Partida Rol por web

Los animales intentaban rodearnos y Tara trataba de hablar con el Huargo más grande. ¿Acaso podían hablar?. 

No parecía una situación fácil. 

Ptolomeo era consciente de  que escapar a las profundidades del bosque no sería una opción. Así que decidió defenderse de aquellas bestias.

Tras esta deliberación se acercó a su compañero Erik y comenzó a recitar unos versos abruptos mientras jugueteaba con un trozo de piedra que sacó de su bolsillo.

Actuando en forma de manada, los huargos parecen funcionar como uno sólo. Razón por la cual las palabras de Tara parecen perderse en medio de la noche mientras dispara una flecha que se clava de lleno en el hombro derecho del Gran huargo que se retuerce de dolor. Este la rompe como si fuera tan sólo una molestia más en su combate contra Erik que debilitado falla su ataque contra el impactando en el suelo. Ambas bestias no desaprovechan esta oportunidad y lanzan sus garras contra el que apenas puede defenderse al estar siendo flanqueado, además de su hombro no deja de brotar sangre que cae por su brazo.

Después Kaelyn se coloca frente al sacerdote dando una palmada que resuena a varios pies, una de las bestias objetivo resiste el empujón pero otra es arrastada varios metros, eso no dificulta que ambas troten hacia ella, la druida esquiva varios ataques pero no consigue evitar que las garras de las criaturas atravieses su armadura.

Thelarion continúa blandiendo su arma y consigue impactar en la espalda del gran huargo que continua luchando con Erik. El tajo atraviesa varios tendones y músculos dejando a la criatura cada vez más débil. Las habilidades arcanas de Ptolomeo consiguen proyectar un rayo que cercena una de las patas del animal que cae al suelo con la piel quemada, parece que poco queda de el pero su ansia de sangre aún continua mientras suelta un aullido aterrador. 

Las dos últimas bestias cogen desprevenido a Guiraud que recién despertado se deshace de los ataques como puede, recibe como resultado sendos tajos en el pecho, el monje busca desesperado su bastón hasta que logra encontrarlo y ponerse en posición de guardia.

Me desperté sobresaltado tratando de luchas por mi vida ¿Cómo era posible que semejante bestia habitara tan cerca del pueblo? Tras tantos años viviendo allí, jamás había imaginado que pudiera encontrarme tal aberración en aquellos bosques. Nunca había visto nada tan inhumano en mis incursiones. Sin duda teníamos que acabar con ella, y cuanto antes.

-Vamos pequeño, aquí te espero.

-¡Erik resiste! -gritó Tara al ver como el grandullón volvía a ser herido por aquellas bestias.

Tara se debatía entre que hacer, era mejor con sus espadas, podía realizar dos ataques y aumentar el daño realizado a los lobos, pero desde encima del árbol tenía mejor ángulo de tiro y estaba a salto de los ataques, ¿defensa o ataque? ¿A qué debería darle más importancia?

Volvió a apuntar con su arco al lobo al que había disparado anteriormente, al que parecía estar más grave, tensó el arco y dejó escapar la flecha

Viéndose malherida y rodeada de amenazas la druida abandona cualquier tipo de táctica y en un sonoro rugido se transforma en una enorme osa marrón.

Perdiendo todo tipo de precaución o cautela se encara con uno de los lobos que tiene delante en una maraña de mordiscos y zarpazos. Es ya una batalla primaria, matar o morir, lo demás da todo igual.

Se estaban defendiendo bastente bien, pero la manada de lobos estaban dándolo todo para acabar con ellos. Él estaba empezando a notar el cansancio provocado por las heridas provocadas por los huargos que tenía delante. Pero aún podía blandir su arma, aún podía luchar. Y lo mismo podían hacer sus compañeros. Kaelyn se había convertido en algo, que por el ruido parecía un oso al menos, y Tara estaba lo bastante bien como para preocuparse por él. Aún no estaban acabados.

Gritando un juramento en lengua orca, Erik lanzó una estocada al huargo que tenía delante, el que parecía el lider de aquella manada. Tal vez si acababan con él primero, el resto se dispersarían. Al menos merecía la pena probar suerte. La hoja del guerrero hendió la carne del monstruo, cortando piel, músculos, huesos y tendones. Si el animal no moría con ese ataque, al menos se lo pensaría dos veces antes de volver a ir a por él.

Thelarion movió el arma para poder atacar a los dos lobos a la vez... 

Ptolomeo avanza para tomar una mejor posición de disparo sin alejarse mucho de la hoguera y concentra todas sus energías arcanas para dirigir 3 misiles mágicos al lobo más cercano. 

