Partida Rol por web

Kaevhas trataba de sopesar las posibilidades. Como había supuesto, tenían varias formas de llegar a la ciudad. Aunque alguna de ellas parecía ser apta para no-muertos, otras podían ser perfectamente válidas para todos. Escuchó lo que cada no tenía que decir, pero no fue hasta que Fosco se ofreció para ir él solo con Mane que el mago de guerra decidió intervenir. -No creo que sea buena idea separarnos. Hemos sido testigos de los peligros que asolan este plano y dudo mucho que dividirnos nos pueda servir de mucho.- Comenta para todos dando a conocer su opinión al respecto. -Y no podemos olvidar el libro de Becky. Hasta ahora nos ha servido bien. No me parece justo que lo dejemos a un lado ahora.- Añadió para dar entrada a su conclusión. -Por mi parte, creo que lo más seguro es alcanzar la sima que ha mencionado Mane.-

Finalmente, quedaba lo que harían allí una vez llegasen. -Por otra parte, tampoco parece que tengamos dinero suficiente para comprar algún pergamino.- Continuó hablando tras una breve pausa. -Yo no me opongo a buscar... alternativas. Pero preferiría no ganarnos nuevas enemistades en el proceso. No podemos olvidar que somos fujitivos y que los diablos tampoco nos tendrán mucho cariño una vez cumplamos la misión.- Así Kaevhas había soltado todas la preocupaciones que ocupaban su mente. Hasta ahora había salido más o menos bien parados. No se olvidaba de Richard... Pero precisamente por ello no podían dejarse capturar. Debían escapar a toda costa para que ninguna muerte haya resultado en vano.

Personalmente ninguna de las opciones me gusta. Dijo después de un buen rato callada. Desde que había tragado agua del río, se sentía confundida y no hacía más que mirar con odio e ira al que creía que se llamaba Olisk. Ahora parecía tener otro nombre, "Mane" decía. Por si acaso, Flame no enfundó el espadón en ningún momento.

Alguno ha contemplado la opción de que tanto si volamos, como si nadamos, podemos encontrarnos criaturas sumamente peligrosas. He visto criaturas voladoras sumamente peligrosas, y acuáticas otras tantas. Ninguna eran fáciles de derrotar. Después siguió pensando, sabía que no había más opciones, así que se encogió de hombros y siguió hablando. Está bien, no hay más opciones, al menos no a corto plazo. Y entre volar y nadar, prefiero nada. Aunque... dijo mirando a Becky, habrá que dejar tu libro y nuestras armaduras. ¡Si nadamos con esto podemos morir ahogados! ¡Nada nos garantiza que poder respirar bajo el agua, nos vaya a permitir nadar con fluidez! ¿O tienes algo que nos haga nadar fácilmente? Dijo mirando a la polifacética bruja de Hala.

Alguien debe proteger el libro y las armaduras, o al menos que encontremos un sitio donde guardarlas. ¡O hacerlas invisibles tal vez! O si no, unos se quedan protegiendo los objetos, y otros se van a nadar esperando no morir por el camino.... sin duda, todo eso seguía sin gustarle, pero tampoco se le ocurría más opciones...

Cuando la exótica Aire tiró de sus estropeados ropajes, Leiath la apartó suavemente el pelo del rostro: - Muchas gracias cielo, guárdalo de momento, quizás luego nos pueda ser útil.

Pese a que la idea de que la Pústula Abominable fuese solo a la ciudad - o quizás con Fosco y algún otro con habilidades similares- le parecía la mejor idea, entendía que los demás, aventureros de acción, quisieran acompañarle.

Sopesó la dificultad de desplazarse todos juntos bajo el agua. La parte de la respiración la tenía más o menos cubierta si podían descansar. Aunque el conjuro les aplicaría tenía su lado sorpresa que habría que tener en cuenta -les permitía respirar bajo el agua pero no les permitiría respirar aire-. Probablemente necesitaría uno para la ida y otro para la vuelta. Por otro lado; que no se mojasen los objetos de papel. Si Becky estaba en lo cierto, una bolsa de contención podría evitar que se estropeasen, y ella tenía una. Y por último, y lo que más le preocupaba a la jóven bruja, era la limitación de movimiento. Ella era una penosa nadadora y apostaría una moneda de oro a que muchos otros también tendrían dificultad en el agua. Qué pasaría si algun monstruo les quisiera comer en el camino? Cómo maniobrarían?

- Mmmmane, a cuánto está la ciudad submarina, está lejos? Dentro de la ciudad hay agua o es una burbuja de aire? Es una ciudad comercial o tendríamos dificultades en entrar y quizás quedarnos una noche?

¿Les permitía respirar bajo el agua pero no les permitiría respirar aire? Leiath recordó un poco mejor los detalles del conjuro: podrían respirar bajo el agua, sí, pero eso no cambiaría su nariz, sus pulmones, ni los conductos que los unen, así que no perderían la capacidad de respirar aire.

