Partida Rol por web

El Segundo Advenimiento.

2. El Monasterio de Caedus - Informal.

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07/10/2012, 20:38
Aclamado Director

La noche cerrada por la luna, sin velas ni luces más que el propio firmamento y el cielo cayendo como un manto sobre la tierra, reinaba sobre el Monasterio de Caedus y sobre todo Albídion. El rumor de los grillos y el mecer de las hojas eran lo único que rompía el silencio de la noche. Si había guardias, se fundían con las estatuas o habían caído bajo el peso de los párpados. La noche era de las sombras, y ellas, reinas de aquel momento, se alzaban triunfales sobre las paredes del monasterio.

Pero el sueño de muchos alumnos se tornó, por una razón u otra, en vigilia, y la vigilia en un ojo abierto y la oreja en ristre. Otros habían abandonado, por razones diversas, sus dormitorios, y otros, los más afortunados, seguían durmiendo a pierna suelta y baba caída.

La realidad es que aquellos chiquillos llevaban ahí dentro tres cuartos de día, y aunque el sol ya les había abandonado, sus corazones seguían latiendo como antes de llegar. Todos seguían vivos, aunque algunos estaban magullados por una razón u otra. Las magulladuras podían no ser sólo físicas, sino también mentales, o incluso anímicas. Las circunstancias y el desarrollo del día, si bien en apariencia había sido igual, a efectos reales había sido muy diverso y tortuoso.

Inocentes en mayor o menor medida, las mentes de aquellos infantes, seguían en pie aunque no todos sus cuerpos lo hiciesen. Y algunos tenían ante sus narices la posibilidad de romper las cadenas que Theresia les había impuesto. Era una oferta arriesgada, pero los niños no acostumbraban a regirse por la disciplina de los adultos si no la habían bebido desde que aprendían a ver y escuchar.

En una esquina del monasterio, oculta bajo la mayor de las sombras, las almas de los niños que habían caído en aquella empresa lloraban, a sabiendas de que aquella nueva remesa de corazones puros e inocentes estaba condenada a partirse como una tarta en la boda de un noble. Algunos les harían compañía y antes y temprano, y aunque siempre estaba bien compartir a más amigos para toda la eternidad, en el fondo sólo ansiaban que La Llamada les alejase definitivamente de aquel pozo de corrupción y muerte que la Iglesia había proclamado como la salvación de los inocentes.

Si hubiesen podido, aquellas almas hubiesen llorado sangre, pero ni eso podían, y los niños, vivos e inocentes, seguían siendo sólo eso, como muchos de los adultos que se resistían a cambiar con el paso de los años. Aquellos adultos eran lo único que mantenía a Caedus como una institución mínimamente oxigenada. Sin ellos, los niños, como plantas sin agua, se pudrirían y morirían incapaces de seguir creciendo bajo tanta presión y tan poca ayuda.

En cierto modo, en comparación con las primeras generaciones, en comparación con la vacua cuenca del Rector, tenían suerte.

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07/10/2012, 21:38
Kael
Sólo para el director

-Esto... yo... es que... no puedo dormir... y... necesitaba aire... para pensar... -estaba asustado, sonrojado por esa "belleza salvaje" y por la forma en que lo hablaba.

No sabía que hacer. ¿Y si corría? Esa mujer lo cogería rápidamente... No sabía que hacer... asique optó por "atacar"

-¿Aquí nos crían para ser asesinos? -preguntó a la chica sin un solo pelo en la lengua- ¿Eso es cierto? Dígame la verdad, por favor, de todas formas no puedo ir a ninguna parte.

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08/10/2012, 03:57
Mary Jane Cone

La mujer dejó de contornearse para mirar al chico con una ceja levantada. Un chico astuto. Demasiado. Y muy poco a la vez. Si había averiguado esa información por si cuenta en tan poco tiempo y la iba soltando a las primeras de cambio duraría horas en aquel sitio. Esa información, revelada al Rector, le hubiese costado la lápida.

La mujer, por respuesta, se llevó una de las uñas, final de aquella zarpa en que tenía enfundada la mano, a los labios.

- Shhh.

Su voz pasó a través de los labios, rompiéndose ante aquel muro que ella misma había creado. Sonó como un bufido felino, pero en realidad pedía silencio, un silencio de esas palabras, que no podían ser pronunciadas en voz alta.

