Partida Rol por web

En los ojos de un extraño

Bidwell´s House. Blenheim Terrace. St. John´s Wood. London, UK.

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13/08/2010, 00:32
Annette Bulwer-Lyell

Annette sonrió ante las palabras del anciano librero y asintió con un suave movimiento de la cabeza. Sus dedos juguetearon con el fino cintillo de brillantes que adornaba su mano izquierda –un gesto habitual en ella cuando algo o alguien la inquietaba- y abrió la boca, pero ninguna palabra brotó de sus labios, pues el repentino comentario de Dupin –que había permanecido en silencio hasta entonces- la tomó por sorpresa. El detective hacía gala de una entonación despojada de signos de interrogación y, de esta forma, sus preguntas parecían anodinos comentarios, sin soterradas intenciones, como si indagase por el estado del clima o la calidad de un vino.

La joven arqueó una ceja y sus ojos se posaron un instante en el taciturno semblante de Whippel antes de desviarse hacia el detective.

— Pues…

Ahora, su mirada vagó por el vasto salón, entre el bullicio y la música, en la luz que irradiaban las lámparas arrancando reflejos multicolores de las facetas y los bordes de los cristales que descansaban sobre las largas mesas cubiertas por finos manteles bordados. Destellos de rubí, de cobre, de selenio; tonalidades verde oscuro, verde cadmio, con reminiscencias de dorado y azul cobalto. Se detuvo en los elegantes botellones de dos cuellos, con tapas redondas de cristal labrado y adornados con una triple tiara…

No era eso lo que preguntaba Auguste Dupin -quien ahora auscultaba, con precisión de cirujano, la sombría aunque elegante silueta del anfitrión-, pero los ojos y los oídos de la joven estaban saturados y perplejos y se negaban a otra apreciación que fuese un paso más allá de sus sentidos.

Los ojos de Annette se posaron brevemente en lord Bidwell. No le placía hablar más allá de lo conveniente, sobre todo en cuestiones tan personales. Algunos secretos bien valían que se conservasen como tales. Las murmuraciones y los comentarios insidiosos herían más que una fría estocada.

— Es una velada bulliciosa, elegante y… muy concurrida—, suspiró.

Y hay otras heridas que horadan más allá de la carne...

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14/08/2010, 17:33
Robert C. Whipple

El anciano sobre su bastón se limitó a una observación calmada de la escena. Conocía las costumbres de sus clientes habituales y era un ávido espectador de todo tipo de charlas. Dedicó una mirada al detective con una sólida tranquilidad, mientras trataba de que el bullicio y el ánimo de aquella reunión no continuara indisponiéndole.

Abigail, esperaba que en algún momento entendiera que estas épocas de grandes celebraciones y fiestas elegantes y derrochadoras habían quedado atrás para él. Muy atrás.

Sabía lo que quería decir Mr. Dupin, así que con su tono tranquilo, con un movimiento casi imperceptible de sus labios en lo que sería una sonrisa disimulada, respondió en forma de pregunta.

-¿Que opina usted Mr. Dupin?- replicó sabiendo que oiría algunas conclusiones en boca de aquel hombre.

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16/08/2010, 00:59
Auguste Dupin

Creo que el Sr. Bidwell quiere dar a conocer algo muy importante y, que por eso ha reunido a tantas celebridades. Personalmente tengo curiosidad por saber de que se trata.

Dupin echo un vistazo a Bidwell. - He de reconocer que la fiesta esta muy bien y, pensar que casi me la pierdo ....

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17/08/2010, 13:14
Annette Bulwer-Lyell

Whipple era un naufrago en aquel piélago de acordes, destellos y voces. Annette, aunque era una habitué en aquellas veladas, se extraviaba inexorablemente como un marino novato sin brújula ni mapa en un mar bravío. Pero Dupin… Dupin navegaba con la destreza de un pirata sobre aguas calmas o borrascosas, con un avezado conocimiento de cada ola, de cada viento, de cada costa. Los escollos eran oportunidades; las tormentas, tentaciones; los peligros, una excelente excusa para hacerse a la mar. Y lo disfrutaba. Siempre había sido así, al menos desde que Annette lo conocía…

¿Annette conocía a Auguste? Hacía unos dos —quizá tres— años que habían sido presentados y desde entonces se habían encontrado en otras veladas e, incluso, el detective había visitado la mansión Bulwer en más de una oportunidad; habían intercambiado impresiones sobre ciudades, libros y obras de teatro. Pero de allí a afirmar que Annette conocía a Auguste había un trecho —una sucesión de pasos, caminos y paisajes que la joven ignoraba— y cuyo derrotero depararía algunas sorpresas.

