Partida Rol por web

Alyssa interviene: 

- Pero Randoll, el Sótano... está bloqueado por algo... es un auténtico calabozo de portales dimensionales. Es entrar en las mismas Grietas del Terreno. Por eso estaba tapiado. Hasta que no te corones no será estable. Entrar allí puede perdernos en todas las direcciones a la vez

- Sin la mitad de los investidos, sin Samuel... no me coronaré- responde Randoll levantándose de la silla- El Cónclave no se ha puesto en contacto con nosotros, hermana. No sé a qué esperan pero no sé si podemos contar con ellos. Debemos entrar en el Sótano. ¡Cuánto antes! 

Kirilian, quien tras su visión se ha encontrado sombrío y silencioso habla

- Pues yo creo que deberíamos contactar con alguien... Alguien en quien confiáramos de verdad. Un adulto que nos diga qué hacer antes de mandar a nadie al Sótano...¿Quién entrará, además? Tú eres el único que ha estado allí pero si te perdemos a ti... si te perdemos a ti... 

Thanais pregunta a Lea y a Rob y a John

- ¿Vosotros qué pensáis? ¿Qué debemos hacer? ¿Se os ocurre algo? 

Esa noche Ochi, Carmen y Helena llegarán también al Faro. Y serán partícipes de este plan y de las ideas que surjan al respecto. 

Hache, más que saltar, se había dejado caer al abismo que se había formado en el lugar donde estaba el Guardián. Sintió que su estómago engullía a su corazón y entonces sintió un impacto. Pero no fue el grande que cabía esperar desde aquella altura. Más bien como si cayera a plomo desde dos metros de altura. 

Y no estaba enterrado bajo tierra. Estaba en unos túneles. ¿Había túneles construidos bajo la Reserva? ¿Y no se habían derrumbado y estaban intactos? Podían haber sido los de la secta de Hongos si no hubieran visto como salía disparada la montaña. 

Todo era muy extraño. Y estaba solo

Un quinqué iluminaba en algo la escena... Detrás de él escuchaba un chirrido y delante voces lejanas indistinguibles. 

Anayansi y Blanca cayeron al abismo sin fondo que por un instante existió donde estaba el Guardián. La primera miraba cómo miraba la segunda al espacio infinito y se divertía mirando las posturas increíbles que la camarera hacia tratando de agarrar el vacío. 

Ninguna de las dos recuerda estrellarse contra el suelo. Lo que ya es raro porque era duro y frío. Simplemente aparecieron allí a temperaturas extrañamente bajas en un sitio totalmente congelado

Por la bóveda azul translucida no se veía La Reserva, ni al gigante ni nada. Solo un silencio espantoso. Y las dos allí, frente a frente. 

Nathan perdió el conocimiento en aquel estruendo mientras la negrura le engullía. 

Cuando se despertó pensó que solo podía estar muerto después de haber vivido el ataque de ese coloso gigantesco. Entonces se giró y vio tumbado a su lado a un chico rubio musculoso sudando. Abajo de él sentía tierra caliente y vapores emanaban de las paredes dando una neblina extraña al lugar

Tal vez esté en el Cielo...

Entonces se dio cuenta que el chico era Erik. Y que el calor era insoportable. 

O puede que esté en su Infierno. 

- Vamos, despierta, llevas un rato ahí inconsciente... No sé dónde estamos... No podemos haber caído tan hondo como para estar en el centro de la Tierra pero lo parece. Mira lo que se ve en aquella grieta de este túnel

- Es magma... Y las paredes queman... Tenemos que salir de aquí pronto o nos vamos a asar. 

- Sí... lo raro es que no nos hayamos hecho nada al caer... ¿no crees? 

-Quizá nos ha protegido algún tipo de magia o suerte, por eso de ser los investidos y tal.

