Partida Rol por web

Kaevas reaccionó a la aparición del Skulvin llevando su mano hacia su arma. Pero la extremidad se detuvo a medio camino al ver que la criatura estaba intentando llegar a algún tipo de entendimiento con ellos. El escandaloso guía les tradujo lo que aquel ser pretendía ofrecerles. "Interesante..." Pensó al tratar de imaginarse las máscaras. Sin duda le gustaría tener una de esas en sus manos para estudiarla y comprenderla.

Mientras reflexionaba vio como Tremens trataba de negociar con mímica. Tampoco se le pasó por alto el comentario de Onfale. -Las perlas me dan igual. Puedes quedarte con las que me corresponden si pueden resultarte útiles.- Le dijo sin darle mayor importancia. -Lo que más me interesan son esas máscaras. Si me lo permites, me gustaría ayudarte a adaptarlas. Tengo curiosidad por ver cómo funcionan.- Sí. Sin lugar a dudas necesitaban esas máscaras y, al margen de la curiosidad de Kaevhas, si podían conseguir una para cada integrante del grupo mejor.  Así que debían hacer por que el acorralado ser cediese. No sabía si los gestos de Tremens serían lo suficientemente convincentes como para hacer que el Skulvin aceptase, pero Kaevhas decidió dar un pequeño empujón a las negociaciones. El mago echó mano de su lanza para llamar la atención de la criatura y simplemente la sostuvo en vertical a su lado, pero su dura mirada le recordaba al Skulvin el destino que le esperaba si no aceptaba los nuevos términos de negociación.

Yo tengo un pergamino que te podría proporcionar una armadura magia, es un conjuro sencillo pero te serviría. Contesta la maga a Flame. Pero es un pergamino…. Dijo mientras rebuscaba en su estuche de pergaminos, dando a entender que los pergaminos son cosas valiosas y que cuestan dinero. Pero claramente a Flame no le iba a cobrar por el conjuro, ella era su compañera de aventuras.

El skulvin asiente a los gestos de Tremens: "no cinco perlas, diez perlas". Ese era el trato, así que todo bien. De todas formas, como el demonio marino vió que insistían mucho con el número de perlas, decidió darles unas cuantas más para aplacar la ira de aquellos cazademonios.

El skulvin se sumergió, dejando el grupo solo por un momento con la creencia de que conseguirían diez máscaras.

Pues a mí me tiene acongojao. Nos atacaron tres, y tienen cinco máscaras. Eso es que por lo menos hay de haber ahí otros dos demonios aparte del herido.

Esperaron con ciertos nervios. El skulvin nunca llegó a emerger. En su lugar brotaron como nenúfares las cinco máscaras, que el demonio, amedrentado y por propia seguridad, soltó en el fondo sin ser visto y la flotabilidad llevó a la superficie. Una de las máscaras, a modo de bandeja, tenía veinte perlas: las diez del trato inicial más las diez que entendió el estúpido pez que Tremens le indicaba con los dedos.

La decepción fue doble. Por un lado, tenían la mitad de máscaras de las que esperaban. Por otro... ¡eran máscaras gigantescas! ¡Tamaño cara de skulvin! No se ajustarían a la cara de un ser humano, y mucho menos a la de Fosco, por mucha cara que tuviese para otras cosas.

En la ciudad submarina podéis comprar máscaras de vuestro tamaño. Yo que vosotros dejaba aquí las gafas y me llevaba solo el respirador-dijo el Mane, cogiendo sus cuatro perlas del reparto y guardándolas en los bolsillos.

¿Qué harían ahora? ¿Volver arriba y contar que dieron muerte al monstruo? ¿O bucear a izquierda o a derecha para rematar al horrendo ser, y quizás otros dos skulvins?

Mira que hay que ser indecisos... Mientras hablabas con Aire, los otros ya se han ido-espetó, mientras raspaba las escamas-. Y si te pones a quitarte la coraza, Kaevhas y el resto ya te sacarán otro minuto de ventaja.

Aristóteles nos protegerá a todos. Es duro y casi mata a un pez de esos dijo, haciendo referencia al golpe poco afortunado que había hecho a la criatura.

Pero, ¿vas a saber dónde están? Y si nos atacan a nosotras... A Aristóteles no le gusta hacerse el héroe. ¿Y si nos matan? Sus ojos se llenaron de lágrimas. ¡Ya no podremos volver a vernos! ¿Quieres eso? ¿Eh?

Pero eso se le fue de la cabeza cuando recordó que había que limpiar el animal. Se acercó y le dio con el pie. ¿Cómo se limpia eso?

