Partida Rol por web

Nü palidece cae al suelo y se aleja de la esfera... Impide que nadie más vuelva a tocarla...Una... una voz... en mi cabeza. No, no sé como. Al tocarlo. No lo toquéis! Es brujería decía el monje asustado.

La sala parecía vacía, sin embargo estaba claro que algo no encajaba. Los sonidos anteriores venían de alguna parte, eso era seguro. Solo esperaba que no fuesen a atacarlos mientras no veían la amenaza.

-Brujeria u ocultación.-Dijo el clérigo alzando la atarraga.-Intenta cubrirla con un paño a ver que ocurre. Si no ocurre nada, derriba el pedestal.

Oh Grasp fue horrible! Es como si una voz supiera que estaba tocando ese mecanismo. No hay que tocarlo. Decía algo así como "Qué quieres? Ya te he dicho que no vuelvas a llamarnos hasta que tengas respuestas. ¿Ya sabes para quien trabajan?" No sé si se referían a nosotros o a los Drow!

Tapen esa cosa, quien sabe que sea...! Esas fueron las palabras de Jonas, posteriormente se acerco a lo que más le llamaba la atención en la habitación, sin duda alguna, esos caballos... Quería examinar su estado, su bienestar...

Son criaturas de la naturaleza como todo ente viviente su bienestar es lo primero...!

Al estuvo tentado a interferir en la conversación de los Drow para indagar más de lo que ellos sabían, pero lo mejor era que ellos siguieran pensando que no entendía lo que decían... Entonces escuchó las palabras de Ethva, decidió mantener el secreto por ahora y quizás mas adelante se presente la oportunidad de revelarlo a sus compañeros, pensaba que si le brindaba esta ayuda a los Drow, por mas que los odiara y aborreciera, podría averiguar más de "los primeros nacidos" y los planes que los tal Xorlaii planeaban con ello. No sabía con seguridad el porque de aquel Elfo Oscuro depositaba su confianza en él, por lo que se veía era un mago de gran poder, algo a lo que Al ni siquiera se acercaba, quizás con el tiempo mas cosas serían reveladas.

Extendió la mano y tomó el medallón, observándolo por unos momentos mientras lo depositaba en uno de sus bolsillos y asentía ante palabras que le decían... - Entiendo.... - Finalmente dijo - Pero.....¿por qué confían en mi? - observó por unos segundos al mago Drow - Sea cual sea el motivo, me parece que es algo que nos puede beneficiar a ambos por igual... a nosotros sólo nos interesa la seguridad de Aywa y poder rescatarla de sus captores y a ustedes descubrir cuales son las intenciones de los Xorlaii, pero mentiría al decirles que no me interesa que es lo que planean hacer con estas mujeres.... Lo único que puedo predecir es que no es nada bueno... - Estaba hecho, de alguna manera había aceptado una alianza con sus odiados primos oscuros, ahora sólo quedaba esperar.

Eres un chico listo muchacho, pero si mira más allá, sólo sois un grano de tierra dentro de la bota de nuestro enemigo, mientras que nosotros somos una roca enorme en mitad del camino. ¿Crees que prestará la misma atención sobre vosotros que sobre nosotros? Ellos están preparados contra cualquier intrusión de magos como yo o manos tan hábiles como las de nuestra señora, pero no contra alguien tan insignificante que no plantea ningún problema para ellos...por lo menos ahora. - El mago sonrió al muchacho y al contrario que la mujer, su sonrisa parecía sincera en cierta medida. Sois invisibles Al-Baridel de Essembra... Dime, ¿tu mandarías al mago más poderoso del reinos a eliminar a todos los ratones de la bodega del castillo de su señor? No, ¿verdad?

Pues eso es exactamente lo que debe pasar aquí... 

Vale ya Izthér, te ha entendido perfectamente... - Atajó la elfa con severidad. Automáticamente el mago cerró los ojos y retrocedió. 

Lo que mi hablador compañero quiere decir es que mientras ellos centran su atención en protegerse de nosotros, están descuidando los eslabones más débiles de la cadena y son esos los que tu y tus compañeros tenéis que romper.  - La mujer hizo un gesto con las manos como si rompiese una cadena imaginaria.

Desde luego que lo que planean hacer con esas mujeres no es nada bueno...para vosotros pero no puedes hablar en nombre de todas las partes. Aquí no existe lo bueno ni lo malo elfo, no lo olvides. Per con toda seguridad para alguien es "bueno" si lo quieres llamar así. - La elfa oscura pareció serenarse y en un momento dado pareció hasta amigable. Respiró hondo un par de veces y miró a Al mientras colocaba una flecha en el arco y escrutaba los arbustos a su alrededor.

