Partida Rol por web

John retrocede asustado cuando se produce el desplome y decide seguir en silencio a su guía a través de aquellas cuevas. 

-Pienso que estamos en un...una guerra que no es la nuestra. Lo que haga Randoll es...cosa suya. No me representa. Y si vale...si es quien dice ser...sabrá qué hacer. Tampoco es que podamos hacer nada más. 

Oigo a John que murmura e intento acercarme a él para evitar que Laverna me oiga y le susurro -Opino lo mismo, pero aún es casi un niño...- y me callo. Me gustaría decirle más, como que también estaban Filipa y Harper ahí y que también estoy preocupada por nosotros mismos... Se lo suficientemente de "teatralizar" como para reconocer una obra... y esta tiene mérito. Pero no sigo hablando porque no quiero que Laverna me oiga y confío en que John lo entienda cuando le miro.

"Confío en que Laverna no me oiga... porque saberlo lo sabe. A ella no la estamos engañando, estoy casi segura..."

-Y dime, querida ¿de La Corte se es por derecho de nacimiento o te tienen que admitir?- pregunto mientras seguimos avanzando hacia lo que confío, sea la salida.

Nos dejamos arrastrar de nuevo hacia otro pintoresco lugar. Me había parecido entender a Manny que nuestros vecinos ya habían llegado, sin embargo, no es así...supongo que llegarán en breve.

- Bueno, ¿tomamos algo?, ¿o buscamos al pirata que nos pueda contar algo sobre loom? - digo no muy convencido sobre si mi broma respecto al monkey island va a caer en saco roto

Busco una carta para pedir algo. Lo último que he comido ha sido a la hora de comer y con lo de las Cavas me he saltado, por lo menos, dos meriendas.

Ante la posibilidad de que nos desafíe a un duelo de insultos prefiero pedir algo y disfrutarlo. Creo que nos lo hemos ganado. Bajando el tono de voz añado Aunque yo por mí salía ahora mismo de este sitio. No me cuadra tanta gente animada fuera del bar y que dentro estén de pie como esperando algo. Tendríamos que estar preparados por si hay que salir corriendo.
En cuanto acabo de hablar comienzo a observar detenidamente todo lo que me rodea. Intento identificar posibles vías de escape. En cuanto a posibles "armas" creo que lo más sencillo, en caso de ser necesario distraer o golpear a alguien, sería tirarle la silla y salir corriendo. De repente me veo recreando distintas situaciones en las que tiro una silla por los aires y salgo corriendo por las posibles vías de escape que he identificado.

-Encantada Manny- digo al conductor. Ante su negativa de la santería y su comentario sobre el anterior conductor simplemente respondo: Seguro que era un gran hombre.- y me quedo pensativa hasta llegar al lugar.

¡Un barco pirata! Siempre me han gustado, de hecho tengo mucha ropa ambientada en esa temática. Solo tienes que ver la cinta que llevo en el pelo o el cinturón que es simplemente una cuerda. Algunos dicen que soy hippie pero yo tengo la teoría de que estos provienen de los piratas.

Ron, tesoros, mapas, aventuras, loros, parches... Voy pensando en todo ello mientras nos adentramos y tomamos asiento. No me fijo mucho en la gente, no sé, quizá haya algún tipo de espectáculo o algo así y por eso están de pie... Más sitio para nosotros.

No puedo evitar sonreir con la ocurrencia de Hache el siempre tan friki, Lea permanece callada y noto como Ochi anda algo preocupado. -No te pleocupes Ochi, Manny es amigo y no nos halia daño.- no quiero faltarle el respeto ni nada al japones pero siempre me ha hecho gracia que hablen así y no pierdo oportunidad para hacerlo yo.

Ahora que me fijo. Manny tiene un cierto sex-appeal que me atrae, no sé la razón pero es así, por lo que intento entablar más conversación con el para caerle bien incluso gustarle.

-Oye Manny, ¿qué le ocurrió al anterior conductor? Siempre me han caido fenomenal los taxistas, siempre tienen cosas de las que hablar y muy interesantes- digo atenta a su respuesta mientras me aproximo al chico con mi sensualidad latina.