El pintor suspiró, barriendo sus pensamientos malignos a un rincón. Vale que Erik es la última persona que se llevaría a una isla desierta, pero tampoco es que su compañía fuera un infierno. Era mejor que estar solo, al menos cuando tenías una grieta que daba a una muerte horriblemente dolorosa a unos pocos metros. Contempló la lava. –Si muero aquí quiero estar en paz. Quiero no tener rencor por el pijo. Seguro que su homofobia es solo fruto de una educación rancia y conservadora. Creo que lo me jode es que yo podría ser como él, mi familia también es asquerosamente pija y conservadora.  Tampoco quiero morir enfadado con mi padre, ni a los compañeros del instituto.- Pensó tratando de ponerse en paz. Con una espiración el rencor y la maldad abandonaron su cuerpo… para volver con más fuerza. –Hijos de la gran puta, el conclave, las casas y su puta monarquía de mierda. ¿Qué cojones les costaba poner un mapa con las zonas peligrosas? Su gestión de la información es lo que nos ha traído hasta aquí. Si ha muerto alguien del faro, será culpa de ellos.- La idea de haber perdido vecinos por culpa de los secretitos de los jefazos del universo le aterraba y encabronaba a partes iguales.

-Vamos a ver si hay algún camino para ir saliendo de aquí. Y si no tendremos que trepar lo que supongo que será una sentencia de muerte para mí. Pero tenemos que intentarlo, esos hijos de la gran puta nos prometieron superpoderes mágicos y no pienso rendirme a cobrarlos.- En efecto, la vista del moreno buscaba una escapatoria de la plataforma en la que hablaban. –Vale, esto es el infierno, ¿pero no se supone que yo soy un demonio? No tengo luz.

El rostro de Nathan reflejaba la luz rojiza de la lava mientras miraba inquisitorialmente a las rocas en busca de una escapatoria.  –Oye, mira a ver si tienes cobertura.- dijo tanteándose los bolsillos en busca del móvil. Sospechaba que no, pero era una esperanza a la que aferrarse unos segundos.

John paseba de un lado a otro de la habitación pensativo. En su cabeza un batiburrillo de ideas y sentimientos encontrados daban vueltas impidíendole concentrarse. Las cosas en Aquilea eran extrañas. Este maldito lugar parecía condenar a todo aquel que se entregaba a los demás desinteresadamente. Primero Martin, luego aquellos que habían arriesgado sus vidas por acudir a su rescate...

Escuchaba la fantástica historia de los niños, que hablaba sobre un mundo subterráneo; una especie de "limbo" a la que ellos llamaban "grieta" y que en ese limbo, podrían encontrar a sus amigos. No dejaba de pensar que todo esto estaba sucediendo por su culpa y no se lo podía perdonar. Lo único que podía hacer era intentar salvarlos; aún cuando muriese en el intento. Total, ya le había perdido el miedo a la muerte. Pero no quería arrastrar a nadie más a su infortunio.

-Yo...tengo..he de bajar a ese...l...sótano, así me...me cueste la vida. Se lo q...debo a ellos...a todos ellos.

John recordó algo: 

Agujeros dimensionales... tal cuál él los había visto no lo había reconocido pero ahora que hablaban de que por el sótano se podía ir a un "calabozo de portales dimensionales" se acordó de un reportaje que había leído sobre un científico que decía haber venido a Aquilea estando investigando en el Ártico.... ¿Cómo se llamaba? Miró en su cuaderno de notas que guardaba en su piso mientras echó un vistazo triste a la puerta de Anayansi. 

Allí lo encontró: Facundo Arteaga... una reseña decía que ahora vivía en Aquilea, en un modesto apartamento de Arenas Blancas. Tenía incluso su móvil apuntado. Nunca le llegó a llamar pero para John, que tenía verdadera pasión por los misterios de personas que como él habían aparecido de la nada producto de algo inexplicable. 

Recojo para irnos a casa, no puedo dejar de darle vueltas y me echo a llorar cada poco
-Lo... lo siento...- digo disculpándome con Ochi y Helena -Es que no lo puedo evitar...-
El sentimiento de culpa me mata por dentro. "¿Cuántas personas han muerto por nuestra culpa? ¿porqué?... ¿habría niños en el grupo que venía en el autobús?..." Y pensar en nuestros compañeros no hace que me sienta mejor...