Haz tu trabajo y nosotros cumpliremos con el trato... Falla en tu misión y la muerte será un bálsamo comparado con lo que sufrirás en nuestras manos. 

Bien, si no tienes más preguntas, termina tu trabajo y reúnete con tus amigos. Tendrás noticias nuestras; y recuerda no hables con nadie de lo que ha sucedido aquí. Si alguien se pone en contacto contigo en nombre la Casa Zhantir's, pregúntale que qué estabas haciendo cuando nos conocimos. Si no sabe qué responder o es incorrecto...mátalo sin dudar. No arriesgues lo más mínimo.

Jonas examinó los caballos quien según su experto ojo clínico para los animales se encontraban en perfectas condiciones. NO había signo alguno de enfermedad o desnutrición en ellos. Lo que sí estaba claro es que estaban ensillados y listos para partir en cuanto sus jinetes pusiesen sus traseros sobre sus sillas de montar. Además, permanecían tranquilos en el interior de la cueva lo que indicaba que estaban más que acostumbrados a permanecer en este lóbrego lugar durante largos periodos de tiempo. 

A Sally aquel dolor y desesperación apunto estuvo hacerla salir corriendo. Además ese nauseabundo olor que taponaba cada poro de su piel y se introducía por su nariz como si un gigante te golpeara con su mazo.

Era una sensación horrible. Apenas pudo contener las arcadas que amenazaban con expulsar todo lo que había tomado en el camino.

Los heridos, los muertos, la mujer, todo junto era demasiado para ella. Por eso cuando el monje le dijo que buscara algo más lo único que pudo hacer es apoyarse en una de las paredes y cerrar los ojos para intentar no caer de rodillas. 

Sabía que debía haber alguna forma de salir de allí, una puerta o pasadizo, y lo suficientemente grande para que pasara un caballo, pero el estómago no la dejaba hacer mucho más. 

Con los ojos cerrados trató de centrarse en lo que tenía que hacer, se estiró, los abrió y se dispuso a ser de ayuda.

-De hecho tengo una pregunta más- Añadió antes de que sus primos oscuros se retirasen. - Como bien saben, nuestro objetivo es rescatar a una de las mujeres secuestradas, concluí que los Dracos que surcaron los cielos esta mañana servirán como transporte para transportarlas a otro sitio, y gracias a un mensaje que intervine, creo que ese sitio a donde las llevan es el Colmillo del Oeste... Lo más probable es que si no encontramos nada aquí, nuestro viaje continúe hacia allí... ¿Que me puedes decir de este Colmillo del Oeste?, ¿Sabes algo de eso?.- Preguntó mientras permanecía inmóvil, su cuerpo había dejado de temblar y su voz se había serenado, parece que estaba controlando poco a poco su miedo.

La mujer negó con la cabeza - Me imagino que el colmillo oeste es una de las fortalezas que estos hombres tienen en los Picos del trueno, lejos hacia el oeste. No lo hemos localizado pero probablemente tengan allí una base de operaciones mayor que ésta. - Dijo la mujer sin inmutarse. Puede que en las ciudades cercanas tengan espías o contactos que con un poco de presión os digan dónde encontrar la guarida del lobo.

Pero si algo puedo estar segura es de que la hermana de vuestro amigo no está allí. Esos dracos junto con los dos Xorlaii que los montaban se dirigieron al norte. No sabemos si su objetivo era  recoger a más mujeres de otros lugares parecidos a éste o porque es allí donde las guardan... Descuida mago, nosotros nos encargaremos de averiguarlo, por ahora puedes estar seguro de la solidez de nuestra alianza y de que cumpliremos nuestra parte del trato. Intenta llevar a tus amigos hacia el Colmillo Oeste porque probablemente allí encontréis más pistas acerca de qué se está tramando bajo todos esos secuestros.

El mago preguntó en un tono bajo a su señora en el idioma drow- Señora...¿y si es allí donde guardan los huevos?

La mujer se giró enfurecida hacia el varón pero aún así conservó la calma para hablar con él en rápidos susurros. Gracias a los dioses no utilizaron su lenguaje de signos porque por un momento Al no podía ver las mano de la mujer. - ¿Te he pedido que hables Izthér? No, ¿Verdad? Pues cierra tu asquerosa boca o te la sellaré yo... Ya te he dicho que no están ahí, si lo estuviesen no estaríamos siguiendo la pista de esas desgraciadas embarazadas. Deben de tenerlos en otro sitio más seguro. Ni tu mismo serías tan estúpido de ponerlos a cargo de esa asquerosa raza de humanos.