- Si no te preocupan los castigos- respondió como si el chico no hubiese dicho nada, para luego revelar el resto-, al menos preocúpate por a quien le dices eso. No puedo mentirte, así que no responderé, y así, a la vez, lo habré hecho- sonrió cual gato de Cheshire ante lo paradójico de sus palabras-. Pero tranquilo, no siempre acabáis como asesinos de verdad- mintió, pues las alternativas implicaban estar capacitado para ello, ya fuese con armas, veneno, mera astucia o poderes sobrenaturales. Lo dijo por su condición especial en aquel sitio- ¿No tienes sueño?- preguntó, como si lo normal fuese que estuviese durmiendo a oreja suelta, como todos los alumnos de cursos superiores- Y lo más importante, ¿sabes quien soy?

Podía convencerle con facilidad, pero tenía todo el tiempo del mundo, y el chico no iría a ninguna parte. Mary Jane, cual animal jugando con su presa, no tenía prisa alguna por seguirle el ritmo de juego. Ella iba a su propio tempo, como siempre, y nadie, absolutamente nadie, se lo cambiaría. Podían forzárselo, pero ella ya tiraría de la manta y demás... útiles para volver a acompasar el paso del tiempo a su propio tempo.

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08/10/2012, 10:14
Kael
Sólo para el director

Kael asintió ligeramente ante lo dicho... había sido muy directo con su pregunta; pero cuando no podía dormir no solía pensar con claridad. 

Se quedó callado un momento mientras ordenaba sus pensamientos, esbozó una sonrisa por la respuesta que le había dado la mujer y entonces respondió a las preguntas de la mujer- Bueno... no voy a mentir, los castigos me preocupan, pero no pienso quedarme mirando al techo toda la noche, cuando no puedo dormir... necesito aire- miró de nuevo donde había visto esa cosa roja que se movía por abajo- No se quien es señorita... ¿era usted quién estaba abajo? -dijo señalando las pieles que llevaba- he visto algo rojo...

Volvió a mirarse los pies, esa mujer le perturbaba, hacía que no pudiera pensar con claridad y no sabía por qué.

-¿Es usted profesora? -preguntó tras un rato de pausa, si lo era, estaba jodido.

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08/10/2012, 09:57
Gilbe Klimb

Cansado por las largas horas en clase y mientras situaba los volúmenes de los muebles en su cabeza Dariel le indicaba parte de la información, con su eterna condescendencia.

- Soy ciego, pero todavía tengo olfato y tacto. He notado el olor de la lámpara nada más entrar y desde aquí puedo sentir su calor. No veo desde que nací, Dariel, sé desenvolverme. 

Al parecer Dariel le había confirmado que lo que estaba palpando era una cama. Sentía una gran desconfianza por ese objeto, se trataba de algo demasiado blando para lo que estaba costumbrado, casi le daba vergüenza utilizarlo. Dariel le apartó de sus pensamientos hablando de los ropajes del armario, no sabía cómo ese niño utilizando nada más que su inocencia podía ser tan hiriente.

- Quien quiera que me haya metido la ropa en ese armario o es imbécil o se está riendo de mí. No sé qué son los colores, tampoco quiero preocuparme por saberlo... Y pero sobre todo lo que no quiero es que me ayudes - dicho lo cual tiró al suelo la camisea que Dariel le había dado y cogió una al azar.

Estaba volviendo a sentirse un poco rabioso. Los comentarios del otro niño, el cansancio del día, la cama y los colores de las ropas estaban colmando su paciencia... Pero recordando lo que le había dicho Maestro, respiró ondo y continuó:

- Perdona Dariel. Sé que lo haces con buena intención Dariel, pero si quieres que nos llevemos bien lo mejor será que mi vista no sea el centro de tu conversación... - mientras decía esto se agachó a coger la ropa que había tirado. A tientas buscó dónde colgarla y la dejó en el armario. - Y... Sí, cierro los ojos. Igual que pestañeo. Aunque no los use los tengo ahí y si no los cerrara se me quedarían secos, igual que a ti.

Cuando era pequeño ya había tenido esa misma reflexión, y un día apenas pestañeó, durante horas tuvo los ojos abiertos todo el tiempo que pudo. Cuando Maestro le vio los ojos, casi cuarteados, le golpeó muy fuerte en la cara, le curó, y le dijo que no volviera a hacerlo.

