaba ausente pensando en esa daga desde que salieron de palacio. Al ver acción se despertó un poco y como había medio escuchado las palabras sin sentido del resabidillo ese de túnica decidió aunque sea hacer un cascarrillo para despejarse.

"Ni siquiera a un perro? en serio? y os llamáis magos? he visto trileros más 'mágicos'..."

y mirando a los gnolls... 

"¿Lleváis algo de valor encima? es para no tener que registrar vuestros cuerpos... No sois conocidos por vuestra higiene personal." 

Si, yo tambien he visto guerreros mas guerreros... - Comenta Jaali casi por inercia mirando de reojo al guerrero sentado en su camello

Cita:

Y ladrones menos ladrones... - Piensa Jaali aunque quizas es verdad que el camello tenga algo interesante

La mirada de Dorwas iba de Jaali a los gnolls, de los gnolls a Bethel, de Bethel a los gnolls y de los gnolls vuelta a Jaali.

La cimitarra todavía en la mano pero ya sin la firmeza habitual en combate.

¿Ya habéis terminado de charlar? preguntó entre bromista y cansado. Porque tenemos una misión que cumplir y si hay que matarlos, que sea cuanto antes...

Bethel mira a los gnolls y sacude la cabeza - Parece que no están muy cooperativos, ya se sabe que no siempre se consigue lo que uno quiere. Nuestros métodos no han funcionado - Mira a Dorwas y Morbo - Creo que es hora de que probéis los vuestros.

"Bueno, habrá de desempolvar el metal..." Dice mientras baja del camello. Lentamente, mientras se acerca y sin dejar de mirar a uno de los Gnolls, desenvaina su espada y se coloca el escudo. "Dorwas, cuando quieras" 

El gnoll que estaba en el suelo sale corriendo cuando ve acercarse a Morbo y Dorwas, el otra se limita a ajustarse la ropa y mirarlos con desprecio.

- Ser rápidos - dice con toda la dignidad de la que es capaz.

Dorwas, que esperaba una mínima resistencia, un combate y la muerte digna de un guerrero, se queda quieto en su sitio, bajando la cimitarra y poniendo cara de circunstancia.

Se da la vuelta y se dirige hacia su camello.

Por el camino, mira a Jaali y le dice Todo tuyo, campeón. Ese parece que se deja, igual eres capaz de acertarle si no se mueve al respirar. Recuerda, se clava por el lado que pincha...

El gnoll que estaba en el suelo sale corriendo cuando ve acercarse a Morbo y Dorwas. El gnoll más desafiante se limita a ajustarse la ropa y a mirar a Dorwas y Morbo con desprecio.

- Ser rápidos - dice con toda la dignidad de la que es capaz.

No sólo ataca caravanas sino que encima le pega patadas al diccionario, piensa Ateela mientras sale corriendo detrás del gnoll a la fuga. A Sarenrae no le gusta los malvados ni los cobardes. Los cobardes no tienen posibilidad de redención. El bien es cosa de valientes.

- Detente y arrepiéntete, si no quieres partir de este mundo! Vosotros, no dejéis escapar al otro!

Hombres! No se puede contar con ellos para nada más que para sacar pecho y hacer concursos de eructos. Todo lo tenemos que hacer la druida y yo...

Nos ha salido pacifista, el Skar. - Piensa Jaali mientras el enano pasa a su lado

Que alguien acabe con la pobre bestia de una vez. Merecer la muerte por destruir una caravana no significa que deba morir de aburrimiento. Despues, miremos si hay algo de interes en el camello. A lo mejor la gente de Solku agradece recuperar parte de sus pertenencias robadas.

Ateela corre tras el gnoll, el pobre ser al verse perseguido aumenta la velocidad, logrando fácilmente aumentar la distancia con la clériga. Desgraciadamente tropieza al enterrar una garra en la arena, y la joven no tiene piedad con el. Un golpe rápido en la cabeza y el pobre deja de existir.

El otro gnoll escupe otra vez en la arena al ver el espectáculo, demostrando que tiene unas glándulas salivares bastante sanas para alguien que vive en el desierto.

Tras limpiar la cimitarra en las ropas del gnoll caído, Ateela vuelve sobre sus pasos. La sacerdotisa se mueve con cierta gracia por la arena, es evidente que no es la primera vez que camina por entre las dunas del desierto. La carrera y la acción han despejado su mente. Ahora recuerda que los gnoll de la Tribu de la Carroña son adoradores del Destructor de Mundos. Criaturas inmundas, seguidoras del más odioso de los inmortales. Tales seres no merecen vivir bajo la Luz que Cura. Sin embargo, Sarenrae enseña que todo el mundo merece una oportunidad para redimirse. Ateela no cree que estos infames maladrines tengan posibilidad alguna de redención, pero los designios de Sarenrae son inexcrutables y mas allá de la comprensión de los simples mortales. 

Ateela se acerca al único gnoll que queda vivo con la cimitarra en la mano. Sosteniéndole la mirada, camina a su alrededor mientras habla:

- Eres valiente y orgulloso, al contrario que tu compañero. Tal vez aún hay esperanza para ti. Renuncia a adorar a Rovagug, el Destructor de Mundos; renuncia a la Tribu de la Carroña; renuncia a tu pasado facineroso, y podrás ver un nuevo amanecer. Es tu elección, y solamente tienes una oportunidad de tomar la decisión correcta. 

 Parecía que los guerreros no estaban por la labor, y Ateela intentó darle una posibilidad a aquel ser.

 - No hay derecho a redención para esa escora. Paga por tus pecados.

 Jono, con la mirada tan fría que sería capaz de conservar el hielo en mitad del desierto de Katapsh, se abalanza con la clava a por el lider de los gnolls, a terminar el trabajo que empezara Jarael. El felino, sintiendo el desprecio de Jono y anticipándose, también se arroja contra el maldito gnoll arrogante.

 El ogrullo bravucón del gnoll desaparece entre aullidos de dolor y miedo cuando el gran felino empieza a destriparlo clavando sus garras en su maloliente peleejo antes de descargara sus fauces de muerte en el cuello de aquel ser despreciable.

 Ya estaba muerto antes de que Jonova pudiera descargar el golpe de su cayado en el gnoll.

 - Sentiros afortunados por la piedad de esta muerte rápida. Vosotros no se la ofrecistéis a todos los que matastéis o esclavizastéis.

 Parece que la joven del desierto siente un profundo resentimiento con esos seres.