Partida Rol por web

Es posible que alguien nos haya visto acercarnos, ten cuidado Felnir.

Isval se rascó la barba, preocupado por el ominoso silencio que reinaba en el pecio. Miró a Felnir.

- Por mí de acuerdo, lo del silencio no es lo mío, y creo que este es un buen momento para usarlo de abrigo.

Hollis observa con preocupación a Felnir. Ha estado callado todo este tiempo, ya que se siente un poco inseguro con la misión y no quiere que el resto se den cuenta y se mofen de él. Pero Felnir es su mejor amigo, y el ver cómo se lanza el primero a la cubierta del bote hace que Hollis recupere un poco de la impetuosidad que le caracteriza.

No, Felnir, subiré yo.

Tras esto, y antes de que nadie pueda reaccionar, Hollis se mueve rápidamente, lanza la cuerda con un grácil movimiento y empieza a trepar por ella con la velocidad que le caracteriza.

Ansioso por subir antes que nadie y así demostrar su valía, Hollis lanza un cuerda e intenta subir al barco. Sin embargo, las prisas no son buenas consejeras, y su impetuosidad hace que fracase en su empeño...

Felnir miró a su amigo Hollis condescendientemente con una media sonrisa

-Déjame , amigo

 Asió con fuerza y agilidad la cuerda y comenzó a trepar ágil  y silenciosamente hacia la cubierta

Antes de que Felnir comenzase a subir Tyl se le acercó y le comento en voz baja al tiempo que le apretaba con la mano el hombro:

Ten cuidado y al mas mínimo indicio de problemas avisa y estaremos junto a ti como relámpagos

El intento de Hollis tropieza con el limo resbaladizo que cubre parte del casc, haciendo que piera pie y acabe en el agua, afortunadamente cerca de la barca, per empapando entre otras cosas su antorcha. Además, claro, del ruido que ha hecho.

Tras unos segundos de tensión, Felnir en cambio logra subir hasta la borda, tomándose las cosas con más calma y auqnue despacio, logra llegar hasta arriba sin sobresaltos y sin escándalos. Desaparece tras de la barandilla.

La parte superior del barco está en buen estado, pero vacía. Hay una cubierta principal con dos mástiles y entre ellos las grandes puertas de la trampilla de carga a la bodega, además de un par de trampillas más pequeñas para el descenso de la tripulación. A proa y popa, dos castillos, el segundo más grande, con sendas entradas y escaleras para subir a la pequeña cubierta sobre cada uno de ellos.

Y silencio, un silencio oscuro enrmarcado sólo por el quejido de las cuerdas del velamen, que nadie se detuvo a recoger adecuadamente.

Hollis, empapado y humillado, trepa hasta la barca en la que aún siguen sus compañeros mientras trata de evitar sus miradas.

Felnir esperó a la aparición de Hollis en la cubierta y miró al resto mientras señalaba el castillo más grande de la cubierta. Esperaba la aprobación del grupo.

-Miremos primero en ese gran castillo, puede que quede algún indicio de los marineros que trajeron hasta aquí ésta mole-pensó para si

Si nadie decía lo contrario se adelantaría, como siempre, a explorar unos pocos pasos por delante del resto.

En su postura y en sus gestos tensos y silenciosos se notaba que estaba en territorio desconocido, alerta ante cualquier contratiempo.

Hollis asiente en silencio ante la propuesta de Felnir.

Isval miró a Felnir desde la bamboleante barca, mientras empujaba el casco del pecio para evitar que el bote chocara contra él estrepitosamente. Se encogió de hombros, luego señaló a Tyl, Olyn, al empapado Hollis y a sí mismo, se encogió de hombros y señaló la cuerda y hacia arriba... y se volvió a encoger los hombros de forma interrogativa.

Felnir! Tiranos una soga o acabaremos igual que Hollis!

Isval le hundió un codo en las costillas a Tyl, se puso un dedo sobre los labios y, mientras le fulminaba con la mirada, le señaló la cuerda por la que había subido Felnir...

Uno a uno, vais subiendo por la cuerda, esta vez bien tendida y asegurada, de Felnir. Al llegar arriba, os encontráis con una cubierta superior en buen estado pero vacía, silente con la excepción de vuestros pasos en la madera y el quejido de las cuerdas del velamen sin recoger. En la cubierta principal destacan dos mástiles y entre ellos las grandes puertas de la trampilla de carga a la bodega, además de un par de trampillas más pequeñas para el descenso de la tripulación. A proa y popa, dos castillos, el segundo más grande, con sendas entradas y escaleras para subir a la pequeña cubierta sobre cada uno de ellos.

Felnir echó un último vistazo a sus compañeros y se puso a andar cautelosamente hacia uno de los castillos de la cubierta.