Partida Rol por web

Aunque trato de disimularlo, todavía no he recuperado el resuello del paseito, no estoy acostumbrada a la bici, y creo que ya estoy mayor para estas cosas.

¿Son artistas? Rubi está cenando en la mansión del Señor Lobo, al final de la calle. Pueden esperarla en la calle hasta que regrese pero si no disponen de pase de tránsito, en cualquier momento la seguridad de la urbanización puede desalojarles. Yo no puedo dejarles pasar.  

 

Miro a Nathan tratando de descubrir a qué se refiere con eso de pase de tránsito.

- Si, teníamos una cita con la señora Rubi- digo tranquilamente- la esperaremos entonces por aquí.

Después me dirijo a Nathan en voz baja.

- ¿Qué te parece? ¿cotilleamos un poco?

El señor lobo… La mente de Nathan se abrió a un sinfín de posibilidades: Un hombre lobo; El lobo de los cuentos, traído al mundo real mediante magia como en la serie “once upon time”; Un amaestrador de bestias del circo al que le toca la lotería y se monta una mansión que deja en herencia a su lobo favorito. El mayordomo es además su administrador de bienes y se encarga de ponerle corbata antes de que lleguen visitas;… A estas alturas, cualquier cosa es bienvenida y esperada. Todo menos un hombre apellidado lobo.

-Está bien esperaremos por la zona. Si se hace muy tarde…- una forma elegante de decir “si nos echan a patadas los de seguridad” -…volvemos mañana.

-Si claro, veamos las mansiones que nunca podremos tener.- Le respondió Nathan, empezando a caminar. Aunque a él el barrio no le pillaba de nuevas. Su padre tenía muchos amigos aquí y la casa en la que el pintor se había criado estaba en una urbanización bastante parecida.

Por supuesto su “vuelo indiferente” partía en dirección contraria a la mansión del lobo pero solo había que rodear una manzana para ponerse en camino y ver que se veía u oía en la mansión. ¿Sería una casona simplemente con luces encendidas o estarían en modo orgia romana, con gente corriendo desnuda por el jardín o saltando a la piscina desde el tejado y la música a todo volumen? ¿Tendría lobos como gárgolas en el murete?

-Si nos tropezamos con guardias no les bajes la vista, lánzales una mirada en plan “oh que asco, workink class” y a lo tuyo. Como si el mundo fuera tuyo.*

Miro a mi alrededor y noto el rechazo que me da la zona. Y me llamo estúpido por ello, en primer lugar porque no es el peor lugar de Aquilea, y en segundo porque recuerdo mi trastero y me doy cuenta de que debería empezar a acostumbrarme a la costrosidad...

Mientras John llama al telefonillo, doy la vuelta y rebusco en el coche algo que me pueda servir como pequeña arma defensiva*, lástima no haber traído el bate... nadie contesta en el telefonillo, pero estoy por jurar que eso no significa que no haya nadie.

- Imagino que si hay gente de vuestra casa ahí, no esperarán que alguien relacionado con el Otro Lado llame al telefonillo, ¿no? Imagino que pensarán que si no eres capaz de llegar a ellos de otra forma, es que no mereces hacerlo.

Pienso en romper el cristal de la puerta para abrir desde dentro, escalar hasta la ventana y cosas así. Y me imagino a Nathan mirándome con cara de "eres un animal sin cerebro". Entonces se me ocurre algo. Llamo a otro telefonillo y, cuando contestan, sólo digo "Yo, abre"... a lo mejor funciona.*

Erik rebusca en su coche y se emociona al ver una barra de metal en el maletero. Lamentablemente al tirar descubre que era parte de la estructura del Bentley. Concretamente algo que fijaba el maletero, y que al tirar lo deja medio abierto sin que se pueda cerrar. Y sin poder coger la barra, claro. 

"Joder, Erik, esto supera tu nivel de impulsividad. Tienes que estar tranquilo. Te has tomado muy a pecho eso de ser el hombre de acción de esta partida y vas a acabar haciendo el ridículo". 

Después llama al telefónillo 

Una voz de mujer mayor pregunta: Quién es. 

