Partida Rol por web

En los ojos de un extraño

Una terrible noticia

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13/11/2010, 13:18
Auguste Dupin

Tengo  el sitio perfecto para ir a comer algo.- Dupín sonrió

¿ Conocen el Garrik ? Está situado en el corazón del West End muy cerca de los principales teatros y del Covent Garden. Sus socios pertenecen mayoritariamente al mundo del arte dramático.

 

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14/11/2010, 09:02
Director

Y así pues el grupo de invesigadores sale de la morgue y se dirige hacia algún sitio agradable donde olvidar por un instante lo sucedido. Los carruajes están dispuestos a la puerta del tétrico almacén de cadáveres, listos para partir hacia el Garrik. La horrible visión de la tétrica morge no ha mermado vuestro apetito en absoluto aunque imagino si habrá llenado la cabeza de los investigadores de interrogantes sobre el inesperado desenlace de la vida de Mr. Bidwell.

Y quizás Ms. Bulwer esté también muerta de curiosidad y se la podría incorporar a este copioso desayuno.

Notas de juego

OK, ¿Garrik pues y aprovechamos para reincorporar a Veronick?

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15/11/2010, 16:32
Auguste Dupin

Notas de juego

Esa era la idea :-p

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15/11/2010, 17:52
Robert C. Whipple

El anciano que había permanecido en silencio se limita a asentir. -Mr. Dupin...- dice con un tono profundo -hay un detalle curioso- parece algo más recompuesto a la visión de la muerte y mucho más despierto, sin lugar alguno a dudas. Aunque no del todo sano, parece que vuelve a hablar sin parecer un mueble puesto por error.

-... aquel hombre, el mayordomo, no ganaba mucho con la muerte de su patrón, una docena de testigos los ve juntos, al día siguiente muere y él se convierte en sospechoso- cada palabra parece puesto lentamente, como si estuviera tratando de dar un consejo y no señalar algo evidente. -han pasado los años y la policía sigue siendo pasando por alto los detalles importantes... no hay motivo- sentenció, con el corazón algo arrugado.

-Ejem, en cuanto a desayunar, os puedo acompañar, más mi apetito no es abundante y quisiera regresar pronto a mi librería- anuncia con solemnidad.

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16/11/2010, 15:33
Auguste Dupin

Venga, animese a venir,  no se arrepentirá. EL Garrik no deja indiferente a nadie, además creo que a usted le gustará especialmente.- Auguste sonrió como si supiera algo que su interlocutor desconocía.

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16/11/2010, 18:37
Director

Y en pleno corazón del West End, en un afamado club frecuentado por actores, dramaturgos y aficionados al teatro; se reúnen los tres investigadores para degustar un sabroso desayuno continental. Y bajo un clásico cuadro que representa una escena campestre de la caza del zorro, veis los claros cabellos de Annette Bulwer confundiéndose con el papel pintado de las paredes, quién impaciente echa ojeadas continuas a su pequeño reloj de bolsillo, y a los grandes ventanales que permiten una tranquila y melancólica visión de covent Garden bajo la fina llovizna que empapa los adoquines de King street.

El local está prácticamente vacío, lo cual aprovechó el maitre para saludar efusivamente a Mr. Dupin a quién parece conocer desde hace tiempo.

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17/11/2010, 16:33
Auguste Dupin

Dupin se levantó para saludar a su amigo. - Me gustaría presentarle a la Srta. Annette Bulwer-Lyell, a la Srta Adèle van Nadasdy y al Sr. Robert C. Whipple. Caballeros les presento a mi amigo y metre del Garrik, el sr. Aldrin wodgoth.- Se sentía como en casa, este ambiente le afilaba los sentidos. Ahora esperaba que saus amigos se relajaran un poco, los próximos dias iban aser movidos...

