Partida Rol por web

Foster empieza a estar desesperado y coge el walkie que lleva consigo y empieza a emitir usando el ruido de la estática en código morse común intentando que alguien lo escuche.

- Judith...no vayas con ellos...podemos defendernos y ganar tiempo. Sólo hay que asegurar mejor el acceso al primer piso. Si le prenden fuego la piedra se lo va poner difícil...busca toallas o ropa para mojar y sobre todo cubos o tinas...abre todos los grifos y provoca una inundación...eso nos ayudará a ganar tiempo...

La idea del americano no es mala aunque parece algo desesperada. Pero la situación es desesperada.

      Al pensar en todos los esfuerzos que debi tomar en el pasado para mantener mi identidad en secreto, y ver la escasa discrección de los agentes españoles, no pude por menos que suspirar y agradecer por dentro estar con un grupo más serio... Poco después, al escuchar el sonido en la radio, me concentré con atención... no era un experto en código morse, pero habia ido algunas veces al cine, y por mis muertos que el sonidito ese me era familiar...

O eso es un S.O.S, o yo necesito revisarme el oido... - miré a mi compañero con una media sonrisa - Puede que al fin y al cabo si que sean nuestros compañeros, y que necesiten nuestra ayuda... ¿A lo bruto como la última vez, o lo planificamos un poco?

Parecía que nuevamente estábamos solos en esto, algo que empezaba a ser habitual. Tras echar un vistazo escuchamos una señal en código morse. Nos habían instruido sobre ellas en la agencia M, pero yo era de los que no solía atender demasiado, así que me contenté con pensar que era una señal SOS.

- Soy un animal, pero nosotros también tenemos nuestras estrategias - le dije ami compañero guiñándole un ojo - ¿Tienes algo en mente?

      Aun con la sonrisa en el rostro, valoré nuestras opciones y, dándome cuenta de lo poco que sabiamos, y de que por la señal recibida era evidente que habia poco tiempo, sólo se me ocurrió un plan... como siempre, un plan arriesgado y simple. Comenzaba a pensar que iba a necesitar llevar conmigo a un buen estratega cada vez que salia.

Acerquemonos en coche a esos militares fingiendo ser civiles desorientados, yo "alucinaré" con sus armas y trataré de emplear mis poderes para, mientras les explicas que necesitamos llegar a casa de mi pobre madre moribunda, anular los percutores de los fusiles. Es simplemente para reducir riesgos, sin duda noquearles será sencillo para ti, pero asi, si tengo éxito, nos evitamos que den la alarma con un disparo.

Los hombres armados siguen al lado de los coches sin moverse. Seguramente os vean llegar de lejos, lo que es una ventaja para no ponerlos demasiado nerviosos.

      El coche se aproximaba lentamente a la posición de los "agentes" armados, que no tardaron en detectarnos. El conductor, informado del plan, fue reduciendo lentamente hasta detenerse a poca distancia de ellos, y ya desde el coche y antes de que reaccionasen yo me concentraba en mi interpretación. Miré sus armas con lo que consideraba aspecto sorprendido y ligeramente asustado y comencé a concentrar mis poderes...

Venga Sócrates... entretenles un poco anda.

Algo en tu radar psíquico te alarma...notas una especie de mareo. Algo ha perturbado tu campo mental, notas dos presencias. Dos jugadores más se han unido a la partida y se acercan a la casa. No sabes si son buenos o malos, pero una pequeña llama de esperanza se ilumina en ti. Puede que los refuerzos que Seoane había llamado estén llegado y hayan detectado a los rusos, eso significa que podréis salir con vida de ahí. Lo único que debéis hacer es aguantar y esperar a que la caballería llegue. La idea de Foster ya no te parece tan mala...

Tenía que interpretar un papel, pero quizás uno que no me quedase muy lejano o no fuese muy difícil. Había vivido gran parte de mi vida en el campo, no había tenido otra infancia que no fuese rural, por lo que conocía la idiosincrasia de zonas fuera de las grandes urbes, ¿qué mejor que eso?

