Partida Rol por web

- Creo que dice la verdad- dice Randoll aprovechando uno de los viajes de Facundo al buffet de postres- El sótano de la Torre lleva a ese mismo lugar. Lo extraño es que alguien haya sobrevivido casi un año allí. O la gente logra encontrar la vuelta a su sitio de manera inmediata o se pierden para siempre. Pero este hombre que no entendería que pudiera sobrevivir a un picnic en la playa, ha sido capaz de convertirse en un experto en este lugar. ¿Y ahora qué? ¿Le pedimos que vaya con nosotros al sótano? ¿O que nos trace un plano y nos de pistas y que siga con su estrambótica vida? 

John asiente a Randoll dándole a entender que su intención era invitarlo a acompañarles.

-Por la cuenta u...no se preocupe-Contesta John sacando un billete de 50 y poniéndolo sobre la mesa-Verá, creo...intentaré ser franco con usted. Hemos perdido a u...varios compañeros en...allí abajo. ¿Sabe algo del s...accidente de La Reserva? Yo...estaba allí. O...vi como caían ahí abajo...por ese agujero por el que salió esa c...ese gigante de piedra. Vivimos en lo que hace...antaño se conocía como la torre de la Encrucijada. Creemos que bajo la torre p...se encuentra...lo que usted ha descrito y queremos ir allí a buscarlos. Consideraríamos...nos sería de gran ayuda si aceptase acompañarnos...su experiencia nos r...sería de gran ayuda.

John hizo de nuevo una pausa para dar tiempo a Facundo a digerir lo que le estaba ofreciendo.

-Estoy...creo que si no estoy...si no me equivoco y por lo que cu...nos ha contado, agradecerá tener una n...oportunidad de volver allí abajo.

Cuando escucho la pregunta de Nathan, me vuelvo a cagar en todo. Sabía que la había cagado, pero esperaba que él no hubiera prestado atención. Lamentablemente, sí lo ha hecho. Pero no puedo permitir ni que sepa más, ni que les cuente a los demás. Ni siquiera estoy seguro de mis sospechas, pero aún así no permitiré que anden fisgando en mi familia.

- Escúchame, guapito -le digo girándome hacia él y agarrándole por el cuello de la camiseta. Sí, ahora estoy siendo agresivo-, no sé qué crees que has oído y no quiero saber lo que crees que has entendido. Pero como digas una sola palabra a alguien cuando hayamos salido de aquí, te juro que haré que desees estar de vuelta en este sitio. ¿Me he explicado? -le suelto y señalo a la zona que he visto fría en el techo-. Tienes que subir ahí y mirar si hay una salida, yo te subiré en hombros y tienes que intentar alcanzar. Y no me la juegues, o te perseguiré a través de las dimensiones.

Me agacho para facilitar que se suba a mis hombros. Espero que tanto contacto físico valga para algo...

Al hablar con Helena me pareció escuchar la voz de Carmen y la de alguien mas de fondo, paralela a nuestra conversación.

- Si, si, una media hora minuto arriba minuto abajo. Me preguntaba si Reno estaría disponible, sería una buena opción a tener que llamar a cualquier taxi a esas horas. Me aseguré y si, conservaba su número en la agenda.

- Aha...si, ya espero y me decís. Mi vista se acomodó durante la espera sobre la carta de postres.

De pasada, justo al entrar en el bonito restaurante del casco viejo le había echado el ojo a la vitrina donde exponían las tartas que ofrecía el menú. Era un problema tener que decidir cuando te gustaban casi todas.

No se si fue por haber quedado tan saciado, al borde de necesitar un digestivo de melocotón que pensé en mis amigos, los desaparecidos. El donde estarían deseando que estuvieran todos bien, y ese pensamiento positivo de que era así me guió de forma surrealista, imaginando que podían degustar algo como lo que había llenado mi plato ahora ya vacío.

Incomodó durante los siguientes segundos pasé de la carta de postres que cerré pidiendo la cuenta con un gesto de mi mano.

- ¿Helena?...¿Seguís ahí?..

