Partida Rol por web

Los minutos pasan y la hora del terror se va acercando inexorablemente... La luna se oculta en lo alto entre las sombrías nubes que amenazan tormenta. La niebla se ha vuelto a apoderar de las calles de Barovia y el frío húmedo cala vuestros huesos mientras dirigís vuestros pasos hacia donde el sheriff había citado a todos los elegidos por el Segador en su macabra lista. La iglesia de Barovia, iluminada por la tenue luz de las velas, da acogida a los seleccionados por el Segador, junto a seis miembros de la milicia y Roebruk, el sacerdote del templo.

Todo está tranquilo, en un ambiente un tanto enrarecido y tenso, y os percatáis de que los milicianos cuchichean entre ellos sin parar de mirar a la puerta. No tardáis en echar en falta al sheriff...

Recuperé mi medallón antes de irnos, y me lamentaba por el camino de haber dejado la "piedra ocular roja" hasta que llegamos a la entrada de la iglesia. Antes de entrar me puse un pañuelo en la cara para que no me reconociese el sheriff, pero aliviado vi que no estaba allí:

-No está el perro guardian...  disimulad si lo veis que yo estaré de incógnito aquí... por cierto Boront, ¿me regalarás una marioneta tuya? me gustaría quedarme un recuerdo de cada uno antes de que pase algo trágico.

La  chica mira a su alrededor, a sus compañeros y suspira.

Bueno.... esta noche es la gran noche. Esperemos que lo que hallamos hecho, sea lo que sea, en la cripta halla servido de algo.

Shivan decidió preparase en lugar de resistir la necesidad de arrancarle la lengua a Schicksal y se puso a buscar agua bendita o algo por el estilo para bendecir sus virotes y su espada, no estando segura de que eso lograría algo contra el Segador, pero era mejor que escuchar al gato sarnoso.

Las campanadas de medianoche comienzan a repicar, lentamente, con contundencia. Tras la duodécima campanada no ocurre nada. El silencio en la iglesia es total y la tensión se puede cortar con un cuchillo.

Entonces se escucha el estridente sonido de un cristal al hacerse añicos. Una de las vidrieras de la iglesia que simbolizaba al Dios de la Luz, el gran rosetón encima de la puerta principal se ha roto. Un cuerpo lo ha atravesado para dar a parar al suelo, a pocos metros de vuestros pies. Se trata del sheriff. Está muerto, pálido como la luna y con las cuencas de los ojos vacías. El sacerdote, así como los tres civiles y los milicianos se encogen de pavor al presenciar el cuerpo sin vida de Gerard.

Al otro lado del quebrado cristal se ve la figura del Segador de Medianoche, que de un sorprendente e imposible salto salva la altura hasta el suelo y se planta frente a vosotros, desafiante, señalando a Shivan, Mirra, Boront y después a los asustados ciudadanos...

AL ver entrar los cuerpos y como golpeaban violentamente contra el suelo me agacho y me meto debajo de una mesa mientras voy diciendo en voz baja como si rezase:

-Van a morir todos, vana  morir todos, la gata incluida, el enano con mucha violencia y la señorita Mirra entre lloros, van a  morir, vana morir, contra el gatito no tiene nada, minino bueno.

Eso si, si había que hacer algo yo estaba dispuesto a ser le primero.

La tensión aumentaba, los nervioso estaban crispado hasta que el cuerpo del sheriff salio despedido por la vidrela. El terror empezó a recorrer le la espalda. Nunca había sentido tanto miedo ni de pequeña. Para el como en gato empezaba a mascullar

Shivan rápidamente sostuvo su ballesta cargada apuntando hacia el Segador, incapaz de mantener la estable por el susto que le había metido al entrar.

- Sal de allí gato de mierda y ayúdanos o yo misma te arrancare el corazón de tu pecho con mis propias garras.

Si te diera alguna de mis marionetas... -respondiéndole a Schicksal-, ella mismas te matarían mientras durmié... ¿¡ehh!?

Vi entonces el cuerpo del Sheriff volando a través de la vidriera y el propio Segador delante de nosotros un instante después... Aquella visión fue horrible, tremendamente horrible. Entonces insté a hacerle frente.

Todos juntos, ¡VAAMOS!,-les arengué-, uníos en piña... ¡¡¡hemos de derrotar a este MAL!!!

