Partida Rol por web

Café Central, Plaza del Ángel número 10, Madrid.

16 de Febrero de 1988. Son las 19:00 horas y la temperatura en la capital de España es de 3º centígrados aunque la sensación térmica es de 0º. La humedad es del 89% y la previsión de lluvia es muy alta. 

Todos habéis recibido una carta en las que se os instaba a presentaros en un café madrileño a las 19:30 de ese día para recibir una oferta de contrato. La carta estaba firmada por Edward Bennet, un antiguo inspector de homicidios de Scotland Yard que desde hace años trabaja cono asesor privado. Actualmente sabéis que trabaja para el holding empresarial Prometheus, seguramente la empresa con los mayores beneficios en los últimos años. Es una buena oportunidad de conseguir dinero y contactos para que continuéis con vuestras actividades. Si lo que dicen de Prometheus es cierto esta puede ser vuestra gran oportunidad.

En la puerta del café, que también es famoso por sus conciertos de jazz, os está esperando el señor Bennet. Es un hombre de mediana edad, con pelo oscuro aunque algo canoso. Posee un porte elegante y típicamente británico. Viste una gabardina clara y un traje de color oscuro. Lleva un paraguas de color negro en el cual se apoya suavemente mientras fuma un cigarrillo para hacer la espera un poco más dulce.

El invierno en la capital Española, no se diferencia demasiado de los de mi Londres natal. En eso voy pensando mientras avanzo a través de unas calles saturadas por un trafico bastante caótico. Y por unos peatones que caminan apresuradamente hacia sus destinos. Pues no es que tengamos precisamente, un clima propio de la costa mediterranea.

Sin embargo, yo sonrío. Pues durante estos últimos tiempos, he estado soportando bastante calor, un calor, algo mas pegajoso que el de la costa mediterranea española.

El día anterior, había llegado a Barajas a bordo de un Boeing 747 de British Airways, naturalmente, y me había alojado en el hotel Ritz, pues me había sido recomendado.

No había tenido ningún problema a la hora de pasar cierta maleta cargada con un equipo muy particular ni en el Aeropuerto de Heathrow ni a mi llegada, en Barajas. Desde luego, podríamos decir que las conexiones de nuestro contacto, eran cuando menos interesantes.

Finalmente, el taxista detuvo su carrera casi en medio del trafico y apresuradamente, le pago el importe de la carrera y, tras bajar del vehículo, abro su maletero para coger la maleta con, digamos, mis efectos particulares. En medio de bocinazos y algún que otro grito de apresuramiento, cruzo por entre los coches hasta llegar a la acera de la calle. Y veo a un individuo que coincide con la descripción que me han dado, en actitud de espera a la puerta del local en donde he sido citado.

Avanzo hacia el y ya frente a frente, digo.

El señor Bennet supongo. Encantado. Soy Richard Turner. Tengo entendido que soy esperado.

Tras mis palabras, ambos nos estrechamos la mano. Y yo, tras mirar a ambos lados de la calle, me limito a añadir.

¿Pasamos al interior o esperamos a alguien mas?.

Sorprendes al señor Bennet en el momento de la presentación ya que estaba mirando hacia otro lado justo cuando te acercaste a él.

- Buenas noches señor Turner, es un placer conocerle en persona. Será mejor si esperamos fuera ya que los que espero que serán sus compañeros todavía no han llegado...

Luego mira tu maleta y te comenta:

- Espero que haya tenido un vuelo agradable y que su equipaje no haya sufrido ningún percance... 

Su forma de hablar tiene un deje que reconoces como natural de las antiguas colonias británicas de Oceanía, seguramente no haya nacido en las islas aunque ha vivido mucho tiempo en Londres ya que posee el acento típico de la ciudad, y ese acento lo conoces a la perfección.

Ningún problema en efecto.

Respondo yo con una levísima sonrisa de complicidad.

Tan solo tuve que presentar la credencial que me fue enviada delante de las autoridades aduaneras y pude pasar sin ningún tipo de contratiempo.

Tras decir esto, me sitúo al lado del señor Bennet evitando ser un obstáculo ante la puerta del local y echo un vistazo a mi reloj. Es la hora en punto. Por lo tanto, supongo que el resto de los citados, aparecerán mas o menos en breve. Mirando a Bennet, añado.

Vamos bien de tiempo, diría yo. Aunque teniendo en cuenta como esta el trafico en esta ciudad, quizá alguno de los citados acabe apareciendo con algo de retraso.