Despacio, despacio... no tantas preguntas seguidas, jamona. La ciudad es una burbuja de aire, sino a ver cómo conjurabas el conjuro de vuelta, lista, que eres una lista. Con unos buenos pensamientos negativos, este viejo cascarón puede llevarnos sobre la ciudad en un par de horas. Luego habría que bucear a plomo, pa eso la armadura no molesta. Pa luego subir sí, pero pa subir te la quitas y la guardas en la mochila.

Li'Huriek es una ciudad cosmopolita: hay mercaderes y joputas. Yo puedo moverme bien, sin llamar la atención. La rubia flaca-Becky-también, si se vuelve Mari otra vez.

¡Ah, no! ¡No pienso ir yo sola con este energúmeno! Mi conjuro de disfraz solo lo puedo lanzar sobre mí misma, pero podría preparar conjuros para otros magos-Onfale y Alice-pero no por mucho tiempo. Lo mejor sería hacernos con un centro de operaciones, quizás asaltando alguna pequeña casa por la fuerza, antes que optar por una posada.

¡No me fastidies!. Dijo La maga mientras se llevaba una mano a la cabeza. Encima de tener que dejar mi libro aquí, mi preciado y valioso libro de conjuros; hay que nadar hasta una ciudad infestada de demonios; matar a unos cuantos para conseguir un refugio; robar varios pergaminos, porque no tenemos dinero suficiente y luego volver….. Soy yo, o este plan tiene muchas posibilidades de fallar. Creo que hay más posibilidades de que Onfale me haga un hijo a que salgamos todos vivos de esta. Gracias que Trompicón ya no estaba con ellos para ver en la locura en la que se iban a meter.

Luego la maga pensó un poco. Puede que con un único pergamino, o dos, sea suficiente…… podemos comprarlo y luego inscribirlo en uno de los libros de conjuros, estudiarlo y lanzarlo; y nos ahorraríamos algo de dinero, aunque esto llevaría más tiempo. Las trasmutación no es una gran escuela de magia….. Pero es mucho mejor que otras…. Ya sabéis como la ilusión. Pero el plan podía tener un gran fallo, la maga pelirroja no era la misma desde la muerte de su caballo y actualmente era bastante mentalmente inestable.

Becky, estás segura que una bolsa de contención protegería vuestros libros? Yo tengo una. - dijo la bruja recordando que no había expresado todos sus pensamientos en voz alta.

Aire se dejó acariciar tranquilamente por Leiath. Sin lugar a dudas, era la más simpática. Becky también la caía bien, pero claro, estaba loca.

¿Y qué pasa si nos pillan? ¿Si se lanza toda la ciudad contra nosotros? ¿O él los conoce? preguntó señalando a Mane

La tentativa de ayudar en el manejo del pontón había sido tan absurdo, que el único resultado fue el sonido de su hacha al salpicar agua y luego hundirse. Su mirada ofrendo algunos segundos de duelo a su devota y perdida amiga, para luego volver su atención una prolongada discusión sobre el itinerario a seguir en aquel viaje perverso. La fortuna les sonreía todo el tiempo, los magos eran incapaces de ayudarles a efectuar un divertido viaje, a las profundidades acuosas de  aquel sub-plano abismal, pero como es usual la hermosa desde que la conoce, Leiath y su formidable poder y gracia divina, les da una esperanza nuevamente.

-Lo principal es seguir la bendecida sabiduría de la sanadora y permanecer junto a ella, quizá tenga la habilidad para hacernos llegar a la ciudad con solo pedírselo a su dios o diosa.- La mirada llena de admiración que dirige a la mujer deja en claro el alto concepto que de ella ha formado en tan corto tiempo.

Flame no tenía muy claro que era eso de una bolsa de contención, pero por lo que decían, y por lo que comentaban, seguramente podrían meter allí todo lo que quisiesen. El problema sería el peso.

Bien, pues si tú puedes guardarnos las cosas, tú puedes hacernos respirar bajo el agua y tal, el único problema es movernos con facilidad por el agua. Teniendo en cuenta, que en el suelo, o sobre el barco, tampoco es que seamos unos expertos, quizá no deberíamos preocuparnos. Lo único que debemos hacer es preocuparnos por ti, protegerte para que no te pase nada, y asegurarnos de que estás siempre a salvo. ¿No tienes ningún conjuro de esos para que nadie pueda atacarte? ¿Santuario creo que se llamaba, no?

Dijo meditando lo que iban a hacer.

Creo que de todas maneras hoy deberíamos descansar aquí. Para que mañana estemos todos recuperados, con vuestros conjuros repuestos, lanzó una mirada de lástima hacia Onfale, y sobre todo preparados para lo que nos pueda ocurrir. Yo descenderé con mi armadura, o creéis que es mejor que me la quite, por si acaso, a la vuelta seguro que te la daré para que me la guardes. Terminó mirando a Leiath. Por cierto, ¿cuántas cargas te quedan en la varita, lo sabes?

Fosco esperó que nadie le mirara para acercarse a Onfale. Necesito tu ayuda. Le dijo con una sonrisa pícara. ¡Esta noche iré a verte Mago! Recuerda nuestro trato... quiero que me identifiques un objeto. Aunque sabía que Onfale se cobraría esa pieza. Sabía que el mago pediría algo a cambio, pero que más da... Merecía la pena... Aquel objeto lo había codiciado desde la primera vez que lo había visto y ahora era suyo. No le importaba pagar ciertas "gestiones" a su compañero de travesuras...