Mientras llegábamos a la zona decidí "arremangarme" la camisa, desabotonar un par de botones para dejar el pecho al descubierto y despeinarme un poco. No sabía muy bien hacer el acento gallego, así que cuando llegamos a la altura de los guardias usé el mio propio, el andaluz, pero un 'poco' exagerado.

Bajé la ventanilla justo cuando estábamos ya muy cerca... y comencé a hablar.

- A las buenas tardes tengan ustés! - dije de una forma bastante pueblerina - Ofú que fresquito hase por estas tierras del norte, que yo nunca jabía estao por aqui, oyes. - Tras esto señalé a mi acompañante, a Fulmen, con un rápido gesto en la cabeza, hablaba rápido, para que no pudiesen interrumpirme - Estamos buscando la casa de aquí la tía de mi amigo, que el pobre la verdad lo está pasando máh. Porque miren ustés, su tía es como una mae pa er y sus hermanos que los cuido munxo de chiquiticos, pero ar finar se fueron pal sur, con er pae de mi amigo que era de allí de Jaén de to la vida del señor y aro.. la tierra tira ustés saben.. . En fines, que ahora sa enterao de que su tía está mu máh, dios la tenga en cuidao, y aro mi amigo está que no se cabe en el pellejo de llegar a tiempo pa poder darle una despedía como esa santa muher se merese - En estas abrí la puerta del coche haciendo ademán de bajarme, pausadamente - Pero er poblema es que tamos mas perdíos que Adán en el día de la Madre - solté una risotada - ¿No sabrán ustés indicarnos o ayuarnos de alguna manera? - Miré de nuevo a Fulmen y puse carita de cordero degollao.. - Er pobre ta esho cachos

Esperaba que toda aquella retahíla estuviese sirviendo para ganar tiempo... a pesado no me ganaba nadie, lo tenía claro, pero también era cierto que los hombres de seguridad no solían ser demasiado pacientes ni amables con desconocidos, aunque quizás a aquellos les interesase mantenerse discretos. ¿Estaría Fulmen consiguiendo algo? No quedaba otra.. sino mi tarea sería un poco mas arriesgada con aquellas armas.

Me atusé el bigote y mostré una gran sonrisa, saqué el paquete de tabaco y ofrecí mientras me encendía uno y esperaba una respuesta.

Judith pensaba deprisa, pero el tiempo avanzaba tan lento que le causaba dolor de cabeza. Sus cálculos no servían de nada, igual que todo su conocimiento adquirido. Nada la había preparado para una situación así. Pero tenía que existir algo, tenía que existir alguna referencia de entre todo lo que había leído que pudiera serle de utilidad. ¿Qué hicieron las tribus indígenas cuando los conquistadores quisieron arrojarlos de sus hogares? ¿Que hacían los animales cuando los cazadores quemaban sus cuevas sus bosques? ¿Hacía dónde iban las ratas cuando se hundía el banco? Algo, tenía que haber algo.

Pero no encontró nada y eso la frustró mucho.

- ¡Foster! - levantó la voz, de pura desesperación. Juddith no acostumbraba a perder los nervios. - Si dejamos que prendan fuego a la casa, que es de piedra, lo más probable es que esto se convierta en un horno y muramos abrasados como un trozo de pan. Da igual que inundemos la casa, el agua no apagará el fuego ni mitigará el calor, la temperatura subirá lo bastante deprisa como para conseguir que esto se convierta en una olla de cocido - no habituaba a utilizar referencias tan vulgares, pero esperaba que el soldado entendiera que no tenían otra. - No te preocupes por mi, maldita sea, dejame hacer esto antes de que sea demasiado tarde... Mierda - se secó las lágrimas con la mano. - ¿Qué es eso? Joder, tenemos visita...

¿Alguien más? Esperaba que no fuera de los rusos. Trató de leer la mente de Iván otra vez, pero no conseguía nada, solo sentir más dolor de cabeza. Si seguía sin responderle al ruso, se iba a poner nervioso...

- Voy a bajar, Foster, no puedo seguir esperando a que nos rescaten ni ganar tiempo, nadie va a venir a ayudarnos...

