Partida Rol por web

MI NUEVA MEJOR AMIGA: LEA BOULÉ. Sí, esta mujer ha pasado de ser la puta dueña del antro donde acabó mi carrera como camarera cachonda a ser mi mejor amiga. Así son los cambios drásticos de la vida. En serio, las risas que nos hemos echado al descubrir quienes somos han forjado un lazo tan fuerte entre nosotras que nadie lo romperá. Además le cae mal Martin y eso siempre suma puntos.

No sé si es su olor a sobaco (algo que percibo aunque no sea real), su bigotillo de tienda de bromas o esa prepotencia constante pero lo único que escucho cuando habla es una musiquita de circo, hasta dónde ha llegado mi falta de atención que ahora me encuentro en el peor lugar de todo Aquilea por su culpa. Menos mal que vienen conmigo Piernaslargas y el Samurai.

Me quito la chaqueta y rodeo el brazo de Lea con el mío. -Vamos amiga, tengo curiosidad de donde nos lleva este chiflado.- digo en voz baja a la dueña del Food.

-Por cierto- esto lo digo para que todos me oigan. -Lo del Food fue solo una práctica ocasional, de esas que se hacen para que suba la adenalina, ¿tú me entiendes no?- le digo a Hache mientras le guiño un ojo. -Hacerlo con la freidora caliente al lado es un peligro que me ponía a cien.

-Yo voy- Miro a John y le digo -Yo no voy a defender a ningún rey ni a ninguna casa... pero han pegado a un chico y se han llevado a su madre, podríamos decir que llamasen a la policía pero no sé si entrarían a Las Termitas y, aunque entrasen, no sé si la encontrarían... no quiero recibir la noticia de que a esa mujer le ha pasado algo y que yo no hice lo que pude por ayudarla...- Me callo un momento antes de añadir -Y que conste que estoy muy asustada, no he ido allí nunca y no me considero valiente, la verdad"-

Le llamó la atención la compañía de las dos mujeres, no la esperaba y, a decir verdad tampoco la deseaba, pero prefirió aceptarla antes que negarse.  Los taxis los dejaron en la "entrada" a las Cavas, aquel lugar estaba construido en una depresión por lo que identificar la torre desde allí no era algo difícil.

-Allí- señaló -Aquel techo verde es el lugar al que voy- 

-Llegué por los techos, pero me fui por las calles.  Estoy completamente seguro de poder desandar el camino, pero si alguno cree que giré donde no debía me avisa.  Una vez ahí veremos que hacer.  Quizás hasta podamos tocar el timbre, si lo tiene, y hablar con quien nos atienda.  Cómo se darán cuenta no tengo un plan, sólo una idea-

Tardan una hora en penetrar hasta aquel edificio de tejado piramidal. Una hora entera entre callejones de pobreza, plazas antiguas que recuerdan a un zoco medieval y un sin fin de calles sin asfaltar iguales conformando un laberinto donde lo que extraña es que solo hayan tardado una hora en llegar. 

Porque Martín ha sabido guiarles a todos sin dudar un instante, al mismo sitio donde sintió ese escalofrío tan profundo cuando aún no caía ese sol de justicia. 

De hecho en una de las paradas, a la sombra de un chamizo donde unos niños les observan con ojos fieros, Lea Boule tiene que hacer una parada y sacar una jeringuilla y pincharse. Martín ya lo sabía pero todos entienden ahora la debilidad de la joven. Es diabética. 

"Hmmm, juraría que había leído en algunos foros que era drogadicta" Piensa Hache. 

El ánimo de Anayansi parece inagotable y es capaz de tirar del cansancio cada vez más cerca del desfallecimiento por las altas temperaturas de Hache. 

Ochi saca agua de una fuente pero está caliente y parece de todo menos potable. No se atreve a entrar en ningún establecimiento a pedir algún refresco visto los gestos hostiles de los locales. 

Pero ya han llegado. Sudorosos y exhaustos pero la torre de tejado piramidal está ante ellos. 

