Partida Rol por web

Otro pequeño revuelo de voces en la caverna principal se hizo perceptible para el grupo. Pronto el sonido de unos pasos solitarios alertó a todos de que alguien se aproximaba. La estilizada figura de Al no tardó en aparecer desde el corredor que comunicaba con la estancia principal. En su rostro aún se podía observar la impresión que le había causado el panorama que había dejado tras de sí.

Nü abrazó a su hermana, sus ojos se clavaron en el lugar que señalaba Grasp. Al-Baridel se aproximaba, su singular forma de caminar lo revelaba*. Tras unos segundos de silencio el monje se aproximó a la puerta en búsqueda de una forma de abrirla*.

Al-Baridel no tuvo tiempo siquiera para preguntar a sus compañeros puesto que nada más llegar hasta ellos el ruido de rocas desplazándose hizo que el grupo desviase la mirada hacia donde Grasp y Nü había indicado con anterioridad. El polvo comenzó a caer desde el techo mientras una sección de pared se hundía lentamente dentro de la roca permitiendo distinguir lo que parecía una puerta de unos diez pies de ancho.

A la par, una conversación se hacía cada ves más perceptible. - ...y se acabó Helir. No podemos seguir así, y no seré yo quien dé la espalda a mis hombres, aunque me cueste la vida...cosa que tengo más que clara.

Tranquilo Thekz, si yo entiendo cómo te sientes y además no te estoy quitando la razón pero debes entender que hay veces que se necesitan sacrificios y... - Contestó el otro hombre con una voz fría, tranquila y servicial.

Pues que sacrifique a su maldita madre pero no a mis hombres!!! - Gritó el hombre que apareció frente al grupo seguido por otro más bajo y delgado y totalmente opuesto en lo que respecta a su vestimenta.

Quien abría la puerta era un hombre corpulento con largos cabellos rubios y una barba y bigotes trenzados según la forma enana. Su ceño fruncido, amplias espaldas y un enorme hacha cuya hoja asomaba tras ellas le daba un aspecto imponente. Vestía una cota de mallas de excelente manufactura cuya belleza era apreciable incluso con la poca luz que emitían las antorchas.

Tras él venía otro hombre mucho más delgado, de bien cuidadas patillas y bigote y delicadas manos. Sus ropajes, una túnica roja y un cinto con un par de pociones, eran simples pero con ellos denotaba que su principal virtud no estaba en el combate cuerpo a cuerpo. 

En un primer momento no repararon en que el grupo que había ante ellos no estaba compuesto por los hombres que imaginaban pero, cuando vieron al lobo y sus ojos se cruzaron con los ochos compañeros supieron que algo no estaba bien allí.

Se acabó... - Susurró el hombre en el momento que detenía su avance y con la mano impedía que su compañero lo hiciese también.

Vaya... desde luego no sois lo que esperaba encontrarme.  - Dijo de modo seco... - ¿Supongo que aquí acaba todo para mi y mis hombres verdad? ¿Dónde están esos pieles negras?

-No lo sabemos, no tenemos nada que ver con ellos.-Dijo el clérigo con tranquilidad.-Los hombres que guardaban la entrada están muertos y las piras de cadáveres ardiendo... con ellos dentro, así que es posible que los drow de los que hablaban no anden lejos, y menos aún si nos han visto entrar.

Ahora la cuestión es, ¿Vamos a enzarzarnos en un combate hasta que un bando caiga u os rendiréis, depondréis las armas, nos daréis lo que hemos venido a buscar y veremos cómo nos las ingeniamos para sacar a ese medio centenar de hombres de aquí con vida?

Hizo un gesto aferrando su atarraga.

-La decisión es vuestra.

Pero y éste insolente!! Cómo t.. - Comenzó a replicar el hombre con mirada aviesa.

Silencio Helir, veamos qué tienen que decir y ofrecer.  No seas insolente y demos una oportunidad a los muchachos de que se expliquen.- Interrumpió de nuevo a su compañero. Ante la mención de los cadáveres de sus hombres ardiendo sus ojos se cerraron en un claro signo de dolor que sólo un hombre que ha combatido al lado de otros como compañero de armas puede conocer.

Desde luego si hay alguna posibilidad de evitar un baño de sangre, no seré yo quien la eche por tierra. - El hombre aclaró su garganta y casi imperceptiblemente adquirió una postura más relajada. Acto seguido preguntó -

Y bien, ¿qué es lo que venís buscando? Si está en mi mano proporcionároslo... - El hombre dejó que sus palabras se diluyesen en el aire. 