La carta con forma troquelada de cofre de tesoro anuncia menús del tipo "La perla negra combo kid con bebida y figurita" o "Garfio de costillas con salsa Oversea y postre" pero cuando Hache hace un buen pedido le sirven una comida mucho más ruda, basta y también auténtica. La cerveza está verdaderamente amarga, la carne recién hecha y especiada, mal cortada y peor servida y no hay nada del sundae o las patatas fritas. Aún así es más de lo que esperaba en este típico restaurante timo. 

Anayansi habla con Manny acerca del anterior conductor. Los dos en un tono totalmente despreocupado. 

- Era un hombre con las vistas demasiado puestas en el más allá, me sigues. Casi podemos decir que fue directo a mi machete cuando no quiso regalarlo a La Corte. Zas. En cambio gritaba como un cerdo cuando empezó a desangrarse. Ahí no rezaba, fíjate. No entiendo bien esto de la religión. Doble moral ¿sabes lo que te digo? 

Lea sigue pensativa, picoteando algo de la comida que Hache ha traído en una bandeja metálica a falta de cubiertos, servilletas y otras cosas. 

Ochi continúa mirando a los turistas que están de pie. En formación. Uno de los niños de una familia se rasca y su linda cabellera rubia cae en forma de peluca. La otra niña de la familia ríe escandalosamente y su "padre" les propina a los dos una buena patada. 

Entonces Ochi tiene uno de sus útiles insight, donde de repente, todo adquiere sentido. Corre donde están Lea y Hache. 

- ¡Es al revés! ¡Es al revés! ¿Entendéis? Los turistas, los piratas, la comida... ¡Todo!

- ¿Qué quieres decir con que es al revés?

- Veréis, este sitio parece el típico restaurante de marketing ambientado en una película pirata ¿verdad? En Japón hay muchas cosas así. Fraudes. Fachadas. Es solo un producto, sabes que no es real, pero puedes jugar a que te lo crees y pasar una agradable velada familiar. Pero aquí pasa algo raro y acabo de darme cuenta de qué es. Yo creo...

Yo creo que La Taberna del Pirata Cojo es en verdad una taberna pirata disfrazada de atracción. La comida es verdaderamente de la época, esas antorchas son reales y en cambio la musiquita de fondo y los menús son solo fachada... Apuesto a que los piratas disfrazados de piratas son piratas de verdad y que todos esos turistas no son más que piratas disfrazados también

Tan convincente es Ochi Ravenport en su razonamiento que todo el lugar adquiere de repente un tono sombrío. No hay enchufes... no hay tecnología y el dependiente no usó la supuesta máquina registradora... esos turistas sonrientes con dentaduras postizas... 

Dios mío... puede tener razón... Ayer dinosaurios y hoy... ¿PIRATAS?

La cerveza sabe rara, pero tras las aventuras de hoy no estoy para hacer asco a nada.

Voy escuchando los comentarios de cada uno,  pero más preocupado por probar las costillas que por meterme activamente en la conversación, hasta el monólogo de OChi, que me pilla con la jarra de cerveza a medio camino de mi boca...

Pobre, le habrá dado mucho el sol

Pero continúa, y mi cerveza sigue a medio camino de la boca, y con cada palabra estoy a un paso más de creerle

¿podría ser?

Miro las antorchas, los visitantes...y recuerdo los gritos de Manny, más hacia la calle que para nosotros, como para justificarse, de que esto no era un secuestro.

 ¿Es que hoy no voy a comer tranquilamente

Dejo la cerveza en la mesa, miro a Manny:

- Manny, ¿van a venir nuestros amigos o nos has engañado?, y si no van a venir, ¿que buscáis de nosotros?, nos habréis traído para algo...

Evidentemente aquel derrumbe había sido provocado. A Nathan le fastidiaba la treta. Y tenía miedo porque estuviese ocurriendo algo malo con el príncipe o los de la clínica. En cualquier caso prefería pensar que simplemente estarían hablando con mayor privacidad sobre algún “asunto de estado”. No iban a volver al faro sin el príncipe, así que más valía que este saliera pronto. Y aun así avisaría a Samuel por si le habían lanzado algún tipo de conjuro a Randoll.

-Y ya de paso podrías decirnos de que van las demás casas. Aunque solo sea una descripción por encima.-

Se acerca a Blanca y añade:

-Tienes toda la razón Blanca. Esto no me gusta. Espero que el Rey Jerónimo cumpla su palabra pero al menos hemos logrado que suelten a Filipa. ¡Y no creo que se atrevan a hacer daño al "Heredero de Todo" así de pronto, ¿no?! 

