Partida Rol por web

El hombre miró a Yenian pero sus ojos era como si no pudiesen ver al paladín de Heironeous. La fiebre hacía que estuviese totalmente turbado y sus balbuceos algunas veces eran indescifrables. 

Al corrió hacia la puerta y escudriñó la oscuridad de la noche. La agresiva tormenta había amainado pero la lluvia seguía presente. No había nadie en el exterior. Mientras, en el interior, Surnen sacó fuerzas de flaqueza para intentar explicar lo que había sucedido. En mismo momento las hijas de Chesnuk llegaban hasta él con recipientes de agua caliente y sábanas limpias.

Quise dar una sorpresa a Aywa esta noche...así que llegué a escondidas hasta la casa.  Prosigue el hombre mientras un fino hilo de sangre aparece por la comisura de sus labios.

Cuando entré Klesna se encontraba allí y cargaba con Aywa en brazos!! Le pregunté que qué demonios estaba haciendo y su mirada... SU MIRADA POR TODOS LOS DIOSES!!  NUNCA HABÍA VISTO UNOS OJOS ASÍ! - El hombre coloca sus manos frente a su cara como intentando protegerse - Quise arrancarle a mi amada de sus brazos pero alguien estaba escondido cerca de la puerta y cuando entré sólo noté un pinchazo y un golpe en la cabeza... No sé cuanto tiempo ha pasado!! 

Sally se giró rápidamente cuando oyó el ruido proveniente de la puerta. Sin nadie darse cuenta, casi ni ella misma, una daga había aparecido en su mano.

Después de ver quien era y escuchar su historia se acercó a la puerta donde la aguda mirada del elfo escudriñaba el exterior.

¿Ves algo raro Al???

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Todo pasó en décimas de segundo. Platos y vasos rotos, un grito, un resoplo y alguien desplomado en el suelo reclamando, implorando ayuda. Que Moradín los cogiera confesados. Grasp se levantó de la silla tarde. Le había dado un pequeño trago a la cerveza porque sabía lo que se les venía encima. Uno nunca podía hablar ya que los Dioses marcan el destino. Con rapidez, cogiendo su capa de la silla y poniéndosela al hombro agarró la ballesta que guardaba entre sus pliegues siempre a su derecha y se puso justo al lado del cuerpo de Surnen. No hacía falta mucho para ver lo que pasaba. No podría salvarlo. Con resignación acarició el plateado martillo que pendía de su cuello en señal de alabanza y estoicismo. 

-Que alguien se encargue de Surnen. La casa de Aldo está cerca, no creo que tardemos mucho. Encontraremos algo. Vamos. 

Las dotes de líder no eran algo realmente válido en su personalidad, pero ahora no era momento de pensar en como era cada uno. Sabía perfectamente como actuarían sus amigos y sabía que en la casa de Aldo algo, no sabía bien el que, había pasado. 

Con su mano derecha se puso la capucha mientras agarraba la ballesta con la izquierda. Está empezó a emitir luz propio mientras Grasp rezaba a Moradín pidiendo fuerza y ayudas [Conjuro de Luz]. La noche era cerrada y la tormenta era presagio del enfado de los Dioses. Se estaba cometiendo una herejía. 

- Necesito apoyo, yo solo no se si voy a poder. 

Grasp salió por la puerta alumbrando con la ballesta esperando que alguien le siguiera en dirección a la casa de Aldo. Sabía que el, sí vendría. 

Quizás debieras ocuparte de las heridas de Surnen, sin tu ayuda puede que muera.

Sally vio sorprendida como el clérigo dejaba de ayudar a un moribundo para correr detrás de aquello que quizás ya no estuviera allí.

Es tu hermana, Aldo, cuenta con nosotros, ¿qué quieres que hagamos?

Quien parecía borracho al entrar por la puerta realmente estaba moribundo con una herida en su cuerpo que le provocaba los últimos alientos de vida. Jonas quien no era un experto del todo en las artes de curación no pudo quedarse quieto al ver al sujeto caer al suelo mientras esparcía su sangre por todo el suelo. Grasp y Al habían salido, Yenian estaba a un lado pero el tiempo se agotaba para Surnen. Palabras incompresibles salen de la boca de Jonas mientras sus manos brillan en verde sobre el cuerpo del herido donde la sangre es emanada. Espero que sea suficiente.