Los hombres armados os miran con curiosidad y nerviosismo pero tras ver las "pintas" de Sócrates parecen algo más confiados ya que ambos alejan el dedo del gatillo de sus fusiles. Observan el vehículo medio minutos y parecen estar tranquilos al ver que no tiene ninguna insignia que delate procedencia militar ni policial. 

Sócrates les suelta toda esa retahíla pero parecen no entender mucho. Es posible que no dominen el idioma y menos entiendan a una persona con acento andaluz. Uno de ellos le hace gesto al otro que se acerca al coche, abre la puerta se sienta en el asiento y coge la emisora. Parece que van a preguntar al que mande qué hacer con vosotros dos. Ahora sólo tenéis a uno de cara y el otro está de espaldas a vosotros hablando en el coche. 

El que se queda con vosotros os sigue mirando aunque baja el arma y ahora apunta al suelo, no parece teneros tanto miedo. Está situado a un par de pies de distancia de la puerta del coche. Os bajáis del coche durante la charla de Sócrates, el que queda da un par de pasos atrás pero sigue pareciendo tranquilo.

Ahora tenéis ventaja numérica y encima uno de ellos está dentro de una estructura metálica. Estáis en perfectas condiciones para neutralizarlos....

La mente de Iván permanece alejada de tus poderes, aunque puedes ver que en la lejanía hay dos hombres que mostraban temor mientras se acercaban dos individuos. Aunque ahora parecen más tranquilos.

Si te decides a bajar sabes que en cuanto te capturen matarán a Foster, es americano y un enemigo para ellos. Pero solo quedan dos opciones: bajar y entregarte o quedarte con Foster y resistir lo posible.

Ninguna de las dos os garantiza la seguridad, pero una de ellas garantiza la tuya. Al fin y al cabo entregarte es puro instinto de supervivencia.

Foster guarda silencio ante lo que parece ser tu rendición, y decide cargar de munición su M1911 y la ballesta. Luchará hasta las últimas consecuencias, es un soldado y lo lleva en su sangre.

Agaché la cabeza para encenderme el cigarrillo. Quién hubiese mirado en aquél momento bajo mis gafas de sol quizás hubiese visto el brillo de la duda en mis ojos. Teníamos ventaja numérica ahora mismo, y el factor sorpresa podía haber funcionado, pero el otro tipo estaba hablando por la radio y eso podía suponer refuerzos con velocidad.

Pero... quizás en la radio encontrasen peores problemas, cómo que les ordenasen eliminarlos, que les dieran una identificación positiva..y muchas incógnitas más. Así que la duda en mis ojos duró apenas un instante. Las oportunidades han estado siempre ahí para aprovecharlas y nunca fui de los que se piensan las cosas demasiado.

- A caballo regalao.. no le mire er diente - dije en voz baja mientras me encendía el cigarro y continuando con el acento. Sólo quería que el tipo de la pistola diera un paso adelante para escucharme. Pero apenas le dí tiempo a nada, ya que aprovechando mi velocidad me lancé cuál jaguar saltando de un árbol hacía su presa. Mis puños hacía su rostro y las rodillas dobladas, a la altura del pecho, para impedir que pudiese levantar el arma..

      Me habia concentrado mientras Sócrates hacia de las suyas... esperaba que hubiese funcionado, pero al ver cómo uno de los tipos se dirigia hacia el vehiculo y parecia dispuesto a emplear una radio, mi concentración se rompió... no podia verificar si lo habia logrado, solo podia esperar que si e impedir que el tipo avisase.

      Me bajé del coche y vi cómo mi compañero se abalanzaba sobre el hombre que quedó junto a él, asique sin pensarlo dos veces apunté mis manos directamente hacia el otro tipo, esperando que el metal del coche no supusiese un gran obstáculo ante un rayo de alta potencia.

Sócrates se lanza contra el que tiene más cerca incapacitándolo al golpear con ambos puños en el pecho y posteriormente caerle con las rodillas. El golpe que el pobre hombre que se da contra el suelo lo deja automáticamente inconsciente. No se esperaba el ataque...