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17/11/2010, 17:29
Annette Bulwer-Lyell

Annette consultó su reloj por enésima vez y, tras exhalar un largo suspiro, pidió una taza de té negro. Clayton llevaba más de una hora de retraso, algo inusual en él, tan puntual, tan británico. —¿Que inesperado contratiempo lo retiene? ¿Y por qué no envió a un criado con una nota avisándome de su demora o de la cancelación de la cita?— Más que contrariada, la muchacha estaba preocupada. Su prometido era un joven formal y cuidadoso de los detalles: nunca olvidaría enviarle una nota que explicase su ausencia. Aquello era tan inusual que mantenía en vilo a Annette.

Sus dedos juguetearon con la delicada porcelana. La aromática infusión la distrajo por un momento. Procuraba no abrumarse con sombríos pensamientos. —¿Y si tuvo un accidente?  Eso explicaría todo, pero…— Annette sacudió la cabeza en un vano intento de encontrar respuestas sencillas y satisfactorias: la amarga impresión de que algo estaba mal, muy mal, no cesaba de atormentarla.

Entonces alzó los ojos y observó con sorpresa —y con un ligero malestar— el ingreso de Adèle, Auguste y el anciano Whipple. Por un brevísimo instante la embargo la idea de que venían por ella. —Estaban en la morgue, quizá…— Sacudió nuevamente la cabeza y se repitió que nada malo le había ocurrido a Clayton, sólo un ligero imprevisto que pronto solucionaría. Era sólo una casualidad. Nada más. Ellos no podían saber dónde había ido ella y ella… Pues, estaba allí, sola y cada vez más angustiada, torturada por lóbregos augurios de los que más tarde se echaría a reír, cuando Clayton le explicase lo acaecido. —¿Y si la cita era en otro sitio o a otra hora?— Desechó rápidamente la idea. No. Su novio había escrito de su puño y letra en la libreta de Annette el lugar y la hora y lo mismo hizo en la suya. Después se despidieron en el umbral de la mansión Bulwer y él regresó a su hogar.

Annette saludó con una leve inclinación de la cabeza a los recién llegados y al maitre que los escoltaba y, hecho esto, llamó al camarero.

— ¿Podría enviar a un mensajero a la mansión Lyell? — El camarero asintió y Annette de su bolso un lápiz, un sobre y un papel y escribió, con trazos rápidos y nerviosos, una pequeña misiva que entregó al camarero para su pronto despacho.— Muchas gracias.— agregó y sonrió con timidez.

Cuando el hombre se alejó, suspiró otra vez y se sonrojó pensando en el ridículo papel que estaba representando: una muchacha preocupada por nimiedades, haciendo de un simple mal entendido un acontecimiento trágico. —En fin…—

Cuando Adèle, Auguste y el señor Whipple se acercaron a saludarla, sonrió amablemente.

—Qué sorpresa. Si quieren sentarse… —Señaló las sillas vacías.— ¿Llevan a Adèle a conocer la ciudad?

Notas de juego

Dupin, por lo que leo, interpreto que el maitre los encaró a la entrada —antes de ocupar algún sitio— y que Annette se encuentra algo más atrás, sentada en una mesa, sola y con el aspecto de esperar a alguien.

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19/11/2010, 14:41
Director

El maitre de intachable educación saluda a Ms. van nadasdy con una ligera inclinación para seguidamente besarla el dorso de la mano y seguidamente estrecha la mano de sus acompañantes.

Bienvenidos a este modesto club. Por las mañanas suele estar bastante vacío, pero si les gusta el teatro les recomendaría acudir por las tardes. Siempre hay tertulias ¡e incluso alguna pequeña representación! dice con un ademán en la mano para invitaros a pasar.
¿Su mesa de siempre, Mr. Dupin? se aprestaba a decir, pero los ojos del sagaz detective y sus acompañantes habían reparado en otra figura que se encontraba en el Garrick: impaciente y nerviosa Ms. Bulwer. Y cuando ésta se dirige al grupo el maitre muy discretamente les deja elegir su mesa a su libre albedrío añadiendo con voz suave y calmada:
Les traeré la carta.