Booth había elegido su traje. Juddith tenía una forma de vestir muy partícular, pero ya que se trataba de una oferta de trabajo importante, lo mejor era causar buena impresión. Así se lo había dicho su compañero y ahora, amante ocasional. La joven doctora vestía un conjunto negro con blusa blanca y falda oscura por encima de las rodillas, con un abrigo negro a juego. Se había recogido el pelo con un moño y completaba su vestuario con un sombrero que Booth había insistido que llevase porque le daba un aire mucho más elegante.

Se despidió de él en el aeropuerto con un beso y el viaje desde Londres se le hizo insoportablemente aburrido. Se limitó a leer y a escuchar un poco de música, la primera clase estaba bien para viajes largos, pero en viajes cortos era demasiado sobria para su gusto.

Al llegar al café, encontró al señor Bennett, al que conocía por los periódicos, y a otro hombre que no conocía. Su fuerte nunca había sido la presentación y la socialización, quedar para tomar un café a esas horas no tenía ningún sentido para ella, pero era lo que la gente hacía cuando se reunía. Se tomaba un café aunque luego solo pidieran cerveza o wishky.

- Buenas tardes - dijo presentándose directamente al señor Bennet, ignorando (deliberadamente o no) al otro hombre. - Soy la doctora Juddith Brennan, supongo que usted es el señor Bennett.

El señor Bennet se gira y estrecha la mano a la Doctora Brennan.

- Encantado de conocerla señorita... - tras decirle esto se gira hacia Turner y se lo presenta a la doctora - ...le presento a Richard Turner, piloto condecorado de la RAF y con el que colaborará en esta misión ya que posee unas habilidades al alcance de unos pocos individuos en este planeta... - ahora mira a Tuner y le indica algo sobre la doctora- ...la doctora es una eminencia en el campo de la antropología forense y muy buena detective según tengo entendido...una "Sherlock Holmes"...

Bennet posee un acento británico aunque con un deje extraño característico de las colonias del Hemisferio Sur. Richard Turner en cambio posee acento londinense puro y duro. De momento los tres sois británicos. 

Tras la presentación Bennet mira su reloj y añade:

- Faltan dos individuos, uno de ellos reside en la ciudad y no debería de llegar tarde...el otro espero que no haya perdido el vuelo...

“Maldita sea, ya llego tarde”, me digo, mientras detengo el trote de forma abrupta. La lavadora ha vuelto a estropearse y la cocina se ha encharcado, así que he tenido que esperar al casero, porque Pablo, mi compañero de piso, tenía un examen final; además, el dueño de un almacén de telas de la calle me había citado justo este día para una entrevista para un puesto de dependiente; y para colmo, el transporte público está imposible.

Hay dos individuos distinguidos delante del café. No me animo a cambiar de acera. Me entretengo en un quiosco, observándolos. Yo juraría que uno de ellos es Bennett; Seoane me describió su aspecto por teléfono: “Se puede dar un aire a ese actor que trabaja con Almodóvar”.

Estoy sudando debajo del chubasquero azul oscuro. Me puse mis vaqueros más nuevos para acudir, tampoco es que tenga mucha más ropa entre la que elegir. La ayuda económica que Heracles me hizo se está agotando y me da vergüenza pedirles más. En retribución, quisiera poder serles útil ahora. Espero que el idioma no sea un problema, mis conocimientos de inglés están sepultados en la trastienda de mis inquietudes vitales.

Rafael Anguita Parrado, así consto ahora en mi DNI. No llevo muy bien esto de apellidarme como el líder de IU. Querían que me cambiase también el nombre, por Felipe, pero me negué; por Felipe no respondería ni a la de tres. Basta con que mi licenciatura en económicas haya perdido todo valor.

En Ponferrada no aguanté mucho, estaba demasiado cerca de casa; gracias al dependiente de un videoclub, me puse en contacto con Pablo Arenas, un estudiante de ingeniería agrónoma que buscaba un compañero en el barrio de Carabanchel.

Me apoyo en el paraguas, sin dejar de mirar a hurtadillas. Entonces, el del quiosco me pregunta si quiero algo, le respondo que no y me aparto. Esto me decide: “Mira, yo voy, pregunto y que sea lo que dios quiera”.