Quiero llegar al Faro, quiero ir a mi piso, encerrarme allí... no salir más. Creo que alguien me ha dicho algo sobre ir a ver a los niños, que los demás están allí...

-¿qué? ¿habeis dicho algo?-
"los demás están allí... ¿allí donde? ojalá estén allí... allí es un sitio, allí se les puede encontrar, allí es mejor que un 'no sabemos dónde están'"
Miro a Helena y Ochi... y no puedo evitar que se me escapen las lágrimas de nuevo... -¿Cuanta gente ha muerto, Helena? ¿se sabe?-

John volvió al piso de los chicos. Su rostro esbozaba una sonrisa nerviosa.

-Lo...tengo. Es...lo...la persona que necesitamos. Facundo...Facundo Arteaga. Sabe...de estas cosas y creo que sé cómo convencerle.

John sacó su teléfono y marcó los números torpemente por culpa de los nervios. Esperó a que le cogiesen.

-Señor Facundo...¿Facundo Arteaga? Tengo...una c...algo que puede interesarle. Usted no...s...no me conoce, pero yo...estuve...en ese accidente del p...de la Reserva y...sobreviví. Pod...Me gustaría quedar con usted si fuera...Mi historia sobre...lo que pasó...que será de su interés, estoy seguro.

- ¿Solo unos rasguños? . Es estupendo, Si, la acompañaré hasta casa no te preocupes Helena. Me despedí de ella en el pasillo, tratando de orientarme hasta dar con el número de la habitación. Me pareció cansada a Helena, se notaba que hoy era un dia ajetreado en el hospital.

Llevaba conmigo una caja de bombones para regalar a Carmen, la idea de unas flores con que amenizar su cuarto la descarté al saber que le daban ya mismo el alta. 

- ¡ Hola Carmen....!.  Ahhh...lo siento, no me resistí a empezarlos, los nervios en la sala de espera me jugaron una mala pasada.  Estan muy ricos, los hay de praliné, de licor, trufa, con almendra..Me alegré mucho de verla de nuevo, de encontrar a alguien mas además de John ya que era duro que el resto estuvieran desaparecidos. Aunque los momentos en que rompía a llorar se me partía algo por dentro y no sabía bien que hacer o decir,

Me quedé junto a ella conversando, interesandome por como se encontraba o escuchando cuando ella necesitaba contar o desahogarse por lo vivido. Todo hasta que los médicos le dieron el papel con el alta y entonces pedí regresar al faro con ella.

- Me pregunto como habrá ido la visita de Rob y los demás a Randoll y los pequeños. Mi curiosidad quedó saciada cuando nos pusieron al corriente de lo que habían averiguado.

- El sótano...grietas...portales dimensionales...si es tan aleatorio donde conducen al cruzar al otro lado es muy peligroso. En lugar de ayudar podemos vernos perdidos tambien...John me pareció en todo momento impaciente por bajar y acceder a ese subsuelo asumiendo el riesgo sin importar su seguridad, como si se sintiera culpable y eso lo redimiera. 

Era hora de reflexionar y no dejarse llevar por el corazón, reunir información y buenas ideas...

-- Voy a ver si encuentro algo en la Red...

Ochi se conecta a la red de su planta

RED MECEDORA

GRIETAS DIMENSIONALES

Son movidas raras. Gente las cree y gente no. Hay gente que ha dejado de creer. Y en vez de ir a iglesias va a ermitas a beber. Como a la más famosa de Aquilea puede ir alguien que dejó de creerse el más famoso del Otro Lado

Nada de esto tiene sentido. Así que debe tenerlo todo. La Casa Galahad está tratando de decirles algo también. 