Su compañero se da cuenta de que algo va mal y se prepara para salir del coche pero Esteban está más rápido y lanza un rayo de energía eléctrica contra el vehículo, el rayo impacta en el hombre a través del metal y lo veis retorcerse unos segundos hasta caer al suelo aparentemente inconsciente aunque es probable que su corazón haya dejado de latir. De paso podéis observar como la emisora de radio ha quedado inutilizada ya que saltan chispas de ellas.

Dos hombres menos y el camino despejado. El resto está alrededor de la casa y no queda a mucha distancia pero hay más y seguramente no tan crédulos.

Notas que dos mentes se apagan al acercarse otras dos, notas sentir un destello de energía aunque no podrías saber qué es o qué significa. Lo único que sacas es que dos rusos aparentemente han caído...

- Lástima lo de la radio - dije acercándome al coche para echar un vistazo - Quizás nos hubiese servido de ayuda. En fin, hemos hecho nuestra apuesta.. tenemos que seguir adelante compañero - Me agaché y cogí uno de los subfusiles que portaban los caídos soldados. Me lo colgué en el hombro y miré ami pareja en aquél baile.

- Seguramente estemos en desventaja numérica, pero aún no nos esperan. Tendremos que llamar su atención en algún lugar.. y atacar por otro - Hice una pausa y sonreí, cogí el cigarrillo que había encendido, que estaba en el suelo apagado.. lo limpié un poco y lo encendí - Pero antes me terminaré el pitillo

En mi mente había varias ideas, así como incógnitas. No sabíamos cuantos hombres habría y a qué nos enfrentábamos.. pero tenía un plan en mente. La idea de la distracción me gustaba, sólo había que poner una buena piedra en el acelerador del coche y algo que lo hiciese saltar por los aires... aunque esta era la parte complicada.

Juddith sacó el cargador de su pistola y contó las balas. La mirada de Foster le produjo una sensación muy dolorosa, haciéndola sentir culpable de abandonarlo a su suerte. No entendía que no quería dejarle morir, sino todo lo contrario, ganar tiempo para él, para ver si realmente llegaba la ayuda. Pero si quemaban la casa con ellos dentro, no tendrían opciones de reducir el número de enemigos, solo morir abrasados. ¿Qué haría Booth en su situación? Se preguntó. No se había planteado nunca pensar como él, pero ahora era un buen momento.

Supo la respuesta de inmediato: él nunca abandonaría a un compañero.

Así que Juddith miró a Foster, cargó otra vez la pistola y sacudió la cabeza.

- Es una mala idea...

      Solucionado el problema inmediato, me permití sonreir al ver cómo mi compañero recogia el subfusil y el pitillo. No sabia con certeza si habia logrado inutilizar el arma, pero tampoco podiamos comprobarlo sin arriesgarnos a atraer atenciones indeseadas...

¿Para qué quieres el arma? Es muy probable que no funcione - señalé, mientras sacaba y encendia otro cigarrillo para mi - Tu fuerza bruta y tus poderes deberian servir. No acabo de entender cómo funcionan esos poderes tuyos, pero, ¿crees que alguno de tus amigos emplumados podria espiar por nosotros y darnos información?

Miré ami compañero y esbocé una sonrisa, tenía el cigarro a un lado de la boca, estaba medio doblado y no parecía que tirase mucho, pero el humo que salió de mi boca dejaba claro que aún servía. Miré después ami alrededor, no sabíamos a que nos enfrentábamos, ni teníamos consciencia de la zona.. así que mis emplumados amigos, cómo habían dicho mis compañeros, eran una opción. Aunque yo mismo tenía vista de pájaro..lo cierto es que aún no podía volar.

-Me debo ami público, compañero - le dije sonriendo - Si lo que quieres es un emplumado amigo.. puedo ver que podemos hacer - mientras terminaba de hablar mi mente ya estaba concentrada en buscar algún pájaro en los alrededores.. uno que nos diese ojos allí donde no podíamos ver.

Sócrates logra convocar a un pájaro en su presencia, ha tenido suerte ya que ha logrado llamar a un cuervo de tamaño medio y no tienen una mala vista (por lo menos para objetos vistosos).

Es un ave bastante inteligente por lo que podría sacar una información más que decente de la situación. Se posa en el suelo cerca de Sócrates esperando las órdenes concretas de qué debe hacer.