Al entrar los dos hombres Nü obligó a Zhaelín a retrasarse a una posición más segura. Con la ballesta en mano se puso detrás de Grasp y espero a que respondiese. Si hablo ahora dejaré a Grasp como un idiota y no nos tomarán en serio... De todas son sólo dos. Luego la cabecita de Nü comenzó a pensar, se acercó a Grasp y le susurró al oído Riéte y di que te encantan las bromas. Luego dile que servimos a Loraed Amo del Resucitado Miyeitar, que se fije en nuestras capas, que el amo siempre tiene un plan B cuando los planes..."Fracasan", que tus hombres han tenido que matar a unos cuantros Drows y quemar sus cadáveres, por que los suyos están muertos... Pregunta si saben ya para quien trabajan... dice Nü.

-No soy buen mentiroso, Nü-Dijo el clérigo sin miramientos.-Y no hay necesidad. Este hombre es un combatiente, lo veo en sus ojos.-Añadió mirándolo con una cierta comprensión.-Mi padre también lo era, murió a manos de los drow en la Abadía de la Espada. El panorama de aquel día fué bastante peor de lo que hay ahí fuera, te lo aseguro, pero puede evitarse y por lo que he escuchado que decía perder a sus hombres no es una idea que le desagrade. Sé lo que es luchar codo con codo con otros hombres y verlos morir, sé lo que es la camaradería de un soldado y sé lo que es perder a una parte de la familia en batalla. Y acabo de verlo en los ojos de este hombre.

Lo único que tenéis que hacer es deponer las armas.-Prosiguió dirigiéndose al guerrero.-Si de verdad quieres salvar a tus hombres deja que uno de los que me acompañan te desarme y haz que tu compañero suelte todas sus armas, equipo y pociones. Yo y mis compañeros atenderemos a tus soldados y os escoltaremos lejos, hasta algún lugar cercano donde puedan atenderos a salvo de los elfos oscuros. Solo te pido tres sencillas cosas. La primera de todas ya la he dicho, depón tus armas y las de todos los tuyos.

La segunda es una mujer. Aywa es su nombre y está embarazada. No se para qué la queréis, pero no es vuestra. Cuando se la llevaron mataron al padre de su hijo, así que creo que ya ha habido bastante sangre en ambos bandos

Y por último, quiero que ambos juréis aquí mismo, entre las profundidades de la tierra, en el dominio de Grumbar, guardián de los juramentos, que no alzaréis una mano contra nosotros ni volveréis a servir a vuestro amo. Puede parecer enormemente poderoso por manejar dos dracos y puede que algunas cosas más, pero si pensáis que no va a prescindir de vosotros como está haciendo ahora mismo con los hombres de ahí fuera estáis muy equivocados. A simple vista el oro fácil o abusar de fuerza contra quienes no pueden defenderse o parecen débiles puede ser llamativo, pero no compensa. Siempre hay algo con lo que no se cuenta.

Me jugaría la mano derecha a que ni siquiera sabéis por qué os hacen venir a morir a esta cueva...-Dejó caer como uno más de sus argumentos.-O a que no sabéis ni quienes son los drow que os atacan. O a que tampoco tenéis idea, a juzgar por la pira y los encarcelados ahí atrás, de por qué vuestros muertos se levantan. ¿Olvidó mencionarlo o simplemente no quiso? ¿Pensaría a lo mejor que la chusma no necesita saber por qué muere o cómo? Piensa y verás que lo que digo es cierto.

No voy a empezar a soltaros una parrafada sobre el bien, el mal, la ley y demás sandeces. Yo mismo no estoy muy de acuerdo con toda esa palabrería que en muchos casos llena cabezas huecas de fanáticos semianalfabetos. Siendo prácticos creo que compensa más servir a otro tipo de señor. Por experiencia te digo que si conduces a tus hombres a la Abadía de la Espada serán aceptados y atendidos como guerreros y probablemente puedan engrosar sus filas. Sirven a Tempus, quien tiene a sus ordenes a guerreros buenos y malignos, valora la destreza en combate y el honor en batalla.

Hizo una pausa y sonrió.

-En fin, empiezo a sonar como un predicador itinerante, pero solo quiero mostrarte una de tus posibilidades. Viendo las alternativas, el aprecio que ese amo tuyo demuestra por sus subordinados y la devoción que muestras por los tuyos... creo que acabar formando parte del ejército de Tempus y puede que terminar siendo uno de sus oficiales es una mejora sustancial. ¿No? En fin, como ya dije, es tu decisión.