¿Surnen estás mejor?

Surnen abre los ojos y sonríe a Jonas. Gracias amigo, pero estás alargando lo inevitable. 

Las herida continua sangrando profusamente y no parece que el hechizo de Jonas haya conseguido hacer mucho más que darle unos cuantos minutos de vida más al pobre infeliz. Mientras tanto, Baernysse y su hermana mayor hacen presión en la herida con las sábanas a fin de intentar contener la hemorragia todo el tiempo que sea posible. 

Lathyleea! - grita Chesnuk. Ve corriendo a la Casa de Gond y trae a alguien. Rápido! No te quedes ahí como un pasmarote!!. La muchacha, como si hubiese despertado de un profundo sueño, corre en busca de los sacerdotes de Gond.

Pamplinas, nadie se me muere tan fácilmente...! Necesito un jugo de fresas, cerezas, frambuesa o mora inmediatamente, que se sienta dulce, alguien búsqueme rápido agua necesito limpiar la herida, también necesito ese mantel muévanse que se nos va... dice Jonas con un tono elevado notándose su preocupación...

Algunos compañeros lo apoyaban en el viaje, el clérigo se mostraba muy amigable esta noche e intentaba hacer caer en cuenta a sus compañeros metiendo la voluntad de los Dioses.

"Aventura", aquella palabra lo hacía estremecerse, Aldo solo quería salir a conocer el mundo, viajar, era su curiosidad natural la que lo llamaba a intentar convencer a sus amigos de que lo acompañasen, él no podría solo. Pero ¿ser aventurero?, eso era hablar grueso; los aventureros de las historias eran grandes guerreros que con blandir su espada degollaban a un dragón tan grande como el edificio en el que se encontraban o de poderosos magos que con un chasquido de dedos hacían un agujero en la tierra para que se tragase ciudades enteras. Incluso Druidas de los vírgenes bosques más meridionales del mundo que levantaban ejércitos enteros de árboles y matorrales.
Permaneció en silencio mientras sus amigos hablaban y debatían, empezaba a creer que podría ser un error propio de su inmadurez y que su destino sería estar el resto de años de su vida entreteniendo a los viajeros de Essembra y negociando con los mercaderes de paso. Un escalofrío recorrió su espina dorsal al pensar en aquella vida tan aburrida que le esperaba, pero así sería. Muchas eran las conversaciones sobre el "viaje" en que parecían que iban a hacerse una realidad, pero al final, todo volvía a la normalidad al siguiente día y nunca nadie se tomaba en serio su propuesta. -Solo habladurías - Pensaba mientras bebía otro trago de su cerveza amarga, esa noche sería igual a tantas otras, pero por lo menos contaba con amigos de verdad, sonrió al pensar en ello y miró a cada uno con su sonrisa de pendejo, pero no dijo nada.

El segundo escalofrío le atravesó los huesos cuando un hombre entró en la taberna, de un solo movimiento e incorporó cuando vio que el sujeto se dirigía firmemente a su mesa y desenfundó la daga para luego dejarla caer al piso cuando vio de quién se trataba.

Su cara de rabia fue evidente durante unos segundos, el imbécil de Surnen estaba borracho y seguro llegaba a la posada por más bebida, pero poco a poco su rostro fue tornándose más sombrío a medida que descubría las heridas del hombre.
De un solo salto llegó al hombre justo para atraparlo mientras se dejaba caer, escuchó sus palabras por primera vez "Se llevaron a Aywa" Escuchó decir, y la frase empezó a dar ecos dentro de su cabeza, mientras su cuerpo se quedaba paralizado durante un par de segundos, que parecieron horas o quizá días enteros. Cuando pudo reaccionar al fin, el hombre empezaba a hablar de nuevo explicando lo que había sucedido.

