Partida Rol por web

- "¡Herr Bauer! ¿Os encontráis bien?" - Digo arrodillándome junto a uno de los Guardianes de la Pluma Negra heridos, mientras canalizo mi resplandor sanador hacia las heridas de virote en su pecho.

Escucho la propuesta del Doctor van Richten y asiento con total aprobación.

- "Si les arrinconamos en el castillo les pondremos a la defensiva, y estarán demasiado ocupados para atacar en masa el pueblo. De todos modos, alguna protección deberíamos de dejar en Barovia, pues quizá tengan otras salidas alternativas en el castillo, o dispongan de monstruos voladores que puedan atacar la población." -

Helene se mordió la lengua para no replicar duramente a Urik y su alusión a los poderes benignos, el padre cuervo y el bien de Barovia.

-Sin duda, en vuestra ausencia prolongada, no habéis tenido conocimiento de lo acaecido en Barovia -dijo en voz alta de tal modo que todos pudieron escucharla-. Y no ha habido bien en estos dos años. Pero no por los poderes benignos a los que aludís ni a vuestro padre cuervo. El mal se ha asentado en estas tierras que fueron ocupadas por hombres y no criaturas sobrenaturales. Hombres que mataron, que violaron, que secuestraron, que mutilaron y ejecutaron. Hemos luchado constantemente, por Barovia, y sufrimos por ello. Algunos más que otros. Nuestra amada Ida, nuestro buen Parriwimple... -su voz se rompió en aquel punto y nuevas lágrimas fueron vertidas-. Ella... sus manos... su hijo... Parriwimple fue ahorcado por el cuello hasta morir -se acercó a la pareja dejando tras de sí a sus hijos. Tomó uno de los muñones de ella, como si no hubiera perdido su mano, y una de las manos del gigante-. Pese a todo, soy tan feliz. Y lo recordaré por vosotros, Parriwimple, Ida. La cripta doce. El alma de vuestro hijo. Dos llaves unen. Un caldero en el laboratorio de alquimia, un cofre en los alojamientos de la guardia. Parriwimple salvará el alma de su hijo.

Su voz se silenció momentáneamente. Desconocía el significado de aquellas palabras. Al margen de ello, atacar el castillo en aquel momento le parecía una locura. Pero calló.

-Puede contar con mi ayuda Herr Urik, eso por descontado, pero aunque me gustan las historias de caballería me identifico más con el narrador que con el protagonista. Sigo tomando notas para mi libro ¿Sabe? Espero que ahora entre todos podamos escribir el capítulo final y derrotar al Conde.

Sonrió a Merquo cuando le reconoció y asintió ante sus palabras sobre las curaciones, aunque tan ocupado como estaba el chico decidió echar una mano igualmente. Lo primero que hizo fue curar a una de las gemelas y así aprovechó para comentarles la duda que había tenido.

-Hola chicas. ¿Que tal estáis? ¿Laurie y Gennifer verdad? ¿Por casualidad habéis estado antes en Barovia? Quizás conozcáis a mi amigo Ludovico.

Todo aquello venía por la vez que su amigo, hablando de una de sus muchas conquistas amorosas había pasado la noche con un buen par de gemelas, pero no debía tratarse de Laurie y Gennifer pues parecían no acordarse y ambas negaron con la cabeza al mismo tiempo.
Tras la curación escuchó las palabras del Doctor Rudolph y la preocupación apareció en su rostro. A veces se olvidaba que allí el vampiro poderoso era Strahd y que en realidad había sido él quien les había perdonado supuestamente la vida y dado dos años, ahora les había mandado un claro mensaje de que la tregua había expirado.

-Creo que el Doctor Rudolph tiene razón. ¡Debemos luchar contra Strahd! ¡Ahora estamos preparados y le daremos su merecido!

Al menos nunca habían contado con tantos hombres a su favor ni habían estado tan preparados para la batalla, además tras dos años de duro entrenamiento en chico quería demostrar sus frutos y acabar con el vampiro que tenía encerrado a su padre, eso sin descuidar el pueblo donde su madre y su hermana vivían, por eso un ataque al castillo le parecía buena idea, si las tropas del Conde se preocupaban por ellos no prestarían atención al pueblo.
Se sorprendió cuando al seguir ayudando a Merquo en la cura de los heridos una chica le agradeció sus cuidados y dijo deberle la vida.

-Hola me llamo Ivalic, y ya tengo catorce años. ¿Y tu? No me debes nada, estamos todos en el mismo bando y debemos cuidarnos los unos a los otros. Pero puedes contarme tu historia y así nos conoceremos mejor.

Y a decir verdad a él no le importaría que una chica así le cuidara un poco, aunque Ludovico solo le había enseñado la teoría en lo que se refería a tratar a las mujeres, la práctica aún no la tenía demasiado dominada, por eso se sonrojó ligeramente.

-Mi nombre es Tasia y soy una de las iluminadoras que ha venido con Herr Urik a derrotar el mal que asola estas tierras.

