Partida Rol por web

Doy un paso hacia adelante y empiezo a hablar.

- Yo quisiera saber donde están las tumbas de Khal Thari - Digo con una sonrisa - Quizas nosotros hagamos cambiar de idea al Rey Olvidado. Nunca está de más un poco de ayuda.
 

El jefe del consejo señala unas montañas al sur.

- Debo advertiros, Khal Thari no es un lugar agradable, los no-muertos la custodian y hay muchas facciones, los seguidores del Rey Olvidado dificilmente os haran daño si no los provocais, pero otros clanes de la zona son más hostiles.

Me giro hacia el grupo de aventureros y les digo.

- Vosotros direis. - hago una pequeña pausa - ¿Nos vamos los cinco a por Incanthus, o hacemos que el Rey Olvidado y sus seguidores nos ayuden contra esta amenaza?

-La ayuda nunca cae mal- Digo mentalmente a los presentes, mientras asiento levemente al mirar el mapa -Pero, ¿Cómo pretendes que nos acerquemos a ellos sin recibir ataques hostiles?- Pregunto al elfo, para después declarar -Desconocía la existencia del rey oculto, pero hay que tomar en cuenta si nos desviará del camino y cuantos recursos habremos de gastar para realizar esa tarea de forma exitosa. ¿Qué es lo que motiva al rey olvidado?, quiero decir, el debe estar buscando algo, quizás, si lo conseguimos para él... lograríamos hacer un trato-

La tal Selena tenía razón. El Rey Olvidado podría ser de gran ayuda para la misión que se les estaba enconmendando. No quedaba ninguna duda de eso, pero lo cierto es que no sabían si podrían contar con él. Tal vez llegar a él, sorteando cualquiera de los muchos peligros que les saliesen al paso, resultaba ser inútil al final. Quizás no tenían nada que ofrecer al Rey Olvidado. No. Primero tendrían que saber más sobre él y decidir si les compensaba el viaje. Estaba claro que si tenían claro lo que podrían obtener de él, el viaje podría merecer la pena. Pero no a cualquier precio. Debían saber qué obtendrían de ese posible aliado, si es que así lo deseaba, o cuál sería el precio de dicha ayuda. Hasta entonces, era tomar decisiones a ciegas. Y eso no le gustaba a Kieran que conocía bien las consecuencias de esas acciones.

Por lo demás, no dijo nada. Se mantuvo en su posición, observando y escuchando, asimilando cada porción de información que se les iba otorgando para tener una imagen global del asunto y poder decidir con conocimiento. No sería inteligente actuar por inercia, sin pensar en las consecuencias o, mucho menos, en los peligros de sus decisiones. Tomar riesgos cuando no queda más remedio o se está informado de las consecuencias puede ser peligroso, pero tomar riesgos a ciegas era algo destinado simplemente a los idiotas. Y Kieran estaba lejos de ser un idiota.

-Podriamos atravesar el campamento de los colmillos rotos y de paso, matarlos a todos, para calentar los musculos, asi estaremos del todo listos para acabar con la sierpe asquerosa esa.

A mi no me interesa demasiado hacer planes, colaborare con vosotros y seguire vuestras indicaciones, por el bien comun, pero yo lo unico que quiero es la sangre de mis enemigos. La sangre de Incanthus, de los orcos de la luna roja y de los hombres del clan del colmillo roto. Todos deben morir.

De modo que os dejo a vosotros la parte de planificar, yo me reservo para la hora de la sangre.

Weylin, ¿de que manera haréis cambiar de opinión a quien ya ha rechazado inmiscuirse en asuntos de los mortales? Si tenéis alguna forma de convencerle, dejando que mientras sigan muriendo inocentes, podría compensar, pero si en cambio llegamos ahí para decirle lo mismo que ya a oído; todos los inocentes que mueran mientras habrán muerto en vano. Y nuestro enemigo se habrá seguido fortaleciendo. 