Jonas se quedo en silencio, sabía que no era muy hábil en este tipo de negociaciones, al menos no más que Grasp, quien en este momento llevaba la palabra de manera muy firme. Sólo se dedicó a ser un mero espectador siempre en guardia ante cualquier gesto del enemigo...!

Sally se desplazó despacio hacia uno de los laterales. Era pequeña y normalmente solía pasar desapercibida. Aún así esta vez poco le importaba que la vieran. 

Llevaba una flecha encajada en su arco dispuesta a utilizarla ante cualquier signo de amenaza. Prestaba principal atención al de la túnica, no le gustaban los magos. Así que lo miró directamente a los ojos. Quería que supiera que antes de que pudiera pronunciar una sola palabra de alguno de sus trucos del infierno tendría alojada una flecha en su garganta para que se ahogara en su propia sangre.

Nü me hace quedarme en la retaguardia, por lo que observo a mi alrededor lo mejor que puedo, prestando atención a todo para no ser atacados. Mi hermano va aprendiendo... Imito a Sally y cargo una flecha en mi arco, por si acaso se diera algún inconveniente.

Por suerte Grasp toma el liderazgo del momento y se encarga de hablar con los recién llegados, y Nü parece haber entendido que somos todos aliados. Una parte de mi se queda más tranquila, aunque el resto....

Thekz no era dado a sentimentalismos ante grupos numerosos de personas o ni tan siquiera ante aquellas en las que no depositaba una total confianza pero las palabras del muchacho encontraron varios puntos débiles en su dura coraza interior. La primera de ellas fue la mención al combate en la Abadía de la Espada. 

El veterano guerrero asintió sereno y relajado - He escuchado a testigos presenciales contar historias sobre lo que allí tuvo lugar y juro por la memoria de mis antepasados que sentí envidia por no haber podido estar allí ese día y dar su merecido a esas criaturas... pero ya por aquellos entonces me dedicaba a esta maldita tarea... - El guerrero bajó la cabeza en muestra de arrepentimiento - Llevo muchos años dedicados a este estúpido sinsentido y, ¿sabes porqué?. Porque quiero creer que mi mujer y el hijo que no vi nacer aún siguen con vida gracias a mis aberrantes acciones. Por eso no voy a engañaros diciéndoos que voy a daros algo de lo que no dispongo. - Las manos del hombre comenzaron a temblar levemente pero este signo de debilidad fue atajado de raíz cuando con un disimulado gesto agarró el cinturón para evitar que se hiciese más evidente - Al igual que vuestro amigo, yo también fui víctima del robo de lo que más quería, vi cómo tuvo lugar el el secuestro de mi esposa y de mi futuro primogénito hace ya diez años, cuatro meses, dos dekhanas y tres días. -Tragó saliva - Yo no tuve la entereza de enfrentarme contra quienes lo hicieron, es más, hice más grave mi ofensa convirtiéndome en lo que más odiaba, en uno de ellos. - El hombre apretó tanto la mano derecha que el cuero del cinturón crujió en signo de protesta - Sólo me prometieron que ellos estarían bien si yo cooperaba y dejaba la armada de Marsémber, en Cormyr, para dirigir un regimiento... - Tomó aire como si fuese la última vez que lo haría y tras un breve momento continuó - Desde entonces esos hombres que yacen a pocos pies de nosotros, cada uno con su historia personal, han servido bajo mi mando y han seguido todas y cada una de mis directrices sin rechistar. Por lo tanto YO, y sólo YO, soy responsable de sus actos. De mi salieron las órdenes de localizar a las mujeres embarazadas de la zona alrededor de Essembra... y si alguien debe ser castigado, soy yo. Pero hay algo más que tengo que decirte clérigo del gran Grumbar, si yo me rindo y decidís que por mis actos debo ser condenado a muerte, no rechistaré y lo acataré estoico. Pero cumple tu promesa de salvara  mis hombres o yo mismo volveré de entre los muertos para verla cumplida. Así lo juro como Thekz Xakaz es mi nombre y el de mi padre. - No era una amenaza, al contrario, sólo quería dejar claro cual era el valor que depositaba en su juramento por rendirse.