Annette contempló un instante al detective y, luego, al anfitrión. Entonces susurró, quizá arrastrada por la curiosidad que le contagió Dupin:

— ¿Lord Bidwell dará a conocer algo importante?

¿De que se trataría aquel supuesto anuncio? Difícil de adivinar, considerando la heterogénea concurrencia…

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17/08/2010, 21:16
John Bidwell

Y la respuesta a la pregunta de Ms. Bulwer llega pronto.
John Bidwell parecía bastante cortés con todos los asistentes a la fiesta, saludando e intercambiando algunas palabras con sus invitados. Y parecía estar buscando a alguien con la mirada, apenas probando bocado y con la misma copa de champagne que no parece vaciarse nunca.

Y finalmente llega hasta vuestra altura.
Ah, Mr. Whipple. Alguien le ha debido de chivar el nombre del bibliotecario, porque no os conocíais Me complace que haya encontrado tiempo para venir a este informal y modesto ágape. Espero que no estuviera demasiado ocupado entre sus voluminosos manuales como para que el acudir haya sido un fastidio para usted. Pero es todo un privilegio que una de las mentes mas brillantes de esta ciudad haya sacado unos minutos para deleitarnos con su inteligente conversación.

Ah, Mr. Dupin, me alegra verle de nuevo. ¿Cuándo fue la última vez que coincidimos? Sea usted bienvenido a mi modesta casa. Confío en que todo esté de su agrado. dice estrechando las manos a los caballeros.

A su servicio, Miss van Nadasdy. Confio en que encuentre de su agrado la afable hospitalidad británica. dice haciendo un galante aunque algo forzado saludo de bienvenida. Y lo de "afable hospitalidad británica" puede incluso sonar a ironía en los oidos de la joven flamenca aunque quizás ya haya tenido tiempo de acostumbrarse al verdadero significado de esas palabras a este lado del canal de La Mancha. ¿Esta todo de su agrado? dice mientras besa el dorso de la mano de su interlocutora.

Miss Bulwer, Quería felicitarla por su cercano enlace matrimonial con Mr. Lyell. Ustedes forman una pareja encantadora y me alegro de corazón por ustedes dice también con algo de frialdad y besando la mano que la británica le ofrece.

- Tiradas (3)

Tirada oculta

Tirada: 4d100
Motivo: Medicina
Resultados: 95, 30, 88, 70

Tirada oculta

Tirada: 4d100
Motivo: Psicologia /2
Resultados: 54, 86, 82, 57

Tirada oculta

Tirada: 4d100
Motivo: Psicologia
Resultados: 30, 4, 23, 29

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17/08/2010, 22:17
Director

Apenas conoces a Mr. John Bidwell pero tu perspicaz y soñadora mente ha podido darse cuenta de algún que otro detalle. La última vez que le viste tenía un aspecto mucho mas saludable, y aunque físicamente parece algo mas cansado, mas delgado y mas falto de energía, su mente parece estar en plenitud de facultades, impropio de alguien que haya estado internado en un sanatorio. Aunque le notas también algo extraño. Su saludo ha sido correcto, pero ha estado algo frio y distante.

Y debe de estar bastante distraido: ha cometido una torpeza al saludar primero a los caballeros y luego a las damas.

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17/08/2010, 22:35
Director

No puedes evitar darte cuenta de la torpeza queha cometido al saludar a los caballeros antes que a las damas. Parece distraido por algo, pues sus modales son bastante educados y caballerosos; y esa torpeza parece algo impropio de lo que se espera de él.