La reacción del otro le pillo de sorpresa, evidentemente le asustó. Bastante tenía con no caerse a la lava por un desmayo como para tener que temerle a la otra persona que le acompañaba. No obstante, su desencuentro afectaba al tema que más traumaban al pobre pintor: la compartimentación de la información. -Otro que juega a los secretitos… Bien pues que se los guarde hasta que le muerdan, todos para él.- Estaba tan irascible con que nadie dijera nada que sacó fuerza y chuleria de donde no las tenía

-Si vas a llamarme “guapito” y agarrarme del cuello de la camisa, que sea para comerme la boca, no para amenazarme- Le respondió el Nathan macarra, el Nathan al que se la pelaba todo. Una versión de si mismo que tenía escondida en su interior y que muy rara vez salía. –No te preocupes, guárdate tus secretos familiares, no compartas pistas ni información con los demás, cállate todo. Pero que sepas que, si algún día los secretos que escondes amenazan tu vida, no tendrás mi ayuda... y que si muere un vecino por ignorar un dato que tu conocías espero que tengas un mínimo de conciencia y te duela el resto de tu vida.

Volvió a la parte pragmática. -Venga vamos a ver si encontramos algún túnel y podemos salir de aquí- añadió subiéndose a los hombros del otro con cuidado. –Tenía mis dudas, pero ahora veo claro que no te soporto. Pero no te voy a dejar tirado si hay una salida. No sé qué clase de persona o demonio te piensas que soy, pero no soy así.

Era liberador. Que quizá ahora el rubio se lo tomaba lo suficiente mal como para matarlo, cierto. Pero ahora era una persona más Zen, liberado de pensamientos y opiniones que podrían destrozarle por dentro. Aunque quizá vomitarlos hacia fuera no era la técnica de los maestros orientales para encontrar la paz mental, pero a él le había sentado de coña.

-Un metro de profundidad... ¿qué opinas? Me parece mucho para los niños... les va a sobresalir la cabeza solo...- miro hacia un lado y otro -Pero el puente es más peligroso... Quizás, si vamos a esperar a que venga Ochi, deberían ir 2 a la ermita y 1 quedarse con los niños miro a Helena dudando -¿Qué opinas?-

- uau!! Podemos hacerlo otra vez? [b]

Casi me arrepiento antes incluso de acabar la frase...

- [b] Los has...matado?... - miro preocupado los cuerpos - Parece que estamos en...¿oriente próximo? ¿Cómo hemos llegado aquí... ¿y cómo volvemos?

Mientras, voy eligiendo cual de las dos armas me gusta más. Me guío por mi instinto, dejando fluir mi alma de guerrero...

Pito, pito, gorgo, rito...

Me fijo también en la ropa. ¿Podríamos cogérselas prestadas y nos darían unos segundos de ventaja en caso de enfrentamiento? Esta claro que no podríamos hacernos pasar por ellos, pero al menos, y viendo lo rápido que es Spear, esas décimas de segundo que podamos ganar pueden ser cruciales...

- Muy bien, y ahora, ¿hacia dónde? ¿Que buscaríamos?

Miro durante un instante mi móvil. Si en algún momento ha tenido cobertura desde que he llegado, se ha debido conectar a alguna compañía (supongo que extranjera), lo cual nos ayudaría a ubicarnos...o en su defecto, si llega 3g, más fácil todavía

Preferiría que no nos separásemos pero lo que dice Carmen tiene mucho sentido

- Está bien, esperamos a Ochi y que uno se quede con los niños- cojo mi teléfono- ¿Ochi? si, te esperamos entonces, date prisa

La verdad es que con todo lo que estaba sucediendo alrededor era raro que mi sistema nervioso se hubiese mantenido calmado todo el día. La preocupación por los vecinos, la frustrada ''visita'' a nuestra Casa y -por qué no reconocerlo- el haber dejado dinero a OCHI de manera tan deliberada estaban empezando a hacer efecto sobre mi estado anímico. Pero ha sido al llegar a la cena, con tanto jaleo y este ridículo personaje hablando sin parar que la vena de mi frente ha empezado a hincharse y los párpados a ticar, la sangre a hervir. 

