Partida Rol por web

Más o menos inquietos os vais a dormir. Por la mañana el cadáver sigue ahí pero de alguna manera parece más muerto a la luz del sol. Levantáis el campamento y continuáis viaje, el paisaje no cambia mucho hasta el tercer día de viaje.

A mediodía emprendéis el ascenso por las estribaciones de las oscuras montañas.

Avistáis una figura sombría encaramada a un saliente rocoso a unos cien metros del sendero. La figura tiene el sol a la espalda, por lo que no puede discernirse con claridad, por un momento riela para luego desaparecer.

Con el traqueteo del camión Caín se sentía inquieto, y fascinado. No había visto antes montañas, bueno sí, en su mundo natal, y en Sepheris Secundus, pero nunca montañas "naturales". Podía ver un mundo salvaje, donde el hombre era un invitado, no un inquilino. Miró las montañas, y entonces lo vio.

El cerrojeo de su rifle debió asustar a los que estaban con él, y a través de la mira telescópica observó los riscos. Le costaba enfocar a un punto concreto con el movimiento del camión, percibió la figura, que desapareció antes de que pudiera hacer nada. Examinó un instante más las montañas, y bajo el fusil, aunque siguiera mirando al lugar.

Alguien sabe que estamos aquí...

Inmediatamente Albrek echa mano a su escopeta y la coloca entre sus piernas preparándose para lo que pudiera ocurrir en breve.

- Estad atentos hermanos, no sabemos ni quienes son ni que quieren.- comenta a sus compañeros mientras trata de mirar alrededor buscando algún movimiento o destello fuera de lugar.

El vidente se concentra y tras unos segundos os dice: He detectado una perturbación psíquica ahí arriba, investiguemos a qué se debe.

Iré con usted, vidente.

Caín se detuvo un segundo a colocar el silenciador en el cañón de su rifle. El roce de acero contra acero al enroscarlo le dio seguridad al asesino. Si había que disparar quizá podría abatir a su adversario con un único disparo, sin que nadie lo percibiera.

Miro con el ceño fruncido allá arriba, pero no consigo ver nada. Pero me fio de lo dicho por Caín, por lo que compruebo la batería de mi rifle láser, la mira láser y le quito el seguro, por si acaso hay que entrar en acción.

Yo también voy. Si además hay perturbaciones psíquicas allá arriba, quiero verlas. Ya sabes, a ver como invocan demonios los demás. Quizá pueda aprender algo...

Sonrio ante la pulla. Están todos acojonados con algunos de los problemillas que tuve con la disformidad, cosa inevitable para cualquier psíquico. Está claro que quien juega con fuego se acaba quemando...

El sacerdote frunce el ceño mientras echa un rápido vistazo a la pequeña cima que se indica el vidente y coloca su escopeta sobre su hombro.

- Sea lo que sea, será mejor que echemos un vistazo y no dejemos duda alguna sobre lo que pueda estar ocurriendo.-  dice convencido bajando del coche de un salto.

El camino a la formación rocosa entraña cierto peligro ya que no hay un sendero definido entre el amasijo de rocas quebradas. Hay numerosas grietas, y los pedregales sueltos parecen a punto de ceder en cualquier momento, deslizándose ladera abajo y arrastrándoos con ellos.

Resbalo con una piedra suelta y bajo un par de metros, pero consigo agarrarme a un saliente en el último momento.

¡Maldita sea!

El asesino escalaba con una sola mano, el revolver listo en la mano, mucho menos aparatoso que el fusil, que le permitía usar ambas manos pese a llevarlo encima. O eso creía él. Pues trepando con el arma en la mano resbaló unos pocos pasos, levantando polvo y lanzando piedras por la ladera. Maldijo por lo bajo, guardó el arma, y decidió trepar sin ella.

El clérigo se coloca la escopeta en la espalda y comienza a subir no sin esfuerzo, incluso a pesar de dar un par de resbalones consigue agarrarse y continuar ascendiendo con precaución.

- Ya, ya queda menos...- comenta entre jadeos.