Partida Rol por web

-Es cabron de chaman orco, si sigue vivo, avisara de que llegamos. Propongo varias cosas.

En primer lugar, disfrazar a dos de nosotros con las armaduras de los caballeros caidos, quien sabe si podrian sernos utiles en el futuro.

Tambien deberiamos buscar una ruta que no nos desvie demasiado pero que no sea la más directa, si el orco cabron da la alarma, habra piquetes de vigilancia en la ruta mas directa, seguro, puede que no les de tiempo a vigilar otras rutas si avanzamos deprisa.

En cuanto a los enemigos muertos... Los podriamos mutilar horriblemente y arrojarlos al rio. Que nos teman.

Sus armas y armaduras, yo las enterraria envueltas en sus ropas por aqui cerca, a la vuelta las recogeremos y las venderemos en algun pueblo para sacar algo de oro. A excepcion de los proyectiles y armas arrojadizas, esas podriamos guardarlas por si acaso.

Seria mejor colgarnos unos cencerros que ocultarnos con esas armaduras, demasiado llamativas y ruidosas. No conozco la geografía de esta época, no se a donde lleva este rió, peor tan cerca de nuestro origen mas posible que estemos envenenando el agua de nuestros aliados con estos cadáveres que haciendo algún daño a nuestros enemigos.

Si quieres que nos teman, deja que el chaman regrese, de la alerta y nos temerán. Pero no creo que ese chaman llegue pronto, esta mal herido arrastrándose corriente abajo, quizás sobreviva, pero nosotros le llevamos ventaja. 

Ataquemos antes que se den cuenta de que su vanguardia a sido aplastada. el equipo que han dejado es basura, todo lo que puede interesar es algún documento u orden, y si no la tienen en sus haberes solo nos queda sacársela a la guerrera, aunque no creo que este dispuesta a soltar una palabra sin una persuasión que nos podría llevar días. 

Así que en lo que a mi respecta, Torgeis, os podéis tomar vuestra venganza y sacrificarla a vuestros dioses. 

-Yo no mato prisioneros. Soy un guerrero, no una de mierda de verdugo.

Las armaduras son disfraces, con ellas, dos de nosotros podrian internarse en el campamento enemigo y prenderle fuego, por ejemplo. Los cencerros y los disfraces, al menos en esta epoca, no son lo mismo.

Viendo la situación, y por mucho que me pese, decido darle parte de la razón a la maquina.

- En este caso, teniendo en cuenta que el chamán ha escapado y que puede curarse solo pienso que no nos servirá de mucho el disfraz. Aparte quizas pueda comunicarse telepaticamente con algún otro chaman cercano a la torre. -

Y esperando a que Caronte no empiece a poner otra vez pegas continuo hablando.

- Y por ese mismo motivo no vamos a ir directamente a por el ejercito enemigo. - me paro a pensar un momento y sigo - Es más, lo lógico sería atacar justo por el lado contrario a donde queríamos atacar, porque ahora será el lado más desprotegido si han sido avisados de nuestra llegada.

- Kieran, - le miro con el rostro serio por la situación que nos espera, además de saber que lo que le voy a pedir seguramente no sea de su agrado - comprueba si la berseker sigue viva. Y si es así hazle hablar, aunque sea descuartizandola poco a poco. Toda información que le saquemos sera de ayuda. -

Cuando acabo de hablar saco un pergamino en blanco para poder activar su magia.

El mapa muestra bosque y mas bosque, probablemente todavia esteis lejos de ningun campamento enemigo.

Por otra parte la berserker todavia respira, si la atais, desarmais y curais quizas podais obtener información interesante.

Kieran usa sus poderes curativos para sanar a la berserker lo suficiente como para que pueda responder a sus preguntas. La guerrera está gravemente herida, pero sus intentos de escapar sólo pueden ser contrarrestados con una lazada bien prieta en sus extremidades, de manera que su movilidad es, en el mejor de los casos, reducidísima. Sus ojos se clavan en todos los de los presentes, con una mirada que emana tanta furia que casi quema. Kieran no reacciona. No es la primera vez que ve esa mirada. No le es algo ajeno pues él mismo ha tenido ese ardor en sus ojos.

Vas a contestar a nuestras preguntas y tu muerte será honorable, con tu arma en la mano. Comienza el guerrero con seriedad en su voz, clavando su mirada en las pupilas de la mujer caída. Sus ojos no muestran odio, pero sí una promesa. No va a permitir que la mujer viva, pero al menos le ofrece lo que bien sabe que todo guerrero tribal desea, una muerte honorable que le permita mirar a sus muertos a los ojos, con orgullo, en la otra vida. Kieran espera a que la mujer asienta para continuar, como si fuese necesario que todos los presentes estuviesen de acuerdo.