Por mi parte si no tenéis una solución clara, lo decartaria. Por otro lado escucho a Torgeis y aunque sus palabras suenan envenenadas de venganza, calculando posibilidades, es lo más certero. Un ataque, rápido directo a uno de los tres campamento, causar estragos, pánico, desorden. 

Los siervos del dragon esperarán ejércitos, pero no una pequeña unidad infiltrada que no pretenda colarse directamente en la torre, sino que desee causarles estragos. Y cómo de nuevo bien ha dicho el gigante, deberíamos conocernos antes en el fragor de la batalla que frente a la sierpe. 

Me giro furioso hacia Caronte y le contesto con un tono bastante elevado.

- ¿Tú piensas que esas pobres victimas no me importan? ¿O que tengo miedo de enfrentarme a la sierpe y sus ejercitos? Si nosotros morimos por que nos descubren en mitad del campamento, ¿No crees que Incanthus no se enfurecerá y atacará con mas fiereza a los poblados? - intento rejalarme un poco - solo intento encontrar una manera que sea más favorable para nosotros, y de esa manera alcanzar nuestro objetivo sin tantos obstaculos cuando estemos cerca de la torre.

Me giro otra vez hacia el consejo.

- Cualquier información referente al Rey Olvidado, leyendas, rumores o cualquier cosa nos vendría bien. - respiro ondo para terminar de relajarme - Si conseguimos su cooperación, no solo nos acompañará él, sino que todos sus seguidores lo seguiran a la batalla. De esta manera, mientras ellos entren en forma de cuña en uno de los campamentos, nosotros estariamos en medio de esa cuña y nos abrirían paso entre las tropas desconcertadas del campamento.

Me giro hacia Caronte otra vez y le digo - Que sea la última vez que insunas que esas personas inocentes no me importan.

No insinuo nada, os preguntaba si teneis alguna idea de como lograr lo que propones, y por lo que veo la respuesta es no. A que tanto interes por un ser de quien no conoceis nada excepto que ya ha rechazado prestar ayuda. 

Si necesitas un ejército que se sacrifique para abrirte paso, no sería más justo que clames a los interesados, a este consejo, a las tribus cercanas y todas las gentes de estas tierras que quedarían oprimidos bajo la tiranía del dragón,  que sean ellos los que luchen por vos. 

No creo que nos haga falta eso. Sin duda, si fracasamos esa será la solución que les queda. Pero ahora nosotros somos el filo, el cuchillo que se puede hundir en el pecho de la sierpe, atravesando sus ejércitos, su armadura como si fuese papel. 

No os perdáis en amenazas contra mi, no soy vuestro enemigo, templad vuestra mente, o llenadla de odio como Torgeis, pero centrad vuestro pensamiento en el enemigo y olvidaos que aquellos que no han querido estar aqui. 
 

-Hay que buscar el corazon del mal para aplastarlo.

Dice Torgeis con el puño alzado y contraido, como si aplastara algo.

Ese rey olvidado, ya ha rechazado colaborar. Quizas sea necesario volverlo a intentar, si supieramos que podria tentarlo a salir de su guarida con su horda y apoyarnos, seria buena cosa. Pero estamos ciegos en ese sentido. Quizas el consejo pueda pensar algo nuevo, pero no veo como nosotros podriamos conseguir su apoyo en un breve espacio de tiempo. Y por lo que entiendo, Incanthus no nos concedera tiempo extra.

Si vamos de aqui para alla, buscando aliados y fracasamos, solo habremos dado tiempo a la sierpe a fortalecerse y a arrasar mas poblados. No queria implicarme mucho en la planificacion, pero creo que tengo algunas ideas que podrian ser de utilidad.

¿Habeis pensado en la posibilidad de hacer salir a sus ejercitos? Atraerlos a una emboscada y masacrarlos. Eso seria lo mejor. Pero dejando de un lado temporalmente mi ansia por vengarme del colmillo roto, si hacemos que sus ejercitos salgan a plantar cara a un ejercito, podremos colarnos a traves de los vigilantes que dejen. Cuando un ejercito avanza, siempre deja a los mas lentos atras para guardar el campamento.