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08/10/2012, 23:08
Juliette Bourgeois

Golpes... ¿Golpes?, ¿a esas horas?, Juliette se despertó súbitamente y corrió hacia la cama de su hermana.

¡Charlotte!- Farfullaba zarandeando a su dormida hermana - ¡¡Charlotte Despierta!! - Alzó un poco la voz logrando despertar a su adormecida gemela- ¿Escuchas eso?, son como piedras, escucha - Dijo mientras se quedaba mirando fijamente a la ventana esperando el siguiente golpe, hasta que sucedió- ¿Ves?, algo está pasando ahí afuera... ¿Qué hacemos?

Claramente la niña esperaba una reacción de curiosidad por parte de su hermana, puesto que a ella la curiosidad la estaba matando, sentía la necesidad de saber que era y no sabía si estaría prohibido salir de sus habitaciones a tan altas horas de la noche...

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09/10/2012, 00:11
Aenea Hollen

 

- Si, mejor, muchas gracias – le susurró a la que se había confirmado como una muy buena amiga.

El tiempo pasó y Aenea durmió más tranquila de lo que lo había hecho desde el incidente.

Despertó en algún momento de la noche. No era la hora de levantarse, ni mucho menos, pero había dormido unas horas, como poco. Escuchó un ruidito, algo picando contra la ventana. Miró hacia allí, esperando encontrar una rama mecida por el viento, un insecto chocando contra la ventana, o algo así. Pero no vio nada. El ruido volvió, algo chocó contra la ventana.

Aenea se volvió a asustar. Otra vez había algo, algo extraño y sobrenatural buscándola. Se volvió a tapar la cabeza. Intentando ignorar lo que fuera que había allí fuera. Pero fuere lo que fuere, volvió a golpear la ventana.

-Resha… Resha… - Le susurró asustada – Hay algo fuera… Tengo miedo…

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09/10/2012, 01:37
Charlotte Bourgeois

Charlotte, un poco remolona, terminó por despertarse. Se quedó unos segundos mirando fijamente a su hermana, pensativa, hasta que le pareció escuchar eso que Juliette decía. ¿Qué hora sería? Tarde, lo suficiente como para quedar fuera del márgen de las normas.

La pequeña se levantó de la cama e instó a su gemela a mirar con ella por el cristal con mucho cuidado de no romper nada, no hacer ruido y, dentro de lo posible, no hacer nada que pudiera romper alguna de las normas; repasaba mentalmente la lista de reglas que anteriormente leyeron en la biblioteca.

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09/10/2012, 15:41
Mary Jane Cone

La mujer amplió su sonrisa, abarcándola por un momento de oreja a oreja cual dentado monstruo de pesadilla. Tenía unos dientes blancos, rectos, bien cuidados. Su ropa, también limpia, y su ondulado y cuidado cabello la hacían parecer una mujer cuidada pese a lo salvaje que resultaba la estética de su ropa. Pronto, no obstante, su sonrisa recuperó un tamaño normal.

- Sí, soy la maestra titular de Artes del Subterfugio- replicó sin más, como si fuese una pregunta simple con una respuesta simple- Tenéis clase conmigo hoy cuando despunte el sol- añadió. Cierto. Eso les dijo Petros a los chicos.

La mujer se asomó a la ventana y miró hacia abajo, barriendo la zona con los ojos, los oídos y la nariz. Finalmente, apoyándose en aquella balaustrada volvió a mirar al chico, respondiéndole.

- Yo no percibo nada- respondió con sencillez y un tono desenfadado, como si no encontrase una botella de la última cosecha en medio de una bodega de añejos-. ¿Qué has visto?- preguntó curiosa. Lo cierto es que presuponía de dónde venía, pero no qué era ni por qué estaba en la superficie.

No hizo mención alguna a los castigos que le podían caer por estar ahí a esas horas. Chico con suerte, por el momento. Ventajas de que aquella fuese la profesora que más se saltaba las reglas del monasterio, y a la que menos atrapaban.

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09/10/2012, 15:48
Aclamado Director

Aenea había estado durmiendo a pierna suelta, abrazada inconscientemente a una de las coletas de Resha. No recordaba lo que estaba soñando enfundada en su cálido pijama de niña pequeña cuando escuchó los golpes y se despertó, temiendo por los monstruos. Allí dentro no había nada, pero fuera sí. ¡No quería acabar devorada viva!

