Partida Rol por web

La casa de Aldo apareció ante sus ojos. Una casa como otra cualquiera, sin nada fuera de lo común si no fuera por el rastro de sangre que había dejado el joven en su huida y búsqueda de socorro. la verdad es que la noche de tormenta le daba a todo un toque bastante tétrico, cuanto más, la sangre. La luz que emitía la ballesta era fuerte y alumbraba un par de metros delante suya. El clérigo se sacó  de entre los pliegues de sus ropajes, la cadena con el martillo plateado, en señal de ruego y súplica. Los pasos de la comitiva rompían el silencio, que reinaba en soledad. La vida era algo efímero y eso, lo sabía Grasp. El semielfo, había conocido a la hermana de Aldo y al padre de su hijo toda la vida, al igual que a la vieja aquella, a la que de tantas herejías se había acusado. El joven no se fiaba de nadie y menos de ella, ahora que había declarado sus intenciones. 

-Esperad -dijo Grasp con voz firme pero en un suave susurro para que la comitiva parase los pies. ¿Quién sabía si allí no habría ninguna trampa oculta con magia o poder de ruego a los Dioses? -Todo no se basa en lo físico. Aguardad detrás mía hasta que yo os de la señal. hasta entonces, no os mováis. 

El clérigo, con su ballesta por delante avanzó con paso firme hasta el charco de sangre. Una vez allí acarició el martillo plateado mientras hincaba sus dos rodillas en el suelo, sobre la sangre. Si Moradín lo escuchaba, le mostraría el camino y si había allí algún rastro de magia, benigno o maligno. 

-Chicos... Aquí no hay rastro de magia y por lo que puedo suponer de la sacerdotisa. Hay un ligero toque que no se aprecia muy bien y que deduzco, pertenece a la vieja esa que ha formado la trapatiesta. Entremos en la habitación. Deberíamos dividirnos y registrar la casa al completo. 

Grasp se levantó hasta ponerse en pie. Tenía las rodillas manchadas de la sangre. El gesto de seriedad de sus compañeros y el silencio se hacían dueños de la situación. No podían quedarse quietos, mientras antes actuaran, mejor. 

Jonas toma el agua y lava la herida lo mas sutilmente que puede, toma el mantel lo dobla y lo coloca como un aposito para reducir la hemorragia lo mas posible, haciendo una leve presión, le dice a surnen silencio, no te muevas y controla tu respiración, mira a Al y le dice si sobrevive lo interrogamos, no le pidamos lo que no puede dar, es arriesgado y peligroso para él, Jonas trataba de mantenerse calmado pero sabia que quedaba poco tiempo y habia que moverse rapido...!

Señor, donde esta el jugo...?

La furia en la cara de Aldo aún era evidente cuando llegaron a su casa. Desenfundó la daga que era lo único que portaba y entró después del Noble paladín y su amiga Sally, con determinación buscó en toda la casa pero parecía intacta, no parecían haber huellas salvo por el rastro de sangre que había dejado su cuñado.

Tanteó y revisó la puerta y olisqueó el aire. -Huele a almizcle, pero es.... diferente. Maldita zorra! - Maldijo asestando un puño en la pared. Empezó a observar como un delgado hilo de sangre empezaba a emanar desde sus nudillos, pero el dolor no lo sentía para nada.

Entró a su cuarto y buscó en su alijo personal y debajo del colchón de paja y en un doble fondo de su armario. Juntó todas sus pertenencias encima de la cama y escogió solo algunas, entre ellas una resplandeciente armadura, una camisa de mallas que brillaba ante la luz de las estrellas que se adentraban desde su ventana. -Ayúdame Grasp. -El clérigo le ayudó a ponerse la armadura lo más rápido posible, empacó otras cosas en su mochila, entre ellas la cabeza de la lanza y volvió a salir a la sala principal. -Vamos a la posada, aquí no encontraremos más. Después nos vamos a la casa de la Matrona, esa vieja me las va a pagar. -Cogió un báculo que estaba recostado contra una pared, un bastón de madera, pero pronto se darían cuenta que era la segunda parte de la lanza: Un asta hecha de fina madera de centro de pinos, pero no de pino ordinario como le había dicho el mercader que se la vendió, se trataba de un pino que solo crecía en el norte, resistente a los más crudos inviernos, madera dura y resistente para fabricar un arma dura y resistente.

