- ¿Y a qué te crees que venimos aquí? ¡A estudiar! Después, si eres bueno en mando, ya te mandarán a otra escuela, pero aquí lo que importa son los estudios. - Y el comportamiento, y el liderazgo, y la psicología, y los juegos de guerra, y... - piensa en silencio. - ¿Cuál es tu materia favorita? A mi me encanta todo lo que tenga que ver con ordenadores, o máquinas - sonríe.
-Genial, un empollón, con lo bien que me caen.
- ¡Pues entonces tienes que quedarte, Oskar! - ignora a Edward como si no hubiera oído nada - Aprenderemos mucho, nos retarán día a día para que aprendamos más, ¿no crees que merece la pena? - Se dirige a su cama, para recoger su consola, y después va junto a Oskar. - Mira todos los apuntes que hemos cogido entre George Romero, Stephen, Dylan y yo. ¡Y sólo ha sido el primer día de clases!
Mis ojos se dirigen a la pantalla de la consola y leo los apuntes.
Suspiro aliviado.
Genial. ¿Te quedas entonces?
-¿Este qué se va a quedar? Si es un cagado.
- Me alegro - dijo Thomas extendiendo la mano hacia Oskar - Creo que has tomado la mejor decisión.
Iria sonríe ante la decisión de Oskar.
-Verás como no te arrepientes
Si el chico tiene tantas quizás lo mejor para él sería volver a casa, pero no seré yo quien lo diga en alto. Seguramente las consecuencias para él serían duras ya que no creo que los militares le dejasen marchar de rositas. No solo por lo que ha visto aquí, sino por la inversión de traerlo. Ademas, venir aquí se supone un honor y si hay gente que lo rechaza podría ser una mala propaganda para el proyecto. En definitiva, mal asunto abandonar.
-Pues ala, arriba esos ánimos y baja de ahí.
A menos que alguien tenga interés, voy a hacer un saltito de casi un mes. Me gustaría que me dijeseis en qué habéis dedicado vuestro tiempo entre asignaturas. También con quién habéis querido tener más trato.
Con un gesto de aprobación le doy mi mano a Oskar para sacarlo de la cama.
Yo seguire el programa, dejando un espacio para estudios en grupo, y otro para ejercitarme.