Al contestar con ese aplomo, la mujer, sin preguntar nada más, abre. 

Ahora los tres se encuentran en el portal. Un humilde, setentero y, como diría Erik, costroso corredor. Todos son iguales en cada planta y el 219 parece estar en el quinto o sexto piso. Hay un antiguo ascensor o pueden ir andando por las escaleras. 

John iba a decir algo cuando Erick suelta ese convincente "soy yo". Se queda mirando a su compañero con cara de incredulidad.

-Ni de coña van a...-piensa-.

Y de pronto la puerta se abrió con ese sonoro meeeec de portero automático que le provoca un evidente gesto de sorpresa.

El pasillo del edificio no era nada halagüeño, pero como dice la canción, no debes juzgar un libro por la portada.

-Bueno...¿vamos?

La pregunta de John no esperaba respuesta. De hecho, él mismo se echó a andar sin esperar a que nadie contestase y se dirigió al ascensor.

Me quedo anonadada con tanta costrosidad junta en un edificio. Me parece fascinante que la gente pueda llegar a ser tan cutre tanto sin darse cuenta como conscientemente, es decir, aquí estamos Erik dosneuronas (mientras rompe el maletero), John tododelicadeza y yo SuperAnayansi que tardo cero como en sacar mi linterna carraca de mi bolso hecho con bolsas del prica. Tenemos tanta clase que no sé que hacemos en este lugar.

Erik en uno de sus movimientos ingeniosos gasta una de esas dos neuronas eso sí muy eficientemente. Quiero gritar y decir ¡Bien Erik! pero claro no sería muy oportuno que todos sabemos como son los vecinos y los telefonillos.

Cuando entramos le guiño un ojo mientras le felicito. -Bien hecho Erik. ¡Vamos John!- mientras ando le doy a la carraca de la linterna para que tenga potencia cuando nos haga falta. Si algo he visto en películas es como fallan las bombillas de este lugar.

-Oye Erik, sabías que mi amiga Liking comparte piso con la pirata ¿Caverna? ¿O esa era la mendiga? La otra, la que era hombre y ahora es mujer, no recuerdo el nombre. Podemos ir un día a hacerles una visita. Seguro que Liking está encantada aunque ya te aviso, no tienes ninguna oportunidad, está superenamorada de Facundo.

-Por cierto John, hablando de amor. ¿Qué tal con Monet?- había querido hablar con mi querido John de esa mujer desde hacia unos días pero no he tenido oportunidad. ¿Será ahora el momento? Seguramente no debido a donde estamos pero ya sabéis, soy así de inoportuna.

Que los secretos de la Torre de la Encrucijada les hagan tener que recorrer los recovecos de Aquilea no es siempre una desesperada misión. En noches de verano, como esta, poder caminar por el casco antiguo que conforma el llamado Pequeño Halzburgo de Aquilea es un verdadero placer. 

Incluso Rob y Ochi paran tras dar un par de vueltas por las torres e iglesias más conocidas y no encontrar la descripción que vieron en el vídeo de su trastero. Se toman una cerveza en una agradable terraza mientras tratan de pensar. Por supuesto, Ochi anda con su iPad intentando buscar en la historia de la ciudad alguna pista de esa torre gótica... 

- Te parecerá una locura, Ochi, pero es que creo que esa torre la he visto. No sé por qué ahora no caigo dónde ni la veo por aquí. 

- A mí esas cosas me pasan, Rob. Pero he desarrollado un don: Los psicólogos lo llaman insight y es como que cuando me bloqueo de repente, zas, sale mi idea. 

- Lo mismo no es una torre en sí... sino que he visto algún cuadro ¡o una maqueta!... Por el vídeo no veíamos la escala, debe tener truco- dice una hora después el japonés siguen dando vueltas alrededor de la catedral. Intenta no pensar en edificios sino en la forma de sus ventanas, de su pináculo... Verás, Rob, cierra los ojos. 