Toda ayuda sería bien recibida e Ivalic no iba a rechazar a nadie que estuviera dispuesto a arriesgar su vida por ellos. Se disculpó con Tasia al ver que la Señora Helene se acercaba a Ida y Parriwimple, ahora era el momento de reencontrarse con su amigo. Corrió hacia él con intención de abrazarlo.

-¡Parriwimple! ¡Parriwimple! ¡Como me alegro de verte! ¡Que ha pasado! ¡¿Como has conseguido resucitar?! ¡Todos pensábamos que estabas muerto! Yo fui a tu tumba, no me lo podía creer y ahora no puedo creerme que estés aquí con nosotros de nuevo. Soy muy feliz. Pero cuéntanos todo. -Escuchó las palabras que repetía el gigantón y que la Señora Helene trataba de memorizar.- Cripta doce, alma hijo, dos llaves unir, caldero laboratorio de alquimia, cofre alojamientos guardia... Esto no tiene mucho sentido Parriwimple. ¿Que significa?

​- "Son todo noticias aciagas y terribles, Frau Helene. Mas ahora estamos aquí, juntos y unidos de nuevo. Ahora estamos más preparados que hace dos años. Es obvio que la tregua con el Conde ha finalizado, este ataque lo demuestra. Es el momento de proteger Barovia, nuestra lucha debe seguir." - 

Parriwimple por unos instantes no dijo nada, sólo siguió abrazado a Ida llorando mansamente y besando a la joven, que para el gigantón, había quedado manca por su culpa. Luego, con esfuerzo, se puso en pie y sonrió con afecto a Helene, al notar como tomaba su mano y el muñón de Ida y prometía acordarse. Antes de poder decir nada, los abrazos de Ivalic y de Urik volvieron a hacer sonreír al gigantón (que por cierto seguía completamente desnudo, y dicho sea de paso, al que reencontrarse tras la muerte con su bella esposa no le había resultado indiferente en parte alguna de su anatomía).

- Parriwimple agradece Helene. Contento ver todos. Parriwimple muerto. Colgado. Dolor, Parriwimple recordar eso. Mucho dolor. Muchos días, venían gente a pegar Parriwimple y hacerle daño. Querer Parriwimple decir cosas, pero Parriwimple no acordarse cosas que tener que decir. Entonces ellos volver a pegar a Parriwimple. Entonces Parriwimple recordar llevar sitio, y mucha gente mirar, y Parriwimple colgar cuello cuerda, y mucho dolor. Y luego estar en mitad nubes y Guiseppe aparecer, y decir que no ser Guiseppe, pero ser Guiseppe.- era confuso claro, y Parriwimple rodeó con su brazo a Ida, atrayéndola contra su pecho, mientras seguía hablando- Guiseppe me enseñó desde las nubes hacia abajo donde pelear amigos contra Hurn. Decir Hurn servir Strahd, y que no ser amigo. Que tener orden matar Urik y ejército y llevarse espada.- mira entonces a todos los presentes y una sonrisa bonachona y afable aparece en su rostro- Guiseppe decir todos amigos Urik y buenos. Amigos Urik ser amigos Parriwimple. Parriwimple agradece todos venir ayudar. Parriwimple esperar no morir nadie, pero querer decir que gente buena cuando morir ir con Guiseppe, y estar bien.- un recuerdo obviamente desagradable nubla la frente y la afirmación del bueno de Parriwimple que se ve forzado a rectificar- A veces, no. Pero casi siempre. 

Es evidente que son muchas palabras para el gigantón que se queda callado, buscando recordar por donde iba, pero sin acordarse.

​- "Es imposible explicar lo feliz que nos hace a todos veros vivo de nuevo, Herr Indirovich." -

Lentamente, me arrodillo y le ofrezco mi espada, la Espada Solar.

- "Mi espada está a vuestro servicio, mi señor, mi amigo." -

Escuchó al gigantón casi tan emocionado como él, no entendía muy bien lo que estaba contando o quizás sí, pero le resultaba tan sorprendente que no terminaba de creérselo.

Esto va a ser un capítulo espectacular en mi libro.

Vio a Herr Urik arrodillarse ante Parriwimple y ofrecerle el servicio de su espada y asintió. Se desabrochó la capa y haciendo una reverencia se la tendió a su amigo.

-Yo también te serviré amigo Parriwimple y burgomaestre, acepta mi capa para tapar tu pajarito pues quiere levantar el vuelo jijijiji. -Seguramente Parriwimple no era consciente de todo aquello, pero había damas presentes y no debían escandalizarlas.- Entonces... ¿Eres una especie de ángel ahora?  ¿Ya no puedes morir? Bueno, mejor no hacemos ninguna prueba. ¡Guauuuu! ¡Es alucinante Parriwimple!

-Somos amigos, somos una familia. Todos -sus brazos se posaron en los hombros de Firan y Vjelkus, tras apretar brevemente las manos de Jeff y Nadija, y miró a propios y ajenos-. Velamos los unos por los otros y tenemos un fin, un objetivo. Bienvenidos a nuestra familia -dijo a todos los recién llegados-. Parriwimple, aguardamos tus instrucciones.