A medida que caminaba de vuelta a la posada acompañado de sus amigos, el dolor empezaba a despertarse y la adrenalina que había regurgitado su cuerpo empezaba a aplacarse, todo volvía a estar poco a poco en calma, con angustia normal de la situación, pero ya no con la histeria inicial.

Una vez reunido el grupo en el Ojo Vigilante pudieron comprobar que la escena no había cambiado mucho. Surnen, quien aún respiraba con dificultad sobrevivía gracias a los cuidados de Jonas.

Un preocupado Chesnuk, al ver entrar al grupo de nuevo se acercó rápido hacia ellos.

Chicos. No os preocupéis por el, nosotros nos quedaremos con él hasta que lleguen los clérigos de Gond. Deben de estar al llegar. Debéis salir de aquí cuanto antes porque los Hombres del Señor vendrán y empezarán a hacer muchas preguntas.

No os aconsejo que hagáis locuras pero comprendo tu situación Aldo y yo haría lo mismo si fuese una de mis hijas a quien se han llevado. Tranquilos, todo saldrá bien. El posadero coloca su mano sobre el hombro de Al y Yenian. Que Tyr os guíe en vuestro camino. Vamos, corred!!

-¿Lograron encontrar algo? - Indagó el Elfo a la vez que Plumas regresaba batiendo sus alas y posándose en el hombro de su amo.

-Surnen está muy grave, no pude conseguir mucho mas sino balbuceos sobre Klesna con ojos de serpiente, una fuerza sobrenatural y un olor extraño..... Intenté relacionar todo lo que me dijo, pero no parece ser nada de lo que haya leído o escuchado, además aún dudo que todo sea obra de Klesna, quizás este siendo manipulada o poseida por algo.... no sé, no estoy seguro de ello, es solo una teoría..... Pero bueno, basta de habladurías, sin duda obtendremos más en casa de esa mujer! - Al agradeció las bendiciones profesadas por Chesduk y emprendió la marcha hacia su nuevo destino en compañía de sus amigos, aun no encontraba explicación para que pudo haber sucedido y que sucederá y menos los motivos de ello, así que su enorme curiosidad lo obligaban a buscar las respuestas por los motivos que fueran necesarios.

La casa de Klesna quedaba a más de una hora hacia el norte, en el interior de Cormanthor. Nunca le habían gustado las multitudes y eligió la soledad del bosque como refugio contra las molestias. Cuando el grupo partió del El Ojo Vigilante, la luz de las antorchas que portaban los clérigo de Gond y los Hombres del Señor ya se acercaban hacia la posada.

La lluvia había dado una pequeña tregua y el movimiento a través de la espesura se hizo, al menos, un poco más liviano. Pese a todo, cuando los seis compañeros llevaban tan sólo unas pocas millas recorridas, estaban totalmente calados debido al agua acumulada en los arbustos y que caía de las ramas más altas de los árboles.

De vuelta en la posada, Aldo no pudo evitar apiadarse del pobre hombre que sufría con las tripas casi por fuera de su cuerpo, se alegró que Jonas estuviera ahí presente para ayudar a estabilizarlo, al menos para que viviera lo suficiente para ver la llegada de los clérigos de Gond, ellos lo sanarían y no lo dejarían morir.

En un momento estuvo tentado a esperar a la guardia para contarles todo lo que había sucedido, pero sabía que la guardia mostraba poco y nada interés en situaciones que se salieran a mas de un par de millas de la ciudad, por no mencionar la ineficiencia y lentitud de sus trabajos de investigación, ellos estaban ahí para blandir espadas y cumplir órdenes, no mucho más se les podía pedir, ni siquiera a su capitán. 

Sabía que el tiempo apremiaba así que salió con todos sus amigos para dirigirse a la casa de la perra de Klesna -Zorra hermitaña, su cabeza servirá de funda para mi lanza, no sin antes asegurarme de que la violen cien hombres- Pensó ensimismado y consternado. 