El semáforo se pone en verde y cruzo la calle. Una mujer muy bonita los acaba de abordar. Se están presentando. El pulso se me acelera con cada paso, hasta llegar a la altura de los tres. Carraspeo y ensayo con voz queda, interrumpiendo tal vez su conversación:
 

-Hello, good evening. Are you Edward Bennet?  
 

Un joven se presente al señor Bennet, habla inglés correctamente aunque su pronunciación tiene un claro deje castizo. Se nota que no es natural de las islas, al parecer es español. El primero del grupo que estáis formando. 

El señor Bennet sonríe y le estrecha la mano mientras dice en un correcto castellano:

- Encantado de verle señor Anguita, espero que esté disfrutando de la vida en la capital...esperemos unos instantes ya que el último integrante del equipo está a punto de llegar... - dice misteriosamente

El capitán Alan Foster no tenía nada de frío a pesar de las bajas temperaturas, estar a 3 grados era para él un juego de niños. Sólo llevaba algunas horas en España. Al contrario que el Inglés Richard Turner, al americano le había costado dios y ayuda entrar a aquel pequeño país sin ser detectado; y es que desde lo ocurrido en los bosques de Alaska siempre andaba escondido, teniendo que mantenerse completamente alerta para que las agencias "especiales" de medio mundo no se le echaran encima, lo cual no era nada fácil.
Por suerte aún tenía amigos en los que podía confiar, estos le habían proporcionado algunos pasaportes falsos, con los que le sería mucho más facil moverse por todo el mundo. Ese mismo día había llegado en un carguero procedente de Argentina a La Coruña, incluso había ganado algún dinero trabajando como tripulante, había alquilado un coche que dejó en una agencia madrileña y se había dirigido a su cita con Bennet.
Cuando llegó, una vez más saltó su sentido de alerta , ultimamente más desarrollado de lo normal, allí había un tipo exactamente con la misma pinta que los que le buscaban. Sin duda era Inglés, con la barba perfectamente recortada y aspecto de agente secreto. También les acompañaba una atractiva señorita y un hombre que ahora acababa de llegar, aunque tratandose de Bennet dudaba mucho que se tratara de una trampa, así que se dirigió a ellos. Vestía como casi siempre, ropa deportiva de alta especialización en montaña, botas de trekking que eran más adecuadas para estar en la cima de algún 3.000 que para ir por la ciudad, cortavientos que valía una dineral ... cualquiera que lo viera pensaría que se trataba de un deportista de alto nivel, si no fuera por el eterno cigarrillo de su boca, que tiró con gesto experto al llegar a la altura de los dos hombres.

-¿El vuelo? No he venido lo que se dice volando la verdad ... Buenas noches ...- dijo al oir el final de la convesación, con la sonrisa de la que casi siempre hacía gala y a la vez que les ofrecía la mano -Soy el capitán Alan Foster- Alan solía caer bien a la gente, su actitud, siempre dispuesto a aportar cosas, su agudo sentido del humor, su saludable aspecto y su sonrisa hacían que rara vez tuvieran reticencias. -Así que piloto de la RAF y forense ... debo confesarles que cuando los he visto he creido que eran agentes del servicio secreto de su majestad, ¿ todos ingleses menos usted verdad? ...- acabó con franqueza sin decir que era norteamericano, no hacía ninguna falta, era evidente.
 

El recién llegado habla inglés con acento norteamericano, nadie tiene duda sobre ello aunque Rafael no logra entenderlo del todo. Es el problema de que su inglés no tenga el nivel alto.

El señor Bennet se gira hacia el último integrante del grupo. Sonríe al verlo y le contesta:

-  Espero que su viaje haya sido agradable, viajar en un carguero desde el puerto de Buenos Aires no suele ser uno de las mejores formas de viajar... - luego se gira hacia el resto y presenta a los recién llegados - ..aquí tienen a los últimos integrantes del grupo...Alan Foster, miembro de los US Rangers...y por último a Rafael Anguita, una de nuestras últimas incorporaciones...

Mira al local y ve que está prácticamente vacío así que os insta a entrar:

- Señores y señorita...si no les importa me gustaría entrar y explicares el por qué de esta reunión...es posible que tengamos una última visita pero esta persona prefiere reunirse con nosotros en el interior del local y a ser posible lejos de miradas ajenas...si me siguen por favor...

Abre la puerta en el local y se acerca a un camarero, le susurra algo y este os guía hasta un reservado que al parecer ya había apalabrado el señor Bennet. Luego el camarero os toma nota de lo que queráis tomar y se marcha.