La mujer empezó a caminar hacia los arbustos y de nuevo se dirigió a Al-Baridel en lenguaje común - De todas formas, si yo estoy equivocada y la encontráis allí...mucho mejor para vuestro amigo.  - Se detuvo un segundo y su piwafi ondeó como una bandera cuando se levantó una ligera brisa de aire.

Recuerda mantenernos informados mago. La palabra de mando de ese artilugio es "Chä". - Concluyó la mujer mientras el mago drow asentía al escuchar la palabra de mando.

Ten buen viaje Al-Baridel... no veremos más pronto de lo que crees.- Se despidió sin ni siquiera darse la vuelta y se adentró entre la maleza acompañada por el mago. Una vez ambos desaparecieron tras los árboles los otro cuatro drows iniciaron también su retroceso sin perder de vista al mago elfo ni la espantosa sonrisa en sus caras.

Después de dejar atrás a los hombres moribundos Yenian respiró aliviado, aquella vista había sido perturbadora, algo que tardaría tiempo en olvidar.

Al llegar a una nueva sala, lo primero que le llamó la atención al paladín fue una esfera brillante, pero el monje se le adelantó cuando iba a acercarse y la tocó haciendo que éste se sobresaltase.

Debe de ser un medio de comunicación con quien sabe quien. Dicho esto el paladín se unió a sus compañeros tratando de buscar una salida o puerta oculta, se habían oído voces, así que tendrían que salir por algún lado.

-Probablemente se trate de un medio de comunicación, como dice Yenian.-Dijo el clérigo asintiendo mientras miraba alrededor.-Y creo que se activa al tocarlo. ¿Estás bien, Nü? Puede que la energía mágica o la voluntad de quienes lo tocan se crucen... y puede ser doloroso para los neófitos... es más, probablemente lo sea.

¿Veis u ois algo fuera de lo normal?-Preguntó finalmente.-Creo que algo o alguien está escondido por aquí.

Dicho esto, recorrió la sala con la mirada en busca de algo fuera de lo común.

Tras unos instantes meditabundo, el clérigo se acercó un par de pasos a una sección de la pared situada al fondo del todo y señalándola con la punta de su atarraga se colocó en guardia. 

-En esa zona hay rastros de polvo y tierra movidos.-Dijo sin mas.-Debe estar por ahí.

Una parte de Zhaelín quería tocar la esfera y saber más sobre quien estaba del otro lado, pero estaba un poco asustada, y por lo visto, su hermano también. Así que le dio un abrazo a Nü para calmarlo. -Tranquilo, Nü...- Acariciaba su cabeza para darle paz....-Estas tenso, hermano. Has visto muchas cosas hoy. Debes calmarte.- Necesitaba a Nü calmado. No quería que el tuviera más episodios. Ella por su parte, esperó a que los demás revisaran la sala.

Al observó como el grupo de Drows desaparecía en medio del bosque mientras continuaba ordenando las ideas en su cabeza... Ahora las cosas poco a poco estaban cobrando forma y además de la seguridad de Aywa, se estaba interesando por saber que era lo que tramaban estos Xorlaii y porque los Drow estaban tan preocupados por ello... Estaba decidido, deberían rescatar sea como sea a la hermana de su amigo Aldo, pero también llegaría al fondo de todo este enredo de mujeres embarazadas, huevos de Dragón, Drows y Xorlaii.

Se acercó al montón de cadáveres apilados y por fin consiguió la chispa que inició el incendio de los cuerpos amontonados, dio un ultimo vistazo a los alrededores del claro escrutando el bosque y finalmente avanzó hasta la caverna en la cual habían ingresado los demás... - Pero que rayos fue lo que acabó de pasar - pensaba mientras avanzaba y sacaba el medallón de su bolsillo dándole un vistazo nuevamente para corroborar lo que había acabado de pasar - Es real... Sea como sea, debo mantener el secreto por ahora, no quiero poner a los demás en riesgo - Nuevamente guardó el medallón y se adentró en la caverna, el fuerte olor golpeó sus sentidos olfativos obligándolo a llevarse la mano al rostro en un intento de mermar la peste y así continuó en busca del rastro de los demás.