Fosco tenía menos tacto que un ogro en celo. Onfale se acuclilló para ponerse a su altura, como hacía siempre que quería hacerle comprender algo. Con un trapo húmedo el mago se limpió la cara, quitándose las cremas que usaba para disimular sus ojeras.

- Sé que hemos pasado por mucho estos últimos días. Desde la Caída...- El perfumista parecía más flaco que de costumbre y, sin el maquillaje con el que embellecer su rostro, podían verse unas marcadas ojeras.-A muchos peligros nos hemos enfrentado, compañero. Pero ya deberías ser más considerado conmigo, ya me vas conociendo un poco. Prestarme un poco más de atención. Llevo sin pegar ojo como es debido desde que la maldita bruja me empujó. Mi magia está prácticamente agotada.- ¿Cómo iba a hacer comprender al mediano de cabeza dura?- Además es caro. Andamos escasos de recursos, mi fiel amigo.- Devolvió a Fosco la mirada maliciosa. No quiso preguntarle nada sobre el tema, prefería no saber nada o al final tendría que confesar.- Pero si aún así te empeñas, podría crear un pergamino e identificar aquello que necesites. Pero entenderás que debes darme algo a cambio que bien merezca desperdiciar la última de mis perlas.

Onfale entrelazaba su largo pelo entre los dedos de una de sus manos. Le ayudaba a pensar con máyor claridad.

- Vayamos todos pues. Si vamos en el barco será más fácil.- Tenían cantidad de pensamientos negativos, faltaría más. Podía empezar con la mirada lastimera que había notado que Flame le lanzaba. Estaría capado física y mentalmente, pero aún así le había salvado la vida un par de veces ya. La fatiga empezaba a hacer mella en el ánimo del perfumista y, aunque el pequeño risco donde se encontraban no era nada acogedor, quería descansar, al menos intentarlo.- Por mí también descansemos aquí esta noche. Espero poder pegar ojo.- Cuando todo quedó decidido el perfumista se separó un poco del grupo para meditar, y practicar sus asanas. Después meditó sobre qué hechizos inscribir en los rollos de pergamino que le quedaban.

No, no debían pensar de aquella forma. Ellos no estaban ahí para protegerla a ella, la bruja debía protegerlos a ellos.

- Flame, estás equivocada. Sin mis conjuros seguramente encontraríais otra forma, siempre hay otra forma. Y no te preocupes por mí, Hala me protege.

Lo de tu armadura, si es cierto que la ciudad quedaría justo debajo, incluso sería ventajoso para la ida llevarla puesta. La vuelta, podríamos mirar si entra en mi bolsa mágica aunque tiene límite de peso, habría que probar.

Ah, la varita, aún está casi llena, yo diría que más de 30 usos la quedan. Bueno, preparemonos a pasar la noche al menos. Montemos guardias.

Leiath buscó un lugar resguardado de la barcaza donde pudiera rezar a su diosa y escribir algun pergamino con relativa tranquilidad.

- Quizá podamos encontrar la manera para que Flame conserve su armadura. ¿Cómo creéis que funcionaría un levitar en el agua?- Le encantaba darle vueltas a este tipo de cosas.- El conjuro que uso Becky en el lago quizás pudiera funcionar también, el disco ese.- Con respecto a las guardias Onfale asintió con la cabeza.- A mí no me importa hacer la primera o la última. Si alguien quiere acompañarme...- Sus ojos negros se clavaron involuntariamente en la enigmática figura del joven Tremens.

Por lo menos todos estaban de acuerdo con sus palabras, proteger a la mujer era lo más importante. Con la mayor destreza posible y recordando lo traicionera de la embarcación, dio algunos pasos hacia Leiath y le hizo una pequeña reverencia. –No tienes nada de qué preocuparte, mi espada se asegurara de que nada malo te pase, conservar tu vida es lo más importante.- Su cabeza giro hacia el techo rocoso y aun cuando no le veía agrego. –Si tu dios es tan poderoso como para protegerte inclusive en este apocalíptico territorio, no hay nada que temer, si tu estas cerca.- Las ultimas apalabras fueron acompañadas por una mirada tan llena de respeto e idolatría que no dejaban de ser en cierto modo perturbadoras.

Seguro que encuentro la manera de compensar esa pérdida... dijo con una sonrisa antes de desaparecer

Leiath levantó la mirada del pergamino que estaba escribiendo para observar al extraño muchacho encapuchado. Pero qué demonios le pasaba? Tantas horas bajo el intenso sol le habían afectado la cabeza?

-Err, sí, muchas gracias noble guerrero por ofrecerme vuestra protección, me siento más segura. Ahora, si me disculpais, necesito cierta concentración para acabar este pergamino, es dificil mantener la mano firme cuando la barca se mueve tanto.

Le dedicó una breve sonrisa y volvió a enfrascarse en su trabajo.