Los dos vecinos por un instante se dan la mano y cierran los ojos. Allí, en medio de las calles empedradas, aún transitada por turistas, la escena debe ser algo cómica

- Joder, Ochi, a este paso Blanca y Hache no van a ser los únicos en acabar liados. ¿No quieres dar una vuelta en barca por el estanque?... ¡EL ESTANQUE, ESO ES! Ochi, creo que me has pasado tu insight. Ven. ¿Conoces el Parque Azul? 

Llamado así esta desembocadura artificial del río Talón convertida en un inmenso estanque, no hay apenas árboles ni vegetación salvo la que dicen descansa en sus azules aguas. Es un lago en medio de la ciudad, usado para las parejas que montan en barca o algún evento de deporte acuático cada cierto tiempo. Y en medio del Parque Azúl está esto: 

- Esa es la torre, pero está sumergida. De hecho no sabía que bajo el estanque estuviera el resto del edificio. Siempre pensé que era una especie de cúpula flotante. Mírala, ahí está. 

- Y esa luz que la ilumina...son cirios ¿verdad? Supongo que nadie se preguntó tampoco cómo alguien encendía velas en sus ventanas todas las noches. Bueno, pues misterio resuelto compañero. ¿Y ahora qué? No sé si podemos ir a visitarla sin estar aún investidos... Si quieres podemos intentarlo... o ir a la Catedral y visitar la cripta que dijo Anayansi, no sé... 

John avanzaba despacio mirando con curiosidad a su alrededor cuando sintió un ruido extraño que no pudo identificar. 

-¡¿Que...que es...?!-susurró desconcertado mientras buscaba el origen de aquel ruído-. 

Entonces se hizo la luz. Se trataba de la linterna de Anayansi. Una de esas linternas modernas que van con...¿cuerda?. Respiró aliviado al saber finalmente de donde venía el ruido. 

Con la luz de la linterna, avanzó con más confianza. La parte mala es que le permitía ver con más claridad hasta qué punto aquel lugar era cochambroso. La luz de la linterna hacía que no viera a Anayansi y que Erick, bañado por aquella luz blanquecina adoptara un aspecto fantasmal. Las gigantescas sombras de ambos se recortaban contra las paredes como gigantes que se abalanzaban sobre ellos, amenazantes. 

No era la primera vez que presenciaba como Anayansi sacaba conversaciones extrañas en momentos que lo hacían parecer todavía más extrañas. Cuando en aquella situación tan inquietante, comenzó a hablarle a Erick de Liking le pareció extraño, pero cuando se dirigió a él para preguntarle de Monet en aquellos términos, simplemente, no dio crédito. Se quedó mirando a la mujer como intentando comprender, sin éxito. Su rostro demostraba incredulidad. Por un momento pareció querer decir algo, pero luego miró a Erick y su rostro cambió, mostrando una amplia sonrisa. 

-Bien...gracias-fue todo lo que alcanzó a decir.

Y sin más, siguió andando, algo adelantado.

No quiero atosigarla ni plantear nada. Simplemente, me concentro en disfrutar de este momento juntos, mientras caminamos hacia su trabajo y por unos instantes, parece que disponemos de una vida normal. Una vida normal donde el gordito se ha quedado con la guapa

- Entonces, ¿crees que el desván "avanza" según vamos conociendo más cosas de nuestra Casa? Es curioso. De todas maneras, disfrutemos de este ratillo entre guardianes y problemas, aunque creo que va a ser difícil viendo lo activos que estaba el resto de nuestros vecinos. Espero que no desconfíen de nosotros porque nuestro baúl esté abierto ya...

No sé si a alguno le habrá sentado mal, pero no debemos olvidar que aunque hemos pasado mucho juntos, y yo los trato como amigos, no nos conocemos desde hace tanto

¿Porque siempre que navega uno por el buscador acaba apareciendo la maldita publicidad emergente de una página de contactos x o de chats en vivo?. ¿Y porque siempre en los peores sitios?. Casi se me atraganta la cerveza en esa terracita en la que estaba con Rob. Atestada, con chicas guapas lo suficientemente cerca para mirarme con una cara acusadora cuando saltaron los jadeos de la tal Melisa23.

- Malditos virus y troyanos ja ja ja. Rei apagando el ipad, algo acalorado y apurando la cerveza para salir de ahí rápido.