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17/08/2010, 23:06
Auguste Dupin
Sólo para el director

Notas de juego

algún sintoma más, como por ejemplo:  Manos sudorosas, pulso acelerado, miradas distraidas hacia algún lado ... , ¿ quizás al reloj ?

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17/08/2010, 23:14
Director

Todavía no has tenido ocasión de poder estar con él mas que unos pocos segundos.
Sus manos no están sudorosas, y en este breve lapso de tiempo no ha mirado el reloj. No parece tampoco nervioso ni mirahacia alguien que no seais vosotros.

pero cuando le deis un poco mas de coba quizás puedas pillarle algún detalle mas.

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18/08/2010, 07:35
Auguste Dupin
Sólo para el director

Notas de juego

En media hora emprendo viaje hacia galicia. Intentaré postearte esta noche si pillo alguna conexión.

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21/08/2010, 00:24
Annette Bulwer-Lyell

Arqueó una ceja y se mordió los labios, quizá confundida, quizá molesta, quizá… ni ella misma sabía el porqué. Annette retribuyó las palabras del anfitrión con una sonrisa y un brevísimo y anodino comentario sobre aquella espléndida velada. Sus dedos se enredaron otra vez en torno a un lazo de su vestido mientras sus pensamientos perseguían otro derrotero subyacente a aquel piélago de actos y frases anclados en rituales.

Luego, una fugaz mirada a los caballeros que la acompañaban, un largo silencio constelado de preguntas y otra mirada, más sosegada, tal vez curiosa, hacia la joven flamenca que parecía haberse materializado mágicamente a unos pasos de Annette.

Entonces, susurró y sonrió, como si otras palabras sobrasen:

— Adèle…

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23/08/2010, 17:07
Adèle van Nadasdy

Del brazo de lord Beckford, Adèle se había ido al encuentro del anfitrión. Un encuentro que había terminado en un desencuentro como corresponde a una fiesta tan concurrida y tan generosamente regada de alcohol. Para entonces se les había atravesado en el camino un diplomático americano algo pasado en copas que había saludado efusivamente a lord Beckford y que había comenzado una atropellada perorata que la condesa apenas había entendido... Casi sin pensarlo, Adèle se había alejado aquel monólogo y de aquellos hombres hasta donde se encontraba la britanica. Casualmente al mismo tiempo que lord Bidwell.

Adèle van Nadasdy regía su trato con los otros bajo una única regla: "Ojo por ojo, diente por diente" No le importaba si su interlocutor era un humilde cochero, un ilustre letrado o un noble cortesano ni le interesaba el por qué de tal o cual gesto o palabra. En cualquier situación que se encontrase, ella reflejaba como un espejo el trato recibido: a la soberbia respondía con soberbia y a la amabilidad, con amabilidad. No cuestionaba ni se cuestionaba, sencillamente devolvía aquello que recibía, ni más ni menos.

Fue así que respondió al saludo del anfitrión con una indiferente sonrisa y unas formales palabras. Luego, se percató de la mirada que le echaba la británica y le contestó con un leve encogimiento de hombros y una sonrisa. ¿Mon amie...? Entonces, protegida por el runrun que envolvia a la fiesta y por la distancia que como una pared había levantado lord Bidwell, se inclinó y le murmuró al oído: ¿Lo traicionó una amante o simplemente es un desviado? Aquella descortesía por parte del anfitrión no tenía mucho asidero en la mente de la condesa.

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24/08/2010, 12:36
Auguste Dupin

Hes un autentico placer volver a verle. Sabiendo el gusto que compartimos por el teatro, me he permitido traerle un original firmado por henry james.- Auguste sonrió.

El ambiente de este tipo e fiestas siempre le recordaba a enorme obra de teatro en el que todos los invitados eran los actores.  No podía evitar leer en cada uno de ellos los motivos más allá de lo aparente, los deseos y verdades veladas que se ocultaban detrás de aquella mascarada.

 

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24/08/2010, 21:10
John Bidwell

Oh, vaya, un ejemplar firmado de Henry James. Guy Domville Se lo agradezco, Mr. Dupin dice sin reflejar emoción alguna, aunque antaño sus ojos habrían brillado de emoción y alegría, pues bien es cierto que es de todos conocido que Mr. Bidwell era un gran amante del teatro y de las artes. Pero todo parece haber pasado hace tiempo y otros asuntos parecen ocupar su cabeza en estos instantes.