Llamó a Resha, intentando despertarla, pero la chica estaba sumida en un trance muy profundo. Sus coletas la cubrían como serpientes enroscadas sobre su cuerpo, protegiéndola de todo mal. No se movió ni se inmutó ante las palabras de Aenea. Estaba dormida como un tronco en pleno invierno.

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09/10/2012, 15:50
Aclamado Director

En efecto, Charlotte recordaba que estaba prohibido moverse por el monasterio de noche sin permiso, por razones cívicas. Alguien que intentase escapar por la ventana no es que pareciese tener mucho permiso que digamos.

Ambas, pequeñas cual niñas, enfundadas en sus pijamas diminutos, posaron las manitas sobre la mesa y los ojos sobre el umbral de la ventana. Desde allí pudieron ver a una de las tres niñas con el cabello verde, la que parecía más extrovertida de todas, intentando bajar con cuidado por la fachada del monasterio. Intentaba descender hasta el suelo desde el segundo piso, y sin lugar a dudas, el sonido de las piedras era el sonido de sus pies al golpear algún cascote suelto.

Por ahora no se había caído, y no tenía pinta de que fuese a hacerlo, pero el golpe que se daría si trastabillaba hubiese sido considerablemente dañino. Siendo una niña, igual se partía algo.

¿Adónde iría a aquellas horas? ¿Por qué salía por la ventana? Madre del señor, cuan inconsciente son los niños.

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09/10/2012, 16:11
Kael
Sólo para el director

-He visto algo rojo moviéndose abajo... -dice mientras se asoma un poco más.

Entonces se queda asomado y algo pensativo...

-Voy a ir a ver que era... ¿me vas a castigar o vamos a cotillear? -cree que puede tentar a la profesora y si es la de subterfugio podrá conseguir que no le pille otro... o eso cree

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10/10/2012, 01:54
Mary Jane Cone

La mujer, sin avisar y sin tener en cuenta lo que podía pensar el chico, aprovechando que estaba distraído mirando hacia abajo, entrelazó sus garras entre el pelo del chico, jugueteando con el rojizo cabello del pequeño. En muchos países, sobretodo nórdicos y nómadas, se consideraba a los pelirrojos como demonios sin alma. Suerte que la Iglesia Católica ya había superado esa etapa, aunque también la hubiese sufrido. Poco a poco el mundo avanzaba, girando sobre sus eternos y exagerantemente lentos ejes que nunca acababan de pulirse.

- Seguro que no es nada- mintió en voz baja, intentando alejar de la mente del pequeño lo que se ocultaba bajo el suelo del monasterio- No, no voy a castigarte por eso. No estás mintiendo- aseguró, no preguntó, aunque ella no disponía de medios para saber si lo que Kael decía era verdad o mentira. Confiaba en su inocencia, su sinceridad... y su falta de dotes para mentir, a falta de entrenamiento con Leona- Y las reglas están diseñadas para romperse- aseguró, pues ella las había roto prácticamente todas alguna que otra vez, y era una mujer indomable, en casi todos los aspectos- Pero cuando hagas algo mal de verdad, sí te castigaré. Y aviso, mis castigos son legendarios- volvió a afirmar. Ella nunca castigaba a nadie, pues no consideraba que fuese efectivo ni necesario, y menos a unos niños inocentes. Pero cuando lo hacía, tenía un buen motivo, y se aprendía la lección. El día que le robasen a un pobre le tendrían que solucionar el mes al día siguiente-. No creo que haya que cotillear- mintió nuevamente, para darle al chico algo más positivo en qué pensar-, pero ven, te contaré algo sobre vuestro futuro que igual te anima. O...

Señaló la puerta que conducía al dormitorio con una de las zarpas. Así pues, Kael tenía dos alternativas. Aunque, en aquella postura, mostrando un instinto de animal dominante y libre, MJ, como Petros la llamaba, ofrecía un aspecto bastante imponente. Quizá el Rector tuviese Mando, pero aquella mujer tenía Autoridad. Y es que la autoridad no se gana con poder otorgado, sino con habilidades que Mary Jane Cone sí había desarrollado.

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10/10/2012, 08:44
Kael
Sólo para el director

Kael se asustó un poco cuando la tiró del pelo y se quedó inmovil como un ratoncito bajo las zarpas de un gato, esperando que bajara la guardia para huir... pero entonces le dijo eso de averiguar la verdad sobre lo que iban a ser aqui...