Sigo a Rob y a su premonición y acabamos frente a ese gran lago artificial observando lo que parece la punta de

la Torre.

- ¡OHH!. ¡Si, es la misma!. Mi compañero tiene dudas de si entrar sin estar investidos o probar mas adelante, pero a mi me llama el hacerlo ahora, ya que estamos aqui, tan cerca.

- Intentémoslo, no perdemos nada, si no pudieramos entrar pues simplemente...no entraremos. ¡Vamos!. Dije animado y esperanzado a partes iguales.

- Gracias, Anayansi -digo, no sabiendo muy bien por qué me da gustete que ,e felicite alguien como Anayansi por algo así-. En mi casa... bueno, en casa de mis padres, tenemos cámaras en el telefonillo para evitar estas cosas. Y hay un portero siempre, aunque no sé cómo se llama... -... porque es pobre, evito añadir. ¿Será alguien que La Corte ha puesto ahí para controlar a Madre? ¿Serán todos los pobres de Aquilea miembros de mi casa? ¿Me estoy volviendo jodidamente paranoico? Eso sí. - Me parece que no conozco a ninguna Caverna, sólo al Rey. Pero a mí me gustan las mujeres que siempre han sido mujeres, ¿está claro? Pero luego sí podemos ir a la Taberna y os invito a unas rondas a los dos.

- Yo paso de subir por ese ascensor costroso, seguro que se queda parado. Vamos por las escaleras.

Y sin esperar respuesta, empiezo a subir las escaleras con cuidado, buscando el apartamento 219.

Como John iba algo adelantado, esquivando un poco las preguntas incómodas, cuando llega al ascensor se da cuenta que Erik ha empezado a subir por las escaleras. Tal vez sea más inteligente separarse para abarcar el terreno o tal vez es lo contrario. Aún así pulsa el botón para comprobar si al menos funciona. El ruido del ascensor bajando confirma que sería una ruta posible. 

Cuando van paseando por la avenida escoltada por enormes mansiones a uno y otro lado, alejándose de la Casa Sperimental y en dirección contraria a la del señor Lobo, pero pensando en dar la vuelta a la manzana, justo cuando están doblando la esquina aparece un coche negro con grandes faros. Un hombre les da el alto: 

- Seguridad. Por favor, enseñen sus identificaciones

- ... y entonces, se cayó a la piscina y... fue... esa de ahí, sí, ya le dije yo a mi tía que jamás había visto una fiesta del Gobernador dónde... ¿perdonen, les podemos ayudar en algo? 

Helena trata de seguir el plan. Nathan ha reaccionado muy rápido y ahora envuelve con su charla a los guardias. Uno de ellos tenía en la mano un iPad donde parece que en un listado buscaba a cuál de las mansiones pertenecen los interceptados. Pero Nathan no les deja ni hablar

- ¿Ves lo que te dije? ¡Seguridad privada! Sí señor, y parece que se han modernizado desde la última vez que estuve en casa de mi tía. No vamos armados, señores ni tenemos drogas pero les agradecemos que velen por nuestra seguridad

- No, simplemente queríamos que nos dijeran...

​- Ya entramos de nuevo en casa, no me resistía a enseñarle a mi chica la casa donde crecí aunque tal vez debiera esperar a que mañana la tía Agnes nos de una vuelta...

- ¿Inés? ¿Se refiere a la señora Inés del número 123? 

- ¡No la llame así si no quiere que le tire a usted también a la piscina! Ya vamos para allá de vuelta. Buenas noches señores

Además, por lo que están viendo el número inventado 123 está justo cerca de la Casa del Señor Lobo así que a los vigilantes no les sorprende que los dos vayan en esa dirección. Vuelven a meterse en el coche y se alejan de la casa. 

No hace falta que comprueben si la mansión a la que han llegado es la del señor Lobo. Es tal cuál Nathan se la había imaginado. Dos enormes gárgolas coronan la casa

Dentro, las ventanas del piso de abajo están iluminadas, y sin siquiera tener que cruzar el portal, pueden distinguir que se está dando una cena de varios comensales.