Bajo un opresivo ambiente Al-Baridel descendií por una escalera de piedra hacia las profundidades de la caverna natural hasta llegar a un recodo donde el corredor giraba bruscamente hacia la izquierda y descendía durante otros veinte escalones hasta una estancia mejor iluminada que la escalera. Cubierta su cabeza con la capucha de la capa retirada por Sally a los cuerpos de sus enemigos, el mago elfo entró con paso seguro en una amplia estancia con paredes irregulares pero cuyo suelo estaba perfectamente enlosado con piedras rectangulares de unos seis pies de longitud por tres de ancho. Su techo, a unos veinte pies de altura, parecía ligeramente abovedado y estaba cubierto por una espesa nube de humo procedente de las hogueras que estaba repartidas por la zona. Éstas servían como mecanismo para caldear la fría cámara así como para cocinar en pequeños hornillos de metal que se situaban encima de ellas. Pequeños pucheros y sucios calderos se encontraban próximos a ellos.

La escena que se abrió ante él era sobrecogedora a la par que escalofriante. Aproximadamente cincuenta hombres permanecían recostados en unos camastros hechos con tablones, paja o ropajes. Todos ellos, sin excepción, padecían graves heridas de diversa índole y consideración, como amputaciones de brazos, piernas, pies o manos así como pérdida de uno o ambos ojos. Algunos de ellos presentaban aún virotes sobresaliendo de sus maltratados cuerpos y en sus rostros podía percibirse la amargura de aquellos que han conseguido una victoria a un costo demasiado alto como para permitirse alegrarse por ello. Ninguno hizo el menor gesto o intento por levantarse al ver entrar al segundo visitante en breves momentos. Algunos porque ya habían perdido toda esperanza y sólo esperaban que Kélemvor reclamase sus almas y las condujese al mundo de los muertos y otros, la mayoría, porque las altas fiebres que sufrían debido a las heridas recientes o a las infecciones de algunas más antiguas deliraban y veían visiones e imágenes de su niñez o de horrores que sólo existían en sus cabezas. Las condiciones en las que eran hacinados eran totalmente insalubres y las moscas danzaban a sus anchas poniendo huevos en cada herida abierta que encontraban caótico deambular. Semejante panorama estaba acompañado por supuesto por una mezcla de gritos, voces que llamaban a sus madres, rezos y plegarias que provocaba que incluso los más valientes sintiesen congoja ante lo que tenían frente a sí.

A mano izquierda desde la salida de la escalera, en la pared norte, un hueco en la pared daba a otra cámara en la que existía un pequeño estanque de agua cristalina que mana del subsuelo. Antiguamente estaba cubierto casi en su totalidad por una construcción de piedra y sólo había un pequeño hueco por el que arrojar un cubo para extraer de él sus frías aguas. De esa estructura lo único que se conserva hoy son tres escalones semicirculares y un trozo de columna que sobresale sobre las aguas. De todas formas, lo único que altera la tranquila y placentera quietud de su superficie semejante a un espejo son las gotas que caen desde el techo debido a la condensación. 

En la parte sur de la cámara se distinguía un pasillo que continúa hacia el oeste y giraba bruscamente al sur. Flanqueando su entrada dos jaulas de madera como las que los dracos trasportaban en sus garras esa mañana temprano pero al igual que como visteis desde la posada de Hap, permanecían vacías.  

La estancia principal era iluminada gracias a los braseros y a lámparas de aceite que colgaban de las paredes a intervalos medianamente regulares. En algunos puntos de la estancia eran visibles grandes trozos de roca que se habían desprendido desde el techo y bajo los que las ratas tenían su pequeño reino en el que criar sin ser molestadas. Un par de muchachos humanos, probablemente más jóvenes que cualquiera de los miembros del grupo, vestidos con túnicas marrones totalmente agujereadas y probablemente infestadas de piojos eran los únicos que se encargaban del cuidado de los enfermos. Ambos llevaban escrito en sus rostros en un lenguaje que cualquiera podría entender lo que estaban y habían padecido: piel descamada y palidez extrema provocada por la ausencia no ya de una buena alimentación, si no del más mínimo rastro de ella, ojeras violáceas debido a la falta de sueño que los dotaba de un aspecto cadavérico y unos andares desgarbados que indicaban que funcionaban al límite de sus fuerzas. Si por algo se mantenían en pie era porque sabía con total seguridad que si se dejaban caer se convertirían en uno más de los condenados a muerte de los cuales cuidaban. Cada uno corría descalzo y de tropiezo en tropiezo de cama en cama aplicando paños de agua fría sobre las frentes ardientes de los convalecientes y espantando las moscas de las heridas antes de vendarlas. 

