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El Tesoro de la Desesperanza

Acto III: La Isla de las Nieblas

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05/10/2008, 22:07
Director

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Donde los héroes llegan a los fríos mares del norte, perseguidos por infames villanos, y acaban encallando con su nave en tierras extranjeras, siendo recibidos con desconfianza.

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05/10/2008, 23:00
Director

En lo más profundo de los mares...

...una cruenta batalla.

Imagen hospedada en la web

 

Después de la muerte de Danny las cosas comenzaron a torcerse, y desde entonces no han parado. Estaba claro que Figueroa se guardaba algo para sí, y si a nuestros héroes les sorprendió que les dejase marchar con tanta facilidad, no lo hizo descubrir en el horizonte al Garfio de Belcebú, el barco de Figueroa, persiguiéndoles por los fríos mares del norte a los que el Capitán Stephen había hecho poner rumbo al Barco de Velas Celestes.

Todos habían podido constatar el talento de Cascabel a la hora de guiar la nave por estos lugares tan peligrosos, y de hecho ya estaban próximos a su destino,  pero cuando Figueroa y los suyos llegaron no quedó otro remedio que tratar de buscar mar abierto, y una situación de lucha más adecuada. Durante este lance todos pudieron comprobar que el nuevo, un extraño hombre que se hacía llamar a sí mismo Black Jack y que el Capitán había reclutado en un puerto perdido camino al norte, hacía lo posible por contribuir al equipo, a pesar de no sentirse plenamente integrado. ¿Cómo podría, cuando el recuerdo de la muerte de su compañera aún estaba tan cercano?

Pero llegó la confrontación, y fue dura, cruenta incluso. Pero no mortal, no, nadie sufrió heridas de gravedad en aquél combate... salvo el propio barco de Stephen. Después de una intensa lucha sólo quedó una solución: batirse en retirada aprovechando la niebla.

Las horas pasaron y Sèbastien avistó unas islas, despertando a los demás. Ahora Cascabel conduce el maltrecho barco en esa dirección,. ¿Conseguirán nuestros héroes lo que precisan para continuar la búsqueda del tesoro?

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06/10/2008, 22:57
Guillermo de Torres

La niebla húmeda le calaba los huesos y le hacía estar más huraño de lo habitual. Apenas se había relacionado con nadie desde la apresurada salida de Tortuga, donde sintió que había dejado un trozo de alma en algún punto entre la tumba de Daniel y el cementerio profanado. Sobre todo, pagaba su mal humor con Andrés, que una vez más había demostrado su falta de madurez y de entrega al quedarse temblequeando fuera del panteón de los Lynn.

¿Por qué lo protejo tanto?, se preguntaba, se torturaba, mientras recordaba cómo hacía unos años lo había dejado todo por salvarle del destino que él mismo se había labrado, arrastrándole en su turbulenta vida errante. Yo no nací para esto, pensó, mientras observaba las islas tras la neblina, rezando para encontrar un panorama más calmado que en aquella de la que venían, poder reparar el barco y escapar del maldito Figueroa. Ojalá tras la niebla tengan un paisaje bello que recordar y pintar en un lienzo algún día, algún día en el que sea libre de esta vida que nunca deseé.

Miró a sus compañeros, buscando una señal, un gesto, que le dijera si lo demás se sentían igual que él, a ser posible sin cruzar demasiadas palabras. Se sentía demasiado triste para hablar.

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07/10/2008, 09:39
Sancho El Misionero

Maldito Francés, maldito Cascabel y maldito todo. Hace más de una semana que no pruebo el alcohol y mucho más desde que dormi en una cama decente.

Mientras lanza los trozos de pescado por la borda, el pobre Sancho no deja de porfiar.

Con lo bien que estaba en el monasterio, en mi catre, con salmos a diario y comida decente en mi estomago...

Maldito mar...

A fé mia que alguien me va a compensar por esto.

Sancho eleva sus manos.

Señor, no podría al menos el mar quedarse en calma, no castigues más a este enviado tuyo que solo desea hacer tu voluntad.

En ese momento una ola recorre la cubierta cubriendo al misionero de sal y algas... su expresión es de sopresa mientras el agua resbala por su ya incipiente barba.

Lo tomare como un no...

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07/10/2008, 10:14
Andrés de Torres

Andrés sale de su camastro con la ropa pegada al cuerpo debido a la humedad y sube a cubierta para descubrir el motivo de tanto alboroto. Al ver a Guillermo tan taciturno junto a la borda decide acercase a el para intentar animarlo, que buena falta le hace. Pobre Guillermo, lleva encerrado en si mismo desde lo de Daniel, y eso no le hace ningún bien.

Buenos días hermano, ¿a que esa cara tan larga? Cierto que hace frío y esta niebla no ayuda a mejorarlo, pero mira ahí al frente, tierra, seguro que hay un pueblo, y donde hay un pueblo seguro que hay una posada donde podremos calentarnos por dentro y por fuera a la vez que secamos nuestros huesos.

Al oír rezar a Sancho, se gira para mirarlo y al ver como queda empapado y cubierto de algas comienza a sonreír de verdad, algo que lleva un tiempo sin hacer

Sonríe Guillermo, da gracias de que, por suerte, nosotros no servimos a un patrón con un sentido del humor tan retorcido como el de Sancho

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07/10/2008, 18:43
Black Jack

El nuevo marinero es un individuo en verdad singular. Su piel es oscura, pero sin ser negra como la del africano. Se asemeja un tanto al moreno de los mulatos, pero marcado con un particular tono rojizo, como el crepúsculo otoñal. Su raza y lugar de origen son en verdad un misterio para todos y motivo de muchas habladurías.

