Partida Rol por web

Pyos avanzo balanceando su estoque de un lado a otro sin saber muy bien que pensar de su oponente. La tunica parecia indicar que se trataba de algun tipo de conjurador, lo cual lo puso rapidamente el primero en su lista de muertes prioritarias.

El guerrero dragon se movio como un reptil, ladeandose en el ultimo momento y lanzo una rapida estocada.

-Ahi va eso!

Acabadas las negociaciones aparto la mirada del fraco. Con un rápido salto y un rechinar de muelles me aparto del combate.

Con algo más de distancia apunto con la ballesta a Destridien y dejo que el virote salga volando.

Mientras vuelvo a recargar la ballesta miro los alrededores para ver si el prisionero esta bien.

Karen se movió con velocidad buscando dejar al brujo entre Pyos y ella. Después se encargarían del del caballo.

La estocada fue directa a la garganta del brujo buscando que no pudiera articular palabra. Si no podía hablar, no podía soltar uno de sus conjuros.

Cesare avanzó a grandes zancadas, girando la cadena por encima de la cabeza con ambas manos. Aprovechando la longitud de su arma, se mantuvo a unos pasos de los dos oponentes mientras trataba de golpearles con los pesados eslabones e incrustarles las espinas en la carne.

Karen fue la primera en moverse a gran velocidad. Su estoque era una extensión de su brazo, y así lo demostró, atravesando la armadura de Destridien como si fuera papel, y pinchando el estómago del hombre. Pyos se movió tras la mujer y rodeó a Destridien, intentando golpearle, pero, aún herido, era capaz de defendrese sin problema.

Bryzz empezó a cantar, infundiendo valor a sus compañeros. Bzzak se alejó del combate, protegiéndose de cualquier golpe, y atacando a distancia, pero su dardo rebotó en la armadura. Cesare tampoco tenía mucha suerte en su ataque, que no llegó ni a rozar a sus rivales.

Y fue el momento del ataque de los malos. El caballero andante cabalgó hasta Karen y asestó su golpe, pero la muchacha fue capaz de esquivarlo. Destridien también atacó a Karen, que es la que le había herido. Pero esta vez, la muchacha no pudo zafarse del golpe.

Pyos reemprendió la ofensiva con el brazo ya cansado de tanto combate. Cuando vió que Karen resultaba herida gruño por lo bajo.

-Atacando a las mujeres primero, eh, cobarde? Igual que en el teatro... ¿Es que me tienes miedo?

Pyos sabía que el comentario podía molestar a Karen pero confiaba en que supiera que no iba dirigido a ella, sino a su rival. A fin de cuentas, de todos sus compañeros, Karen había demostrado ser la más letal.

Karen sintió como hendían su carne y soltó un grito de dolor. Pero no por eso iba a dejar de combatir. Se movió hacia un lado, separándose del de la armadura negra y volvió a atacar a Destridien, esta vez con sus dos espadas.

Utilizó una doble estocada usada para acabar con el enemigo buscando sus puntos vitales, una superior dirigida a la garganta y otra por debajo dirigida directamente al estómago.

Desde la ventajosa posición que le proporcionaba la longitud de su arma, Cesare siguió girando su cadena sobre su cabeza y descargándola sobre sus enemigos.

Recargo la ballesta y apunto al nigromante, del caballero nos podermos encargar pero un nigromante no debe ser infravalorado.

Suelto el dardo y miro como vuela hacia su objetivo.

Aunque Bryzz se había unido a Bzzak en la distancia, solo dos de los golpes consiguieron herir a Destridien. El espadazo izquierdo de Karen, que atravesó otra vez la armadura de su enemigo, el virotazo de Bzzak, que le golpeó en plena cara. Y, aunque parecía que iba a tener mucho más aguante, el nigromante se resintió de tanto golpe. Sus resoplidos eran muy cansados, y la muerte acechaba cada paso que daba. Sus golpes no eran ni efectivos ni fuertes, porque perdía la energía a cada movimiento. Parecía que sus segundos estaban contados.

Pero no ocurría lo mismo con el caballero. Decidido a acabar con Karen, le asestó un golpe a la cabeza. La mujer, demostrando la gran vitalidad, se mantuvo en pie, pero estaba claro que ese golpe podría haber sido totalmente mortal.

Durante el combate, Cesare ignoraba lo que ocurría a su alrededor. Mientras los oponentes no cayeran, o se viera luchando por su vida, no dejaría de tratar de enredar a los dos hombres en las púas de su arma.