Su mano izquierda ascendió lentamente y sin ocultarla mientras buscaba, sin apartar la vista de Grasp, la hebilla que unía el otro cinto que cruzaba sobre su pecho. La desabrochó con sumo cuidado.

Un hacha de grandes proporciones y hoja más afilada que el borde de una briza de hierba cayó pesadamente desde su espalda sobre la dura piedra levantando una ligera polvareda. Ahí tienes mi arma.-Dijo mirando a la cara del clérigo cuando el arma rebotó varias veces produciendo unos tañidos semejantes a campanas doblando por un entierro -  Te juro por mi vida, que es lo único que poseo y que no me han arrebatado aún, que no la levantaré contra vosotros y, que dejar caer ese arma, como acabo de hacerlo, es la primera vez que ocurre a lo largo de mi miserable existir.  Sólo pido que al menos mis hombres tengan una segunda oportunidad. - ´Hincó su rodilla izquierda sobre el suelo polvoriento.

No te equivocas en tus deducciones muchacho, creo posees una madurez e inteligencia que para nada podría deducirse por tu juventud. 

No sabemos para qué demonios quieren a las mujeres ni los huevos de dragones, dracos y demás criaturas que he visto entrar en cestas y reposar no muy lejos de donde tus pies pisan ahora mismo. Nunca se me ha permitido tocarlos ni acercarme a ellos. Sólo los Xorlaii o Bien-Nacidos son los que pueden recolectarlos o robarlos y de eso nunca hablan con nosotros. Sólo los almacenaban aquí hasta que había suficientes para enviarlos a otro lugar del que yo no tengo constancia.

Mi amo, como tu dices, responde al nombre de Loraed de Miyerintar, pero ni sé lo que es Miyerintar ni sé si realmente existe ese tal Loraed porque nadie lo ha visto nunca, podría ser incluso una invención... Sólo los Xorlaii parece ser que son los elegidos para acercarse a él y es ante él ante el que responden. Al que temen y adoran a partes iguales como a un padre o un dios todopoderoso. Y no, no sé porqué los drow están interesados en nosotros ni porqué toda criatura, hombre o bestia, que muere en las cercanías se lanza de modo salvaje contra mis hombres utilizando tácticas coordinadas. Una mueca parecida a una sonrisa rota asomó en su pétreo rostro. Thekz levantó la mirada intentado recordar un episodio ocurrido no hace mucho tiempo.

La primera vez que ves un conejo semi devorado por los zorros, que se acerca reptando hacia ti parece hasta gracioso. Y lo creo que sí por todos los dioses!...  Pero cuando ves que pájaros, lobos, hombres a los que comandabas no hace mucho, aún con rostros reconocibles pese a llevar semanas muertos, se organizan para hacer incursiones aunque les falten miembros y tengan que reptar por el suelo como serpientes... pierde totalmente la gracia créeme...

¿Todo esto para qué?... No lo sé. Algo sobre una piedra. UNA PIEDRA!!! Maldita sea mil veces el pellejo de la loba madre!!! 

De pronto pareció recordar algo más...

Por cierto, aunque mi compañero aquí presente pueda decir que se rinde... sé que no lo hará, es una rata y hará lo que sea para sobrevivir pero tarde o temprano os clavará una daga por la espalda. Si está aquí es porque aspira a más dentro de esta cábala infernal.

A medida que las palabras fluían desde la garganta de Thekz, los ojos de su compañero Helir se abrían más y más, al igual que su boca que pronto estuvo desencajada debido a que no podía creer las palabras pronunciadas por su hasta ahora comandante - PERO QUÉ DIABLOS ESTÁS HACIENDO ESTÚPIDO!!! - Gritó alarmado. SERÁS CASTIGADO Y TU HIJO Y MUJER SUFRIRÁN LA CONSECUENCIAS!!! MALNACIDO!!! - Sus ojos hervientes de odio se centraron primero en las dos mujeres que lo flanqueaban con los arcos dispuestos. Ambas, serias y concentradas como águilas listas para lanzar su ataque en picado sobre una presa, sostuvieron con fieras miradas la de su cada vez más nervioso enemigo. Primero Melk y luego Jonas y Yenian comenzaron a tensar los músculos de sus piernas listos para lo que podía venírseles encima. A su vez Aldo, con un semblante fantasmagórico e impasible sólo roto por un leve tintineo acuoso en sus pupilas, apretó el asta de su lanza con tal fuerza que las ampollas de las palmas de sus manos reventaron. Un breve destello surgió de la afilada punta de su recién forjada arma cuando la luz de la antorcha incidió en ella.