MODO AUTOMÁTICO

- No he tenido tiempo de reaccionar pero créeme que no voy a permitir que nos hagan daño. Parecemos espectadores. Creo que juegan con esa ventaja: Todo nos resulta tan extraño y esperpéntico que no reaccionamos más que si lo estuviéramos viendo todo el un televisor. Pero es real. Y el peligro también. He de recordarme esto la próxima vez porque no seré un blanco fácil. 

Rob habla, como siempre, tranquilo, como para sí, pero masculla sus palabras durante el ascenso con convicción. 

Justo te estaba manejando en automático cuando tú interviniste. Veo que has integrado lo que puse, aunque si quieres puedes borrarlo eh, que no lo habrá leído aún nadie. 

Laverna asciende hasta dar con una última escalerilla mientras dice a Carmen María. 

- Para ser de La Corte solo es necesario no sentirte parte de nada más. Entonces el Rey Jerónimo hace de sus miserables, unos subiditos, o subsidios o como se diga. Somos los excluidos, hermana, los restos que han caído entre las grietas del reino. 

Las otras Casas van de linajes y de logias y de ordenes con códigos y de esas otras cosas. Y nos desprecian todas, sí. Pero no hay mayor desprecio que no tener precio. ¿Se dice así? Y al no tener nada no nos casamos con nadie. Es una ventaja, ya lo verás. 

Nathan hubiera querido que fuera más específica hablando de las Casas en vez de meterlas todas en un mismo saco. De estiércol además. Pero o bien Laverna no ha entendido a qué se refería o se ha escabullido de la pregunta. ¡Qué pena! Muere de ganas de saber de qué forma parte. Una curiosidad apasionada se ha apoderado de su cuerpo. También lo nota en Blanca que desde que salieron del Faro, tras la explicación de Samuel, parece vivir cada escenario como si estuviera viviendo su propia aventura. Todo lo contrario que John que desde que se mudó parece rechazar el rol que todo el mundo quiere otorgarle. Como si el haberse acostumbrado a investigar historias paranormales le hicieran odiar más que nunca el formar parte de una. 

Finalmente Laverna gira una llave que alguien le acaba de tender y abre la trampilla. 

MODO AUTOMÁTICO

- ¿Quién es esta gente? No entiendo nada... Si saben del Faro y de los vecinos ¿querrían hacernos daño? ¿Por qué nos han traído a este sitio tan esperpéntico? 

Mientras Hache se aproxima a Manny y a Anayansi, le dice a Ochi: 

- Ochi ¿has encontrado alguna manera de salir de aquí? 

Precisamente Ochi ha estado fijándose en una trampilla en el suelo. Sin saber qué habrá en las cocinas y con esas ventanas cerradas translucidas que no se sabe si son de verdad o decorado, la única salida es la puerta por la que entraron, que ahora se halla flanqueada por esa fila de falsos turistas. 

Entonces la trampilla se abre y alguien asciende por ella. Es una especie de transexual negro y tras ella... sube más gente

Manny señala la trampilla mientras aprovecha para decir a Hache

- Ahí están. Aquí nadie quiere haceros daño. Ya os lo dije. 

Al subir por la trampilla siguiendo a Laverna, Carmen, John, Nathan, Blanca y Rob se encuentran en el sitio más extravagante que podrían imaginarse. Tras su ascensión por los muelles centenarios de Las Termitas y sus cuevas subterráneas y toda esa cantidad de mendigos locos, han acabado saliendo del suelo de una especie de restaurante mediático de piratas. Uno de esos sitios falsos donde todo está ambientado con motivos de piratas y donde los camareros disfrazados de bucaneros sirven menús de burger baratos con nombres de islas del tesoro. 

Al salir, lo primero que les llama la atención, y que les alegra es que allí están Hache y Anayansi. ¡Y Ochi y Lea! Están bien los cuatro pero entonces... Faltan Martín y Helena. Es uno de los dos, entonces. 

Los cuatro vecinos les miran incrédulos como salen de la trampilla. Parecen entender menos aún que ellos. 

- ¿Quién ha muerto? pregunta Carmen María en cuanto les ve,  preocupada y maternal como siempre. ¿Sabéis algo de Helena o de Martín? Al parecer uno de nosotros ha muerto. Y puede que sea importante saber cuál de los dos... 

Lea y Anayansi intercambian miradas de preocupación. 