Entonces escuchan un gruñido. Saliendo de una de las plazas aparece un perro. Tan famélico que se le ven las costillas. Pero se dirige al grupo decidido y desafiante. Entre ellos y la puerta. Es peligroso y aunque el grupo se las ha visto con un dinosauirio, no deja de imponer. "Podría estar rabioso" 

Habían transitado por las Cavas sin problema alguno hasta su destino, la extraña torre que había visitado la noche anterior, no había siquiera observado la estructura desde abajo cuando un gruñido le hizo girar, un perro se acercaba pero no lograba comprender si su actitud era agresiva o no por lo que decidió estudiarlo con un poco más de atención

John escuchaba a Samuel con escepticismo. 

-Kantor...Samuel, he visto muchas cosas y algunas que tu no...ni siquiera creerías, pero...¿tú te das cuenta de cómo suenas? Pareces uno de esos telepr...esos que dicen que el regreso de Dios es inminente. Mi contrato...mi firma solo me comprometía a ocupar la torre. No decía nada de ninguna corte, ni de ninguna casa, ni de ningún rey. Solo quiero...solo digo que no, no voy a comprometer...a jurar lealtad a nadie...y menos a un rey. No se...no, eso de que es un viaje que a lo mejor no es de ida y vuelta...¿es una amenaza?¿Es eso?

Se quedó mirando a Kantor cuando Carmen María intervino. Sus palabras calaron más hondo en John.

-Por eso...puedes contar con mi ay...apoyo. Pero no por un rey, ni una casa sino por esa g...esas personas.

Más de una vez durante el trayecto siento que voy a caer desplomado, quizá no fue del todo buena idea venir de día y menos con este solazo. Por suerte, la presión del grupo y quizá un poco de vergüenza impide que llegue a ese extremo.

Por un momento, me planteo pedirle matrimonio a Ochi cuando veo que se acerca con un poco de agua, para apto seguido pasar al divorcio al ver el aspecto del agua. Por el aspecto, casí mejor podían poner en la fuente que era coca cola.

Entre bromas, sudor y Anayansi, seguimos avanzando.

- No paro de darle vueltas Anayansi, pero lo de la freidora..osea, vamos a ver, los látigos y tal, vale, que si 50 sombras de grey y todo eso pero...¿¡la freidora!?

Durante el trayecto, y casi por error/accidente, vemos uno de los "secretos" de Lea. Al verla, intento disimular...es una tontería, pero al final me hace recapacitar de nuevo en que no conozco a estas personas ni 24 horas, y a saber que otros secretos no confesables guarda cada uno de ellos.

Finalmente, llegamos al destino, por un momento me apoyo en una pared a la sombra, necesito recuperar un poco el aliento...cuando veo como un perro con pinta de beber en la "fuente de coca cola" se dirige hacia nosotros, y al parecer con unas intenciones no del todo claras. Manda narices que nos enfrentemos a dentudos y ahora un perro nos haga dudar...

- Yo una vez tuvo uno chiquitín con muy mal genio...lo peor que podías hacer era echar a correr, salía detrás como una escopeta... - digo en tono bajo para que me oigan, e intentando no mirarle a los ojos. Había visto en un documental que el contacto visual en el reino animal era algo muy agresivo, igual también funcionaba con los perros.

Busco con la mirada un palo por el suelo. Con un poco de suerte saldrá detrás

Igual que ayer con los dentudos, me encuentro buscando un palo...creo que debería salir de casa con uno ya localizado

John, ¡los destinatarios! Te he tenido que corregir los últimos 3 que has puesto y al marcar a todos, leen cosas que aún no deberían ver. Si no puedes ponerlos bien, mándamelos por privado siempre y yo lo cambio. 

Lea tiraba del ánimo de su nueva amiga cuando sentía que iba a desfallecer del cansancio, pero logró controlarlo bien aunque en una ocasión tuvo que inyectarse para poder continuar.

Las Cavas era un lugar deprimente pero a la vez tan auténtico y lleno de verdades.. Espera Ochi, no te recomiendo beber agua de la fuente. Aquí se vierte de todo a los canales...el olor lo dice todo.