Parece que no son una amenaza, en breves acabaremos con ellos, una pena no haber llegado a tiempo para salvar a aquella muchacha...

La batalla se recrudece cada vez más mientras lucháis por vuestra supervivencia. Primero la exploradora tratando de ayudar a Erik que se encuentra en un encarnizado combate, dispara una certera flecha que atraviesa la garganta del animal que intenta por todos los medios tapar el agujero por donde rezuma sangre negruzca.

Tras recibir varios tajos Kaelyn se deja llevar por la ira del combate transformándose en un enorme oso pardo que ataca furioso lanzando su letal mordisco para acabar con uno de los cánidos. El otro huargo situado a su lado da un tajo certero en el costado del gran oso atravesando parte de su grueso pelaje.

Tras esto el gran guerrero Erik lucha por su vida mientras blande su enorme espadón con gran precisión, este se hunde en el hombro derecho del Huargo Alfa, cogiendo impulso atraviesa carne, tendones y músculo hasta seccionar el brazo por completo. Sin brazos la gran bestia cae al suelo en un charco de sangre moviendo su cabeza entre numerosos espasmos hasta que deja de hacerlo momentos después, Erik queda embadurnado en una sangre negra y espesa.

Thelarion viendo que el Alfa ha caído dirige su espada con precisión al que queda a su lado y acierta seccionando una de sus piernas, el animal cae emitiendo un rugido ensordecedor, rugido que queda acallado por completo cuando Ptolomeo guía unos proyectiles que lo destrozan.

Viendo la mitad de su manada muerta de forma abrupta y rápida, el resto decide huir del lugar, el monje aprovecha para atacar mientras huyen pero falla en su ataque, Kaelyn llevada por su furia y perdiendo parte de su humanidad continua devorando el cadáver del lobo caído cuando uno de los huargos escapa tras ella.

Dispersados el resto de huargos nada os dice que vayan a regresar, el sol que sale por el horizonte da luz al resto de cadáveres de los animales junto al campamento nocturno. Cuando os acercáis al huargo Alfa este comienza a sufrir una transformación que os recuerda a la vivida en Atwater, pero a diferencia de aquel momento ahora sí reconocéis su rostro, sin duda se trata de vuestro compañero Argalad que llevaba desaparecido dos días, ahora yace con sus brazos amputados y ojos que miran fijamente al cielo...

Al perder a su lobo alfa, las bestias huyeron despavoridas. El combate había terminado. Erik se llevó una mano al brazo herido. Le dolía como un infierno y lo notaba completamente entumecido. Mira que había sufrido heridas malas, pero esa era de las peores que el guerrero podía recordar.

Pero lo peor no era eso. No, el dolor del brazo no se podía comparar con la horrible sensación que invadió a Erik al ver a quién acababa de matar. Su único ojo sano se abrió de par en par nada más reconocer aquel rostro y sus piernas flaquearon, haciendo que el enorme guerrero cayera de rodillas al suelo al lado de su compañero muerto.

 -Argalad...

Había sido la Reina. Esa maldita bruja ramera había hechizado a su compañero, enloqueciéndole y convirtiéndole en una bestia. Y ahora él le había quitado la vida. Un desgarrador sentimiento de culpa invadió al guerrero, haciendo que sus dolorosos recuerdos del pasado se mezclaran con lo que estaba sintiendo ahora. No había podido protegerle. En vez de salvarle le había asesinado. ¿Cómo no se dio cuenta de que era él cuando llamó a Tara? ¡Ninguna otra criatura de ese bosque conocía a nadie del grupo! Maldito fuera su sino. Empezaba a pensar que tenía una maldición a sus espaldas. Una que le arrebataría a todo aquel que se relacionara con él.

 -Lo siento, compañero.

Tara bajó de un salto del árbol y corrió hacia donde antes estaba el alpha y ahora un mutilado Argalad

-No, no, no -dijo arrodillándose a su lado

Acababa de resolverse el misterio del por qué sabía su nombre, ¿acaso Argalad había intentado pedirle ayuda y ella había respondido atacándole? ¿Era la culpable de la muerte de su compañero? No, no podía ser, si no hacía algo él los hubiera matado a todos, solo había que ver a Erik, un poco más y lo habrían perdido a él también. Los sentimientos de Tara estaban a flor de piel, tristeza, ira, desolación, venganza...; muchos sentimientos agolpándose y queriendo salir a la superficie.

-La voy a matar... aunque sea lo último que haga -dijo para si misma refiriéndose a la diosa

Ptolomeo sintió frustración tras no haber podido hacer nada para ayudar a su compañero, quizás que hubiera reconocido a Tara en un lugar tan recóndito fuera una pista para no matarlo, además el pequeño gnomo se acercó al lugar para dar el último adiós a su compañero, después puso la mano en el hombro de Erik.