Blanca entonces cae dónde están. 

- Esta es la Taberna del Pirata Cojo. Es un sitio para turistas. Todo prefabricado y sin autenticidad. 

Ochi se acerca a ellos y les dice nervioso

- Eso pensábamos también Blanca: Nos han traído aquí y no sabemos por qué pero... creemos que este sitio en verdad es un restaurante pirata real camuflado como si fuera un restaurante pirata falso. Y esos turistas que veis ahí no son turistas sino piratas de verdad y... 

En ese instante en las escaleras que suben a unas supuestas habitaciones de posada aparece un hombre estrafalario. Los cinco vecinos que acaban de llegar parecen reconocerle. 

- ¡Ya os dije que nos veríamos muy pronto, OH QUERIDOS INVITADOS DE LA TORRE DE LA ENCRUCIJADA. Para los que aún no me habéis visto, salvo en vuestras sucias fantasías, soy el Rey Jerónimo, Amo del mesón, Rey de La Corte, Segunda Casa del Reino y la más Truculenta de entre los Zafios. Elegido de la Difunta Reina Nirvana y Mejor Amigo de los Gusanos de las Tumbas. ¡OS SALUDO! 

Si he tardado todo esto en presentarme temo que ni mi inmortalidad sea suficientemente larga como para haceros un resumen de lo que ha ocurrido, pero seguro que vuestros compañeros os lo saben hacer. ¡Que lo haga el de los Orejones, hace unas voces muy chachis! 

El tema es que los muebles de nuestro piso aparecieron en el hogar de una señora gorda y amorosa así que decidimos coger a la señora gorda y amorosa nosotros a cambio. No es que sirviera igual que el armario ropero pero al menos pediríamos el respeto que nos corresponde. 

Entonces vinieron todos estos a enderezar el entuerto y tras liberar con buena fe, y un alud, a la señora y a su amigo y a Randoll el Heredero que pasaba por allí, les hice una pregunta a vuestros compañeros. 

¿Por qué Martín dio nuestros muebles? ¡Seguro que él nos lo puede aclarar! ¡Al fin y al cabo es también de La Corte! 

Pero... ay, fatal destino, ay karma nauseabundo, ay ay ay cielito lindo... resulta que entonces uno de vosotros ha muerto. Cinco estaban con nosotros así que había las mismas posibilidades de que nos quedáramos sin aclarar este lío que la cara de un dado... pero cuando os han traído hasta aquí ya podemos decir que solo faltan dos. 

¿Querrá el de Arriba jugarnos la broma macabra de que el único que nos puede retribuir nuestro orgullo haya muerto? 

​Mis mezquinos súbditos ya están buscando por toda Aquilea. Pronto tendremos respuestas. 

Los nueve se sientan en la mesa de madera grande. Efectivamente están rodeados por esos piratas disfrazados de hombres disfrazados de piratas. 

Ochi, Hache, Anayansi y Lea siguen sin entender nada y cuando Nathan está a punto de explicarles todo lo que Samuel les contó y lo que han descubierto, la puerta se abre y quien entra es esa vieja del carrito que les seguía por los muelles. Pero en su carrito hay ahora una mujer medio inconsciente que está intentando despertar de su forzado letargo. 

Es Helena Montes. 

Ohhhhh tenemos un ganador. O mejor dicho un perdedor. Ya sabemos quien ha muerto de la Torre de la Encrucijada. 

¡Martín! 

Entonces todos aquellos hombres empiezan a gritar su nombre y a golpear con sus puños y sus pies toda madera que tienen cerca, haciendo un ritmo de estampida acompañando el nombre del caído. 

El Rey Jerónimo ríe hasta que cambia radicalmente el gesto y grita angustiado: 

¡Basta! 

Todos callan de golpe, paralizándose como en una coreografía macabra. 

​¡Ha muerto el que era de los nuestros, imbéciles! ¡Martín era de La Corte! ¡Y nosotros que nos quejábamos porque nos habían quitado los muebles, ay miserables desechos humanos de La Corte, ahora hemos perdido a uno de nuestros dos investidos! ¡Nos lo han arrebatado! ¡Siempre a nosotros, siempre a nosotros! ¡RETRUBCIÓN, LA CORTE RECLAMA AL CÓNCLAVE: JUSTICIA! 