Cuando llegan al lugar indicado por Martín y sale el perro, a Lea le viene a la cabeza el collar de huesos que había cogido del restaurante. Era una pena porque era toda una obra de arte pero de tratarse de un perro normal un collar de huesos serviría para distraerle. Lea lo saca y hace un movimiento para que el perro lo vea.  

El perro arquea su espalda y gruñe. Algo de espuma sale por su boca. Nada parece distraerle, ni el palo que ha encontrado Hache ni el collar que enarbola Lea. Su mirada rabiosa mira directamente a los ojos de los humanos, especialmente a Martín. 

La tensión es evidente pero el perro no parece saltar sobre ellos. Simplemente está... está...

- Es como el perro guardían de la casa... es como si tratara de impedirnos llegar a la puerta- concluye Martín 

-Pero aún así hay que llegar- agregó y se acercó a la puerta dispuesto a tocar el timbre, si lo había, o a golpearla si no.

El perro entonces salta a la nuca de Martín en un extraño salto. Su dentadura dispuesta a clavarse en su cuello. Pero Martín se gira en una volea propia de un campeón y de una patada rechaza al perro en pleno ataque y lo lanza a tres metros. El perro cae rebotado en sus costillas contra unos cubos de basura y su rugido se transforma en un sonido lastimero. 

Se queda allí, en una actitud no agresiva pero sigue mirando al resto del grupo. 

-Mierda- protesta luego de lo sucedido.  No había esperado aquella reacción del perro y sabe muy bien que sólo se salvó de sentir aquellos dientes por aquella especie de instinto que mora en los luchadores, en los guerreros.  No sabía si aquello era propio o no de los perros, sobre todo de uno tan maltratado cómo aquel, pero le sonaba a que todo tenía un poco que ver con las extrañas cosas que estaban sucediendo.

-Dos torres- dijo de pronto ante una idea que surgió en su cabeza, -Son dos pilares.  ¿Pero qué sostienen?- continuó preguntándose en voz alta, hablando con él mismo mientras miraba al perro.  -¿La realidad?  ¿Serán las Cavas producto de lo que irradia este lugar?  Tiene sentido dijo mirando a Hache, o quizás no.  No sabemos qué papel tenemos en todo esto, pero si le creemos al pseudo conserje, aquí existe una especie de enfrentamiento de al menos dos bandos.- volvió la vista hacia el perro para asegurarse que no volvía al ataque.  -No me considero malvado, así que me gustaría creer que estoy en el bando de los buenos, si eso existe.  Hay dos torres- continuó -La nuestra, el faro, y ésta.  Cómo es arriba es abajo- dijo recordando algún principio espírita que había leído en algún momento. -Quizás, cómo es adentro es afuera.  Quiero decir.  ¿Serán las Cavas lo qué son producto de lo qué emana de esta torre?- aquella idea surgía del contraste entre los terrenos que circundaban ambas construcciones.  Trato de recordar la vista que había tenido desde allí arriba y comprender si se encontraba en el epicentro de las Cavas, si era así... Las Cavas iban tornándose más obscuras, más mortales a medida que uno se adentraba en ellas.  ¿A medida que uno se acercaba a aquella torre?  -Señores... y señoritas.  Creo que aquí encontraremos respuestas, respuestas peligrosas, pero respuestas al fin.  Creo que aquí habita aquello que provoca el desequilibrio del que tanto hemos escuchado-  Sin dudarlo ya avanzó hacia la puerta decidido y esperando que no hubiese más interrupciones.

"Pobrecita Lea, necesita inyectarse cositas para no cansarse" pienso mientras recuerdo algunos momentos de mi pasado. -No te preocupes, todas lo hemos necesitado alguna vez. No eres menos por ello.- digo decidida ignorando la idea de que pueda ser insulina.

Hache me pregunta sorprendido por el tema freidora, en serio, pensé que las palabras fritanga y sexo en una misma frase le harían la boca agua... -Pues si querido Piernaslargas. Es toda una aventura, ese fulgor, ese candor, ese...- entonces miro sorprendida hacia Martin y veo como le pega una patada a un chucho sarnoso.