¿Dónde está vuestro campamento? ¿Cuántos sois? ¿Dónde están los otros campamentos? ¿Cuánta gente hay en ellos? ¿Dónde se encuentra Incanthus? ¿Qué os ha ordenado hacer? Pregunta Kieran en bateria. Una a una. Esperando a la respuesta de la mujer antes de iniciar otra pregunta. Cuando la mujer se niega a hablar, repite la pregunta, con calma e insistencia. Mira a sus compañeros cuando termina, esperando a que aporten preguntas.

Quizas era por ser un robot, quizas es que estaba en lo cierto, pero que diferencia habia entre ser asesinado con un arma en la mano, sin posibilidades de sobrevivir, que ser asesinado igual de mal herido pero sin el arma en la mano. Sin duda para el centinela no había diferencia. y con tales argumentos jamás soltaría una palabra.

Pero prefirió observar, y aprender de los mortales ya sea de sus aciertos o de sus errores.

Para respaldar a cicatriz, me siento junto a ellos y afilo mis hachas mientras canturreo una cancion sobre un guerrero que ascendia a la presencia de los dioses y lo ancestros tras morir con honor.

Sabiendo que quizás no consiguiesemos hacerle hablar, decido intentar buscar una planta - droga natural que nos ayude a soltarle la lengua y así que no le de tanta "vergüenza sincerarse" con nosotros.

- Grupo, ahora vengo, voy a buscar algo que le ayude a hablar - Mientras sonrio con picardia.

 La bárbara empieza a confesar lo que sabe tras la insistencia de Kieran.

-  El campamento esta junto a los demás, al lado de la torre de la ceniza, custodiando una de las entradas. Nosotros al este, el culto del dragon el noroeste y los orcos el suroeste.

No suelta mucho, pero ya es algo, suponeis que tendreis que seguir presionando de otra forma.
 

el centinela deja su pose pasiva -Eso lo sabe cualquiera, pero tu hoy no solo vas a morir aquí, sino que serás destrozada de manera que no hay quien lo soporte -con su brazos sujeta uno de los pies, y transforma su mano en un aguja que atraviesa el talón, después estalla en mil agujas que se abren paso al exterior, se retraen y vuelven a abrirse paso por nuevos caminos dejando por pie un trozo de carne inútil.  -ellos te curaran una y otra vez para la más terrible de las agonías y yo no tengo limites en lo que destruir carne se refiere. 

-Habla ahora o dentro de un rato, pero hablarás; cuanto antes mejor para ti. 

Kieran mira a Caronte a los ojos sin vida de la máquina. Por los suyos cruza un rayo y le aleja de la berserker. ¡No vamos a torturar a nadie por placer! Dice con furia. No, no lo haremos así. No somos como ellos. No. Me da igual que caigan sobre nosotros arrasando, somos mejores que ellos. En cierto modo, a Kieran le sorprendían sus propias palabras. Él, que había sido un mercenario; él, que había torturado a gente cuando había sido necesario; estaba defendiendo a quien no hubiese dudado ni un segundo en descuartizarle. Paradojas. Sin duda.

Cicatriz mira a la mujer y la sana. En sus ojos no hay dulzura, pero sí una disculpa. No una disculpa al uso, pero sí la disculpa de quien sabe que el honor entre guerreros es importante. Incluso aunque se sean enemigos.

Mi compañero te ha destrozado el pie y yo te lo he sanado. No quiero que vuelva a pasar, pero tampoco voy a anteponer tu vida a la de mi ciudad. Colabora, habla y muere con honor y entera. Niégate, esconde cosas y que nosotros lo descubramos o miéntenos y dejaré que la máquina te destroce por dentro. Sus palabras eran serias. Cada sílaba, cada letra destilaba una amenaza y una alternativa al mismo tiempo. Estaban perdiendo mucho tiempo. No quería hacer las cosas por las malas. Pero lo haría.

yo no hago nada por placer, mortal -le sigue el juego haciendo un clásico poli bueno poli malo, pero con una brutalidad real. -Pero es verdad que ahora que la has sanado la volveré a destrozar hasta que diga lo que sabe. 

Viendo que después de la demostración de Caronte sobre lo poco que le importaba la berseker, decido dar un pequeño empuje para que termine de decidir si quiere hablarnos y contarnos todo o no.

- Keiran, voy a ver si encuentro algunas plantas para mejorar la sanación de sus PROXIMAS heridas, ya que no creo que sean tan leves como la de ahora.

Me acerco a ella y le digo al oido.

- Ya has visto de lo que es capaz, y creeme si te digo que cuando se le mete algo dentro de su cabeza no hay quien lo detenga.

Dicho esto me dirijo a buscar algo que le pueda servir, aunque sea algo que sirva para vendar.