Aquí aquí, señor, sálvenos, no nos deje morir entre la miseria!!! - Gritó uno de los hombres que yacía frente a la escalera sobre un montón de paja enrojecida por la sangre. Totalmente despeinado y con la barba sin afeitar de varios días tenía el torso descubierto y la camisa que en su día fue blanca, ahora no era más que un trapo sanguinolento y hecho jirones que colgaba de sus hombros. Le faltaba la mano derecha y un virote había vaciado uno de sus ojos. Ahora en la cuenca, un trozo de gasa introducido a presión era el único medio que evitaba que los insectos hiciesen de ella su nicho y la convirtiesen en un nido repleto de larvas.

Al lado de este, un compañero reposaba bocabajo en un jergón de madera pero de vez en cuando daba botes y levantaba la cabeza para mirar horrorizado hacia ambos lados de la cámara dejándose llevar por las visiones que sin duda sufría.

Uno de los chicos se desplazó hasta él y colocó sus manos sobre los hombros del hombre mientras lo empujaba contra el lecho ayudándose de una rodilla a la vez que susurraba a su oído vanas palabras reconfortantes en un fútil intento por tranquilizarlo. No pasa nada, es todo una ilusión. Vamos, vamos, ya pasó, ya pasó, shhhh.

El mago avanzó serpenteando entre los camastros de los heridos y esquivando las sucias y ensangrentadas manos de algunos enfermos que intentaban desesperados retenerlo para que los ayudase, o simplemente implorando para que acabase con su sufrimiento de una puñalada en el corazón. Lamentablemente en los pensamientos de Al-Baridel no había tiempo para detenerse ni un instante hasta comprobar si la hermana de Aldo se encontraba en esa caverna.

Indudablemente durante su recorrido fue reconocido por algunos de los heridos que aún conservaban la cordura pero de ellos no salió ni el menor grito de alarma. Se veían a si mismos como animales apunto de ser sacrificados a los dioses, era pura y sencillamente resignación ante los hechos que estaban por llegar. ¿Qué podía haber peor que su situación actual? La muerte simplemente era un alivio para ellos.

Al llegar al corredor de la parte sur de la cámara y dejando atrás a la horda de tullidos y enfermos, el muchacho descubrió otra cámara alargada y con el techo ligeramente más bajo e superficie irregular, al igual que las paredes de todo el complejo. Probablemente, esta estancia había sido construida en épocas recientes y por gentes que no disponían ni del tiempo ni de la pericia de los primeros habitantes que habían acondicionado la cámara principal. 

A mano derecha existía una jaula bien construida, con barrotes de madera endurecida y tan anchos como el torso de un hombre fuerte. En su interior yacían sobre el suelo cuatro personas semidesnudas y extremadamente pálidas. En un primer momento parecía que estaba muertas pero algún que otro leve movimiento indicaba que algo de vida conservaban en su interior. Desde luego sus rostros eran humanos, pero sus colmillos y garras rápidamente confirmaron que aquellos seres se trataban de alguna especie de zombi o algo similar privado de conciencia y sólo guiado por sus instintos más primarios.

Más hacia el interior había otra celda con los mismos barrotes que la primera pero de ella sólo llegaba el olor a descomposición que emanaba una mujer fallecida. Como todos constataron al mirarla, había estado embarazada y probablemente había muerto por alguna clase de enfermedad... Gracias a los dioses, y aunque pudiera parecer cruel, Al se alegró al comprobar que no era la hermana de Aldo.

Más adelante y cerca de la pared de piedra que indicaba el fin de la caverna, una bola de cristal reposaba sobre un pedestal de hierro. Una fría luz azul la rodeaba iluminando la parte más cercana a ella. Junto al artefacto Nü y Zhaelin permanecían abrazados mientras la elfa trataba de tranquilizar a su nervioso hermano quien tenía frías gotas de sudor sobre su frente.

El resto del grupo exploraba una de las paredes del fondo busando sin éxito una puerta secreta según pudo adivinar Al. En el suelo existían marcas de pisadas sobre la tierra y el polvo acumulado. Además de todo esto junto a una de las paredes estaban amontonadas varias mochilas con exiguas provisiones, algunas camillas y rollos de cuerdas.

Al-Baridel también quedó sorprendido por la presencia en la sala de quince caballos ensillados y listos para partir.