El primer tramo de camino avanzó en silencio, juntando ambas piezas de la lanza para convertirlas en una sola arma alargada. No fue una tarea que requiriera de mucha pericia, toda la tarea ya se había hecho y juntar ambas piezas era cuestión de encajarlas con un poco de presión que le ayudó a realizar Yenian y Grasp.
Cuando estuvo terminada su lanza, avanzó detrás de sus dos compañeros, al lado del Elfo y delante de Sally y Jonas. Levaba la lámpara en una de sus manos, iluminando los árboles del bosque y bañándolos con rocío amarillento que hacía del bosque un lugar lúgubre y tenebroso, pero eran bosques que ya habían recorrido antes y el mayor peligro que podrían encontrar hasta la casa de la mujer sería un zorro que saldría espantado apenas los escuchara venir.
En su otra mano llevaba la lanza, siempre lista, como si de un momento a otro apareciera la bruja y quisiera ser el primero en lanzarse contra ella. La punta alumbraba y reflejaba la luz de la lámpara en un tono plateado. Su pequeño escudo iba a su espalda y su espada larga en su funda, colgando de su cinturón de cuero. En la otra cadera opuesta a la espada, llevaba un látigo enrollado, con él azotaría a la mujer una vez la sometieran. Llevaba un camisón y encima la armadura de anillos entrelazados, una armadura mágica que había encontrado casualmente vagando por el bosque, en ese entonces, una pila de huesos la tenía puesta y no vio nada de malo en robarle algo a quién no lo necesitara. Varias pequeñas fundas adornaban y se pegaban a la armadura en los costados y en el pecho, dentro de las fundas llevaba mortíferas dagas dispuestas a ser lanzadas para clavarse como dientes de lobo contra lo que fuera que se interpusiera entre él y su hermana.
Llevaba a espaldas una mochila con algunos objetos que quizá utilizaría o quizá no, varios otros objetos habían quedado encima de su cama, no podía llevarlos todos, eran demasiado pesados. Para ello había comprado un mulo tosco y terco, pero de anchos hombros, Aldo había vivido los últimos años pensando en irse de Essembra y había adquirido muchas cosas en función de eso.

-Un olor raro dices? -Preguntó a su amigo Al-Baridel, el mago Elfo. -Quizá sea el mismo olor que percibimos al entrar en mi casa. Lo que tú nos dijiste, concuerda con lo que percibimos allá. Un almizcle fuerte, al principio pensé que se trataría de alguna sustancia para dormir a Aywa y que no pusiera resistencia cuando fuera raptada, pero entonces vi una puerta descolocada, desencajada. Pensé que Klesna contaba con la ayuda de un hombre de gran tamaño y poderosos músculos, pero según tú dices, la propia Klesna poseía una fuerza sobrenatural. -Pensaba en lo que había dicho Surnen con mas ahinco "SU MIRADA POR TODOS LOS DIOSES!!  NUNCA HABÍA VISTO UNOS OJOS ASÍ!", las palabras le retumbaban en su cabeza y se estremeció mientras andaba.

-Su mirada estaba rara como poseída, eso fue lo que dio a entender Surnen ¿No?. -Aldo había oído extrañas historias de espíritus y hechiceros que poseían animales y hombres, pero esas criaturas estaban lejos de ahí, en Rashemen y sus guerras con los magos rojos, pero no en el valle de la batalla. -Es mejor llegar cuanto antes a esa choza y ver que podemos descubrir, pero nada de esto me trae buena espina. -El tono era ahora más calmado, su ira se la había reservado para su interior, muchos pensamientos pasaban por su cabeza y ninguno presagiaba nada bueno.

Sally cerraba la excursión a la casa de la curandera junto a Jonas: Por regla general tenía la norma de no inmiscuirse en temas que no la tocaran directamente a ella, pero esta vez haría una excepción.