Pensó durante unos instantes- yo venía sabiendo que esto podía ser mi hogar o mi prisión si no me controlaba... y, bueno, si se la verdad siempre podré prepararme para lo que venga, ¿no?

Estaba siendo un día muy largo... pero cuanto antes averiguara todo antes podría proteger a sus compañeros... si todo esto era tan malo como empezaba a pensar siempre podría ayudar a guiar a sus nuevos amigos para que no cambiaran en realidad

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10/10/2012, 19:01
Aclamado Director

Mary Jane comenzó a explicarle al chico el lado positivo de la Inquisición, por el camino. Mientras deambulaban por los pasillos, al comienzo sólo se escuchaban los pasos en el silencio y las voces en voz baja que susurraban palabras triviales, pero conforme las puertas se iban abriendo, la mujer vestida de fiera acompañó a el pequeño Kael, no a la fuente, sino al tercer piso del monasterio.

Hubo en momento en que le tapó los párpados y las ojeras con las zarpas, excusándose en que no quería ponerles las cosas demasiado fáciles en el futuro, de cara a orientarse. Cuando abrió los ojos, tras caminar por unos cuantos pasillos y unas cuantas puertas, Kael se encontraba en una habitación sin ventanas, iluminada por lámparas de aceite amarillas, pero también por unas cuantas lámparas, que de alguna forma, proyectaban luz roja. Ante él se extendía una cama de matrimonio, visiblemente más confortable que la de los alumnos, y una alfombra roja en el suelo de madera.

Era una habitación grande, espaciosa, donde se podría llegar a tener un combate de alcoba en condiciones, ya que había una mesa, dos estanterías, un armario, dos sillas y unos cuantos expositores. No sólo había libros en las estanterías, sino también extraños artefactos, desde esferas hasta unas boleadoras, pasando por simples juegos de plumas rotos y monedas viejas y oxidadas. En los expositores había armas, desde una ballesta con un virote cargado hasta un guante de cuyo dorso salían tres zarpas, pasando por dagas y espadas cortas.

A su espalda, se escuchó un candado. Era MJ, con una llave entre los dedos, que acababa de cerrar lo que parecía una sólida puerta de robusta madera oscura. Aquel era su dormitorio. Espacioso, sin ventanas, y con un sinfín de cachivaches, ya fuesen hurtados o adquiridos por medios más legales.

La mujer, como si nada, se sentó en una de las sillas, poniendo los pies encima de la mesa y las manos a la espalda, y se puso a contarle a Kael una historia.


Las botas de cuero y piel de MJ golpeaban el suelo una y otra vez con movimientos rítmicos e hipnóticos. Su trasero se balanceaba al sol de sus caderas, dejando a todos los guardias del pasillo embobados como adolescentes ante su primera mujer. La mujer, con una sonrisa mortal en los labios, giró el pomo de la puerta y entró en la armería.

Allí encontró a Maestro, sumido en la oscuridad. El anterior profesor de esgrima se había jubilado ese mismo año, por lo que era Maestro quien debía encargarse a partir de ese momento de impartir las clases de combate cuerpo a cuerpo, y por tanto, de entregar los Legisladores a los nuevos Inquisidores. Inquisidora en aquel caso.

El joven de cabello blanco despegó los labios para decir algo, pero los dedos índice y corazón de la ladrona le impidieron decir nada. Al hombre de 32 años de edad no le quedó otra alternativa que sonrojarse ante el roce de la chiquilla de 17. Tan sólo le había dado clase ese año, y al ser el último, había podido hacer con ella más bien poco. No la conocía lo suficiente como para saber que podría hacer... eso. Le pilló con la guardia baja, desarmado. Literal y metafóricamente.

Desde aquel momento su relación nunca fue la misma, pero aquella es otra historia.

- Trae a Reinhold- susurró la pícara al oído del hombre.

- Pero...

- Tráelo- insistió.

- S... sí, voy.

Los pasos de los zapatos de maestro volvieron a inundar el silencio. Sonó la puerta abrirse. Cerrarse. La ladrona se había quedado sola en la habitación llena de armas.

Sacó un trozo de madera cubierto de una sustancia pegajosa y lo golpeó contra la pared. Unas chispas doradas brotaron de la estaca, inflamando la sustancia pegajosa. Una antorcha alquímica.

La luz dorada inundaba la estancia mientras Mary Jane contemplaba todos los Legisladores. Algunos, incluso los tocaba.