En primera instancia, todos os asustáis, sobre todo Schicksal. Algunos reaccionáis rápidamente y Boront os anima a terminar con ese maldito ser de una vez por todas.

Desde debajo de la mesa lancé un virote que salió como un proyectil certero haciendo un sonido hueco desde la ballesta hasta el objetivo.

-¡no quiero morir!, -dije mientras lloraba y sorbía mis mocos- ¡snifffff! -Le comenté a Boront- usa el arma que encontramos que es mágica enano o tírale una de tus marionetas que asesinan mientras duermes.

Escuchaba las tontunas que el gato Schicksal decía acerca de sus marionetas, y no sabía que poco o nada le gustaría estar frente a alguna de ellas de tener la posibilidad... sin duda alguna que comencé a preparar uno de mis hechizos, pero ninguno de los que hasta ahora había probado a la ligera. Estaba penando en el hechizo definitivo, en el ataque mágico imperante, como el poder de los dioses...

Fue entonces que me preparé, ritualicé mis movimientos ligeros y precisos y comencé a formular palabras en murmullo, como pronunciadas en lo bajo. Entonce activé mi hechizo de "Desintegración"

¡¡ PAGARÁS POR TODAS LAS MUERTES, DEMONIO !! -y lancé el hechizo-.

La flecha de Schicksal sale despedida de su arma y se clava en la cabeza de la criatura, arrancandole un ruidoso quejido. Boront conjura un poderoso hechizo de desintegración sobre el Segador, pero no parece afectarle ese tipo de magia. No obstante, notas como se resiente de la arremetida arcana.

La figura señala a Shivan y se acerca hasta ella para plantar su esquelética mano en la cara de la gata...

Shivan no perdido su tiempo hechando gritos y amenazando al Segador, prefiriendo mantenerse alejada de el dando un salto hacia atrás antes de levantar su ballesta y disparar contra la criatura.

Al chica arremete con su escudo y espada al eje de la muerte, mas por miedo que por valentia, pero era la unica forma que conocia para enfrentrarse a sus mayores miedo. Presa de el erro el ataque por mucho

Shivan consigue zafarse de las gélidas garras del Segador y da un ágil salto hacia atrás para disparar y clavar una saeta en el cuerpo de la criatura. Mirra es la única que se atreve a ponerse cuerpo a cuerpo con el Segador, pero el miedo que recorre su cuerpo la hace fallar su golpe con la espada. 

Una risa escalofriante surge del enemigo y gira su cabeza para centrar su mirada vacía en la elfa. Parece que ha cambiado de objetivo...

Cargo otra vez mi ballesta mientras grito entre lágrimas:

-¡La maza enano, déjate de trucos de magia!

La vuelvo a disparar apuntando a la cabeza y otra vez sale un virote como si del mismo infierno escapase.

¿Eh? -atendí enseguida al aviso del Schicksal-. Sin duda que tenía razón, ya era hora de actur contundentemente. Además, aparte de que había gastado mi mejor baza en el hechizo de Desintegración*, veía a Mirra delante de aquel demonio, como a su merced. Sin dudarlo, me descolgué una de mis hachas y la agarré a dos manos. A plena carrera, no dudé el dirigirme contra aquella bestia inmunda, poniéndome delante de Mirra si hiciera falta.

Cuando estuve a su altura, desgargué con furia la hoja del hacha contra el Segador, acompañada de un profundo grito de guerra enano.

Un nuevo disparo del felino impacta de forma certera, esta vez a la altura de la yugular... o lo que debería ser la yugular, pues a pesar de que su forma ya es tangible y puede ser afectado por las armas, bajo las ropas oscuras solo hay oscuridad y brumas. 

Boront, encolerizado al ver que su hechizo no había tenido el efecto deseado, carga contra el Segador de manera violenta y clava su hacha en el hombro de la criatura, rasgando la tela y arrancando una especie de sustancia negra y viscosa que empieza a desparramarse por el suelo.

El Segador exhala un grito ensordecedor al tiempo que alarga su gélida mano para posarla sobre la cabeza del enano, que se ha interpuesto entre él y Mirra.
El grito es tan estridente y aterrador que los ciudadanos, los milicianos y el mismo sacerdote del templo se encogen de pavor. Uno hasta se hace pis en los pantalones...