Teneis registros de la ultima guerra con la sierpe. Buscad alguna batalla que gano, alguna que supusiera un reves notable para los enemigos de la sierpe. Una batalla que la sierpe quiera volver a ganar. Ofrezcamosela.

Pero que no la gane. Preparemos el lugar de la batalla, con zanjas llenas de estacas, baterias de catapultas ocultas. Caballeria lista para acometer sus puntos mas flacos y un plan de retirada, si no sale todo bien. En la retirada, seguro que el clan del colmillo y los orcos de la luna roja, ambos avidos de sangre, seguiran a los que se retiren, alejandose aun mas de Incanthus y dandonos tiempo para encargarnos de el.

El consejero Hafnir abre sus libros de historia

- Por un lado, la mayor parte de su ejercito esta por ahi, arrasando aldeas y ciudades y en la torre solo queda una tercera parte del mismo. Y respondiendo a vuestra pregunta... segun la leyenda el Rey Olvidado fue traicionado por uno de sus allegados mas cercanos contra luchaban contra los Señores de la Ruina, conviertiendolos en un ejercito no-muerto como los de sus enemigos. Las leyendas disienten sobre el motivo por el cual se recluyeron en las ruinas, unos dicen para evitar la dominación de los Señores de la Ruina, otras esperar su regreso por estos lares para combatirlos en una última batalla.

Hace una pausa y luego se dirige a Torgeis

- En los registros hay muchas batallas ganadas por Incanthus. Entre ellos el ataque a esta misma ciudad, fue una autentica masacre. La propia bestia tomo la delantera para arrasar la ciudad. Los registros hablan de como los disparos de las catapultas eran incapaces de darle, ningun proyectil a mas de diez metros era capaz y los afortunados que lograban sobrevivir para estar a menos de diez metros de él veian como sus flechas no hacian ningún daño a la sierpe. Sin duda efue una pesadilla que esta ciudad no quedria repetir.

-Picarse el orgullo entre si, solo es una perdida de tiempo- comenté haciendo uso de mi poder mental. Me dirigi al consejero Eddar. Pude detectar en él a un igual, tal vez incluso a un maestro.

-¿Cual cree usted que puede darnos mas probabilidades de sobrevivencia?, ¿un enfrentamiento directo con los seguidores del enemigo?, o ¿uno con intenciones diplomaticas?- pregunte mientras le observé atentamente.

- Bueno, los del Culto del Dragón Heretico están directamente locos y son fanaticos Incanthus, respecto a los otros dos, los orcos no son muy habladores y no se si has intentado discutir con un idiota pero los idiotas no atienden a a la razon. Lo mismo podemos decir del Colmillo Roto.

-Consejero Eddar, me referia a un encuentro diplomatico con el rey olvidado, quizas sea mas fructifero que una agresión en contra de los seguidores del dragon. Usted ha mensionado que se han recluido en su posicion actual por alguna razon.

Como he mencionado antes, podriamos convertirnos en dianas con tan solo acercarnos a sus terrenos, por ello me interesa su pasado, ¿Quizas pueda darme algun indicio sobre donde acudir a investigar los origenes del rey olvidado?-

- Puedes intentar algo buscando en los archivos de la Gran Biblioteca, pero no te garantizo que encuentres nada. En cuanto al Rey Olvidado, puedo decir que es un tipo complicado, pero una lengua de oro podria hacer milagros.

Miro al grupo y decido ponernos en marcha.

- La decisión es vuestra. Ya hemos oido a Hafnir Eddar, así que si alguno de vosotros tiene el Don de gentes podemos ir a la Gran Biblioteca y buscar la información sobre el Rey Olvidado. - dejo de hablar, les miro a la cara a cada uno de ellos y pregunto - ¿Alguien está en contra?

