TURNO 1

Sally observó el rostro de aquel cadáver como la miraba directamente. Aquella mirada parecía que la atravesaba de parte a parte llegando a asomarse directamente a su alma.

La chica se giró rápidamente y volvió a la seguridad del grupo. Al hacerlo vio como Cocoliso estaba al otro lado solo. Si aquellos muertos dejaban de fijarse en ella y lo hacían en él... podría verse metido en un serio problema.

Sally no sabía para qué hacía de señuelo si toda la estrategia de hacerlos salir poco a poco se les iba al traste porque el elfo iba por su cuenta atrayendo a todos los demás.

-Retroceded y reagrupáos, conmigo.-Dijo el clérigo con voz potente al ver a Sally retroceder.-No temáis, pues la mano de Grumbar es poderosa en este lugar. 

La oración del paladín detecto varias amenazas que pronto fueron confirmadas cuando Sally y Nú se aproximaron a investigar los pasillos. – Zombies…

Para cuando Sally volvió junto al resto, Yenian ya tenía desenfunda su espada, lista y preparada para arremeter contra aquellas almas malignas. – ¡Vamos Grasp! No sería apropiado enfundar de nuevo mi espada sin matar ALGO…¡A por ellos!¡Por TYYYYRRR!

Aldo se quedó inmovil en su posición, trataba de respirar lo menos posible, sabía que la situación era delicada y al ver a Sally intentó detenerla, pero ya era tarde, su mano no alcanzó a coger su capa cuando paso a paso la pequeña se acercaba a la esquina, silenciosa como la noche.

Por el otro lado, nü hacía lo suyo, poca atención le prestó ya estaba acostumbrado a que el Elfo hiciera de las suyas cuando le placía, sin contar con la opinión del resto. Sintió curiosidad por saber un poco más acerca de ese misterioso monje, conocer su historia para comprenderlo mejor, pero eso debía esperar, por ahora la concentración era completamente para otro asunto.

Observó la expresión de Sally al ver sobre la esquina, su expresión de espanto le llevaron un mal presagio, algo había salido mal y lo corroboró cuando a paso acelerado volvió a reagruparse con el grupo. Aldo no sabía que hacer salvo apretar con fuerza su lanza larga y tocar con una mano la pequeña bolsa de componentes de conjuros, se preguntó que podía hacer, quizá intentaría algo que ya había intentado en el pasado, cuando aún estaban en Essembra, pero que nunca había salido bien. ¿Se arriesgaría a intentarlo de nuevo? Esa era la pregunta que hora inquietaba su mente, no tenía muchos más recursos, salvo quizá motivar a sus compañeros.

El mago asintió a las peticiones de Grasp y empezó a concentrarse mientras mantenía su mano derecha extendida con la palma abierta, al igual que los demás, buscando rastros de magia en el lugar. Aparte de los tenues rastros de magia que despedían aquellos muros, su intención era acercarse hacia la enorme puerta que daba al exterior dónde se escuchaba a un alterado Plumas. Lentamente y con nerviosismo encaminó sus pasos hacia el centro de la habitación mientras se mantenía concentrado, fue entonces cuando vio como Sally y Nu hacían lo suyo, avanzando como 2 silenciosos gatos, pero lo que nunca se esperó fue ver como la sigilosa Sally volvía sobre sus pasos con un claro gesto de sorpresa e incredulidad en au rostro, ¿Qué había pasado?. Pronto lo descubriría sin necesidad de indagar sobre lo que había visto

Encorvados, con movimientos lentos y mirada aviesa los cadáveres, que durante varios días habían yacido en los fríos y oscuros pasillos que en su día protegieron, se alzaron tan pronto notaron el calor vital de la pequeña pícara. Uno tras otro emergieron desde el estrecho corredor para dirigirse hacia los compañeros sujetando las mismas armas que no lograron mantenerlos con vida cuando las misteriosas huestes de Judaeth asaltaron la fortaleza. De sus bocas abiertas de par en par tan sólo escapaba un murmullo siseante que se hacía más intenso a cada paso que daban. Tan pronto los cuatro zombis se encontraron en la sala los dos que aguardaban recostados contra la pared tras la pila de maderas se levantaron para unirse a sus compañeros en su lento pero inexorable avance.

