Partida Rol por web

Es de madrugada, y despiertas sobresaltado de tu sueño. No sabes qué pasa, hasta que el teléfono vuelve a sonar. El tercer timbre te despeja del todo, pero entonces antes de que puedas cogerlo, se corta la llamada.

Maldiciendo a quién sea que te haya despertado en medio de la noche, vuelves a tumbarte, esperando dormirte de nuevo, y si es posible, seguir con ese maravilloso sueño.

Los párpados te pesan, y tu cuerpo se relaja, el sueño comienza a llevarte de nuevo a algún lugar extraño, y quizá maravilloso, cuando el timbre de la puerta de tu piso suena. Una, dos, tres veces seguidas. Una llamada insistente y nerviosa, que vuelve a repetirse.

Toni cierra los ojos con fuerza, intentando recordar el maravilloso sueño que estaba teniendo. A veces los recuerdo en el momento menos inoportuno, ahora no creo que lo consiga. Venga Toni, duérmete.

De nuevo el sonido del timbre despierta a Toni de su duermevela. ¿Otra vez? No puede ser... ¿qué hora será? ¿Las cuatro de la mañana? Segundo timbrazo, Toni se levanta de la cama ahogando un bostezo y se encamina hacia la puerta. Tercer timbrazo, Toni abre la puerta y mira a quien esté detras entrecerrando los ojos.

Debes bajar la vista para ver a la responsable de los intenpestivos timbrazos. Una niña pequeña, asiática, quizá japonesa, de unos 6 o 7 años, no sabrías decir, tú de niños no sabes mucho. Llora y agarra con sus manos un sobre grande, de papel estraza. La niña lo levanta ofreciéndotelo. Los gemidos ahogados de la niña, y el crujir del papel, cuando el llanto de la niña la hace estrujar el sobre.

Ella es la que llamaba la puerta de tu casa. Pero no tiene ningún teléfono.

Toni da un respingo sobresaltado, estaba preparado para que apareciera por la puerta casi cualquier persona, excepto quizá una niña.

Toni se agacha para estar a su misma altura y mira el sobre que la niña lleva entre las manos. ¿Este sobre es para mí? No llores, a ver, ¿qué haces aquí? Dice intentando tranquilizar a la niña.

La niña sorbe ruidosamente mientras se calma un poco, y levantándo el sobre de nuevo te lo pone en las manos. Un ruido te hace notar que debe estar hambrienta.

Toni empieza a respirar entrecortadamente, una peregrina idea se está formando en su cerebro.
-Tranquilízate Toni, es solo una niña...
-Ya, pero...¿que hace en mi casa? ¿Y ha estas horas? ¿Por que no me responde?
-Naturalmente, Toni, porque no te entiende, ¿no ves que es asiática?
-Es verdad, ¿y...si tuviera algo que ver con los ovnis que ví en el cielo el año pasado?
-Que tontería Toni, ¿no ves que es humana?
-¿Entonces que hago? ¿Le pego con un palo o la dejo entrar? De momento cogeré el sobre.

Toni coge el sobre rápidamente y lo abre para leer su contenido después de volverle a preguntar a la niña como se llama y que está haciendo aquí.

El sobre sólo tiene dentro un papel en el que escrito a mano pone un número y el nombre de la estación de Atocha. Además hay una pequeña llave en el fondo.

Toni se queda mirando el contenido del sobre con cara de idiota. ¿Atocha? ¿Por qué Atocha? ¿Y esta llavecita? No sé...todo esto es muy raro. Toni vuelve a mirar a la niña. ¿Y esta niña? ¿La dejo pasar? ¿Le doy un trozo de pizza? Esta fría pero no tengo nada mejor... Toni vuelve la vista atrás y alcanza a ver en la penumbra la silueta de la caja de pizza barbacoa que había pedido la noche anterior. No se la había comido entera, todavía quedaban un par de trozos sin empezar.