Minutos más tarde, la puerta volvió a abrirse, y un hombre vestido con un traje morado, a juego con su piel color café, entró en la habitación. Llevaba un parche en un ojo similar al de los piratas, aunque de corte elegante. Un bastón de caoba se extendía bajo su mano derecha.

- ¿Me llamabas?- obvió Reinhold, ignorando que aquello era una violación de las normas, el protocolo, y el ritual. Y él nunca rompía las reglas, el protocolo, ni los rituales. Pero claro, era con Mary Jane con quien estaba hablando. Ella no respetaba nada.

- Sí. Te he hecho venir para decirte que me llevaré esa arma de ahí- señaló una espada corta colgada de la pared. Negra, con runas doradas.

- ¿Mímesis?- Dijo Reinhold abriendo de par en par el único ojo que tenía abierto- Mary Jane, ni siquiera es un Legislador. Y mucho menos la tradicional Bastarda.

- Lo sé, pero quiero esta- apuntilló la caprichosa mujer-. Y a partir de ahora no es Mímesis, sino Cortesana. Además, poco tiene que preocuparte el arma. No voy a ser inquisidora.

- ¿!CÓMO TE ATREVES!?- bramó Reinhold. Un viento inundó la sala mientras el bastón golpeaba el suelo una vez- ¿ERES CONSCIENTE DE TODO LO QUE HEMOS HECHO POR TI? NO ERAS NADA. UNA MUERTA DE HAMBRE EN LAS CALLES DE UNA CIUDAD SIN LEY.

Una lágrima resbaló por la mejilla de MJ mientras la ensordecedora voz del mentalista inundaba la sala. Tuvo que cubrirse la cara con las manos por la pura potencia del viento. Su cabello y su traje de piel de zorra revoloteaba en dirección a la pared contraria. Sus pies se arrastraban lentamente por el suelo, a la par.

- ¡PARA! ¡Profesora, Reinhold! ¡Seré profesora!- gritó desesperada la ladrona.

Todo cesó. Reinhold, sorprendido, no supo como reaccionar. Tan sólo MJ o Leona podrían haber hecho dudar a dos inquisidores en diez minutos.

- ¿Profesora? Pero tu deber es...

- No significa no, Próspero. Seré profesora- comenzó la mujer-. Piénsalo. ¿Quieres enviarme a las calles del mundo? Acabaría convirtiéndome en la reina de los ladrones. Estoy llamada a ello. Soy la mejor en lo mío. Aquí no corréis tal riesgo. Yo no dedico mi vida a matar monstruitos, y vosotros a cambio obtenéis a la mejor profesora de subterfugio de toda la historia de Caedus.

A Próspero Reinhold no le quedó mas remedio que aceptar. Más valía tenerla de aliada que de enemiga. Una líder de un gremio de ladrones entrenada por la inquisición y con conocimientos de su bastión y sus secretos no era buena idea.


MJ volvió a abrir los ojos, finalizando su historia, la cual, por alguna razón, había narrado en tercera persona y no en primera. Miró al chico pelirrojo y con ojeras por los tobillos, y despegó los labios.

- ¿Ves como siempre hay alternativas?- y guiñó un ojo.

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10/10/2012, 21:25
Aenea Hollen

- Resha... ¡Resha! - volvió a susurrar. Estaba muy nerviosa. Había dormido tranquila y confiada, tanto por la presencia de su amiga como por la idea de que quizá el monstruo de debajo de la cama no se atreviera a entrar en el monasterio. ¿Pero y si allí las reglas eran otras? ¿Y si entraba por la ventana? ¿Y si en vez de mirar, lo que hacía para llevarse era esperar a que te tapases? Había estado muy preocupada del monstruo de su tierra, y no se había informado de los que pudiera haber allí.

El sonido contra la ventana volvió a oírse. Fuera lo que fuera, estaba bajando por la fachada. ¿Quién sino un monstruo vendría de arriba y no de abajo? Aquello confirmó los terrores de Aenea. Tenía que despertar a Resha. A lo mejor ella sabía qué hacer para que el monstruo no se te llevase... Y al menos tendría menos miedo. Supuso.

- ¡¡RESHA!! - no fue un grito, sino un susurro "vociferado", no se atrevía a hablar más alto. Al ver que no tenía éxito, decidió taparle la boca y la nariz. A ella le habían despertado más de una vez así. ¡Si no podía respirar se tendría que despertar!