-QUÉ MÁS? QUE MÁS PUEDES DECIR?.... POR QUÉ?.... HIJOPUTA, POR QUÉ HA PASADO, QUÉ HAS HECHO MISERABLE! -Gritaba con evidente desesperación, no se había dado cuenta que sus ojos y mejillas estaban empapados de lágrimas y sus flacos brazos cogían fuertemente al hombre que era el padre de su sobrino, como si fuera a estrellarle la cabeza contra el suelo en un momento repentino. Fue Yenian el que se percató de la posible intención del bardo y con sus musculosos brazos lo apartó del moribundo hombre mientras el Druida intentaba hacer lo posible por sanarlo.

Se secó las lágrimas con sus manos enguantadas y comprendió que ese hombre no podría decir más, al menos por ahora. El tiempo era importante, así que esperaba que el Druida pudiera sanarlo o que pudiera sacarle algunas palabras antes de que sucumbiera.
Inhaló una grande bocanada de aire y despejó la ira en su interior. Recogió de la mesa su punta de lanza y del suelo su daga y apresuradamente salió detrás del clérigo, no sin antes dirigirse a Sally. -Sal, ayu...ayud...ayúdame po...por fafafavor. -Sus palabras se le atragantaban antes de ser expulsadas de su boca. Tragó saliva antes seguir -Ven conmigo a la casa junto a Yenian, a ver que puedes encontrar.

-Al, quédate con Jonas y asístelo en lo que necesite, la guardia no tardará en llegar y asegúrate que sepan todo lo que nos ha dicho Surnen, intenta sacarle más información si puedes, y permanece atento a alguna señal que pueda darte, mi casa se ve desde aquí.

Tenía un semblante más recio y firme, nunca había sido un líder, pero a veces sus amigos, al igual que la demás gente solía hacer las cosas que Aldo pedía amablemente. En esta ocasión, se trataba de una situación desesperante y las situaciones así a veces sacaban dotes ocultas.
Pero aún temblaba cuando caminaba con zancadas largas hacía su casa junto a Grasp, Yenian y Sally.

Temía lo peor.

Al comprendía los sentimientos de Aldo, sabía lo que se sentía el temor de perder a su familia, con un gesto de aprobación continuó en el pórtico mientras los demás se dirigían a la casa de Aldo en busca de algun indicio de Aywa, el Elfo sabía que nada bueno podría salir de todo aquello y tenía muy mala espina con respecto a que intenciones tendría Klesna con el secuestro de la mujer que esperaba un hijo, seguramente no sería nada bueno.

-Plumas, vuela por encima de la casa de Aldo y diles si ves a alguien desde allí, rodea la posada después de eso en busca de algo o alguien extraño!-  Fueron las órdenes que dió Al a su ave, mientras ésta emprendía el vuelo junto con el grupo de Aldo, esperaba que su compañero emplumado les sirviera de algo, giró su cabeza y observó como el hombre de los bosques, Jonas, continuaba con los tratamientos del herido, para después elevar de nuevo si vista al cielo y hacia el exterior, manteniéndose alerta ante lo que pudiera pasar. - Espero que no sea demasiado tarde -

El grupo avanzó decididamente bajo el aguacero. La casa de Aldo iba apareciendo frente a ellos tal y como la dejó hacía un par horas. Sobre el tejado, la silueta de Plumas era claramente discernible dando vueltas. No parecía que nada lo alarmase.

Al llegar frente a la puerta de la casa puede verse el rastro sanguinolento de Surnen quien salió de la casa a rastras. no llega ningún ruido desde el interior de la misma.

Puedes ver cómo tus compañeros se detienen frente a la puerta de la casa de Aldo. Plumas sobrevuela la casa y no muestra ningún signo de alarma.

Aldo no tenía ni que habérselo dicho. Ellos eran sus amigos, y eran lo único que hacían que permaneciera en el buen camino. Sin su influencia, la chica estaba segura que haría tiempo que se habría convertido en algo peor, en un monstruo. Eran el ancla que la sujetaba en el lado correcto.