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20/11/2010, 00:26
Adèle van Nadasdy

La condesa respondió el saludo del maitre con una leve inclinación y alguna frase en francés. Luego se dirigió a Annette quien casualmente se encontraba en el mismo lugar y la saludó con afabilidad. Parecía que su mal humor matutino habia desaparecido como por arte de magia. ¡Annette! Vaya sorpresa. Estoy famélica y Dupin sugirió este sitio. Ignoro dónde nos ubicaremos, le susurra, pero haznos companía... Si es que no tienes otros compromisos, claro. Luego se volvió hacia el detective: Nos sentamos aquí o en... ¿Cómo dijo el maitre? Su mesa de siempre. ¿Se ha comprado un rincón del Garrik?  Y una breve risa escapó de la boca de Adèle.

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20/11/2010, 18:03
Robert C. Whipple

El anciano entra con un aire distraído, los formulismos le son indiferentes y a mantenido un absoluto silencio todo el tiempo, incluso el inusitado reencuentro entre las dos damas le es superfluo, lejano, ajeno. Tan sólo se vió obligado a decir algo en cuando vio el rumbo algo desigual que tomaba la charla.

-Me temo que esta invitación no se debe a ninguna filantropía o a la celebración de una amistad- anunció severo, como si el abuelo estuviese regañando a sus nietas -En cuanto a mi, me motiva cierta curiosidad sobre el desafortunado incidente del deceso de Lord Bidwell...- y cortó abruptamente la frase como si allí terminara todo lo que tuviese que decir.

Sus ojos se mantuvieron en calma, con un reproche frío e intrínseco, desdeñando algunas niñerías. Seguro que lo achacarían a su humor de anciano. Jamás se imaginaba que terminaría perdiendo la paciencia con la misma juventud a la que el mismo recuerda haber pertenecido.

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23/11/2010, 15:25
Director

varios minutos después ante varias tazas de te y café de ultramar, jugo de frutas recién exprimido y deliciosos panecillos recién hechos con mantequilla y un pequeño recipiente con mermelada de naranja amarga, el grupo se dispone a degustar su desayuno. Bajo clásicos cuadros que representan clásicas escenas teatrales y retratos de afamados dramaturgos y actores el grupo comenta los extraños sucesos y no sería de extrañar que decidieran investigar por su cuenta.

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24/11/2010, 04:47
Adèle van Nadasdy

"En cuanto a mi, me motiva cierta curiosidad sobre el desafortunado incidente del deceso de Lord Bidwell" dijo el anciano. Mi padre le llamaba tetrus morbus a esa curiosidad, replicó Adèle con una media sonrisa pero sin abrir la boca.

Annette permanecia como ausente durante el desayuno y no dejaba de mirar su reloj. ¿A quien esperaba? Pero la condesa continuaba con su buen humor y dio buena cuenta de lo que ofrecia la mesa. Y no porque le interesase particularmente aquella cuestión sino por romper el silencio, preguntó: ¿alguno sabe a qué se dedicaba el... señor Bidwell? Además de maltratar gente, agregó para sí.

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25/11/2010, 02:08
Auguste Dupin

Parecía que la conversación tomaba un caliz interesante, antes de proseguir dió un sorbo a su te.- Sería dificil definir a que e dedicaba, digamos que su desahogada posición le permitía dedicar su tiempo  a las más diversas actividades. Por lo que se últimamente estaba interesado en un libro " El rey amarillo" No se si conocerán esa obra

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01/12/2010, 19:56
Director

Y en la mente de todos sin duda aparecerán numerosos planes e ideas sobre como comenzar esta investigación que lleve a esclarecer esta misteriosa muerte.

La mansión del fallcido puede ser un buen comienzo. La resolución policial también. ¿y qué obra será aquella de "el rey de amarillo"? pocos la han oido nombrar.