Flame suspiró resignada. Tenían razón, un minuto tampoco era mucho tiempo, pero si  si algo malo les pasaba a sus compañeros, ese minuto era crucial. Después miró la cara de preocupación de Alice. Está bien, los pergaminos hay que gastarlos para casos de necesidad, y no creo que éste sea uno de ellos. Algo me dice que tarde o temprano lo necesitaré si quiero salir con vida de ahí abajo. Dijo mirando el mar. Estoy pensando si quitarme la armadura o no cuando bajemos, puede ser peligrosa por mucha agua que sepamos respirar, y quizá entonces sea cuando necesite ese pergamino que posees.

Luego escuchó a Aire y se sintió conmovida. ¿Conmovida? Sorprendentemente esa chica despertaba extraños sentimientos en Flame que hasta ahora no había sentido antes. Era como una niñita a la que tenía que proteger. Está bien, me quedaré con vosotros. Pero ¿qué tal si animamos esto un poco? Limpiar pescado puede ser muy aburrido. ¿Qué tal si hacemos algún tipo de jueguecillo para ver quién limpia más rápido? No sé... dijo encogiéndose de hombros, cualquier cosa para no perder el tiempo aquí arriba...

La espera resultó ser demasiado larga para el gusto de Kaevhas. El Skulvin parecía haber entendido la gravedad de la situación cuando se sumergió de nuevo pero, tras el tiempo que estuvieron esperando y escuchar las cansinas palabras de Mane, el mago tenía la impresión de que se la habían jugado... Hasta que algo salieron a flote unos objetos que pronto identificaron como las máscaras. Pero al inspeccionarlas había algo que no cuadraba. 

-Vaya, parece ser que cerramos un acuerdo sin conocer todas las condiciones... Pero un trato es un trato.- Dijo Kaevhas con un ligero tono de decepción. Cogió una de las máscaras, el respirador y las cuatro perlas. Entonces miró al perfumista. -Dije que podrías quedarte con mi parte pero, si lo que dice nuestro guía es cierto, puede que necesitemos las perlas para intercambiar por máscaras nuevas.- Comenta algo más animado al comprobar que les habían dejado el doble de lo acordado. -Por el momento guardaré las que me corresponden. Pero no dudes en pedírmelas si te son de utilidad.- Kaevhas había aprendido a vivir sin riquezas ni dinero. Siempre había sabido aprovechar aquello que encontraba o que el entorno le proporcionaba. Por lo que unas piedras, por bonitas que fueran, no le servían mucho al mago. Pero ello no quería decir que no supiese de su valor. Y ahora mismo ese detalle podría ayudarlos en su misión.

-Qué se han ido a qué? A dónde?!

Tras unos segundos totalmente desorientada, la bruja se calmó, suspiró y se sentó en su posición habitual para los rezos matutinos.

- Enseguida os ayudo con el 'pescado', antes quiero rezar a Hala pues el día que nos espera es duro. A propósito Flame, lo de ir sin la armadura, yo me la quitaría a la vuelta. A la ida quizás hasta te ayude a llegar a la ciudad más rápido. También, los que no sabemos nadar bien, podríamos usar tu peso extra para bajar rápido a tu lado.

El perfumista parecía el único poco decepcionado. Es verdad que era un palo que las máscaras fueran gargantuescas, pero la visión de esa cantidad de perlas le hizo estremecerse de placer.

Podría hacerme un collar. Las 4 mías, las de Fosco y las de Kaevhas.

Cuando ya alargaba la mano para coger las del otro mago éste cambió de opinión. La mirada de Onfale se tornó en asesina y a punto estuvo de usar su daga para dibujarle una sonrisa en el cuello. Se contuvo eso sí y esgrimió una dulce sonrisa.

- Como quieras, Kaevhas.- Guardó las piedras preciosas y tomó el resto del equipo.- Creo que deberíamos volver. Yo no os seré de mucha ayuda en combate si lo que dice Mane es cierto y hay más bichos por ahí.- Era codicioso y falto de sentido común, pero sabía apreciar el gusto por la vida. Su delicada mano se posó en la espalda de Tremens. Su largo dedo corazón tocando imperceptiblemente la piel del cuello bajo la coleta.- Al final has hecho un buen trato. Si nos hubiera dado 10 máscaras no sé que hubiéramos hecho con ellas.- El amanerado  humano sumergió la cabeza en las sucias aguas para echar su pelo atrás y volver a anudarse una larga coleta.

El joven miró lo que el agua les presentaba.

-No era lo que tenía pensado, pero viendo que las máscaras no nos sirven, el que nos hayan cuatriplicado las perlas está bien.- Mirando al resto mientras guardaba las perlas comentó.- Tal vez en este mundo anegado no tengan un buen valor de mercado por excedentes, pero en cualquier otro lugar bien valen sus cien piezas de oro, o más si no hay posibilidades de encontrar con facilidad... en cualquier caso, es dinero fácil de transportar. Y sin haber derramado sangre por ellas.

Colgádose las gafas a modo de mochila, pasando la cinta por el pecho y dejando el cristal a su espalda, vuelto para afuera para que no le frenara en la natación, el muchacho miró al resto. Asintiendo ante el comentario de Onfale.

