Partida Rol por web

De pronto el suelo tiembla en la calle de enfrente al portal donde os encontráis...las tuberías de electricidad y agua quedan al descubierto y en ese momento escucháis un grito salido de la garganta del mismísimo diablo. Del socavón sale un hombre...o eso fue alguna vez...

Su cuerpo parece estar compuesto de partes de otros...su olor putrefacto mezclado con el asqueroso aroma del alcantarillado se nota a leguas. Os mira desde la distancia y sonríe maliciosamente...puede que hayáis conocido al Verdugo.

-Seoane, tío... -alcanzo a responder por el walkie. -Creo que me lo he hecho encima... ¡El verdugo, está aquí!

Mis ojos se clavaron en aquél extraño ser. Había visto muchos mutantes de diferentes formas, pero aquél no se parecía a ninguno de ellos. ¿Sería el verdugo? .. ¿Para qué quería tantos poderes si iba a tener ese aspecto?... Estaba claro que no se había mirado en un espejo hacía tiempo.

Con la sorpresa, la doctora dio un paso atrás y cayó de culo contra el pavimento, sintiendo un dolor de cabeza persistente.

-Oh, no... - gimió alejándose a rastras de aquella cosa-. Hay alguien más, se acercan a nosotros... están por todas partes...

La doctora Brennan y Rafael logran evitar la sorpresa de ver un cadáver aparentemente descuartizado andando y no retroceden. En cambio Sócrates nota en su piel un miedo primordial, algo instintivo que le lleva a alejarse de semejante especimen humano. Da un paso atrás aunque se mantiene en su sitio, Esteban en cambio retrocede temeroso y parece querer esconderse al ver tal horrenda efigie.

El ser golpea una tubería y el agua empieza a saltar, coge unos cables eléctricos y los rompe con una facilidad pasmosa provocando un gran chispazo y un apagón en la mayor parte del pueblo...por suerte algunas farolas parecen permanecer encendidas...

- Rafael acabo de ver el apagón en vuestra zona ¿estáis bien? Katrina y yo vamos hacia vosotros...Foster se queda cubriendo la zona...por si aparecen agentes de Kalinin...sigo sin ver presencia enemiga...¿veis algo además de al Verdugo? - te pregunta con la respiración entrecortada ya que ha empezado a descender del edificio para dirigirse hacia vuestra posición. - ...estamos ahí en un par de minutos...no os arriesguéis...

-Ha sido el monstruo el que ha provocado el apagón -contesto. -Pero no cuenta con mi visión penetrante… Lo tenemos encima, Seoane. Parece indestructible. Tenemos que actuar.

Con la doctora arrastrándose sobre el pompis, Sócrates trocando su gruñido en maullido y el otro tipo buscando parapeto, el dedo de Dios me designa para orquestarnos:

-Doctora, Sócrates, regresad al edificio, ocultaos. Brennan, ve recuperando el aliento; sé que puedes hacerlo, derrítele las meninges en cuanto estés lista. Fulmen, vuelve a subir al auto, arráncalo y estréllalo contra el tipo si no hay otra salida. Yo voy a atraer su atención. Puedo verlo.

Sin mucha idea de lo que voy a hacer a continuación, realizo un salto acrobático y aterrizo en mitad de su pista. Recojo un trozo del pavimento y se lo arrojo a la cara, comprometiéndolo:

-¡Dichosos los ojos, tovarich! Desde que los soviéticos se dejaron la puerta de la perrera abierta, nos tenías preocupadísimos. ¡Y con razón: vuelves hecho un cromo!

La lengua lleva puesto el piloto automático, mientras que yo estoy concentrándome en esquivar cualquier arranque de su furia.

El ser sale poco a poco del agujero que acaba de producir y os mira fijamente, en su cara se dibuja una mueca que parece ser una sonrisa. Sus ojos están inyectados en sangre y parecen ansiar más líquido vital. Cierra los puños y notáis el crujir de sus dedos cerrándose.

Se planta delante de Rafael y parece estudiar al mutante español mientras que este aprovecha para lanzarle un trozo de pavimento a su cara. Este se rompe en varios pedazos y hace recular un par de metros al ser que sacude la cabeza y cambia su cara...ya no parece "feliz"...ahora su furia empieza a inundar su cuerpo...

-¡Dudo mucho que esta cosa tenga meninges! -chilló a Rafael, como si él tuviera la culpa de que un monstruo cosido hubiese aparecido de la nada. Terminó de retroceder y se metió bajo un portal cercano. Necesitó de toda su concentración para estudiar la situación, ¿sería capaz de leer la mente de aquella cosa y derribarle por la fuerza? Ya lo hizo una vez, tendría que volver a hacerlo.

Permanecí en mi sitio, no podía moverme, un miedo visceral se había apoderado de mi. Era la desventaja de tener instintos animales, a veces se sentía esa necesidad de supervivencia, sin tener en cuenta la valentía propia, o la falta de ella en otros casos.

Sin embargo, no salí huyendo, me quedé allí, junto a la doctora, un paso por detrás de mi compañero lagartijero y superando mi temor.

-Ok, a lo mejor no tiene meninges, ¡pero costuras, unas cuantas! –le replico a la doctora, cómo no.

De nuevo toca saltar, contorsionarme en el aire entre esas zarpas suyas, las chispas y los salpicones de agua, y tratar de encaramarme a su chepa. Sé que no es la mejor idea del mundo, pero, ¡eh, el mundo está en peligro y todo eso!

El ataque de Rafael no llega a lograr su objetivo, el ser logra esquivar el poderoso y ágil salto. Rafael aterriza perfectamente a unos metros de distancia por detrás del ser que no parece prestarle atención, como si Rafael fuera nada más que una rana...

Avanza sin duda hacia el portal, parece que hay algo en ese sitio que le llama poderosamente la atención...

Trabajar bajo presión no era algo que se le diera bien, y menos en una situación de riesgo como esta. Rafael y la criatura se enzarzaron, pero esta decidió que había algo de mayor interés para él: ella. ¿Por qué ella? Porque poseía una inteligencia muy superior, sin duda. Pero de nada servía ser muy listo cuando un monstruo venía a por tí.

-Creo que soy su objetivo principal...

Así que se apartó del portal, tratando de escapar a un lado.

El Verdugo se frota mentalmente las manos, aquí hay cosas muy apetitosas. Pese al peligro que representan, también son ganancias potenciales que harían que su poder diera un "salto adelante" que sólo se consigue en momentos de crisis, de guerra, de caos. Sí, eso es lo que es, una guerra. Y el Verdugo es el emboscador. Pero de momento se las tienen que ver con su Discípulo, lo que seguramente ya les suponga un reto nada sencillo. Y mientras tanto el Verdugo se adentra en el edificio en busca de su nuevo poder, poder cuyo depositario no resulta importante. No presentará batalla, no, el Verdugo entrará sigilosamente, colándose por su propia ventana...

-Qué bien lo he hecho –resoplo, antes de girarme y descubrir alarmado que avanza en la dirección de la doctora. -¡El monstruo no es tonto! ¡Le ha puesto el ojo a la chica guapa!

Ladrar ironías es lo único que puedo hacer, porque ni en sueños podría impedírselo ahora.