A Zhaelín no le  hacía falta leer la mente de su hermano. Le conocía demasiado bien para saber que no iba a quedarse atrás en cuanto viera a los muertos vivientes que hacían retroceder a Sally. La nueva estrategia la elfa había dado resultado e iba a seguir poniéndola en práctica. Ser más impetuosa que su propio hermano para así protegerlo.

- Tengo que probar algo.- Dio a Grasp, disculpándose por chafar todos los planes que tan sabiamente construía. Que él protegiera al mago, ella haría lo mismo con su hermano. Con escudo y maza en mano, y acorazada con la armadura de Jonas, inició una potente carrera en pos de uno de los muertos andantes.

Madre...¿serás capaz de atacar a tus vástagos?

Apretó los dientes para ahogar un grito por el esfuerzo realizado. Su maza impactó de lleno en la esquelética estructura de su adversario. El golpe resonó en la amplia estancia haciendo saltar astillas de hueso y chíspas del metal.

Sin pensarlo dos veces, el clérigo sacó su saquillo, metió en él la mano derecha y avanzó hacia donde estaba el mago con paso firme y decidido. Sabía que su dios estaba con él, ahora sólo hacía falta demostrárselo al resto. 

-Poderoso Grumbar, en esta hora aciaga y oscura muéstranos una parte de tu infinito poder.-Rezaba en voz alta mientras avanzaba hasta colocarse a la derecha del mago.-Permite que sea capaz de acabar con estas aberraciones que se alzan frente a nosotros concediéndoles el descanso de que han sido privados. Imbuye esta tierra con tu poder.

En ese instante, espolvoreó las virutas plateadas que sacó del saquillo por el suelo, dejó caer un pequeño frasquito y alzó su atarraga para golpearlo.

-Así sea.-Dijo finalmente destruyendo el frasquito con un pesado golpe de su arma. El contenido salpicó el suelo frente a él y un halo de luz envolvió la zona con un fulgor blanquecino durante un instante. El conjuro estaba completo. Aquella tierra pertenecía a Grumbar.

Sally dejó pasó a los guerreros. Se apartó para después buscar la espalda de aquellos engendros.

El paladín esperaba ansioso a la espera de ver cruzar la esquina a aquellas horrendas criaturas. Cuando Zhaelín salió a la carrera, Yenian no lo dudó un instante y fue tras la elfa que nada más encararse con uno de los zombies le asestó un durísimo golpe en el costado. Esto la aprovecho el paladín para cortarle la cabeza y continuar la trayectoria de su espada hacia la de la otra  de esas criaturas que a punto estuvo de correr la misma suerte. - "¡Muere criatura de la oscuridad!", exclamó furioso.
 

El monje vio derrepente levantarse a unos guerreros, les iba a preguntar algo cuando vio a Sally huir de ellos. Claramente el monje estaba más lejos que sus amigos y no sabía que se escondía detrás de esas armaduras. El monje salió corriendo a por uno que estaba despistado. ¡ERROR! El quinto Tigre fue directo a su encuentro y con un salto a 5' de distancia de su enemigo hizo que la pierna diese es su cara con toda su fuerza. Una patada perfectamente ejecutada. Al caer hizo el mítico movimiento que tantas veces había leído y nunca había puesto en práctica. - !GARRA DEL TIGRE!!! - Gritó como si le fuese la vida en ello. Su grácil pie derecho se posó en el suelo y como una ráfaga de viento hizo que todo su cuerpo se moviese con un rapidísimo movimiento que terminó con sus pie estrellándose contra las piernas de su rival. Este golpe sumado al anterior provocaron que su contrincante casi cayese al suelo. Con la cabeza medio desencajada y el cuerpo torcido, poco más podría hacer contra él.¿Ghouls? - Se preguntó al ver la reacción de su rival. CUIDADO ZHAELÍN!!!! Grito alarmado.

Zhaelín había esperado otra cosa. Aquellos seres infernales no eran esqueletos sino zombis. En cuanto vio que el tremendo golpe que le había dado al primero de ellos no le hacía el daño esperado, la elfa advirtió a Sally, y por tanto a los demás.

- ¡Usa tu estoque Sally!- Para ella era demasiado tarde. Pronto se vería rodeada de la muerte con la sola esperanza de que su fuego interior y su fuerza de voluntad le ayudaran a aguantar.

Aldo permaneció paralizado al ver esas criaturas encorvadas aparecer por el pasillo, de repente todas estaban encaminadas con paso lento pero con tono amenazante.

La carne podrida se desprendía de su esquelético cuerpo y el susto paralizó a Aldo durante unos intantes mientras todos sus compañeros corrían y atacaban.