- Ahora que gozamos de algo de intimidad me gustaría comentarles que es un placer contar con ustedes para este trabajo. Cada uno de ustedes posee unas características que los hacen ideales para esta misión y aunque les parezca sencilla tenemos motivos para creer que puede tratarse de un asunto muy serio y que muchas vidas corran peligro si no evaluamos correctamente la amenaza y sobre todo si llegado el caso no le ponemos fin...

Hace una pausa y os pregunta:

- ¿Alguna duda antes de empezar a comentaros los pormenores del trabajo?

Juddith se sentía un poco confusa, de pronto ella, una reputada antropóloga forense, estaba rodeada de militares. Cuando se sentaron en el reservado la mujer no pidió nada para beber (mucho menos un café a las horas que eran) y carraspeó un poco antes de hablar.

- Señor Bennet, no veo en qué puede necesitar de mi capacidad intelectual junto a dos pilotos militares y un marine, teniendo en cuenta que no se recibe la misma educación en el ejército. Y respecto a lo que soy como Sherlock Holmes, debo decirle que no sé tocar el violín, ni soy adicta a la cocaína, y tampoco tengo su capacidad de deducción y lógica.

- Siento si la he molestado con mi comentario, no era mi intención importunarla...pero considero que los informes que poseemos de su capacidad de deducción en las escenas del crimen son similares a las empleadas por el personaje creado por el gran Sir Arthur Conan Doyle... - se explica el señor Bennet a modo de disculpa - ...y aunque piense que está fuera de lugar verá en cuanto les comente los pormenores que está justo donde queríamos que estuviese...

Mira al resto y les pregunta:

- ¿Alguno se siente fuera de lugar también? Les hemos elegido porque poseen habilidades o conocimientos útiles para el trabajo que nos acaban de encargar. Al señor Foster lo habíamos avisado para otro trabajo pero como pueden ver ha tardado demasiado tiempo en llegar a bordo del carguero argentino en el que viajó así que lo hemos asignado a este ya que sus habilidades al aire libre son realmente interesantes para una misión en las tierras del norte de la península Ibérica...

Hace una pausa y añade a modo de pregunta:

- ¿Conocen ustedes Galicia?

Alan no tenía dudas sobre sobre su idoneidad para realizar la misión, pero si sobre su seguridad al realizar la misma y de la discreción de Bennet y sus nuevos compañeros ... ¿Galicia?¿Eso no era de donde él venía? después de la paliza de coche, el comentario le hizo gracia -¿No me diga que tengo que volver a meterme cinco horas en ese coche frances? Rió haciendo referencia al Renault sin potencia que le habían alquilado -¿Quién va a enterarse de todo esto?, ya conoce en que situación me encuentro señor Bennet ...-

- Sobre su situación no se preocupe, tenemos ese asunto más que controlado y realmente estamos a punto de librarle de cierto incordio... - dice misteriosamente aunque Foster entiende perfectamente de qué asunto habla - ...sobre el viaje no lo harán en coche, necesitamos que descansen y hemos preparado un vagón-cama en un tren que los llevará desde Madrid a la ciudad de Lugo...

Al oir aquello, Alan no tardó en contestar en el mismo tono de broma -Entonces me apuntó- La verdad es que se moría de ganas por tener una misión que llevar a cabo, ya que había estado un tiempo en el dique seco. Necesitaba canalizar su energia, tener un objetivo y concentrarse en una tarea peligrosa que no fuera escalar por puro divertimento.

Una vez que el grupo esta reunido, en silencio, me dedico a examinar a mis futuros compañeros de trabajo preguntandome cuales serán sus talentos particulares. Pues por lo que a mi respecta, cualquiera de ellos podría resultar tan llamativo como yo en determinada circunstancias.

Entramos finalmente en el local, yo el ultimo de todos y una vez que nos hemos acomodado en el reservado en donde gozamos de cierto grado de intimidad, escucho a los presentes mientras me dedico a disfrutar del café que he pedido, solo y sin azucar, naturalmente.

Continuo con mi examen y no puedo evitar arquear levemente una ceja al escuchar las circunstancias particulares del norteamericano en el curso de su viaje. ¿Un carguero?. Buen intento de pasar desapercibido.

También examino al joven español que se nos ha unido tratando de calibrar sus posibles "capacidades". Pero a simple vista, parece una persona totalmente normal. Claro que yo no soy el mas capacitado precisamente, para juzgar eso.