-Creo que es el momento de regresar ya.

-Han bajado a una cueva bajo el agua, no estoy muy seguro de que sea lo mejor, pero si encuentran algo útil habrá valido la pena.- Aquella pequeña desviación podría no ser más que poner el cuello en riesgo, sin embargo no había mucho más que hacer o de que cuidarse que todo el peligro que les acechaba en medio de un plano lleno de demonios. Lentamente y sin mucho apuro mi mano toma el carcaj y se apresta a ubicarse en la mejor posición dentro de la embarcación para proteger en lo posible a las mujeres que le acompañaban, sobre todo a Leiath, quien ya había probado de sobra lo valiosa que podía resultar. -Como toda la vida, mi deber es protegerlas, cuidarlas, evitar que nada malo les suceda, siempre, nunca…-

Fosco cogió 6 perlas. Una sonrisa apareció en su cara. Cogió las demás cosas y le hizo un gesto a Tremens. No se sabe si entendería aquel gesto circense, pero el pequeñajo hizo como si tuviera un sombrero y se lo quitase. Para luego subir a la superficie.

El primero en emerger del agua fue el Mane.

Puah, no sus vais a creer lo que encontramos.

Mientras el guía subía de nuevo a la barcaza, los otros cuatro exploradores iban sacando la cabeza como un montón de champiñones tras la lluvia. En las espaldas del desagradable lugareño había una máscara tan grande como la cara de un skulvin. La máscara tenía dos piezas: las gafas de buceo y una mascarilla para el hocico. Onfale y los demás también traían una. Fosco parecía que estaba pegado a una cometa, de la diferencia de tamaño.

Al final la jamona morena va a tener razón: siempre hay otra manera, incluso pa ir a una ciudad submarina. Onfale dice que puede transformar estas máscaras pa respirar bajo el agua.

Aire se asomó por la barcaza para ver a los recién llegados.

¡Hola! Estáis un poco mojados, ¿no? ¿Habéis jugado con agua? A mi no me gusta mojarme, que el pelo después se seca muy lento y me pesa más... ¿Qué es eso, hombrecillo feo? giró la cabeza hasta Man-e. Le hubiese gustado tocarlo con la punta del dedo, pero le daba un poco de grima.

Flame comprobó que aunque lo hubiera querido, habría llegado tarde. ¿Qué habéis conseguido? Dijo mirando a sus compañeros que regresaban sanos y salvos.

- Estais bien?! Estais bien?!

La bruja de Hala corría de un lado a otro de la barcaza, nerviosa, estirando el cuello para intentar ver mejor el estado de los que acababan de llegar.

- Teneis suerte de que mi madre no estuviese aqui u os habría dado una paliza por desobedientes y temerariros!

Onfale apareció triunfal por la borda del barco, trepando por la cuerda que habían amarrado. Tras escurrirse el agua de su largo y sedoso cabello azabache se tomó una pausa antes de hablar. Quería hacerse de rogar.

- Hemos encontrado esto.- Lanzó las máscaras y los respiradores al suelo.- El skulvin estaba atemorizado y nos lo dio a cambio de dejarlo con vida. No estábamos en condiciones de luchar tampoco...nos será bastante útil. Los demonios acuáticos los usan para respirar fuera del agua. Como dice nuestro "amigo", con ayuda de Kaevhas, puedo adaptarlos a la inversa. Osease, para respirar bajo el agua. Sólo hay 5 y las gafas son demasiado grandes, las tendremos que dejar aquí. Habrá que usarlos agarrándolos con una mano a no ser que alguien se las ingenie para solucionar eso.- No podía hacerlo él todo. Quizás Tremens..le había visto hacerse una adorable sombrilla, aunque no duró mucho. Se acercó a Leiath para contestar a sus amenazas.- ¿Desobedientes?- Dijo con cierta sorna y una sonrisa en la cara.- Estabas dormida como un ceporro. Por cierto, roncas...- Guiño de ojo. El mago no podía dormir bien aún atormentado por terribles pesadillas. Como no podía estudiar de esa manera, le pareció buena idea pasar a la acción con aquellos que aún poseían coraje en el grupo.- ¿Todo bien por aquí ? Vamos a trabajar Kaevhas.

La maga se alegro al ver volver a sus compañeros pero se alegro aun mas al ver que traían regalos. Para modificarlas se necesitaría un hechizo de transmutación o algo parecido, pero ahora no tengo nada de eso, como mucho tengo hechizos que puede reducirlas a cenizas y creo que eso no es lo que buscamos. Luego se rasco un poco la barbilla pensando. Podemos usar cuerdas para sujetárnoslas a la cabeza y así no tener que usar una mano para sujetarla.

Ante la pregunta de si todo iba bien, si todo normal, si novedad en el frete.