Entro en el apartamento y al ver a John tengo que aguantarme las ganas de llorar otra vez "Que no me vean los niños, que no me vean los niños..." Me siento en una esquina, lo más alejada de todos que puedo. No quiero discutir, de nuevo con los niños. Pero cuando Ochi lee, algo se enciende dentro de mí... -Es Erik, esta... "cosa", nos está diciendo donde esta Erik... deberiamos ir alli, antes que al sotano... aunque a mi, ya me da igual, iremos donde digais- digo con algo menos de tristeza

Miro para un lado. Miro para otro. Miro para arriba. Parece que estoy solo. Aquí al menos no cabe el titán...mmm...¿o estoy dentro del titán? Si un tipo de piedra puede tomar vida y te come... ¿Cómo sería su interior? Podría estar compuesto por pasadizos y demás, claro...pero...¿tendría quinqués? ¿que parte del cuerpo sería el quinqué?

Vale. Centrémonos.

El titán no me ha comido y lo que ha pasado es que he caído en unos túneles, aunque me quedo con la idea del titán de piedra y su interior para el juego...¿y si su interior estuviese amueblado? ¿lo podría justificar? Quizá el bicho haya ido comiendo gente y al final se hayan ido organizando con lo que el titán iba comiendo para ir fabricando cosas y hacer de las tripas del titán un espacio hogareño. El titán podría echar humo por la nariz!!!, Los que lo viesen podrían pensar que esta muy cabreado pero...lo que no sabrían es que lo que pasa es que los habitantes del interior han encendido la chimenea para contarse cuentos calentitos. Que idea tan buena!!! El jugador tendría que...

Vale. Centrémonos de nuevo.

¿Y si el titán al final fuese un tipo majo y que por su aspecto (y por el humo por la nariz, no te olvides del humo) la gente pensase que es un tipo malo?

Vale. Centrémonos

Primero. Necesito luz. Cojo el quinqué con algo de recelo todavía pensando en que podría ser una parte del cuerpo del bicho. Evidentemente, no es así.

Muy bien. Y ahora, ¿para donde?

Detrás un chirrido. De frente, unas voces. Siempre dicen que si te pierdes es mejor que te quedes quieto, pero no sé si me están buscando y esto tampoco tiene pinta de parque de atracciones.

La lógica me dice de ir hacia las voces. Pero si estoy donde los amigos de John, quizá no sea buena idea.

Me giro hacia los chirridos.

Sí, sin duda es mucho mejor dirigirme hacia unos chirridos, donde va a parar.

Me giro hacia las voces. ¿Y si son mis amigos? Doy un paso hacia las voces. Pero...¿y si no? Me paro.

JODER!!!

Pensemos. Tranquilizo mi respiración e intento no hacer ruido. Me voy a concentrar en los sonidos antes de tomar una dirección u otra.

El chirrido, ¿es ritmico? (puede ser simplemente una puerta que por el aire esté raspando el suelo o una ventana) ¿Se acerca? ¿Se aleja? ¿Cambia de alguna manera? (si es un animal raspando, una vez lo hará con una pata, otras con las dos, olisqueará, volverá a empezar con las dos...)

Las voces, ¿que tono tienen? ¿discusión o conversación? ¿cuantas hay? ¿reconozco alguna?

Eso es. Al menos si muero, morir pensando, al menos evitaré que alguien que viese mi muerte pudiese decir "¿¡pero adonde se cree que iba el gordo!? Pero si corría para atrás!!!"

Sonrío. Adoro mi vida interior. Miro mi cuerpo... Como para que no, ahí dentro debe caber la vida interior de 2 o 3 personas normales, por lo menos...

Ahogo una carcajada. No es el momento de hacer ruido.

Todo ocurrió muy deprisa. Kantor nos gritó que fueramos hacia el bicho y yo más loca que nunca le hice caso, ¿en serio? ¿A la boca del lobo? ¿Bajo la tormenta? ¿Al centro del huracán? ¡Pues vale!

Claro, no podía acabar bien el asunto y aquí estoy ahora, levitando con Blanca, descojonada de las poses que pone. ¿Vosotros sabéis cuando sueñas e intentas volar? Si ¿que haces el gesto como si nadaras? Pues igual pero sin dormir, un poco ridícula. Qué pasa, ¿no ha visto Alicia en el País de las Maravillas? Yo me dejo caer cual pluma y cuando llegue al suelo pues llegaré y mientras me lo paso bien admirando a mi compañera.