Por supuesto, me he fijado en mi espectacular compatriota. Y me ha resultado llamativo que no parezca tener claro el motivo para su requerimiento. Algo que, de momento, si que parecen aceptar mis otros dos compañeros.

Carraspeo levemente tras indicar el señor Bennet cual sera nuestro destino y tras un sorbo a mi taza de café, la cual deposito en la mesita que ocupa el centro del reservado, digo.

¿Lugo, Galicia?. Extraño sin duda. Disculpe, señor Bennet, pero realmente, el medio de transporte para llegar a destino, no me interesa en exceso. Digamos que podría llegar hasta allí por mis propios medios en un tiempo no excesivamente largo.

En cambio, el motivo para esta reunión, al menos por mi parte, si que me resulta curioso.

Miro al rostro a Bennet, teniendo muy presente quienes son sus patrones.

Por lo que tengo entendido, su grupo, Prometheus, esta mas que capacitado para permitirse el reclutamiento de personas con los talentos necesarios para resolver cualquier tipo de circunstancia. Y como deduzco que no es mi historial militar la causa de mi aparición aquí, quisiera saber algo sobre esas circunstancias.

- El medio de transporte es importante señor Turner, en un principio no deberían de llamar la atención y menos en este asunto...la discreción es de vital importancia...y créame aunque le parezca atrasado este país puede sorprenderse de la precisión de algunos de sus radares...

El señor Bennet permanece serio mientras saca una libreta. Parece que tiene los datos de la misión en ella. Le echáis un vistazo y veis que está en clave. Es una buena forma de guardar los secretos disimuladamente. Parece repasar sus notas durante un instante para tenerlas frescas en su memoria y luego os explica.

- Sobre el asunto que nos llevó a pretender contratarles ha sido el siguiente...durante los dos últimos meses se han producido una serie de asesinatos en la provincia de Lugo...normalmente pensaríamos que es un asunto del que la policía nacional de este país se podría encargar pero tras recibir cierta información hemos preferido echarle un vistazo al asunto...y debido a ello les hemos llamado a ustedes...y les aseguro que cada una de sus cualidades están más que justificadas... 

Pasa una hoja de la libreta y añade:

- En unos minutos se unirá a nosotros la persona que nos facilitó cierta información...espero que se comporten adecuadamente con él... - mira a Rafael y prosigue - ...ya que es de vital importancia para nosotros que podamos colaborar con él...es un contacto que nos abriría muchas puertas...

Esta persona debe ser alguien realmente poderoso para preocuparse de que nadie lo importunara. ¿Por qué miraría a Rafael en ese momento?

Estaba asintiendo, haciendo ver que seguía la conversación, cuando me he percatado de que Bennet reparaba en mí de un modo especial. La sorpresa me enciende el rostro, y como me parece que me está exigiendo una inteligencia, frunzo el ceño y trato de imaginar quién pueda ser esa persona.

 Termino por retreparme en la silla, un poco inquieto, y entrecruzo los dedos sobre mi regazo. Me muerdo el labio inferior y ladeo la cabeza, esforzándome en visualizar, cuando una sospecha fulminante me hala de los párpados.  

Ya he podido colegir que el americano no tiene otra que aceptar el trabajo, y es muy probable que los dos ingleses también estén comprometidos, pese a darse ese aire de suficiencia. Pero, ¿no tiene límites Prometheus, si es capaz de aliarse con adversarios potenciales?

Se me ensombrece el semblante, no puedo evitarlo. No le pregunto al respecto, para salir de dudas, sino que me desvío hacia una cuestión accidental:

-¿Y cuándo saldría ese tren?

- Saldrá sobre las doce y media de la noche... - dice Edward pero en ese momento calla y se levanta para saludar a un hombre que se dirige hacia vosotros.

Es un hombre atractivo, con barba de un par de días y vestido con un elegante aunque discreto traje de color oscuro, lleva una bufanda de color gris al cuello que se quita a medida que se va acercando a vosotros.

Antes de estrechar la mano del inglés mira un par de veces a su alrededor como si pensara que alguien podía seguirlo. Luego se sienta de cara a la puerta para poder ver quién entra y sale del local. Edward se sienta a su lado y os lo presenta:

- Señores y señorita...este es nuestro cliente...el señor Jaime Torrens...puede que no les suene quién es pero al señor Anguita es probable que sí...

Os saluda con un buenas noches y una leve sonrisa.