Será una buena lectura para cuando consiga encontrar un rato para disfrutarlo con calma. Y además no tenía esta obra. Se lo agradezco de todo corazón. dice mientras lo hojea distraidamente para cerrarlo y volverse de nuevo hacia sus interlocutores. Pero esa distracción ha venido perfecta para que Ms. VanNadasdy cuchichee algo al oido de su amiga sin que su anfitrión llegue a ser consciente.

Finalmente deja el libro bajo su brazo y pregunta distraidamente.
¿Sigue usted representando teatro, Mr. Dupin? ¿Ha oido hablar de una obra de un tal Chastaigne llamada El rey de Amarillo quién narra locuras y roza el absurdo y de quién se dice que tiene copiados algunas escenas que en su momento escribieron Marlowe y Shakespeare? Dicen que ha sido prohibida en paris y sus ejemplares han sido quemados,,,

- Tiradas (2)

Tirada oculta

Tirada: 4d100
Motivo: psicologia
Resultados: 44, 24, 4, 97

Tirada oculta

Tirada: 4d100
Motivo: Conocimientos / 3
Resultados: 36, 98, 11, 39

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24/08/2010, 21:30
Director

Pero sabes que jamás leerá Guy Domville.
El teatro ya no le interesa, está por encima de eso. No lo ha mirado con desprecio, pero si con ínfimo interés.
Salvo quizás esa obra, ese Rey de Amarillo. Eso si que parece interesarle algo mas.

Pero poco has oido sobre esa obra, salvo que en efecto fue comenzada por Christopher Marlowe y william Shakespeare; y continuada por John Croft. Un dramaturgo aficionado llamado castaigne la encontró en alguna oscura libreria en Montmartre y la completó poco antes de intentar suicidarse, hace 4 años, inmediatamente tras la publicación de la obra. Culminar esa obra teatral le había vuelto completamente demente.

La Iglesia condenó la obra y la ciudad de parís llegó incluso a prohibirla y a quemar los pocos ejemplares de los que se tienen noticia. No conoces el argumento, pero debía ser tremendamente retorcido y enrevesado; escandaloso y demente a la par.

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24/08/2010, 21:48
Director

Pero sabes que jamás leerá Guy Domville.
El teatro ya no le interesa, está por encima de eso. No lo ha mirado con desprecio, pero si con ínfimo interés.
Salvo quizás esa obra, ese Rey de Amarillo. Eso si que parece interesarle algo mas. Pero ni siquiera conoces esa obra

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24/08/2010, 23:14
Robert C. Whipple

El viejo se había limitado a asentir con acentuada serenidad, mientras tan solo escuchaba a su interlocutor. Aunque que su nombre fuese conocido por el anfitrión resultó ser una sorpresa que no esperaba, achacó con normalidad aquello a algún comentario de su hija, quien en alguna reunión social, conociendo de antemano al buen anfitrión o alguno de sus familiares, haya soltado ensalzándole, como no pocas veces.

Escuchó con atención, pues si años en una librería le habían enseñado algo, es que al oír se aprendían y descubrían más cosas que al hablar. Sus ojos se abrieron levemente, y un brillo pálido de curiosidad se apoderó del semblante del anciano, antes de quedar disimulado en una mirada fija al interlocutor.

-Sucede cuando alguien descubre algún peligro en esas obras...- comenta con un tono ligeramente lúgubre, sabiéndose conocedor de como los secretos peligrosos del mundo son encubiertos. -... y normalmente tiene razón.- comenta con una desconfianza poco típica en él, pero al instante parece darse cuenta de su traspié y decide seguir escuchando el curso normal de la conversación. Después de todo, es un mueble viejo que está fuera de lugar en aquella recepción tan poco típica.

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25/08/2010, 15:52
Auguste Dupin

Dupin permanecía atento a su interlocutor, atento a lo que le estaba contando. El lenguaje corporal de Dupin se puso a trabajar para expresar interés.

Cita:

¿Sigue usted representando teatro, Mr. Dupin?