¿RENDIRTE ANTE SEMEJANTE ESCORIA? NUNCA!!! No he llegado hasta aquí ni he estado tantos años bajo tu mando para acabar así...

Uhz Al Kazhiz ... - Rápido como una centella Helir lanzó su mano al estuche de pergaminos que colgaba de su cinto mientras iniciaba un cántico arcano que ya había practicado en cientos de ocasiones para ahorrarle tiempo en caso de necesidad. Ya antes siquiera de agarrarlo la corriente mágica de la Urdimbre aceleró y empezó a tomar forma alrededor de él concentrando todo su poder en una pequeña y diminuta esfera amarilla que iba materializándose en su dedo índice. 

Nü, que aguardaba con las rodillas semiflexionadas y con la ballesta lista a la sombra de la figura del clérigo de Grumbar, sonrió sabedor de lo que iba a pasar. De hecho, por un momento, en el interior de su bullente cabeza parecía como si esto ya lo hubiese vivido.

Al-Baridel, espectador de ocasión ante lo que sucedía más adelante sabía que si ese hombre se arriesgaba a lanzar un hechizo era porque, o bien era para escapar o bien era para asegurarse de que de allí no saliese nadie con vida... Cuando vio la punta del dedo de su enemigo, supo que era lo segundo.

Nü resignado apuntó con su ballesta, sabía lo que iba a pasar y a lo que le estaba obligando el mago...No quería atacarle, pero lo que tenía entre manos era malo. Un último vistazo a Zhaelín hizo que la fuerza se le recompusiera. Simplemente dejó volar el virote...

Poco a poco, el clérigo iba asintiendo a las palabras del guerrero. Veía como los ojos del mago se iban saliendo de sus órbitas y cómo el guerrero, por el contrario, mantenía una imperturbable serenidad. Creía en sus palabras, quería creerlas, y por algún extraño motivo quería salvar a aquel tipo. Sabía que Aldo o algún otro no pensaría lo mismo, pero si podía razonar con ellos seguramente entenderían su forma de ver las cosas.

-Matad al mago.-Dijo cuando vió lo que se proponía. Esperó unos instantes a que las flechas de Zhaelin, Sally y Nü acertasen en su blanco o errasen, no deseaba molestar al grupo entorpeciendo el campo de visión. Mientras tanto, respondió al guerrero.

-Bien, no te preocupes.-Empezó diciendo.-Desde este momento te tomo como mi prisionero. Estarás a mi cargo y a mis órdenes, espero que no te moleste.-Puntualizó mientras sintió como la flecha de Nü pasaba a su lado.-Pero también bajo mi cuidado y protección. Naturalmente será algo transitorio. Hasta que salgamos de aquí. Si de verdad buscáis una segunda oportunidad, la Abadía puede brindárosla. A todos. Al menos así repararéis parte del daño causado protegiendo a las gentes de estas tierras. 

Dicho esto, cuando la última flecha pasó por su lado, se movió hasta donde estaba el mago y atacó con su atarraga. Lamentablemente los nervios del momento le hicieron fallar el golpe.

Mientras avanzaba por entre todos los moribundos y los enfermos, no pudo evitar sentir pena por ellos, sabía que pronto encontrarían la muerte y que pocas posibilidades había de que sobrevivieran... Apartó la mirada de aquellos desafortunados y siguió con paso firme hasta llegar a la cámara donde estaban los demás. Por un instante se detuvo para reponerse mientras respiraba con dificultad, claramente la anterior escena le había perturbado, además de aquello que había pasado en la superficie...

Entonces su mirada se enfocó en la roca que parecía moverse, una puerta secreta se abrió en la pared rocosa, revelando dos figuras que pronto comenzarían a hablar, afortunadamente Grasp había tomado la palabra y parecía que era competente en ello, sin embargo aquel hombre que parecía un mago, al igual que el mismo, se mantuvo siempre con una mirada inquietante, entonces Al supuso lo peor... Con disimulo se preparó para lo que podría desenvolver aquella situación, por un momento se relajó cuando el hombre de armas parecía rendirse, pero de inmediato se alertó cuando el mago comenzó a recitar palabras arcanas, entonces reaccionó -Templa morgüil!- susurró a le vez que movió sus manos circularmente mientras concentraba la energía arcana a su alrededor, entonces 2 esferas de energía comenzaron a flotar a su alrededor para después salir disparadas en dirección al otro conjurador.