Ahora se dirige a la niña. Eh...muy bien. ¿Tienes hambre? Tengo algo para tí. Pero antes dime ¿como te llamas? ¿Y quien te ha dado este sobre? Para hacerse entender le señala el sobre. Luego se señala a si mismo y dice: Toni. Luego la señala a ella y espera a que le diga su nombre.

Sonríe al recordar la conocida escena de la película Tarzán que tanto se asemeja a esta. Ahora Toni está más tranquilo y la idea de despachar a la sollozante niña con un palo le parece descabellada y cruel.

La niña niega con la cabeza mientras te escucha y al levantarla para mirarte, sólo pronuncia una palabra, que su mal español, sólo deja adivinar.

- Ayuda.

Suplicantes sus ojos, la niña intenta calmarse y reprimir un sollozo. Y ahogándolo en la garganta, te señala la llave.

El númreo escrito en el pedazo de papel, es el 7.

Toni da un paso hacia atrás asustado.
¿Pero que le han hecho a esta niña para que me pida ayuda de este modo? ¿Atocha número 7? ¿Qué significa esto y que coño hace esta niña en mi puerta? Toni empieza a respirar hondo para tranquilizarse, después de unos momentos de descanso vuelve a darle vueltas a la cabeza y en pensar en la situación que tiene enfrente. Vale, hay una niña china enfrente de mi puerta que me pide ayuda y me da un sobre en el que pone atovha y el número 7. Está llorando, es evidente que le han dado un buen susto si no algo peor... alguien que sabía su idioma, porque si no no podría haberle dado el mensaje de que me entregara esto... alguien que quiere que este en Atocha mañana y ¿en la línea siete? Toni se rasca su cabello rubio como siempre hace que se le presenta un dilema. Por fin toma una decisión.

Pasa. Toni se echa a un lado para indicarle a la niña que puede pasar y sentarse. Enciende la luz y le ofrece un trozo de pizza a la niña. Está fría pero en buen estado. Dice esto sin mucha convinción de que la niña le haya entendido y se sienta en el sofá esperando que la niña haga lo mismo.

La situación en principio parece perfectamente normal, excepto quizás un pequeño aroma a flores que no sabes identificar.

La niña interpretando tus gestos pasa dentro de la casa, y acepta agradecida con una pequeña reverencia el trozo de pizza.

Aunque fría para ella parece un manjar, debía tener hambre, pues la devora rapidamente. La comida parece tener en ella un efecto sedante, y dejando de llorar, comienza a pasear curiosa por toda la casa.

Toni se levanta serio. ¡Eh! Que te haya dejado sentarte en mi sofá y tomar un poco de pizza no te da derecho a que te pasees por mi casa. Toni señala el sofá indicandole bruscamente que se vuelva a sentar. ¿Que se habrá creído esta niña...? Le dejo entrar en mi casa, le doy un trozo de pizza, le...le... dejo sentarse en mi sofá. ¿Y se pasea como si nada? Toni expira fuertemente y se lleva las manos a la cabeza, como intentando extinguir el dolor de cabeza que se le está empezando a dar la niña y sus misterios.

Ahora se vuelve a sentar en el sofá y se dirige a la niña más suavemente que antes. A ver....¿Tú...hablas...español?

La niña agacha la cabeza triste, y se sienta dónde la señalas. A tu pregunta no hace más que mirarte y menear la cabeza con incomprensión.

De nuevo, una vaharada de olor a flores inunda el salón, y en ese momento el teléfono suena.

Toni se sobresalta al escuchar el sonido del teléfono. ¿Qué pasa ahora? ¿Es que queréis matarme de un susto entre todos? Toni se queda mirando el teléfono, como si de el fuera a salir un terrible monstruo. Suena una vez, otra y Toni lo coge antes de que suene por tercera vez, no sin antes echar una mirada a la niña. ¿Sí? ¿Quien es?