Cada hombre, mujer o niño de la Taberna, estuviera disfrazada de turista o de pirata o con ropas de mendigo, saca un arma de entre sus ropas y las exhiben con odio sangriento. Dos decenas de sables, machetes y cuchillos mientras gritan: ¡RETRIBUCIÓN!

Entonces, el Rey Jerónimo, sin gracia ni teatralidad les dice a los diez vecinos. 

​- Nadie saldrá de aquí hasta que el Cónclave nos de una respuesta. La Torre de la Encrucijada tendrá dos investidos por Casa o no tendrá ninguno. 

Sube las escaleras... y tropieza en el cuarto escalón resbalando hasta el suelo de la manera más cómica posible. Luego sube de nuevo como si no hubiera ocurrido nada y desaparece en las estancias de arriba. 

Mientras la mendiga del carrito, Rosemary, ayuda a despertarse a Helena y la sienta al lado de todos, Manny, el taxista que ha traído al resto, les dice. 

- Será mejor que os sentéis. Parece que vais a estar aquí laaaaargo tiempo. 

Erik aparca su coche frente a la Taberna del Pirata Cojo. No parece que ahora haya mucha cola para entrar, como otras veces en que ha pasado por aquí. Menudo antro más ridículo. ¿Quién cojones haría una reunión de vecinos allí? Cuando va a salir del coche, le parece escuchar algo y ve los pies de una persona que está siendo arrastrada por algo o alguien hacia un callejón trasero, anexo al local. 

John se quedó pensando en las palabras del Rey Jerónimo. Aquello era subrealista. Ni siquiera sabía porque estaba allí. Solo sabía que había cometido un error en seguirle el juego a Samuel y a Randoll. No debía haber ido con ellos. No debía estar allí. No solo estaba perdiendo el tiempo sino que además, se estaba alejando de su objetivo para meterse en una guerra de locos. No, tenía que acabar con aquello.

Miró al resto.

-Martin...celebran su muerte. ¿Qué tanto daño os habrá hecho regalando unas c...muebles? Yo no lo conocía y nada sé de sus c...asuntos...esto...yo no...nada sabemos de esa corte, ni de las casas, ni del...Cónclave. Nada...ni me importa. Tenemos que acabar con esto...con esta...locura. Vine para ay...para salvar...pero no...Sigámosle el juego. Démosle lo que quiere. Si hay que f...celebrar un ritual absurdo para calmar a ese...rey, lo haré. Yo no quiero más muertes...Por lo que a mí respecta, yo no quiero sus muebles...los dejaré a la puerta de la torre mañana por la mañana si hace falta, pero...no quiero más muertes.

Era el comentario más largo que alguno de los presentes le había escuchado a John. Lo dijo con total impasibilidad, como si lo estuviera leyendo. Como si nada de aquello le estuviera afectando lo más mínimo, como si no se tratase más que de un puzzle que debían resolver. 

Al ver subir a los vecinos no puedo evitar un suspiro de alivio. Al menos estamos todos. O todos los que estamos...

La perorate del Rey Jerónimo me deja atónito. Empiezo a sospechar que desde que he llegado a la Torre me han debido de confundir con otra persona, porque llevo dos días oyendo a la gente sin parar de hablar y cada vez me entero menos. Manda narices que lo que me parezca más real sean los dentudos, y eso que eran una mezcla entre un cocodrilo hormonado y un dinosuario venido a menos.

Pero entre todo lo que está diciendo, no puedo evitar dejar de pensar en que han dicho que uno de los vecinos a muerto, y al entrar Helena (o "al ser entrada") no cabe la menor duda...

Entonces, ¿Martín ha muerto? ¿Habrá muerto en la torre donde prudentemente, no entramos el resto?

Y ahora retribución, y ahora los piratas enloquecen, y ahora el Rey Jerónimo se va, y ahora el Rey Jerónimo vuelve a bajar al modo "free style", y ahora el Rey Jerónimo se vuelve a ir...

Me acerco al carrito y a Helena con la intención de atenderla, aunque no tengo ni puñetera idea de cómo ayudarla, mientras John parece romper el hielo...

- Uau tío...lo siento, pero no me he enterado de nada, aunque vistas las circunstancias, empiezo a pensar que el problema soy yo. ¿Que ha pasado con los muebles de Martín?, ¿que es eso de retribución?, ¿habíais visto antes al Rey Jerónimo?.. creo que me voy a sentar...