Pongo en práctica los ejercicios de respiración que aprendí de CARMEN e, intentando mantener la serenidad, le digo a FACUNDO:

- Mire, si todo eso que cuenta es verdad, le financio el Erasmus pero tiene que ayudarnos. Me arrepentiré de decir esto -digo mirando sus manos manchadas de aceite fritanguero- pero la vida de gente importante para nosotros está en...sus manos. 

La gente estrambótica con la que he topado desde que llegué a vivir a esta dichosa Torrre tiene la extraña habilidad de desaparecer tan rápido como llega. No podemos perder esta oportunidad de oro.  

Este rato con Blanca ha sido uno de los mejores que he vivido en Aquilea, incluso he llegado a olvidarme del verdadero peligro que corremos, bueno, yo de estas cosas suelo olvidarme con facilidad pero antes de conocer bien a Blanca siempre pensé que nuestra relación sería tensa y para nada, forever friends.

Me ha encantado el momento parque temático de Frozen, me he sentido Anna con su hermana Elsa jugando por los toboganes de hielo y retozando por la nieve, de verdad, este es un día inolvidable.

Ahora llegamos a un sitio bellísimo, con columnas de piedra gigantescas y una amplitud que ya quisieramos que tuvieran nuestros pisos. Al otro lado un portal, pero ¿qué tiene de especial un portal cuando vemos un sitio tan bonito? Ni que no hubieramos visto un portal en la vida...

-¡Mira Blanca! ¡Qué lugar tan bello!- digo mientras me acerco a las columnas mirando todo con cuidado con mi supermonóculo detector de magia. Soy consciente de que puede haber peligro, en plan un guardián del portal o algo así por lo que voy con cuidado y sin separarme demasiado de Blanca.

-¿Dónde crees que llevará ese potal? Quizá podamos encontrar alguna pista por aquí. ¿O quieres probar a entrar?

A estas alturas, cualquier cosa se ve mejor que morir congeladas... y sin duda, Anayansi tiene razón: el lugar se ve bello.

Blanca mira a su vecina. Encontrado de nuevo su sentido del humor y la aventura, toma la mano de Anayansi y se encamina al portal. Se pasa la mano por el pelo mojado y alborotado, secándoselo un poco.

La victoria es de los intrépidos! - y se lanza dentro del portal, mirando a Anayansi con una sonrisa de oreja a oreja.

De nuevo escuché la voz de Helena al otro lado del celular.

- ¿Si?. Estupendo, no tardaré mucho, os veo ahora. Colgué y tan pronto como salía del restaurante estaba marcando el número de Reno.

- ¿Hola?..soy Ochi. El vecino de Hache, de la torre, el viejo faro. Nos llevaste el otro dia a mi y a Rob en tu taxi...si, cuando nos tirotearon en el cementerio, si el mismo. Pues necesitaba que me llevaras hasta...*

Lea no daba crédito a como aquel hombre estaba contando su aventura con ese tono sarcástico. A lo mejor el viaje le dejo tonto, pensó. Claro, es normal que después de estar un año vagando por el "entre mundos" acabase bastante trastornado. 

Le resultaba imposible reírle las gracias y se fijo en que sus compañeros tampoco lo hacían y estaban más tensos que ella.  Pasadas las dos horas de conversación ambientadas con el olor a pescado barato le resultó imposible seguir más tiempo allí sentada. Tenían que irse cuanto antes y estaba claro a donde. 

Facundo, tiene que venir con nosotros. Iremos al sótano e intentaremos entrar. Sin duda que puede sernos de ayuda!. Escuche, no tiene nada mejor que hacer aquí...Lea sacó un boli de su bolsillo y se lo tendió a Facundo junto con una servilleta. Bien, le propongo una cosa.. escriba cuánto quiere por sus servicios y nosotros nos encargaremos de que si volvemos con vida reciba hasta el último céntimo. 