Cuando volvió en sí, empezó a conjurar.... Experimentar era más adecuado, un conjuro que vio lanzar a Al una vez cuando el mediano 'amigo' de Sally y su grupo los emboscaron en el camino. Él ya se lo había visto lanzar varias veces inofensivamente en su hogar, jugando bromas aquí y allá, como los críos que eran antes de ser curtidos por las duras experiencias de las últimas dekhanas. Al le había intentado enseñar, pero Aldo nunca aprendió y siempre fallaba el conjuro.

Pero esta vez era diferente, su gestos incomodados por la armadura fluyeron de manera natural y de repente, el piso sobre el que se sostenían los zombies empezó a secretar un líquido parecido al aceite de lámpara. En menos de un segundo, un charco se había formado, amenazando la estabilidad de los enemigos.

Aldo no pudo hacer otra cosa que sonreir por su éxito.

Agarró la lanza y se preparó para cargar.

TURNO 2

La aparición de los Zombies le tomo por sorpresa, provocando que se sobresaltara cuando aquellos engendros empezaron a apilarse con sus torpes movimientos, entonces el monje rapado pasó como un rayo frente suyo e impactó a uno de ellos, el que estaba mas cerca y mas amenazante. -Espera Plumas, sólo un poco más- Pensaba para sí, algo le preocupaba y primero tenía que descartar que no habían mas amenazas cerca de el portón, casi sin pensarlo, el joven mago avanzó todo lo que pudo hasta la enorme puerta, mientras se mantenía concentrado intentando discernir alguna aura mágica sobre ella.

Sally observó la situación. Estaba acostumbrada a analizarlo todo antes de actuar... gajes del oficio. 

Parecía que Yenian, Zhae y Aldo tenían a los suyos controlados, el monje sabía apañárselas y si no no tardaría en recibir la ayuda de Grasp. Le quedaba uno, por el rabillo del ojo distinguió el color de las túnicas de Al... ¿dónde coño iba? Parecía que se dirigía al exterior pero no sería tan idiota de... Plumas, susurró cuando le vino la a la mente de repente la imagen del pájaro.

Comenzó a mover los pies rápidamente en post del mago.

Aguarda Al, espera que terminemos con lo de aquí, Plumas sabe cuidarse de sí mismo ahí fuera.

Algo hacía que el pájaro no se pudiera reunir con el mago y si ese algo eran más muertos podía ser el final, no sólo del mago, sino de todos ellos.

Como si de una coreografía se tratase tres de los cadáveres animados que abandonaban el pasillo norte acabaron tendidos en el suelo pataleando sobre una densa y resbaladiza sustancia. Desde esa posición precaria uno de ellos intentó alcanzar las piernas de Yenian con sus escuálidos brazos pero una rápida reacción del paladín impidió que la criatura lo rozase siquiera. De los otros dos, los cuales habían conseguido colocarse bocabajo para poder arrastrarse, sólo uno consiguió abandonar el área engrasada, y aun así no escapó indemne puesto que el paladín de Tyr se las arregló para asestar un fuerte golpe en su espalda que lo hizo deslizarse varios pies hacia adelante.

Por su parte Zhaelín veía como el no-muerto contra el que luchaba perdía un brazo y caía al suelo como un saco lleno de piedras tan pronto éste alzó su espada contra ella. Ello le permitió ser consciente de que el peligro no había cesado para ellos en absoluto puesto que más criaturas se acercaban tanto por el norte como por el sur del amplio hall. Un golpe sordo la sacó de su asombro y lo que vio tampoco le gustaba nada. Su hermano, que hasta ese momento había luchado contra otro de los cadáveres animados, se erguía airoso ante el cuerpo inmóvil de su adversario pero de su brazo derecho manaba abundante sangre que manchaba sus ropas a medida que caía.

Sally hizo bien en moverse hacia Al-Baridel puesto que ello le hizo interponerse entre el no-muerto y el mago. Con sus movimientos gráciles no tuvo problema alguno en esquivar el ataque de éste, pero al igual que Zhaelín y el resto de los que disponían de unos segundos de calma, se percató de que aquello no pintaba bien cuando una sombra de gran tamaño sustituyó el delgado y tenue hilo de luz que entraba desde la puerta. Esta, pese a ser tan pesada que requería de varios hombres para ser abierta, comenzó a abrirse lentamente.