Parriwimple se puso bastante rojo ante la frase de Ivalic, puesto que con todo lo ocurrido, ni se había dado cuenta que iba desnudo. Con lo que con su habitual torpeza se puso la capa de manera que tapara de la mejor forma posible sus vergüenzas. Aunque era una solución muy temporal y, realmente, sería bueno conseguir otra ropa... aunque a decir verdad tampoco era demasiado importante. Tras mirar un momento a Ida, y sonreírle, el gigantón se quedó pensativo nuevamente. Entonces vio a Vjelkus, y a Jeff, y a Nadija. Incluso a Merquo Iluminador. Se acercó a Vjelkus y tomó la vara que con tanto cariño le había preparado hacia lo que parecía toda una vida Guiseppe. Pero aún así no se acordaba de lo que quería decir antes. 

- Córcholis- rezongó entre dientes, para luego suspirar y mirar a todos. Entonces se acordó

- Guiseppe decir a Parriwimple alma hijo Parriwimple e Ida estar mazmorras castillo conde. En la cripta doce. Dos llaves hay que juntar. Una, caldero en el laboratorio de alquimia, otra un cofre en los alojamientos de la guardia. Parriwimple salvará el alma de su hijo. Parriwimple piensa que siempre hay gente mala. Piensa que no ser buen brugo... burcho... burgomaestre- guarda un momento de silencio- Parriwimple no saber si vampiro mandar ser mejor. No saber nada. Pero vampiro hacer que gente buena haga cosas malas. Hacer que pasen cosas malas para tener poder. Parriwimple no saber, pero saber que eso ser malo. Saber que vampiro hacer ataquen amigos, saber que ir a hacer daño pueblo si poder. Ser muchos ahora. Castillo quizás estar noticias sobre marido Helene. Quizás sobre padre Ivalic. Estar alma hijo Ida y Parriwimple. Castillo estar vampiro poderoso que hacer daño gente. Parriwimple cree que... deber intentar matar vampiro como matar otro vampiro última vez ir castillo.- miró entonces al hombre que había hablado de la psicología de vampiros y que no entendía muy bien lo que quería decir pero que parecía estar a favor de atacar el castillo- Parriwimple no querer atacar pueblo. Y querer salvar alma de su hijo. Creer que quienes no pueden combatir deberían poder ir lugar seguro. 

Sí. Ahora quizás si había dicho todo lo que quería decir. ¡Demonios! casi podríais jurar que había sonado más convincente que la última vez. Igual de tonto, é igual de bueno, pero más convincente.

Busco en el carruaje algo de ropa para Parriwimple. Después se la entrego para que pueda vestirse.

- "Bien, entonces, quizá debamos aprovechar este momento. Las horas de luz diurna que aún nos quedan. Tal vez podríamos tomar el patio y montar campamento temporal allí, como ya hicieran hace dos años las gentes de Barovia cuando se refugiaron en el Castillo." -

Por el Gran Cuervo, Herr Urik... me siento como las rodillas peladas de una meretriz. Algunos de mis compañeros no lo han contado, y ni siquiera hemos puesto un pie en el castillo todavía-susurró Malik, confesándole sus temores.

Helene...-dijo, con ganas de llamarla señora vieja-Gracias por acocordarte de la cri, cri, cri, cri... De la cri, cri, cri, cri... Gracias. Pero si me vuelves a recocordar una vez más lo de mis manos, romperé a llorar. Y si mis ojos se llenan de lágrigrimas, ni siquiera os podré servir como otro par de ojos, que es para lo que he quedado.

El pueblo estatatará bien, Urik. Paolo y Viktor han mejojojorado mucho desde la invasión de los nononovavavavavasia... de aquel ejércicito.

Las gemelas miraron a Ivalic a la vez cuando mencionó a Ludovico.

No conocemos...

...a ningún Ludovico. Pero es un nombre vistana, ¿no es cierto?

Hace algunos años...

...conocimos a un medio vistani. Se hacía llamar...

...Ludogescu. Como le pongamos las manos encima a ese... a ese... a ese grandísimo hij...

En esa ocasión, Laurie no completó la frase. Miraba al horizonte, a las cordilleras que aprisionaban el valle. Grandes bancos de niebla empezaban a levantarse. Era habitual en Barovia, pero las Brumas nunca alcanzaban una altura semejante. Era como si la niebla se hubiese rebelado contra los poderes de los druidas de Immol que trataban de imponer aquel día soleado.

Antes de marcharos... Necesito que me ayudéis a devolverle al carruaje su verticalidad, para poder transportar a los supervivientes hasta el pueblo de Barovia. Y también necesitaré de un guía que nos lleve hasta allí.

Yo serviré de guía. Es lo lógico, puesto que también puedo ayudar con los vendajes una vez lleguemos. La vieja Gulpika me enseñó algo de medicina tradicional.

Cof, cof, cof...-parecía que el nombre de Gulpika se le seguía atragantando cuando lo oía-En tal caso, te ruego que te lleves y cuides de los supervivientes, muchacha. Yo... creo que mejor me iré al castillo. Para combatir a Strahd, y eso.