Al llegar abajo una sensación de frío domina todo mi cuerpo, estamos en una bóveda como de hielo. Hecho la mano al monóculo para asegurarme que lo tengo bien seguro. Es mi tesoro y por nada del mundo lo voy a perder. Después miro a Blanca.

-Blanca, menudo viajecito eh. Los demás van a flipar cuando se lo contemos.- le digo mirando a nuestro alrededor.

No puedo esperar más, tengo mucha curiosidad, además que siempre he querido tener uno y parecer un caballero inglés por lo que decido poner el monóculo en mi ojo. Así, a lo loco, total había ido hace un rato corriendo contra un gigante de piedra, ¿qué hay más loco que eso?

He tratado de distraer a Carmen y no hablarle de las víctimas, tratando de ser positiva y diciéndole que hay muchos que se han salvado. Cuando estamos en la habitación con los niños veo que se sienta en una esquina y me siento junto a ella para reconfortarla.

-Vamos a encontrarlos- murmuro para que ella lo oiga.

Escucho con atención lo que cuentan sobre portales dimensionales y las grietas, tratando de idear un plan que garantice la seguridad de la mayoría. John dice

-Lo...tengo. Es...lo...la persona que necesitamos. Facundo...Facundo Arteaga. Sabe...de estas cosas y creo que sé cómo convencerle.

Y llama por teléfono, Ochi está buscando en su ordenador... y cuando Carmen dice:

-Es Erik, esta... "cosa", nos está diciendo donde esta Erik... deberiamos ir alli, antes que al sotano... aunque a mi, ya me da igual, iremos donde digais

-¿Dónde quieres ir Carmen? Podemos acercarnos antes de que el hombre ese... Facundo Arteaga venga, después ya tomaremos la decisión de qué hacer todos juntos- creo que ella va a sentirse mejor y yo también, haciendo algo en lugar de esperar...

Si a Carmen le parece bien nos pondríamos en marcha hacia donde ella crea que tenemos que ir

- Por favor- digo a los demás- No deis ningún paso sin avisarnos. Teneis nuestros móviles. 

-No lo sé. No sé dónde tenemos que ir. Ni siquiera sé si habla de Erik... está claro que "se cree el mas famoso" pero habla del Otro Lado- suspiro -No sé qué hay que hacer, no sé dónde ir... ¿porqué nadie habla claro? Yo solo quiero que nadie salga herido...-

Pienso un rato...

Cita:

-Podria ser la Catedral o la Iglesia de las Olas olvidadas... pero también puede ser un bar, a los que van al bar también se les llama parroquianos ¿no?-

Quede absorto frente a la pantalla donde el brillo de esta se reflejaba en mis lentes. En cuanto saqué algo en claro de mi búsqueda, un mensaje enigmático de mi casa, bajé ha hacer partícipe a los demás de el.

Esas palabras se repetían en mi cabeza una y otra vez mientras Maria, Helena y los demás buscaban lo mismo que yo, un atisbo de significado real al que agarrarse para saber como actuar.

- Si, podría ser un bar Carmen, El HAMSTER DAMNED, es lo suficientemente conocido en la ciudad y es posible encontrar ahí a quien perdió la fe y la busca bebiendo, que...se me ocurre sea la misma persona a la que John esta llamando. Conjeturas, tan solo eran eso, pero no estaba de mas comprobarlo.

Helena y Carmen parecían dispuestas a ir, John por contra debía esperar pues tal vez ese señor Facundo respondiera su llamada y decidiera citarse con el. Rob y Lea puede que prefirieran quedarse para que los niños no quedaran a solas ahora que Samuel no estaba.

- Yo debo comprobar una cosa, no tardaré, estamos en contacto. Dije mostrando mi terminal móvil al tiempo que me encaminaba hacia las escaleras de salida de la Torre con prisa para evitar que me detuvieran con preguntas.- Nada peligroso, bueno, o todo lo peligroso que puede ser un jefe cabreado. Por suerte no me llevara demasiado..Un asunto de trabajo que no podía esperar, algo aburrido, en un mal momento,  pero ineludible.