Uuh, me encanta lo de la servilleta, me siento de nuevo como el protagonista de una película... A decir verdad desde que salí de aquel sitio no he vuelto a sentirme así... Decidme una cosa: ¿Vosotros no creéis que Robinson Crusoe, pasados los años y acabado el libro, hubiera vuelto algún día a su isla? Hmmm, yo siempre he pensado que salí por el lado erróneo de la Encrucijada y por eso mi vida es ahora estar de Erasmus pero lo mismo salí en el momento erróneo y ahora es cuando debiera hacerlo. 

Facundo Arteaga se levanta y coge sin permiso el bolígrafo de una de la camareras. Escribe en la servilleta algo y se lo mete en el bolso a Lea

​- Pero no lo mires antes que no vale hacer spoilers eh. Si queréis nos vamos ya, ¿está cerca ese sitio? Si nos damos un paseo mejor para las flatulencias 

John asiente mientras recuerda la última vez que estuvo en esta zona. Dando un paseo con Monet. 

Randoll se le acerca mientras Rob paga la cena de cuatro: 

- No entiendo aún mucho de las gentes de este mundo pero Facundo parece un poco extraño ¿no? ¿Será de fiar? Mientras hablaba he recordado una cosa. No ha venido ninguna "ola" sobre la Torre como cuando murió Martín. Creo que los vecinos siguen vivos... Solo espero que Samuel también. Yo... yo no sé si seré capaz de preparar todo lo de la Coronación sin su apoyo- dice apenado- Es lo más parecido a un padre que he tenido jamás. Y ahora me arrepiento de no habérselo dicho nunca

Cuando Rob vuelve de soltar la pasta y se da cuenta que si no va a volver a trabajar de inspector de aduanas va a tener que tener otro control de gastos al que lleva esta noche, se encuentra que Facundo ha cogido del brazo a Lea mientras andan por el paseo marítimo hasta LaLengua. 

Empieza a refrescar, se nota que el mes de Octubre, incluso en Aquilea y su clima amable, empieza a hacer efecto en la temperatura y en la ciudad playera. 

- ¡Ochi! Claro que me acuerdo. Hoy no estoy disponible pero me alegro mucho que me hayas llamado... No me atrevía a hacerlo yo, la verdad. No me parece que tenga que ir curioseando a los clientes pero me quedé muy preocupado con lo que ha pasado en La Reserva. Por favor, dime que Hache y el resto están bien... Vaya... desaparecidos... Ufff... estoy sintiéndome fatal por haberles llevado allí e incluso les dije que yo había pasado allí una noche... espero que... ya, ya sé que fue un accidente pero... bueno sí, lo que tenemos que esperar ahora es que aparezcan y estén bien... Por favor, llamadme con lo que sea eh... Sí, y no te preocupes por la cuenta... hay cosas más importantes ahora... No te preocupes. 

Mientras Helena habla por teléfono, la pequeña melliza se suelta de la mano de Carmen y echa a correr sendero abajo en medio de la noche. 

Mat le grita mientras Carmen trata de correr detrás y la niña se gira un instante y sin decir nada le hace un gesto a su hermano, el cuál sale corriendo también. 

Carmen corre mientras se reafirma en lo que pensaba de traer a los niños "Solo faltaría que me despeñara ahora". Está al menos muy cerca de la niña cuando llega al mar y se quita los zapatos. Parece dispuesta a seguir el camino que dijo el heladero. 

Mat también está llegando corriendo perseguido por Helena, también de cerca. Ha tirado el helado y grita

- Vamos, vamos, por el mar, hasta la ermita, ¡vamos! 

Incluso a punto de desfallecer, a Nathan no le cuesta subirse en los hombros fuerte de Erik y trepar arriba dónde la bóveda parecía dar un respiro a la lava. Puede que el ímpetu sacado para no dejarse amilanar por la agresividad de su compañero. 

- Por aquí veo un túnel más fresco... continúa. ¿puedes subir tú aquí? 