-¡Nooooooooooooooo!- grito justo cuando el perro se estampa contra unos cubos. -¡Es un ser vivo! Eres... Eres...- farfullo en voz baja. -Chicos, vamonos de aquí. Yo no voy a seguir más a este señor que solo irradia chakras negativos.- digo decidida a mis compañeros esperando que me sigan. En realidad el chucho me da un poco igual, tan solo buscaba una excusa para distanciarme de Martin y he visto este momento completamente idóneo.

-Si quiere entrar a esa casa y liarse a mamporros con diestro y siniestro me parece bien pero yo no soy así y creo que vosotros tampoco.- me giro indignada vigilando todo a mi alrededor, perro incluido.

Estoy cagada de miedo, ese sitio perturba mi calma y creo que es una grave equivocación entrar en ese lugar, por lo menos de momento. Si tenemos que buscar respuestas pienso que lo mejor será ir a buscar a los niños.

Sorprendido por el ataque del perro y la rápida reacción de Martín, no sé a cual de los dos mirar, asombrado. Realmente no sé si echar a correr o jurar lealtad eterna a Martín...pero lo que me termina de ayudar a decidir es la perorata que acaba de soltar, y de la que no he entendido nada, y la reacción de Anayansi.

Venía a pasar el rato y vivir una aventura, pero en los ojos de Martín hay algo más, y no me parece diverrtido.

- ¿Tensión?, ¿locura? - digo recordando sus propias palabras - Vámonos Anayansi, me voy contigo, esto ha dejado de ser divertido. Lea, Ochi, ¿venis? Blanca me ha invitado a pasarme por donde trabaja y seguro que le agradará también vuestra visita

Digo mirando extrañado a Martín, mientras me giro para seguir a Anayansi

El ver el ataque del perro y la reacción de Martín me deja congelado. De repente me siento como si hubiera despertado de un sueño... Un sueño en el que yo era un poderoso samurai capaz de derrotar a un dentudo... Pero tras lo sucedido me doy cuenta de que todo fue un golpe de suerte. Me siento avergonzado. En ese momento escucho lo que dice Anayansi y bajando la cabeza digo: Creo que tenéis razón. Lo mejor será que nos vayamos. Tampoco tenemos la seguridad de encontrar aquí las respuestas que buscamos ...

Se encogió de hombros, eran libres de hacer cuanto quisieran y realmente poco le importaba y, a decir verdad, prefería tener lejos a Anayansi, sus comentarios parecían denotar algún problema cognitivo o cerebral, o simplemente, quizás en su escala de la valores la vida de un perro valía más que la de una persona.  Como si de una veleta enfrentada a un fuerte viento se tratase sus compañeros giraron con inmediatez el discurrir de sus ideas originales.

-Cómo gusten, no les impedí que me acompañen y tampoco les impediré marchase.  Son libres y saben que hacer con su libertad.  De hecho, debo decir que me parece una idea excelente.  Nos vemos luego.-  Saludó y, habiendo llegado por fin a la puerta, hizo sonar la pesada aldaba de bronce.

Creo que Samuel tiene razón. Es verdad que nadie al firmar un contrato de arrendamiento encuentra en las cláusulas que pasas a pertenecer a una Casa perteneciente a un reino, con un Cónclave y reptiles y niños mágicos por en medio. Pero, por mi parte, si he dejado todo por venir aquí y he aceptado las ya extrañas circunstancias de esta vivienda, voy a llegar hasta el final. Podéis contar conmigo. ¿Qué sabemos de los demás inquilinos de la Torre? ¿Sabe alguno dónde andan? 

Pienso en Ochi. Al haber un fuerte lazo que ahora nos une me pregunto cómo estará, y también dónde y cómo estarán los demás. De repente empiezo a pensar en esta comunidad de personas que hasta hace unas horas eran totales desconocidos, y que ahora han empezado a formar parte activa de mi vida. 

Mi curiosidad por lo que habrá en los trasteros crece cada vez más, pero esperaré a abrirlo con mi vecino. Eso sí, antes de partir hacia Las TERMITAS tengo que pasar por casa.