- Pagará por esto amigo, de eso no tengas ninguna duda.

La bruja estaba jugando con nosotros y el haría todo lo posible por que esta situación no continuara así, de lo contrario el grupo entero podría caer en las garras de la depravación de la reina. 

Un instante después algo llamó su atención, en la faltriquera del gran guerrero un objeto emitía una luz que nadie parecía haber detectado, un campo mágico propio de objetos arcanos.

Grandullón, ¿me permites ese brazal que hallaste en la casa comunal del pueblo?

Con unas palabras y gestos aprendidos en su escuela trato de identificar el objeto para saber que beneficios podría obtener aquel que lo portara.

Thelarion se acercó a Erik una vez terminado el combate: - Erik déjame ver esa herida, voy a utilizar un conjuro de mi dios para curarla, necesito que no te muevas, ¿vale? Thelarion invocó el poder de la magia y pronunciando unas palabras tocó la zona herida de Erik, por la cual perdía sangre.

Tus compañeros descansan en el lugar de la batalla tratando de curar sus heridas mientras utilizas tus dotes de rastreo con los huargos que huyeron, te cuesta al principio debido al caos generado por el encuentro pero después de una hora consigues dar con las huellas de los cánidos que se dirigen en dirección suroeste.

Llama tu atención lo "ligeras" que son las pisadas de las bestias pues has tardado mucho en dar con ellas.

Durante el descanso termina de amanecer, la luz del sol atraviesa la niebla que ya es común en todo el bosque. Dedicáis un par de horas a curar vuestras heridas mientras Tara explora los alrededores para conocer el paradero de vuestros atacantes.

Thelarion que no ha resultado herido gracias a la protección de sus compañeros se ocupa de las heridas de Erik, con un rezo a su omnipotente dios toca la herida en el hombro del guerrero, esta parece cerrarse aliviando su dolor pero no del todo...por sus conocimientos determina que se trata de algún tipo de "infección" y que no sanará por los medios tradicionales. Ptolomeo por su parte estudia con detenimiento el brazalete y descubre algunas sus propiedades intrínsecas.

-Las huellas de los lobos se dirigen al suroeste, no son normales, son más livianas de lo que deberían ser. Creo que deberíamos darles caza, así no nos volverán a atacar más adelante, pero también estaría bien saber si son cambiaformas, puede ser que al seguir su rastro nos lleven a la diosa

- Parece que este brazal tiene origen pagano, por las runas inscritas en su interior proviene de las tribus bárbaras del norte.

- En mi humilde opinión este objeto no difiere de otros en su forma de utilización. Primero el usuario debe "sincronizarse" con el durante unas horas, para que lo podáis entender el posible portador del brazal deberá permanecer con el objeto mientras se concentra en sus propiedades.

- En cuanto a sus posibles beneficios, no lo tengo claro pero por la forma de las runas he logrado descifrar una de ellas que significa en común "Contención".

Thelarion viendo que con la sanación normal no se curaría la herida... - Debo de recurrir a otro conjuro Erik, permanece tranquilo. Y esta vez utilizó otro conjuro que sanaría infecciones, venenos y demás que tuviera Erik. Después examinó la herida por si ya había desaparecido el mal o la infección o seguía en la piel de Erik.

El sacerdote no cesa en su intento de ayudar a Erik pues su ayuda será crucial para enfrentarse a los peligros que están por llegar, así que implora una vez más el poder de su dios después de haber trazado unos símbolos en el aire. La herida parece cerrarse pero el guerrero permanece debilitado.

Observas la herida con especial cuidado tras haberla tratado profusamente, después de un par de horas sacas un pequeño compendio de tu faltriquera para ayudarte de antiguas notas e investigaciones pasadas. Una vez hecho esto descubres que se trata de los síntomas propios de la "maldición de la licantropía" después no tardas en saber que para curar a Erik se necesita un tipo de compuesto especial hecho con una mezcla de ingredientes; grasa humana, Althaea officinalis (un tipo de hierba) y una gota de sangre fresca de Licántropo,  se puede efectuar pero tiene una moderada probabilidad de éxito...Además para que así sea habrá de repetirse al menos una vez al día sobre la herida, hasta que haya desaparecido.

Además este tomo que versa sobre la enfermedad canina expone que el proceso es lento pero podría llevar semanas, progresivamente la enfermedad comienza con altas fiebre hasta culminar con una adaptación de los huesos, tendones y materia muscular para ser un lobo humanoide en tamaño y forma.

Por último aconseja cauterizar el posible mordisco con fuego, eso retrasará la infección.