Es ahora Erik el que saca orgullo. Si el tipo este ha subido... ¿cómo no va a hacerlo bien? Se encarama poniendo algunas rocas encima y salta para luego tirar de brazos y alzarse y quedarse junto a Nathan. 

En el agujero de la bóveda la temperatura es menor, es como un túnel que va por el techo, como un corredor.  Tal vez sería un buen lugar donde descansar un rato aunque siguen sin agua. Sea como sea, mientras la estructura aguante y el corredor siga, es preferible ir por ahí a gatas que caminar entre la lava. 

Al atravesar el portal se encuentran en el salón inmenso con columnas de piedra que forman arcos. Cientos. Miles. Todo el salón parece extenderse hasta el infinito creando una sensación extraña de vértigo. 

Ven salir de uno de los arcos del fondo un pájaro que cruza el salón hasta meterse por otro arco y desaparecer. Tal y como acaban de aparecer ellas tras uno de los arcos. El problema es que es difícil caminar por entre las columnas sin cruzar uno de esos arcos. De hecho nada más avanzar unos pasos ya lo hacen, aunque no desaparecen. 

​- No todos son portales para ir a otro lado... Pero no sabemos cuáles sí y cuáles no... ¿Tu monóculo te dice algo? 

- Creo que sí, Blanca, porque hay algunos que destellan muy fuerte... lo que pasa es que todo este lugar brilla tanto que me cuesta mirarlo directamente por el ojo donde llevo el monóculo... Creo que esto sirve para detectar la magia. 

- ¿Por eso nos miraba el Doctor Hongo por él? ¿Estaba intentando ver si éramos mágicos o no? 

- Creo que sí. Pero este lugar ¿qué es exactamente? ¿y cómo vamos a salir de aquí? 

Al menos ya no estaban heladas ni en túneles árticos

Hache trata de quitarle la ropa al guardia. No lo consigue. No le cabría y encima pierde tiempo. Vamos, que no hace que de los tirones se le dispare el arma al muerto y le acribille, no se sabe por qué... En ese minuto Spear ha avanzado a un lado y otro del pasillo, buscando una salida. 

Para colmo su móvil no tiene cobertura alguna en esos túneles.

- Vamos, por ese parece haber menos ruidos pero son todos largos y estrechos. Estamos en una maldita ratonera. No entiendo qué ha pasado ni dónde estamos. 

Un juego de ordenador- se repite Hache- piensa que todo esto es un juego de ordenador de esos de ver en primera persona- dice mientras avanza a toda prisa siguiendo a Spear y preguntándose si verdaderamente estará fuera de Aquilea, en uno de los lugares más peligrosos del planeta. 

Empiezan a escuchar ruidos detrás 

- Ya vienen, corre, corre... con esas armas pueden dispararnos desde lejos, pasa delante mío... 

El túnel donde están ahora parece que no tuviera fin cuando los pasos son cada vez más cercanos. 

- Esa puerta, empújala... no tenemos más lugares donde esquivar sus proyectiles. 

Hace hace toda la fuerza que quiere y la puerta cede encontrándose en una especie de almacén. Las balas no pueden torcer y los disparos siguen en línea recta mientras Spear saca de nuevo la lanza y se dispone a hacer frente a sus atacantes según avancen. 

Mientras Hache trata de inspeccionar el lugar y descubre con horror que el lugar que les ha dado algunos segundos más de vida bien puede matarles dentro de otros tantos segundos: 

​- Explosivos... MIERDA, EXPLOSIVOS... Spear, todo esto es un polvorín, si uno solo de los disparos da aquí... saltaremos por los aires- 

Echo a correr detrás de los niños

-Esperad, esperad, iremos a la Ermita, pero todos juntos- les grito. 

Trato de coger de la mano a alguno de los dos, no me gustaría que tropezasen o...yo qué se... dentro del agua fría.

Con la otra remarco a Ochi:

- Ochi, cambio de planes, vamos hacia la ermita, te esperamos allí- y miro con impotencia a Carmen- Vamos ¿no?- le pregunto