Siguió al bardo hasta su casa. Tened cuidado de no borrar cualquier huella en el exterior

Un evidente rastro de sangre salía del interior. Todo parecía tranquilo. Pero Sally no había conseguido sobrevivir tantos años en los suburbios para dejar su cautela ahora de lado.

¿Vais a dejar que la chica entre primero?- parecía mal momento para bromear, pero al mirar su serio semblante no había ni rastro de broma en él. Sally estaba concentrando todos sus sentidos en aquella casa. Sus movimientos, ágiles y fluidos, comenzaron a adquirir una asombrosa armonía. 

Sabía que Yenian, el bueno de Yenian, no dejaría que ella, una mujer, y sobretodo una amiga, fuese la primera que corriera peligro. 

Así que se movió con rapidez llevando el estoque en una mano y el escudo en la otra, esperando a que alguno de sus amigos entrara.

El hombre abrió los ojos y mantuvo su mirada contra Jonas con tanta intensidad que parecía como si esos mismos fuesen a escapar de sus órbitas.

La quieren a ella... - Susurra constantemente mientras en su cara pueden apreciarse los signos de dolor.

Las dos hijas de Chesduck colocan un cojín bajo su cabeza y le dan las sábanas a Jonas. Mientras, Chesduk tras la barra, intenta conseguir todo lo que ha pedido el druida.

-Parece que no hay indicios de nada a los alrededores de la casa- Pensó Al, mientras observaba como Surnen luchaba por su vida, quizás si no hablaba ahora era posible que no pudiera hablar nunca más.

-Vamos Surnen.... Esfuérzate un poco, ¿que logras recordar?, ¿algunas palabras o algo a parte de ver a Klesna con Aywa?, ¿recordar algo de la persona que te atacó?.

Se que podría ser cruel interrogarlo en ese estado, pero sabía que no tenían mucho tiempo.

El hombre gira la cabeza hacia el elfo y tragando con dificultad añade.

Sólo pude fijarme en los ojos de ella. Eran...eran...como los de una serpiente, y, y y su fuerza... - Surgen tose y un espumarajo de sangre se escapa por su boca - Levantó a Aywa como si fuese una almohada. El olor... ese olor nunca lo olvidaré. No sé que puede oler así pero desde luego nada humano.

Al intentó encontrarle sentido a los balbuceos de Surnen, ¿ojos de serpiente, fuerza sobrenatural, olores extraños?, estaba seguro que lo había leído alguna vez, algo podía relacionar de todo eso y de los rumores que recorrían el pueblo acerca de esta "bruja", como algunos la llamaban.

Yenian se alejó del hombre moribundo dejándolo con Jonas, que se esmeraba en sanarlo con el mejor de los cuidados posibles y salió al exterior con el resto.

La tormenta parecía menguar, pero aún llovía copiosamente y sin la luz de las antorchas resultaba más dificil distinguir algo delante. Una vez en la puerta de la casa, Yenian desenfundó su espada y agarrando con fuerza su escudo le negó con la cabeza a Sally.

Si no te importa entraré yo primero, cubridme. Dijo el paladín con gesto serio y empujando la puerta con el pie para poder pasar al interior de la vivienda.

La puerta crujió y pegó contra la pared, en el lado del interior. Todos conocíais la casa de Aldo pero hoy parecía como si hubiesen pasado años desde la última vez que alguien la hubiese visitado. El ambiente estaba cargado y un olor que no conocíais llegó hasta vuestras narices. Se asemejaba al almizcle pero mucho más intenso y penetrante.

En el interior la mesa había sido desplazada contra una de las paredes. El resto de muebles permanecía intacto. Desde el salón podía accederse a las habitaciones de los dos hermanos. En concreto, la de Aywa, estaba abierta y podía apreciarse claramente que estaba torcida. Un vistazo por parte del paladín reveló que la las bisagras estaban destrozadas. Quien quiera que fuese había arrancado la puerta sin esfuerzo. 

La puerta de Aldo seguía cerrada tal y como él la dejó.

Un charco de sangre frente a la puerta del dormitorio de la muchacha indicaba el lugar exacto donde Surgen había estado tendido.