Pyos vió con horror cómo Karen recibía el ataque del caballero. Dedicándole una fracción de su conetración, cambió el efecto de su aura mientras continuaba asediando a Destridien. Su ofensiva no resultó particularmente brillante pero sabía que, al otro lado, Cesare se aprovecharía de su flanqueo.

A pesar de su estado, Destridien había conseguido esquivar los ataques de Cesare, no así el flechazo de Bryzz, que le atravesó la cabeza de lado a lado. El nigromante cayó muerto, con los ojos muy abiertos, sin posibilidad de volver a la vida.

A su lado, el caballero negro pareció enloquecer. El caballo resoplaba, y el aire salía totalmente negro de su nariz. La muerte del que debía ser su jefe les había pasado factura, y sus mandobles eran inefectivos. Por una vez, Karen había logrado zafarse de un golpe mortal.

Pyos vió caer a Destridien y, sin pensarlo, se lanzó al combate contra el caballero que quedaba, desesperado por salvar a Karen de otro espadazo, atacó al villano por la espalda, intentando que se girara y le atacara a él.

-Ríndete, escoria! Tu amo ha muerto y ahora lo seguirás tú!

El chasquido de la flecha atravesando el hueso y el subsiguiente gorgoteo húmedo de Destridien fueron inusualmente satisfactorios. Solo restaba acabar con el jinete, a quien ya habían conseguido poner en fuga en una ocasión, aunque entonces contaban con la ayuda de la sacerdotisa.

Sin moverse del sitio, hizo girar la cadena sobre su cabeza y dejó caer su peso sobre el torso del caballero.

Karen rodeó al caballero negro para dejarlo entre ella y uno de sus compañeros. Después se abalanzó sobre él con sus dos armas. Si tuviera algo de curación lo hubiera usado, ahora su única opción era acabar con él cuanto antes.

Apunto al caballero y disparo, la flecha cruza el  aire mientras pienso que este combate no puede durar mucho mas. Somos cinco contra uno, si lo intentamos esto puede acabar rápido. El único problema está en que la mayoria estamos heridos.

La unión hace la fuerza, y parecía cierto en este caso. Todos los aventureros, unidos como no lo parecían haber estado nunca, rodearon al caballero, que se vio superado en número.

Atacado por todos los frentes, Garothos poco podía hacer. Karen, aunque malherida, fue capaz de deslizarse a su espalda y golpearle con eficacia en los tendones de la pierna derecha. Pyos, aún protegiéndose, le atravesó el costado, pinchando su pulmón. Bryzz, desde la distancia, hizo volar su flecha, que se quedó clavada en el cuello, penetrando en la armadura del caballero negro. Bzzak lanzó otro virote, atravesando el brazo derecho, el que sujetaba el arma. Y Cesare, con su fiel cadena, casi hizo que se cayera del caballo.

Y pocas soluciones tenía el guerrero. Podía morir combatiendo, defendiendo su honor y su causa. Pero quizá su vida era más valiosa. Aprovechó el hueco entre los tres combatientes para hacer que su caballo negro escapara de allí, corriendo por la libertad.

El efecto del conjuro embotellado todavía tardó unos segundos en disiparse, reduciendo finalmente su musculatura al tamaño habitual. Como como una respuesta, sus brazos empezaron a doler. Había luchado varias veces ese día, y esta última pelea lo había hecho por encima de sus capacidades, forzando su cuerpo. Cesare enrolló la pesada cadena y la dejó caer sobre las raíces expuestas de una haya de tronco verde por el musgo. A continuación, hizo lo mismo con la mochila, de la que colgaba el resto de su armamento.

El cuerpo magullado y descabezado de Destridien yacía a los pies de los mercenarios, en un charco de sangre y lodo. El jinete oscuro se había escapado por segunda vez. Cobarde, pero más listo que la lunática del teatro. Y los cadáveres de los aventureros reposaban todos junto a la orilla, en proceso de putrefacción acelerado por la humedad, por lo que transportarlos sin perder pedazos sería una tarea laboriosa. En la Hoja Azul les esperaba una suculenta recompensa, que supondría el punto de salida de varias semanas ociosas que dedicar a estudiar los diagramas del nigromante que se había llevado del teatro.

—Es innegable que ha sido una jornada productiva —dijo, sentándose en las raíces junto a sus trastos.

Sacó un puñado de hierbas de su bolsita y las estrujó sobre una fina hoja de papel de lino.

Pyos dejo caer los brazos pesadamente a ambos lados del cuerpo. Estaba jadeando. El dia habia sido largo y el se hacia viejo. Aun asi, podia darse por contento por acabar con vida. No se hacia ilusiones. Karen estaba malherida y aun tenian que arrastrar los cuerpos hasta el pueblo pero, como Cesare decia, habia sido un dia productivo.