Su rostro es severo y su porte recio, lo cual puede intimidar al extraño. Sin embargo, aunque taciturno y callado, su conducta ha sido respetuosa y no ha causado peleas ni problemas. Es, en pocas palabras, un hombre trabajador, aseado y callado. ¡Nadie lo tomaría por un marinero!

Ahora se afana en cubierta, indiferente al frío, con la mirada fija en esa promesa de tierra firme que apenas se atisba entre los bancos de niebla.

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08/10/2008, 23:39
Malcolm "Malc" Ossian

Malc llega a cubierta procedente de servir la comida en los aposentos del Capitán, con la olla aún humeante entre sus manos enfriándose por momentos se planta en medio del barco y dice:

-¡Compañeros! Comed rápido pues el guiso se enfría, y es más, el Capitán quiere que algunos de vosotros desembarquéis y encontréis materiales para reparar el barco. Mientras, Cascabel lo acercará todo lo que pueda a la cosa para que podamos trabajar sin mojarnos hasta el cuello.

Dicho esto, el cocinero entra en las profundidades del barco dispuesto a servir su comida... si es que puede catalogarse así.

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15/10/2008, 15:40
Andrés de Torres

Vamos hermano, ya has oido al cocinero, el guiso se nos enfria - bajo la voz hasta un susurro - y si ya es complicado comerlo caliente, no quiero saber como sera hacerlo cuando este frio.

Echo un ultimo vistazo a la costa lejana y con un suspiro sigo a Malc y a su inimitable guiso. Espero sinceramente que, en esa isla, haya algun lugar donde poder comer comida de verdad.

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15/10/2008, 21:02
Guillermo de Torres

Guillermo sintió cierta irritabilidad cuando Andrés empezó a hablarle con jolgorio y alegría, como si hubiera razones para estar contento. Al menos, para él, no las había. Sin embargo, se calló los improperios que se le venían a la cabeza cada vez que le veía. Y además él no parecía darse cuenta de su enfado con él. No había cambiado nada, después de todos esos años exiliados.

Este es tonto del culo, pensó, pero le siguió en pos de la comida, si se podía llamar así, que Malc les había preparado.

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15/10/2008, 21:50
Black Jack

Llevaba poco tiempo en el barco, pero ya había aprendido a mantener una distancia prudencial de la bazofia que Malc hacía llamar comida. Con gesto renuente, como con desgana, dejó su trabajo en la cubierta y se encaminó lentamente hacia la cocina, como un condenado en dirección al cadalso. Al menos le animaba  la promesa de un inminente desembarco. Sería agradable volver a hundir los pies en la tierra fresca.

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15/10/2008, 22:45
Malcolm "Malc" Ossian

Cuando los marineros se sientan, la comida ya está servida. Allí están todos salvo el capitán, que como de costumbre come en sus aposentos. Malc sirve diligentemente la comida mientras el huidizo Sèbastien pone caras de espanto entre cucharada y cucharada. El silencio reina en la estancia hasta que el propio cocinero la rompe.

- Bien, ¿Quién va a ir a tierra a estirar las piernas? necesitamos madera, y si pudiérais conseguir clavos mágicamente estaría bien, ¡jajaja!- dice antes de dar un gran trago a su jarra.

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16/10/2008, 07:49
Viejo Bill Thorn

-¡Puta y maldita mierda! -espeto mientras me dedico a remover con el cucharón las gachas-. Espero que entre esos barrilillos haya medicamento contra la cagalera. Y hablando de barrillilos, podríais abrir de ron uno más, que se me van a caer los dientes de tanta agua. Y agua es lo que vamos a tener a cubos como no arreglemos esta bañera.

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16/10/2008, 09:13
Adolfo Cascabel

-¿Os estáis ofreciendo a bajar a tierra, Thorn?

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16/10/2008, 20:34
Black Jack

-Yo bajaré -interviene el piel roja con su voz rotunda. Sin más que decir, sigue removiendo su guiso con desgana, acumulando la valentía necesaria para llevarse una nueva cucharada a la boca.

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16/10/2008, 20:42
Sancho El Misionero

Y yo... todo mientras no tenga que seguir comiendo esa bazofia... añadio para si mismo

¿Entonces que buscamos exactamente?. Sancho se prepara para bajar tras coger un par de cabos largos

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16/10/2008, 22:30
Malcolm "Malc" Ossian

-Pues... no soy un experto, pero madera seguro. También nos vendría bien alimento y agua, parte de las provisiones se perdieron en el mar. Todo lo que podáis traer, de todo. Hasta que encontremos el tesoro tenemos sitio de sobra.

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16/10/2008, 23:36
Guillermo de Torres

-Bueno, Cascabel, supongo que rehusarás acompañarnos, como de costumbre, así que no te preguntaré.

Guillermo jugaba con la "comida", intentando hacer tiempo antes de metérsela en la boca.

Por mi parte, ya estamos tardando -dice, con fortaleza. El hecho de moverse y respirar aire de tierra le daba fuerzas.

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20/10/2008, 07:43
Viejo Bill Thorn

-¡Sea pues! De seguro que mi ayuda falta os va a hacer...

 

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20/10/2008, 08:44
Malcolm "Malc" Ossian

-Si queréis, yo puedo bajar también. Siempre puedo dejar preparada algo de sopa. Quizá en la isla encuentre neuvos ingredientes, ¿No créeis?

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20/10/2008, 09:52
Sancho El Misionero

Sancho fue rápidamente a preparar un bote, cuerdas, sierras... los instrumentos necesarios para el viaje le acompañaban. Se dió prisa, no quería agunatra ni un segundo más sin sentir la tierra firme bajo sus pies.