En su mano derecha llevaba su estoque de bella manufactura, y en la otra un pequeño escudo. Instintivamente se llevó la mano al cuello para asegurarse que su amuleto seguía allí. No solía usarlo, a no ser que no tuviera más remedio y la circunstancia así lo requiriera.

Jonas toma la palabra del Chesnut y sale de la taberna junto con Al, grita Melk llamando a su lobo compañero el cual sale de un callejón cercano, probablemente estaba comiendo algo. Me dirigí rápidamente a la casa de Aldo con Melk, una vez en la puerta le dije a Melk que olfateara algún olor inusual, después de un breve momento al parecer Melk olfatea algo y se dirige rumbo al bosque, una vez Jonas logra alcanzar a sus amigos les dice a todos, sigamos a Melk,  al parecer olió algo, y nos formamos. Al principio de la caminata Jonas va en la parte trasera pero se da cuenta que es mas conveniente ir a la cabeza puesto que la naturaleza es su entorno y la mejor guía puede venir de su persona.

Aldo permíteme la lampara por favor...!

Ya nada más podían hacer por Surnen, pronto llegarían los sacerdotes, por lo que partieron hacia la casa de la mujer internandose en el bosque.

La lluvia ya había cesado, pero aún era de noche y el bosque era un sitio oscuro, pues apenas entraba la claridad de la luna entre las ramas de los árboles. Yenian portaba su escudo con una mano mientras con la otra blandía su espada bastarda con firmeza, debía estar preparado para proteger a sus amigos si fuera necesario.

El paladín caminaba cerca de Jonas, que era el que les guiaba por la espesura del bosque en ese momento, y de vez en cuando giraba la cabeza hacia atrás, para asegurarse que todo estaba en orden.

Con cada paso que daban, estaban más cerca de descubrir o al menos reunir alguna pista de que diablos había pasado con Aywa y Klesna, Al avanzaba junto con sus amigos, dejando a los hombres de armas al frente, Grasp y Yenian eran de su entera confianza y quien mejor que el hombre de los bosques para que liderara la comitiva, Aldo caminaba a su lado, en el centro del bloque, en su cara era notoria la incertidumbre y rabia que sentía, la cual intentaba disimular en vano, finalmente Sally, quien parecía ser la más fragil del grupo, custodiaba la retaguardia, pero el joven Elfo sabía que esa pequeñaja con cara de niña buena guardaba más de un truco bajo la manga.

Los delgados dedos de Al toqueteaban con nerviosismo la bolsa que colgaba en su cinto a medida que se adentraban más y más en el bosque, a su espalda portaba su Arco Largo, el cual hacía mucho no usaba, salvo en prácticas de tiro a las afueras de la ciudad, finalmente estaba su Estoque, arma que cargaba más por las costumbres de su pueblo que por la destreza que podría llegar a tener, sin embargo se sentía preparado y ese extraño presentimiento de que algo iba a suceder no lo dejaba mantenerse completamente tranquilo. Por su parte, Plumas surcaba los aires, posandese de rama en rama mientras el grupo seguía su avanze por tierra, sabía que su emplumado compañero les advertiría ante cualquier amenaza que detectase.

El camino tortuoso poco a poco va abriéndose a medida que os acercáis a la choza de Klesna. Los árboles, grandes y majestuosos flanquean la vereda y el musgo cubre las rocas tan perfectamente como si se tratase de una magnífica alfombra proveniente de Calisham.

Sólo hay una cosa que no encaja en la hermosa estampa que es el bosque de Cormanthor bañado por la luz de la luna. La ausencia total de cualquier clase de ruido. Todo permanece extrañamente quieto y el olor fétido de la carne muerta llega hasta vuestras aguzadas narices.

 Casa de Klesna.

MAPA TÁCTICO Nº1

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Este sitio da miedo. Y ¿a que coño huele?

Sally miraba a su alrededor atenta a lo que les rodeaba

Al, sera que Plumas puede hechar un ojo cerca de la casa???

Alguien puede sentir si hay alguien adentro???

Jonas pensaba que era mejor intentar percibir desde la lejanía antes de cerrar distancias con la casa, una rapida ojeada al interior nos prepararía mejor para lo que viniera...!