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03/12/2010, 00:33
Annette Bulwer-Lyell

Durante el transcurso de aquel tardío desayuno, Annette había permanecido silenciosa y abstraída en sus pensamientos, consultaba el reloj una y otra vez y apenas probaba bocado. Un detalle poco cortés y muy desusado en alguien tan formal como ella. Tras un leve sobresalto, reaccionó a la pregunta de Dupin con un rápido balbuceo:
¿El Rey de Amarillo? Una obra maldita de un tal... Chastaigne, creo. —Entonces volvió una mirada escrutadora hacia el detective— No la conozco ni sé de qué se trata. Lord Bidwell parecía muy interesado en ese libro. ¿Sábes de qué se trata?
Un leve desasosiego la envuelve. ¿Por qué no aparece Clayton? O envía un mensajero, al menos...

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05/12/2010, 12:27
Auguste Dupin

Notas de juego

A la espera de que contesteis a mi post :-p

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06/12/2010, 13:44
Robert C. Whipple

El anciano carraspea, sus ojos se posan en el gesto que tiene Mr Dupin. -Nada que trascienda su caracter herético, que mereció su destrucción... hay cosas que deben dejarse en su lugar y hay conocimientos prohibidos que bien harían en desaparecer- comenta el anciano mientras dedica una mirada a las damas.

-Pero eso ya lo sabíamos Mr. Dupin... no obstante, hasta que punto piensa que el trabajo... obsesivo de Bidwell haya tenido relación alguna con su trágica muerte y la desaparición de su mayordomo?- inquiere mirándolo con franqueza. -Porque sospecho que usted tampoco no está convencido de la culpabilidad del sirviente y por eso ha insistido en esta reunión-  A veces en las palabras del anciano librero había una chispa de una juventud perdida, como si reprimiera una enorme fuerza y una curiosidad sobrehumana por aquellas cosas.

Algo que él mismo luchaba por mantener en su lugar. Lejos de donde pudiese lastimar a alguien más.

Notas de juego

Ala, pero si yo ya he dicho que se en varios posts atrás.

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06/12/2010, 14:35
Auguste Dupin

Aún es pronto para esbozar una teoria al respecto, pero mi olfato me dice que hay una relación. La obsesión por ese libro y su extraño caracter eran demasiado indicativos, sabía que iba a suceder algo, lo que no me imaginé es que lo asesinaran y, no, no creo que el mayordomo tenga nada que ver, eso solo sucede en los libros

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07/12/2010, 18:35
Annette Bulwer-Lyell

Cuando Whipple tomó la palabra y dijo aquello de "hay cosas que deben dejarse en su lugar y hay conocimientos prohibidos que bien harían en desaparecer," Anette no hizo comentario alguno aunque le hubiese gustado formularle una pregunta. Quizá porque temía aquella posible respuesta, quizá porque era una pregunta personal, pero, ante todo, porque intuía que la pregunta era incómoda. ¿Incómoda? No, incómoda no es la palabra, pero no haya otra en este momento. El hecho es que se mantuvo en su neblinoso silencio donde un párrafo de Les Chants de Maldoror, otro libro maldito, parecía flotar en el aire.

"No es bueno que todo el mundo lea las páginas que siguen; sólo algunos saborearán sin peligro ese fruto amargo. Por lo tanto, alma tímida, antes de  adentrarte  más  por  semejantes  landas  inexploradas, dirige hacia atrás tus pasos y no hacia delante..." Una sensación gélida le surcó la columna.

Pero cuando Auguste y el anciano librero se refirieron al sospechoso de aquel espantoso crimen, el señor Hanson —¿Así se llamaba?—, el mayordomo del extinto Lord Bidwell, Anette musitó:

Si aquel hombre no es culpable, ¿por qué huyó? No lo conocía... Perdón —Un suave carmín tiñó sus mejillas ante aquel pretérito—, no lo conozco. pero por lo poco que observé, parecía un hombre decidido y no me impresionó como alguien que se dejase arrastrar por el miedo. Pero, claro, son subjetividades. Ahora, me pregunto, si es inocente, ¿qué lo motivaria a huir? —Y regresó a su silencio, azorada por sus propias palabras.

Notas de juego

Mutenroshi, si digo que sos culpable, vos te golpeas el pecho y recitás: "Por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa..." =P