- Tiradas (1)
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10/10/2012, 22:55
Kael
Sólo para el director

Kael estaba anonadado. Esa mujer le transmitía muchas cosas, demasiadas a la vez. Le transmitía una brutal sinceridad, algo raro en ese lugar por lo que le contaba y que había cuadrar muchas cosas. Le transmitía esperanza a no ser un engranaje sin cerebro. Pero sobretodo le daba miedo. Esa mujer tenía algo que le atraía y le asustaba... era algo raro.

Y para colmo ahora estaba encerrado.

-Entonces... ¿porqué no intentaste huir? ¿tenías miedo de tener que estar huyendo siempre? ¿o es que en realidad lo que querías era quedarte aquí pero sin ser una... asesina? -la última palabra la susurró, había cosas que no se podían decir y, aunque estuviera cansado de un largo día, aún aprendía rápido.

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11/10/2012, 12:29
Aclamado Director

Tenía la nariz y la boca tapadas. Al principio no pasó nada, y su coraza de cabello turquesa se encargó de mantener a la chica radiante y segura bajo el abrigo de la noche. Pero al final, ligeramente canónica por la falta de aire, se comenzó a revolver, hasta que abrió los ojos y pataleó un poco buscando oxígeno.

Aenea la soltó, satisfecha de haber conseguido su propósito, despertarla. Quieras que no, Resha dormía muy profundamente, por lo que no la pequeña no había podido despertarse cuando su asustada amiga lo que requería. La pequeña hechicera tenía un aspecto bastante acobardado, como si en efecto, hubiese un monstruo rondando.

Y debía haberlo, pues un sonido de piedrecitas rodando fachada abajo se escuchaba al otro lado de la ventana, en la pared del monasterio. Los pocos guardias que hacían ronda a aquellas horas debían de estar dormidos, o despistados, pues no parecían tomar medidas contra su presencia, totalmente anómala.

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11/10/2012, 12:33
Mary Jane Cone

Kael hizo bien en hablar bajito. Estaban pared con pared con los demás maestros, y no era buena idea que un chico supiese esas cosas el primer día. No si la idea era sobrevivir. Asimilarlo era difícil, pero fingir aún más, y si no se fingía bien todos acabarían con una bonita lápida como regalo.

- Ambas dos- respondió MJ mientras jugueteaba, aparentemente distraída, con una pluma verde, de ave, con la punta manchada de negro, como si se hubiese utilizado para escribir-. La Iglesia te da estabilidad, protección, y una vida de calidades. Es mejor que estar en la calle- negó con la cabeza, a sabiendas de que una organización religiosa como aquella era el mejor sitio donde ganarse la vida. Tenía dinero, y poder, y una visión aparentemente positiva del mundo-. Y sin profesores como nosotros- vete a saber a quienes más se refería- esto no sería lo mismo- hizo una breve pausa- Si te diesen a elegir entre vivir como una ladrona o una reputada profesora, ¿qué escogerías?- su voz sonaba algo triste, como si echase de menos la primera opción- Sea como fuere- señaló al chico con el dedo, zarandeándolo-, cuidado con decir esas cosas en voz alta. Si te hubiese escuchado cualquier otro...

Pero dejó la frase en el aire, a la espera de ver cómo reaccionaba el pequeño. Quizá fuese un buen asesino. Y en el mundo hacían falta asesinos, por desgracia. En realidad, no, pero tal y como parecían funcionar las cosas... sí.

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11/10/2012, 12:45
Kael
Sólo para el director

Kael se sentó en la otra silla mientras Mj le hablaba- muchas gracias señorita MJ -dijo muy bajito, casi susurrando- si me dieran a elegir entre ser algo que me gusta o un profesor... eso dependería, creo que siempre es bueno que haya contrapuntos. Aidan siempre decía que un buen líder tiene a un negativista al lado, es decir, alguien que no tiene problemas en decir que se equivoca -se queda pensando un momento- creo que usted y León hacen esa opción, son brutalmente sinceros, pero puede que sea para que nos demos cuenta de que nada es perfecto, ¿no?

Se queda sentado mirando un momento las manos y luego alza la vista de nuevo- no sé si seré un asesino, un profesor o un monstruo... pero si me pueden enseñar a controlar mis habilidades y que, al menos, sea yo el que decide las cosas... creo que con eso sería feliz, pero hay muchas variables...