 

Si, por supuesto, sigo representado de forma regular, aunque cada vez es me resulta más dificil encontrar alguna obra que me llame la atención y, que crea que sea merecedora de ser representada.

 

Cita:

¿Ha oido hablar de una obra de un tal Chastaigne llamada El rey de Amarillo quién narra locuras y roza el absurdo y de quién se dice que tiene copiados algunas escenas que en su momento escribieron Marlowe y Shakespeare? Dicen que ha sido prohibida en paris y sus ejemplares han sido quemados,,,

 

Oí hablar de ella hace bastante tiempo. Ciertamente es una obra a la que le he ido detrás desde hace tiempo, aunque nunca he podido tenerla entre mis manos, reconozco que me gustaría poder leerla.

Tengo entendido que castaigne la encontró en alguna oscura libreria en Montmartre y la completó poco antes de intentar suicidarse, hace 4 años, inmediatamente tras la publicación de la obra. Culminar esa obra teatral le había vuelto completamente demente. - Dupin se tomo unos segundos para ver como reaccionaba su público, antes de continuar.

 

Tal coimo ha dicho,  la Iglesia condenó la obra y la ciudad de parís llegó incluso a prohibirla y a quemar los pocos ejemplares de los que se tienen noticia, una lástima.

 

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25/08/2010, 17:34
Annette Bulwer-Lyell

Un suave carmín tiñó las mejillas de Annette y en sus ojos se dibujó una mirada reprobatoria, pero sus labios iluminaron una breve sonrisa. Negó con un suave movimiento de la cabeza y le dedicó una escrutadora mirada a Adèle. Aquella aristócrata –cuyos pies habían hollado los mármoles de muchas cortes europeas- obraba con un desparpajo lindante con la descortesía que la inglesa reprobaba y –secretamente- envidiaba con argumentos unívocos. Quizá por eso sonrió o quizá…

Annette ahuyentó con un suave ademán a aquellas voces que pugnaban por hacerse oír –historias condenadas que se resistían al olvido- y entrelazó sus dedos, al tiempo que se volvió hacia los caballeros que, a unos pasos, intercambiaban unas palabras. Sus ojos y sus oídos se pasearon de Dupin a Bidwell y de Bidwell a Whippel, deteniéndose en aquella entonación opaca, en ese gesto vacilante, en… Los oídos de Annette seguían el hilo del relato de Auguste, pero su mirada se sumergió en el pálido rostro del anciano librero, en la levísima tensión de sus dedos, en aquellas luctuosas palabras. Y sonrió –o creyó sonreír-.

Los fantasmas del viejo Whippel agitan intonsos pliegos encuadernados. ¿Y los tuyos Annette?

Entonces, tras las palabras del detective, la joven recordó un libro prescindible, pero cuyas diez postreras páginas llenaron de gloria a su autor, Willam Beckford: Vathek. Recordó aquella cimitarra – secundaria en el relato, pero que había dejado una fuerte impresión en Annette- en cuya hoja había grabados misteriosos caracteres cambiantes. Y aquel augurio surgió de sus labios, como un eco del terrible Alcázar del Fuego Subterráneo:

— “Ay de quien temerariamente aspira a saber aquello debería ignorar, —susurró. Y, tras una vacilación, preguntó—: ¿Acaso ese Chastaigne creó una obra blasfema como aquellos Cantos de Maldoror tan defenestrados por León Bloy?

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25/08/2010, 22:27
Adèle van Nadasdy

La condesa se rió para sus adentros por la confusión que delataba el rubor de la británica y viró la cabeza con un moviendo ondulante hacia los otros para contemplar al hombre más joven del grupo, Mr Dupin lo había llamado el anfitrión.

Al escuchar aquello de que alguien había enloquecido y se había suicidado consumido por una obra teatral de su autoría, enarcó una ceja con aire incrédulo. Se le antojaba un increible despropósito, una escusa para enmascarar el hecho concreto de que ese Chastaigne estaba demente antes de abocarse a su obra y que si esa pieza teatral era un conjunto de locuras y absurdos no era sino una prueba más de la locura de aquel desdichado sujeto.