Empiezo a sentirme agobiada por el constante uso de mis habilidades, pero he de continuar para darles mi resolución de lo que podría ser una buena estrategia -Si al consejo le parece prudente, tomaré dos días para buscar en la gran biblioteca, para ver si encuentro algo sobre el rey olvidado. Mientras, Weylin y Kieran pueden hacer un trabajo de exploración en los caminos hacia Khal Thari y los caminos hacia las tierras que van a las tierras del culto del dragon heretico. Caronte y Torgeis, ustedes... ¿podrian ayudar con los preparativos para la batalla?- pregunto con una mirada coqueta, sabiendo que no serviria de nada.

El máquina ve que fracasa en la discusión, que los planes cada vez distan mas de tener lógica, que solo se habla de encontrar quien luche por nosotros, y de cómo dividirse para sucumbir mejor ante el enemigo. Ella solo entiende de lógica, de cálculo de probabilidades, no de trato con vivos.

Por otro lado, eso es lo de menos, este consejo se hizo para mostrar al pueblo una solución que calmase sus temores, no mostrar a un grupo dividido que quisiera al igual que el consejo buscar solución en otros lados. Pero sin duda la reunion no era para que se discutiese en público los planes de accion. El enemigo es puede tener espías en cualquier parte, y mientras menos gente conociese los planes mejor.

-Hafdan el Negro, he aqui lo que buscabais, un grupo, que encarará al dragón. Creo que ya es suficiente para este consejo, los pormenores de la acción se podrán discutir en una sesión más privada. 

-No, creo que lo mejor es terminar las discuciones sobre las acciones a tomar. Cada uno de nosotros ha demostrado su postura. Al final, solo somos peones en su tablero y de entre todos, ellos se veran los mas afectados por nuestro exito o fracaso.- terminé diciendo mentalmente, mirando en dirección a los miembros del consejo, agotada por el esfuerzo mental.

Kieran se había mantenido en silencio todo el rato. Su mente, de normal ágil, estaba abotargada por el efecto del alcohol que aún corría por sus venas. Su cabeza iba a estallar y la gente a su alrededor no se callaba. Todos tenían ideas de qué hacer o qué no hacer; a dónde ir, pero siempre en distintas direcciones o a dónde no ir; pero al final, nada quedaba claro. Su respiración se aceleraba a la velocidad a la que su cabeza parecía a punto de explotar. Le dolía la cabeza. Le dolía mucho. Necesitaba beber agua o algo que bajase la terrible resaca.

Se decidió a aportar su grano de arena, esperando que la decisión terminase. Después de todo, el grupo estaba dividido por la mitad entre los que deseaban ir a ver al Rey Olvidado y quienes querían entrar en acción inmediatamente. Ambas opciones eran peligrosas y en ningún caso garantizaban el éxito de la misión. Pero algo había que hacer. De eso Kieran estaba totalmente seguro. Debían tomar una decisión.

Adelantó un paso y luego otro. Esperó a que todos callasen para que su voz se oyese. No quería gritar. No podía gritar. Y su cabeza no se lo permitiría de todas formas. Tosió para aclarar su voz, la cual estaba resultando torpe desde que se había encontrado con Eliphas. Apenas había hablado en días y se había alimentado a base de alcohol. No. Su voz no era la más adecuada para hablar, pero debía hacerlo.

Compañeros, empezó como si fuese a dar un discurso, pese a que esperaba plasmar sus ideas en pocas palabras, las opciones son claras, o marchamos hacia donde está el dragón o buscamos información sobre el Rey Olvidado. Pero el tiempo es finito. Se acaba. Corre en nuestra contra y no hay nada que nos garantice el éxito y la ayuda de éste. No podemos dividirnos, ni perder tiempo. Vayamos a por Incanthus. Los dioses decidirán si debemos vivir o morir. Sólo ellos. Partamos cuanto antes.

Vuelvo a la seguridad del grupo, ya en silencio. Esperando que mis palabras sirvan de desempate y avancemos. Quizás un poco de acción le desentumeciese y le hiciese olvidar las lúgrubres memorias que le acosaban desde hacía días.